Fuente: Revista Diapasón. 16 mayo, 2024

En este año 2024 se conmemora el 50º aniversario de la Fundación de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, cincuenta años desde aquel 17 de octubre de 1974, donde un grupo de soñadores, amantes de la música, emprendedores, tenaces, pero sobre todo amigos, decidieron que era necesario que Yecla contara con una institución que fomentara el conocimiento y disfrute de la Música.

Como ya todos sabrán, lo primero que hizo esta nueva Asociación fue poner en marcha una Escuela de Música, donde se fueran formando los jóvenes yeclanos que lo desearan, y donde en un principio impartían clases, de una forma totalmente altruista, varios músicos veteranos, y fue el germen para que años después su recién creada Banda de Música, dirigida por el maestro D. José Ortuño, participara por primera vez en un acto oficial, concretamente en la inauguración de la Feria de Septiembre de Yecla, el 24 de septiembre de 1976.

Concierto Banda AAMY, Feria de Yecla 1977.

Los pasodobles son un género musical que siempre ha estado muy unido a las bandas de música, siendo una parte importante de su repertorio, puesto que son las obras interpretadas en los pasacalles, toros, desfiles, dianas, etc… pero además, han formado parte de los programas preparados por sus directores para ser interpretados en conciertos, festivales, certámenes…

Como es normal, la Banda de Música de la AAMY, no es una excepción, y ha interpretado desde su creación multitud de pasodobles de todo tipo: de concierto, taurinos, festeros, dianeros…, y donde además se puede estudiar la evolución de la misma, puesto que la agrupación también lo ha hecho a lo largo de su historia. No son iguales las obras, incluidos los pasodobles, de la primera etapa donde la Banda estaba formada por no más de 30 ó 35 músicos, y una instrumentación muy simple, a los que se pueden interpretar actualmente con una formación integrada por cerca de 100 músicos, y una amplia y variada plantilla instrumental.

Conciertos Escolares Banda AAMY, año 1986.

Asimismo contamos con pasodobles que ya forman parte tanto del patrimonio musical como sentimental de nuestra Asociación: desde el que nos legó el maestro D. José Ortuño “SUMY” (Sociedad Unión Musical Yeclana), y al que ya hemos dedicado un artículo en esta sección; “Antonio Gonzálvez” compuesto por Manuel Carrascosa, y estrenado en el homenaje a D. José Ortuño en el año 1983; varios dedicados a nuestra entidad como “El Hospitalico” y “La Recogida” del yeclano Pedro Navarro Ruano o “Yakka” que fue dedicado por el murense José Rafael Pascual-Vilapana, con motivo de nuestra primera participación el Certamen Internacional de Valencia, el año 2007, y que ha sido interpretado por multitud de bandas de música, no solo en España, sino en los cinco continentes.

Solo centrándonos en los que han sido interpretados en conciertos, y por supuesto haciendo una pequeña selección, no podríamos nombrarlos todos, puesto que hemos realizado multitud de conciertos: escolares, extraordinarios, San Pedro, Santa Cecilia, Navidad, Festivales tanto en Yecla como en otras poblaciones, certámenes nacionales e internacionales, etc… De los primeros años recordamos: “Puenteareas” de Reveriano Soutullo, “Pepita Greus” de Pascual Pérez Chovi, “Antañona” y “Luchando” de Fernando Tormo Ibáñez, “Santander” de Ernesto Pérez Rosillo, “Barcelona” de Fausto Turell, “De Andalucía a Aragón” de Teixidor, “La Alegría de la Huerta” de Federico Chueca; y ya en tiempos más cercanos: “La Primitiva” de Jef Penders, “Certamen Levantino” de Pascual Marquina, “Suspiros de España” de Antonio Álvarez, “A mi madre” de Roque Baños, “El Tío Caniyitas” de Ricardo Dorado, ”Entornos” de Amando Blanquer, “Arte” de Juan Bautista Francés, “Los dos Adolfos” de Martín Domingo o “Música y vinos” y “Soñar el Mar” de Manuel Morales “

Concierto WMC Kerkrade 2017, Banda Sinfónica de la AAMY.

Hoy vamos a dedicar nuestra sección, tras esta amplia introducción, a “Luchando” de Fernando Tormo Ibáñez, que para mi tiene muchos y agradables recuerdos, porque era interpretado en los conciertos durante los años 1976 al 1983, bajo la batuta de nuestro añorado D. José Ortuño Ortuño, época en la que la banda no llegó a contar con más de 40 músicos, haciendo los ensayos en las antiguas dependencias de la torre del Reloj. Recuerdo que todo era muy familiar, muy cercano, los medios eran escasos, el frío se combatía en invierno gracias a una antigua estufa de leña, eran tiempos de pocos recursos pero mucha ilusión, y este pasodoble además de que siempre me ha parecido muy bonito y elegante, guarda para mí unos gratos recuerdos.

Partitura de “Luchando” pasodoble de Fernando Tormo Ibáñez.

Esta obra fue compuesta por Fernando Tormo Ibáñez, natural de Albaida (Valencia) con el título original de “Luchando por la vida”. El músico albaidense escribió esta obra durante una época difícil, muy triste, donde vivir el día a día era muy duro, características que se trasmiten en esta obra que contienen cierto carácter melancólico en la mayoría de sus melodías.

Al maestro Tormo le gustaba bautizar muchos de sus pasodobles como “pasodobles filosóficos” por la complejidad en su concepción, y puede que “Luchando”, compuesto en una época compleja en España, sea uno de los modelos de este tipo de música tan expresiva y majestuosa.

Fernando Tormo Ibáñez (Albaida 1882 – Tavernes de la Valldigna 1964).

Fernando Tormo Ibáñez, nace en Albaida (Valencia) en el año 1882. En dicha localidad inició los estudios musicales de la mano de su padre, que por aquellos años era el director de la Banda Nueva de Albaida, agrupación en la que ingresaría muy joven.

Posteriormente se trasladaría a Valencia para ampliar estudios con el maestro Palanca en el Conservatorio de Música.

Finalizados sus estudios dirigió una de las bandas de su localidad natal, pasando posteriormente a dirigir la Banda Primitiva de Liria, y con posterioridad las de Massanasa y Beniganin, regresando de nuevo a su ciudad para hacerse cargo de la Banda Municipal de Albaida, agrupación que con el tiempo se acabaría dividiendo en dos, y finalmente la Banda Municipal de Tavernes.

Entre sus obras, destacan los pasodobles: “Luchando”, “Sacul”,  “Antañona”, “Octubre en fiestas”, El artístico”, “Estival”, “Frontón de Mora”, “Ladi Vasile”, “Calomarde”, “Zeluán”, “Amor de un artista”, “Perfumes de Azahar”, “Unión Musical”, las marchas moras: “El moro nefando” y “Moro judío”, o la marcha de procesión: “Christus”.

Fallece en Tavernes de la Valldigna en 1964.

A continuación vamos a escuchar el pasodoble “Luchando” del maestro Fernando Tormo Ibáñez, que lo disfruten.

Autor: José Miguel Ibáñez Lax

Pd: Dedicado a mi compañero y amigo Vicente Ibáñez Martínez.


Bibliografía:

https://acordesfesteros.es/compositores/tormo-ibanez-fernando/, consulta en línea el 23 de febrero de 2024.

Diccionario de la Música Española e Iberoamericana. Volumen 10. ISBN 84-8048-313-X. Sociedad General de Autores de España 2022.pag. 369

Archivo Asociación de Amigos de la Música de Yecla.

La vida sol donar-te moments crucials pel teu desenvolupament personal i professional dels quals no n’eres conscient fins que passa el temps. Potser eixa siga una essència vital que fa aturar-nos de vegades en coses banals i deixem passar allò realment important. O potser estic fent-me major, doncs d’ací uns dies farà vint-i-cinc anys que tinc vint-i-cinc anys, i la perspectiva amb la qual analitze tot el que m’envolta, ha canviat substancialment el seu calibre.

PROLEGÒMENS

Seria allà pels inicis de 1995 quan un dia em va parar al meu carrer de Muro un xicot que es va presentar com a Miguel Ángel i que estava interessat en parlar amb mi sobre la composició d’una marxa mora. En aquella època érem veïns de carrer, tot i que Miguel Ángel Alcaraz és alcoià. Em digué que anava a ostentar el càrrec d’Alfereç Moro per la Filà Realistes de les Festes de Moros i Cristians d’Alcoi de l’any següent. Un dia va vindre a casa els meus pares i al quarto del piano xarrarem força estona sobre el projecte. Mitjançant amics comuns, em deia conèixer algunes de les meues obres escrites per a la festa: els pasdobles Sara i El ti Salvador, les marxes mores Als Xaparros i Rafel Casaca, …Em va comentar tot el que tenia pensat per a la representació de l’alferecia, qui seria el dissenyador de tot el boato (José Moiña) i com li faria il·lusió que jo li escriguera la marxa que l’acompanyara per tancar l’Entrada Mora d’Alcoi del 22 d’abril de 1996. Aquella proposta em va omplir d’emoció doncs seria la primera vegada que anava a escriure una peça per a les Festes de Moros i Cristians d’un poble que no fóra el meu. A més a més, com a músic, coneixia ben be les festes alcoianes, i n’era conscient del caire d’auditori que és el carrer Sant Nicolau, l’atapeïda Plaça de la “Bandeja”, el carrer Sant Llorenç….

Passats uns dies Miguel Ángel em va portar uns dibuixos sobre el disseny de tot el seguici de l’entrada així com uns esborranys sobre la seua carrossa. A més, el protagonista de tota la desfilada seria el símbol de la Filà Realistes: un cavall articulat de més cinc metres d’alçada que aniria darrere del seguici.

LA MARXA MORA

Però si hi ha una cosa que em va marcar molt va ser, precisament, el viure com Miguel Ángel i la seua família, Mercedes, Denise i Uriel, així com amics i filà preparaven tot. Aquell viatge d’una sola vesprada, portava darrere tot un mon de nervis, preparatius, idees, complicitats, emocions, … em va fer veure amb claredat, que potser l’entrada era l’excusa: allò important era tot el procés per arribar-hi. El mite de l’Odissea d’Homer em va venir al cap i sabia que a la marxa havia d’haver un Ulisses melòdic i/o motívic que anara vivint tota l’experiència per arribar finalment a la Ítaca anhelada, com diu el poeta Kavafis: “… savi, com bé t’has fet, sabràs el que volen dir les Itaques”. Ja tenia la idea inicial per començar el treball i els nervis començaven amb pessigolles al cap i al cor. És una mena de sensació difícil d’explicar: el cor et demana escriure i la ment no està amb altra cosa que no siga cercar els materials. Ara calia buscar eixe Ulisses. I com moltes vegades ocorre, Ulisses em va trobar a mi.

Una vesprada, com tantes altres, estava donant classe de solfeig a la Unió Musical Contestana on hi estava treballant com a professor per aquells anys. Al moment de fer un dels dictats als alumnes des del vell piano de l’aula, dues tecles engroguides pel temps es varen enganxar la qual cosa provocà que sonaren a l’hora les tres primeres notes d’aquell dictat: DO, RE, SOL… Aquella sonoritat acordal sense la típica tercera sinó amb la quarta sospesa (sé que és una terminologia molt específica, però segur que ho entén molta gent) em va colpir l’atenció. Ja havia trobat la cèl·lula melòdica que hi cercava. L’atzar, com al llibre d’Homer, també havia entrat al joc de la marxa. El mateix procés de creació era un altre viatge a Ítaca particular: havia de deixar-me portar per tot el que em podia passar. A l’endemà començava l’escriptura de la marxa sobre una plantilla de banda impresa que comprava sempre que anava a Holanda per fer exercicis d’instrumentació. En ella vaig reservar un pentagrama per a les dolçaines, doncs a l’original de la plantilla aquestes no hi figuraven, clar. Segut al piano vaig repetir aquelles notes: DO, RE, SOL, … DO, RE… Tot s’obria, tot cobrava sentit. Les notes em suggerien melodia i em parlaven d’una consonància harmònica. Ara calia buscar la forma de l’obra. Tot i saber que les marxes mores, en general, solen presentar les estructures típiques de les marxes militars i pasdobles, basades en el minuet francès, havia estudiat a fons les diferències estructurals que presentaven obres com les de José Mª Ferrero, José Pérez Vilaplana, Paco Esteve i, especialment, Amando Blanquer. Cadascú planteja una estructura diferent a les seues marxes mores i jo m’havia remullat amb aquella llibertat creadora que portava al darrere un clar coneixement del que es feia. I amb la idea del viatge d’Homer, vaig pensar en quin era el recorregut de l’Entrada d’Alcoi per que hi estigués present a l’estructura: la marxa començaria amb el protagonista que des de dalt la seua carrossa a Sant Nicolauet, observa com va passant el seguici; després recorre un primer carrer llarg i estret (Sant Nicolau) en forma de dansa que va acumulant tensió amb la superposició de melodies i amb el contrapunt dels metalls. En acabar, un ostinato rítmic basat en la cèl·lula primària aniria creixent en tensió, doncs des de Sant Nicolau es divisa la Plaça de la Bandeja i el seu campanar va creixent en la perspectiva visual. De fons unes campanes toquen el motiu melòdic d’Ulisses…. Es prepara l’entrada a la Plaça i ens endinsem en ella amb un coral polifònic, el primer fort de la marxa, on els valors rítmics s’allarguen i les harmonies simbolitzen un cant del poble que rep al protagonista sota el so de les campanes festívoles. Aquest coral es repeteix, doncs l’entrada pega la volta a la plaça. Hi ha una mena de final al Cantó Pinyó, després del qual es torna a un altra dansa que recorre l’estret carrer Sant Llorenç. Quan aquest esdevé avinguda i s’obri, la música torna a emular un moment de tensió acumulada doncs el viatge està a punt de concloure. Els arbres del Parterre fan de caixa acústica a l’últim fort, on el protagonista de l’inici apareix majestuós tot envoltat d’elements que han sortit al mig de la partitura. Ulisses arriba a destí ric en experiències i ple de coneixences. Aquesta és la Ítaca festera, la que ens dona la força per iniciar el viatge any rere any.

Realment aquest plantejament em va motivar a escriure i, al viatge creatiu, anava descobrint coses noves. Hi havia temor, doncs pensava que allò no anava a agradar a ningú més que a mi. Però hi havia alguna cosa que no em permetia sortir-me de la ruta. Havia d’acabar el viatge. En octubre de 1995, quan la partitura estava acabada va vindre a ma casa l’Alfereç, Miguel Àngel. Li vaig explicar tot, em vaig seure al piano i vaig començar a tocar tot aquell seguit d’idees… Els seus ulls s’obrien com a plats i endevinava que no sabia molt be que estava escoltant. De sobte em diu: “I això amb la banda sonarà be...”. Jo li vaig dir que sí. Però la seua cara sols va canviar quan en l’entrada va escoltar el resultat final. Encara el recorde dalt la carrossa amb ulls remullats de veritat festera.

L’ENTRADA

El dia 22 d’abril de 1996 seria la Banda de l’Associació Unió Musical de Bocairent i La Xafigà, institucions de les quals n’era jo el director titular per aquella època, qui anirien acompanyant la carrossa de l’Alfereç tot fent l’estrena oficial de Cavall de Foc. La carrossa de la Favorita aniria acompanyada de la meua banda, la Unió Musical de Muro que va interpretar una segona marxa extreta de Cavall de Foc, la “Fanfarria per a la Favorita”. Fins i tot un ballet, el d’Ana Calvo, ballaria la meua primera marxa mora Als Xaparros interpretada per la Banda de “L’Avanç” d’El Campello. L’altra banda de la qual n’era director titular, l’A.A.M. “El Trabajo” de Xixona, acompanyaria l’esquadra especial a ritme de la bellíssima Moros del Rif, del meu mestre, Rafael Alcaraz Ramis. Diversos músics de La Xafigà, interpretarien danses i ritmes d’acompanyament al seguici, extrets de també del motiu principal de Cavall de Foc. Aquestes darreres peces foren utilitzades per escriure el Ballet de Cavall de Foc estrenat a l’Alferecia de la Filà Realistes d’Alcoi de l’any 2010. Diguem-ne que tot estava previst amb una mena de coherència sonora i vital, com una mena de lligam auditiu, per poder viure un moment únic i compartir-lo amb els que ens esperaven a peu de carrer i als balcons alcoians.

Aquell dilluns d’abril de fa, avui mateix, vint-i-cinc anys, estava ben nerviós doncs no volia trair la confiança que Miguel Àngel havia dipositat en mi. Tenia molts aliats: els músics de Bocairent, Xixona, i Muro que havien emprés aquell projecte de forma molt entusiasta. Des que començarem a interpretar Cavall de Foc a Sant Nicolauet, el públic que ens envoltava va començar a aplaudir, sobre tot quan enmig de la marxa començà a caure una pluja que, de forma intermitent i generosa, ens acompanyaria tota la desfilada. Quan anava cara al meu amic Peris (qui des d’on estiga, se’n recordarà avui d’aquella vesprada) i li deia: “Quina pena, no podia ploure un altre dia?”. Em contestava amb el seu somriure ple de felicitat i aprofitava per buidar l’aigua que s’acumulava a la campana de la tuba. No calia dir res més: hi estàvem gaudint i tot el demés, no importava. Em resulta molt difícil descriure tot allò però cada vegada que ressonen dins de mi les notes de Cavall de Foc rebotades sobre les belles façanes de les cases de Sant Nicolau, una tremolor em recorre el cos. Aquesta sensació no me la furtaran mai, és el bo que té ser músic i viure moments únics. Jo anava dirigint Cavall de Foc davant la banda i al fons del seguici veia volar les potes del Cavall Real tot presidint la perspectiva mentre la pluja mullava partitures i rostres. Recorde una imatge molt particular, quan una vegada havíem passat la Plaça de la Bandeja i encaràrem el Carrer Sant Llorenç, la meua cosina Pepi que estava a un balcó de l’Ajuntament (on ella treballa des de fa molts anys) encarava un telèfon a la banda i em llançava una besada a l’aire. A l’altra banda d’aquell fil telefònic, (ho vaig saber més tard), estava ma mare. “Tia, escolta al teu fill” diu que li va dir. La gent que presenciava la desfilada ens acaronava amb un entusiasme molt especial, els músics ens miràvem amb una emoció compartida. La catarsi estava naixent de forma natural i espontània, amb la llibertat que sols el conreu honest de l’art provoca. El cel ens regalava de quan en quan uns moments de respir davant la pluja primaveral que no va poder apagar el foc d’aquella vesprada ni d’aquell cavall…

 

 

PER LA MEMÒRIA

Passada aquella experiència, Cavall de Foc formaria part d’un projecte de gravació ben especial. Sols un any més tard, apareixia enregistrat per la Banda de l’A.A.M. “El Trabajo” de Xixona i “La Xafigà” de Muro en dos CD’s: el meu primer CD amb la banda xixonenca anomenat “Música i Festa” i el meu segon CD amb el grup murer que volgué titular-lo, precisament, “Cavall de Foc”.

 

L’any 2000, la Banda de la Unió Musical de Muro, dirigida per mi mateix, gravaria el meu primer disc monogràfic on s’inclouria Cavall de Foc. Aquest CD, fou reeditat i re masteritzat en 2015 amb el títol D’ANHELS.

Gravar una obra és deixar una petjada sonora d’un moment. Però després, cada vegada que escolte els CD’s, em venen a la memòria no tant les obres, sinó més be els moments viscuts als assajos i al propi enregistrament. Quantes experiències i quanta vida gaudida amb la vehemència de la joventut i amb el goig de l’amistat!

ANECDOTARI

La història d’aquesta marxa mora està plena d’anècdotes i curiositats de les quals voldria compartir-ne algunes ara que el temps me les fa avaluar de forma diferent. La primera d’elles ocorregué en la sala d’assajos de la UM de Muro. M’havien convidat a dirigir Cavall de Foc al Concert de Música Festera de 1996 a Muro. En un assaig previ, i mentre dirigia, va entrar a la sala el meu mestre Rafael Alcaraz Ramis, el compositor murer que havia estat el meu primer professor d’harmonia i composició. En aquell moment me’n vaig adonar que no li havia mostrat encara la partitura d’aquella marxa, costum que havia consolidat amb les meues obres anteriors. El mestre venia a assajar una de les seues obres que també s’interpretaven al concert. En acabar l’assaig vaig anar a saludar-lo. “Això és teu?”, em digué. Jo li vaig mostrar la partitura i passada una estona em digué: “A partir d’ara ja et puc considerar compositor”. Aquella frase em va caure com un gran regal, doncs l’admiració i el respecte que li tenia al mestre Alcaraz, feia de les seues opinions un regal de gran vàlua per a mi.

En 1999 vaig rebre una telefonada molt sorprenent. Quan conteste a un número que no coneixia, una veu em diu: “Bona tarda. Eres Pascual Vilaplana? Em diuen Maria del Mar Bonet i soc cantat…”. No m’ho podia creure, estava parlant amb una de les veus més importants de la cançó en català del segle XX. El motiu de la seua trucada era disculpar-se doncs havia posat de títol al seu últim CD, Cavall de Foc. I sols una vegada publicat, se’n havia donat de la coincidència amb la meua marxa i amb el CD de La Xafigà. Em va dir que havia estat tota una casualitat i que no coneixia el nostre treball abans. Jo li vaig agrair la trucada i amablement em va convidar a la presentació del seu CD (concert al qual no vaig poder anar i això ha fet que encara no haja tingut el plaer de coincidir amb ella).

Quan pense en aquella època en la qual escrivíem a ma les partitures, no puc deixar de recordar que cadascuna de les particel·les de la banda em podia costar quasi una hora de feina. Encara sento el caliu del tendur de casa els meus pares, en el qual em quedava quan toca casa se n’anava a dormir i jo aprofitava aquelles hores per copiar papers.

EPÍLEG

Cavall de Foc s’ha interpretat arreu la geografia espanyola i en diversos països europeus i americans per bandes tant professionals com amateurs. Una obra pensada per ser tocada al carrer, ha estat molt interpretada en diferents sales de concerts i en molts festivals de música. Al final, aquesta marxa, com moltes altres, pot esdevindre una al·legoria de l’autèntic significat de la Festa de Moros i Cristians com a manifestació que defineix la nostra cultura. I és que la Festa no és record de cap guerra, no parla de vencedors ni de vençuts. Per mi la Nostra Festa és generositat quan es comparteixen il·lusions i en fas partícips als que tens al voltant. Parlar de Festa és parlar de respecte per allò heretat i compromís per continuar-ho i deixar-ho com herència a les futures generacions. Festa és renovar emocions any rere any esperant allò que ja coneixes però que en cada edició festera cobra vida i sembla tot un món nou. Festa és l’aroma de les pastes damunt la taula del menjador esperant que vinguin forasters. Festa és emblanquinar les façanes per que venen dies grans. La Nostra Festa és recordar qui estava l’any passat i aquest any ja no hi és amb nosaltres. I tota aquest viatge sempre acompanyat amb música, el bagatge indissociable i eficaç per excel·lència.

Gràcies a Miguel Ángel Alcaraz, a la seua família, a la Filà Realistes d’Alcoi, als amics de Bocairent, Xixona i Muro per emprendre el viatge amb mi. Sense tots ells no hagués estat possible aquest Cavall de Foc. És més que evident que sóc un artista dependent, doncs depenc dels demés per fer el que faig. I em sento afortunat per que siga així. Avui, després de vint-i-cinc anys d’aquella vesprada d’un 22 d’abril a Alcoi, reivindico les paraules del poeta: “Penso que he tingut sort de poder obrir els meus ulls ací…”.

 

José R. Pascual-Vilaplana

Barcelona, 22 d’abril de 2021

Fuente: https://www.pascualvilaplana.com/

Artículo original

Fuente: blogs.laverdad.es, por José Miguel Ibáñez Lax

En primer lugar, quisiera presentarme. Tengo 50 y algunos años; soy administrativo; trabajo en la Escuela de Música de mi Asociación; estoy casado; tengo un niño de 12 años que estudia Tuba; soy músico aficionado en mi Banda de Música desde el año 1976, además de estar ligado a la Asociación de Amigos de la Música de Yecla desde el año 1974, prácticamente toda mi vida.

En el año 1988 tuve mi primer contacto con la Junta Directiva de dicha Asociación, de la que he sido miembro durante varios años. Y desde entonces hasta la actualidad, siempre he escuchado una pregunta muy curiosa ¿Para qué sirve ser socio de una Sociedad musical? Imagino que, en gran medida, esa duda generalizada de la población la hemos creado nosotros mismos al no saber transmitir con claridad para qué sirve apoyar como socio a estas asociaciones culturales.

Las Sociedades musicales son entidades privadas, compuestas por socios, que realizan una actividad cultural sin ánimo de lucro, y que han sido creadas básicamente para fomentar el conocimiento y disfrute de la música.

Los socios, al ingresar en las mismas, se comprometen a abonar una cuota, con la que se ayuda a cubrir en parte los gastos originados por el funcionamiento de la Asociación, y que a su vez son complementados con otros ingresos obtenidos por otros cauces: subvenciones de Organismos Públicos, convenios, actuaciones, conciertos, donativos, patrocinios, etc.

Es verdad que, en la actualidad, en la mayoría de las Asociaciones, la parte que aportan los socios no es la mayor aportación económica obtenida por la entidad, como sucedía en el pasado, aunque toda ayuda es bienvenida para poder sufragar los numerosos gastos que conllevan estas sociedades culturales; pero a veces es mucho más importante para el colectivo de personas que integran y trabajan por la misma, siempre de una forma totalmente altruista, el sentirse arropados por una masa social que los apoye y anime, haciéndoles sentir que su duro esfuerzo del día a día tiene un reconocimiento por parte de nuestros asociados.

No obstante, y volviendo a la pregunta del principio ¿para qué sirve ser socio de una Sociedad musical? Tras todos estos años de experiencia, y en mi humilde opinión, pienso que ser Socio sirve para:

Apoyar a una entidad cultural sin ánimo de lucro, dedicada a fomentar el amor por la música, y que en muchos lugares ha sido y es la única manera de poder acceder a este bello arte.

Ayudar al mantenimiento de sus Escuelas de Música, en las que se suelen matricular personas de cualquier edad, desde niños que inician aquí su formación, llegando muchos de ellos a dar el salto a un Conservatorio donde finalizan con un Título Profesional de Música, así como a personas que simplemente desean formarse de una forma amateur, como afición y disfrute de la misma.

Alentar a las Bandas de Música, y otras agrupaciones, surgidas en el seno de las Sociedades Musicales, colectivos donde un gran número de músicos/as de todas las edades, y esta es otra de las particularidades de estas formaciones, puesto que se funden en ellas varias generaciones que trabajan unidas por un mismo objetivo.

Respaldar las actividades de dichas Bandas, acompañándoles y animándoles, sobre todo cuando participan en algún Festival o Certamen, a nivel Regional, Nacional e incluso Internacional, ejerciendo como grandes Embajadoras de cada uno de nuestros pueblos, Región y País.

Ayudar en la adquisición de instrumentos, trajes, partituras, material, etc.

Asimismo con su contribución, se pueden realizar muchas más actividades culturales: Ciclos de Conciertos, Cursos de Formación y Perfeccionamiento, Conferencias, Edición de libros, Partituras, Grabación de discos compactos, etc.

En definitiva, ser socio de una Sociedad Musical es algo más que pagar una cuota sin saber muchas veces por qué; es sentirse orgulloso de que con ello se apoya la cultura musical de un pueblo, consiguiendo que, a través de sus escuelas, niños, jóvenes y adultos reciban una formación adecuada que a muchos de ellos, con el tiempo, les suele incluso proporcionar una salida profesional; es estar junto a los miembros de la Banda de Música, para que nuestros músicos/as sientan nuestro ánimo cada vez que participan en un desfile, concierto, Festival, Certamen…; es ayudar al desarrollo de todas las actividades enfocadas hacia la Sociedad que, como ya apunté antes, en pequeñas poblaciones muchas veces son las únicas que se realizan; y sobre todo es apoyar a este colectivo de personas, de cualquier condición, sexo y edad, a seguir FOMENTANDO LA MÚSICA EN NUESTRA REGIÓN.

Siempre se ha dicho que tocar algún instrumento es bueno para un niño, que si es símbolo de inteligencia, que si despierta la mente, que si tal… La verdad es que mi señora madre intentó que yo mismo tocara algún tipo de instrumento, pero como soy un cabezota aquí estamos, que no se me da bien ni tocar la flauta. Pero bueno, siguiendo con lo dicho, y dejando el tema inteligencia aparte, lo que si se ha descubierto es que el cerebro de los músicos llega mejor a la vejez. Es decir, que aprender a tocar un instrumento y seguir practicando es beneficioso a largo plazo.

Así se desprende de un estudio publicado en la edición de julio de 2012 de Frontiers in Human Neuroscience, el cual dice que la práctica con un instrumento musical puede reducir los efectos del deterioro mental asociado al envejecimiento. Según la investigación llevada a cabo, los adultos mayores que habían aprendido a tocar algún instrumento musical en la infancia y que continuaron tocando al menos 10 años, superaban a los no músicos en pruebas de memoria y de capacidad cognitiva.

Y no solo había beneficios en estas pruebas, sino que también se reveló que la actividad musical en la vejez puede mejorar las capacidades para pensar o neutralizar impactos negativos de la edad o la falta de educación. Eso sí, la investigación solo proporciona datos de personas que tocaban instrumentos en la infancia, no se sabe si estos beneficios a nivel mental se darían en personas que empezaran a tocar en la edad adulta directamente.

Pero la duda es, ¿por qué sucede esto? Bueno, según este estudio en la infancia nuestro cerebro aún está en desarrollo (y, según otro artículo del que os hablé, podría seguir madurando hasta los 24 años). Por eso, el aprendizaje de un instrumento musical y su practica continuada durante 10 años o más pueden sentar las bases para los beneficios a largo plazo, según explica Brenda Hanna-Pladdy, profesora de neurología, radiología y ciencias de la imagen de la Universidad Emory, en Atlanta, y autora principal del este estudio.

Para el estudio se hizo una encuesta sobre el estilo de vida y diferentes pruebas neuropsicológicas a 70 músicos y no músicos de entre 59 y 80 años. Como ya habréis adivinado, los músicos obtuvieron mejor nota en las pruebas de agudeza mental, juicio visual-espacial, memoria verbal y destreza motora.

Como curiosidad, parece ser que Hanna-Pladdy es flautista, y su interés por un estudio sobre la educación musical viene a raíz de la facilidad para cuantificar los años que una persona dedica al estudio de un instrumento o las horas de práctica dedicada durante esos años, en comparación con la dificultad de cuantificar el tiempo dedicado a otras actividades como leer, hacer crucigramas o jugar a videojuegos (aunque conozco varias personas que seguro que saben cuantas horas se pasan delante de una videoconsola diariamente…). Como dice Hanna-Pladdy, la música requiere años de práctica y es un ejercicio cognitivo complicado.

De todas formas, como señala Cheryl Grady, la científico senior del Instituto de Investigación Rotman en el Centro Baycrest de Torontono se sabe realmente como funciona el sistema causa-efecto para que suceda esto respecto al cerebro de un músico. Ella cree que estos resultados se deben a la estimulación continua del cerebro, a la práctica continuada. Sinceramente, yo pienso lo mismo, pero lo dicho, se sabe que hay una asociación entre actividad musical y una mente “fuerte”, pero no hay ninguna prueba causa-efecto. Puede que en los próximos años sepamos algo nuevo al respecto.

Fuente: Omicrono (Roberto Mendez)