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Artículo por: Pedro Rodríguez Navarro

No hay un acuerdo científico sobre las causas de la extinción de los dinosaurios. Pero la mayor parte de expertos ve plausible la hipótesis del impacto del meteorito. A nosotros no nos ha caído un meteorito, pero si una pandemia global.

No voy a contaros nada nuevo sobre el SARS-CoV-2, bastante información y desinformación hay sobre el tema. Mi intención es compartir algunos pensamientos con vosotros.

Antes de la pandemia ya estábamos viviendo cambios sociales a un ritmo muy acelerado. Los que queríamos permanecer actualizados teníamos la necesidad de adaptarnos a todo lo que estaba sucediendo. Globalización, movilidad, tecnología y comunicaciones, startups… Cada cambio venía para quedarse y quedarse anclado en el pasado era un síntoma negativo, se percibía como algo parecido a quedarse rezagado. El conservadurismo más recalcitrante cada vez ha estado peor visto en nuestra sociedad o al menos estaba lleno de connotaciones negativas.

La pandemia está acelerando mucho más estos cambios, lo que se esperaba para los próximos diez años están sucediendo en diez meses. A principios de marzo, con el confinamiento, fui de los muchos que pensamos que esto sería un bache, un accidente, un mal sueño de una noche de primavera, un mes de abril perdido… Las noticias sobre las vacunas o el éxito en doblegar la primera curva invitaban a pensar en esa dirección. Pero a día de hoy,

¿ALGUIEN PIENSA QUE TODO VOLVERÁ A SER COMO ANTES? A MÍ, YA NO ME LO PARECE. Share on X

Los cambios en los hábitos laborales con el teletrabajo o los cambios en los hábitos de compra con la imposición del online, son bastante llamativos y profundos como para pensar que han venido para quedarse definitivamente. Aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor puede estar más vigente que nunca, sobre todo, cualquier tiempo sin coronavirus. Pero aferrarse a ese tiempo implicaría quedarse anclado en el pasado.

Y mientras sucede todo esto no puedo evitar pensar en nuestras sociedades musicales y nuestra querida cultura de bandas de música, donde también incluyo orquestas y coros. ¿Queremos adaptarnos a los profundos cambios que estamos viviendo? O por el contrario queremos negarlos y, ¿quedarnos aferrados al pasado? Aferrarse al pasado parece una actitud temeraria, una postura que no conduce a nada. Tarde o temprano la mascarilla pasará, pero los nuevos hábitos permanecerán. Con el tiempo que llevamos con estos hábitos algunos ya empiezan a convertirse en costumbres y las costumbres permanecen.

Pienso en voz alta o, mejor dicho, pienso en voz escrita. Nadie quiere formar parte de la manada de dinosaurios cuando impacta el meteorito. Por eso necesitamos que la innovación vaya calando en nuestras actitudes para poder ir adaptándonos a las nuevas necesidades. Reuniones de Juntas directivas online, ¿podemos aprovechar esto para captar más miembros para las juntas directivas? ¿puede servirnos para ampliar nuestra red de colaboradores y con ello incrementar todavía más el mayor recurso que tenemos, el voluntariado? ¿Deberíamos formar nuevas y mayor número de agrupaciones con menos integrantes?, ¿formaciones reducidas ajustadas a las circunstancias actuales? ¿deberían los compositores empezar a componer mayoritariamente para grupos de pequeño formato? ¿qué tipo de composiciones nos aventura este futuro?, ¿qué arreglos? Las nuevas disposiciones con músicos o cantantes a metro y medio de distancia, ¿alguien puede asegurar que desaparecerán? ¿no hay nada aprovechable en las nuevas disposiciones de músicos sobre el escenario? ¿nadie quiere explorar nuevas sonoridades derivadas de ello? No se trata de parchear, se trata de empezar a buscar respuestas estables con la mirada fijada en que la supuesta “nueva normalidad” puede ser la “futura rutina”, termino que creo más ajustado a lo que se nos viene encima y que no he visto utilizar todavía.

En este páramo de desgracias en que se ha convertido 2020 también hay sitio para la esperanza. El ámbito cultural está siendo seguro. Los museos, las bibliotecas, los cines, los teatros o los auditorios no están siendo lugar de contagio. Es muy buena noticia. Hay que perseverar en ello manteniendo todas las medidas implantadas para combatir el virus y sentirnos seguros, mejorándolas si cabe cada día. Esta coyuntura positiva hay que aprovecharla para estabilizar nuestra actividad y relanzarla hacia el mañana, hacia el futuro. A los pesimistas de siempre (por llamar de alguna manera a esos que nada aportan y solo ven la parte vacía de la botella) les diría que piensen que los estadios de futbol se mantienen vacíos mientras nosotros ya podemos disfrutar de espectáculos, aunque sea con aforos reducidos. Tenemos la iniciativa.

Por supuesto que hay que seguir con el principio de cautela. Pero al mismo tiempo tenemos la obligación de ir pensado en fórmulas que consigan que todos esos meteoritos que se alinean en el horizonte no supongan una amenaza para la música y podamos continuar esquivándolos.

Debemos preservar este legado de más de doscientos años de tradición y bagaje etnológico, para poder regalárselo a las generaciones venideras como nuestros mayores nos lo regalaron a nosotros. Sabemos que no fue fácil y que nuestros ancestros tuvieron que lidiar con las penurias y escasez material, con guerras, dictaduras y cambios constitucionales e inestabilidad social y política, la España de los últimos dos siglos sin ir más lejos.

Hoy ya nos hemos dado cuenta que para nosotros tampoco será fácil. Cada generación enfrenta sus propios problemas y el nuestro es el de una emergencia sanitaria sin parangón en la era reciente situada entre dos crisis económicas, la de 2008 a 2014 y la que se aventura para 2021. a ¿2028?

Nuestro reto será acomodar nuestra herencia musical a todos estos cambios que la emergencia está produciendo en nuestra sociedad, al igual que nuestros antepasados se adaptaron a los suyos.

Es responsabilidad nuestra y de cada una de las personas que configuramos este ecosistema no anclarnos al pasado con la sola esperanza de la vacuna. La innovación será la que nos permita mantener la iniciativa en la rutina futura.

Fuente: Por  https://www.radiobanda.com/ – 

Ayer, domingo 4 de octubre, Pedro Rodríguez (ATQ-SANIMUSIC) y Vicente Cerdá (CoESsM) firmaron el acuerdo de colaboración en los locales de la Banda Primitiva de Lliria. Por virtud de este acuerdo la empresa valenciana se compromete a apoyar económicamente la actividad de interés general que viene desarrollando habitualmente la CoESsM.

El acuerdo de colaboración es fruto de las conversaciones que ambas entidades estaban manteniendo. Este nuevo compromiso es un paso más en la labor que SANIMUSIC está desarrollando en la recuperación de la actividad cultural especialmente del sector musical.

Para oficializar esta colaboración se ha firmado el acuerdo por parte de Pedro Rodríguez, CEO de ATQ QUIMYSER S.L., propietaria de la marca SANIMUSIC, desarrolladora de soluciones anticovid19 para el mundo de la música, y Vicente Cerdá Presidente de la CoESsM, la entidad asociativa que agrupa a más de 1.100 entidades musicales de todo el territorio español.

El objeto del acuerdo entre ambas entidades es que SANIMUSIC apoye la labor de promoción de la CoESsM de las actividades culturales, educativas, artístico-musicales y de difusión de la enseñanza y práctica de la música de las distintas federaciones que la componen.

Además de una ayuda económica mensual, la empresa se compromete a trasladar al colectivo de las sociedades musicales las investigaciones y soluciones específicas de limpieza y protección contra la COVID19 que desarrolle para las distintas manifestaciones culturales.

Por su parte la CoESsM se compromete principalmente a apoyar y colaborar, cuando sea posible, en las investigaciones y desarrollos de las soluciones y servicios de SANIMUSIC y en su difusión al colectivo de las sociedades musicales españolas.

Firma del Acuerdo de Colaboración entre Pedro Rodríguez (izquierda) y Vicente Cerdá (derecha)

Acuerdo de Colaboración

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ATQ-SANIMUSIC – CESM