Sin ninguna duda, el trabajo que desarrollan las sociedades musicales en la actualidad es amplio, diverso y de gran repercusión en la cultura de nuestra Región

Escrito en https://blogs.laverdad.es/febandasrmurcia/ el Martes, 14 diciembre 2021

Se mantienen sus escuelas de música, su pilar fundamental, siendo como ya hemos dicho en multitud de ocasiones, la única posibilidad que los ciudadanos tienen para poder acercarse e iniciarse en el mundo de la música; se sustentan sus agrupaciones musicales (Bandas, Coros, Grupos de Cámara, etc.); se realizan actos culturales, conciertos de diversos estilos, festivales, certámenes, ciclos de conciertos, publicación de libros, edición de discos compactos, cursos de formación, encuentros sociales, etc.

Aparte de la implicación de sus miembros en los actos lúdicos, festivos y culturales de sus localidades, participando en actividades organizadas tanto por los organismos públicos como por entidades privadas: Semana Santa, Moros y Cristianos, Carnavales, Ciclos culturales, Fiestas Patronales, de barrios, etc.

Esto está muy bien, y es una realidad innegable, lo que sucede es que a veces por diversos motivos, somos incapaces de DIFUNDIR todo lo que estamos haciendo, llegar al gran público, estar TODOS unidos en la divulgación de lo que generamos, crear expectación en los medios de comunicación, y sobre todo y es algo que siempre que se me ha pedido mi opinión he remarcado mucho: CREER FIRMEMENTE EN LO QUE HACEMOS.

Esta gran labor social y cultural lo lleva a cabo, (según fuentes del informe sobre el impacto económico y sociocultural de las bandas asociadas a la Federación de Bandas de Música de la Región de Murcia -FBMRM- realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena -UPCT-) un colectivo social. No olvidemos que nuestras cerca de 50 sociedades se componen de socios, de más de 29.000 personas; cerca de 5.000 músicos entre miembros de las bandas titulares, juveniles e infantiles; escuelas de música con cerca de 8.000 alumnos/as, con sus respectivas familias, y más de 320 profesores.

Por eso es necesario el ir implicando cada vez más, a los medios de comunicación de nuestras localidades, a los regionales, y porque no, a los nacionales. Con su ayuda, conseguiremos que poco a poco el ingente trabajo que desarrollamos desde las Asociaciones Musicales llegue a más y más personas. Es una tarea compleja, pero a nosotros eso no debe de asustarnos, acostumbrados como estamos a superar retos más complicados.

Soy consciente de que en cada localidad se está empezando ya a trabajar con los medios locales, siempre que existan; como ejemplo pondré el de mi ciudad, que es el que más conozco, y donde tenemos presencia actualmente en el semanario Siete Días Yecla, con una doble página al mes; Teleyecla Radio con el programa semanal “Diapasón Radio”; con el espacio mensual “Damos la nota”; elperiodicodeyecla.com, con una entrada en su zona de blogs a nuestra revista digital, y con el resto de medios que cubren cualquier noticia generada desde nuestra Asociación.

Pero necesitamos llegar a muchas más personas, introducirnos dentro de la sociedad, que sepan que existimos, que conozcan todo lo que hacemos y lo que generamos. Por eso es tan importante que se estén realizando colaboraciones como las que, desde la Federación de Bandas de Música de la Región de Murcia, se han puesto en marcha a través de espacios en diversos medios de la Región, o simplemente porque ya se estén empezando a preguntar quiénes somos, y de los que subrayamos:

En Onda Regional de Murcia, se emite dentro del programa “La Gramola”, que dirige el periodista Miguel Massotti, el espacio semanal “A bombo y platillo”, donde se van descubriendo todas la Sociedades Musicales de Murcia, y se habla de las noticias más importantes que generan las mismas o la propia Federación.

La televisión autonómica 7 Región de Murcia, dentro de su espacio “Clásica en la 7” lleva ya varios años grabando y emitiendo desde el Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas de Murcia, la mayoría de los conciertos del ciclo “Bandas en el Auditorio”.

Existen varios portales en internet como Murcia.com, donde suelen insertar todas las noticias generadas desde las bandas de música.

La revista digital Diapasón que edita la AAM Yecla, inserta una entrada semanal donde se incluyen colaboraciones de cualquier tipo relacionadas con la música y sobre todo con el mundo de las bandas, con participación de músicos, compositores, directores, gestores, padres, socios, etc.

Y como no, destacar la labor que se desarrolla desde este blog incluido en La Verdad digital, uno de los grandes medios informativos de nuestra Comunidad Autónoma.

Yo no soy ningún especialista, sólo soy un apasionado de la música y miembro desde hace más de 45 años de una de las asociaciones que componen la Federación murciana, pero desde hace más de 30 años estoy implicado en la promoción de dicha entidad.

Por eso, y después de esta experiencia, creo que es tan importante lo que les he remarcado antes sobre la difusión y la unidad de todo el colectivo en la promoción de nuestro trabajo, e insisto mucho en lo de TODOS, puesto que aunque cada sociedad, cada alumno, cada músico, cada directivo, cada socio, pertenezcamos a una localidad diferente, luchamos por lo mismo, no somos adversarios, no somos rivales, puesto que la banda de cada pueblo, siempre será la banda de cada pueblo, aunque luego exista la lógica y sana competencia, pero que al final siempre peleamos por lo mismo, la MÚSICA.

Por eso a veces es muy importante, y más ahora en este mundo globalizado, y donde las redes sociales tiene tanta repercusión, que cuando aparezca en cualquier medio de comunicación o en internet, alguna noticia o evento relacionado con una de las bandas federadas todos marquemos el famoso “like” del me gusta, que compartamos, que comentemos, que entre todos creemos y creamos en nuestras BANDAS.

Y como conclusión, y siempre bajo mi humilde opinión, me gustaría recalcar porqué estas dos actitudes: DIFUNDIR y estar TODOS unidos, son tan necesarias, puesto que si logramos despertar el interés entre los medios de comunicación, suscitar expectación entre los ciudadanos de nuestra Región, trasmitir lo que hacemos y generamos correctamente, conseguiremos que poco a poco seamos un referente para toda la sociedad Murciana y sobre todo para los gobernantes de nuestra Comunidad.

Todos sumamos, todos somos Música, todos hacemos Banda, todos somos Federación.

José Miguel Ibáñez Lax.

Siempre me han cautivado los versos del Premio Nobel Vicente Aleixandre:

“…Recordar es obsceno, / peor: es triste. Olvidar es morir…”

(de Poemas de la consumación, 1968)

El olvido es, en la mayoría de las ocasiones, una especie de muerte de la que no se es consciente. En la terrible enfermedad del Alzheimer, los enfermos viven con lagunas en sus recuerdos, como si algunas determinadas carpetas de su disco duro se hubieran borrado para siempre. Para ellos nunca existieron. Recuerdo como mi abuela materna, en sus dos últimos años de vida, dejó de reconocerme como su nieto. Decía que yo era hijo de una amiga suya y que no sabía por qué estaba siempre en su casa. Aquella mujer con la que compartí tantos bellos momentos disfrutando de su bondad, de su cercanía, de su sabiduría vital y de su eterna ternura, ahora me negaba su condición de abuela. Fue difícil de asimilar, sobre todo cuando este olvido inicial se convirtió en una degeneración física paulatina y dolorosa. Una sensación de impotencia te absorbe de forma cruel cuando observas el declive vital de alguien a quien amas.

Y es que, tal vez el olvido no puede disociarse de un deterioro físico. Y por ello, trabajar la memoria nos pueda ayudar a conservar una mayor calidad de vida. En un mundo como el actual, inmerso en una pandemia de la que se creyó salir rápidamente y de la que aún no sabemos cuándo nos podremos librar, los olvidos son, como mínimo, símbolo de una incipiente degeneración. Hay quienes olvidan que no podemos bajar la guardia en los protocolos contra el contagio, enarbolando, en ocasiones, una absurda seguridad profiláctica. Sin embargo, también hay quien se olvida de vivir y por tanto reniega de buscar los medios para poder continuar manteniendo la dignidad vital en mitad de una situación que ha dado un vuelco radical a aquello que considerábamos la normalidad. Creo que ambos olvidos llevan inmerso una cierto miedo, una especie de comodidad temerosa de enfrentarse a lo desconocido. El ser humano tiene ante sí un reto de gran relevancia mediante el cual puede demostrar una potencialidad reflexiva y pensante que ayude a canalizar sus conocimientos en una mayor adaptabilidad a la realidad que le rodea.

Pero hay olvidos que pueden ser reconducidos con la sensatez de la reflexión. En todos los sistemas de mnemotecnia que he podido conocer se nos habla de la importancia y de la eficacia de la esquematización, la lógica y el razonamiento para poder mantener una memoria eficaz y productiva. Sin embargo, hay decisiones tomadas desde la comodidad y la falta de esfuerzo que olvidan aquello que realmente es evidente. En estos tiempos de pandemia asistimos a olvidos incomprensibles que perfectamente podrían ser subsanados. No se si son olvidos producidos por instalarse en el mínimo esfuerzo, por la inoperancia despreocupada o por pura y simple ignorancia. Sea cual fuere el motivo, hay que reivindicar que se puede vencer al olvido cuando éste no es producto de patología alguna. Desde junio de 2020 a agosto de 2021 he dirigido unos cuarenta y tres conciertos, la mayoría con aforos reducidos, otros por streaming. En las bandas municipales de Bilbao y Barcelona, hemos mantenido todos los conciertos de temporada, cambiando repertorios para adaptarlos al protocolo COVID que incluye tanto distancias físicas, como reducción de efectivos sobre los escenarios, duración de los programas (todos ellos sin pausa para evitar acumulación de público) … Ha sido un trabajo esforzado y comprometido de todos y cada uno de los músicos de las formaciones, además de los equipos de organización y gestión. Hemos tenido miedo, yo el primero. Pero hemos pensado en poner todo el esfuerzo para poder seguir ofreciendo nuestro trabajo con la mayor dignidad, adecuándolo a la situación pandémica a medida que ésta iba evolucionando. Y lo hemos logrado. No hemos suspendido ninguno de nuestros conciertos programados, actuando como si hubiéramos tenido una temporada pre-pandémica. El público que nos ha escuchado, bien en directo, o bien por redes, nos ha mostrado un calor tremendamente especial y sincero. Sin embargo, seguimos inmersos en el ostracismo del olvido. Seguimos sin tener noticias de las bandas de música a no ser aquellas que aparecen en el apartado de curiosidades, ambientaciones festivas y populares… El ámbito de la cultura musical y su difusión se reduce a los conciertos sinfónicos, al pop, al rock, al jazz, a la ópera, a la música contemporánea (como si las bandas fueran hologramas del pasado), a los musicales…. Hace unos meses, en varias noticias de radio y televisión anunciaban la presentación del nuevo presidente norteamericano. En varios titulares se podía leer, a modo de curiosidad apostillada: “el presidente se hizo acompañar de una banda de música”. Así, sin más explicaciones. En ninguna parte oí referenciar que la banda de música que lo acompañaba es una formación que forma parte del protocolo presidencial de los EEUU desde el 1798, año en el cual el presidente John Adams aprobó su fundación tal y como consta en el acta del congreso norteamericano fechada el 11 de julio de aquel año (hace ya 223 años). Tal vez sea porque en los programas educativos de ámbito general no se hace mención alguna de la existencia de bandas de música en la historia cultural, ni que esta banda a la que hago referencia, la “The President’s Own” United States Marine Band, es una de las formaciones sinfónicas más importantes del mundo, con temporadas de conciertos de un elevado nivel artístico, con una discografía mítica y fundamental para entender la evolución de la composición destinada para las bandas de música, y que tiene, entre sus directores invitados contemporáneos, a figuras como John Williams. Pero, según los medios, fíjate qué curioso, el presidente de un país tan importante, se hace acompañar de una banda de música, tan vulgar… Y es que la memoria de las bandas está plagada de olvidos, los cuales le han proporcionado una especie de mantra estereotipado que se repite entre generaciones.

A pesar de estos olvidos, seguimos y seguiremos. No nos queda otra. El trabajo siempre dignifica y en estos momentos tan especiales, aún más. El trabajo silencioso pero constante, el que produce activos de solidez, el que hay detrás de cada músico que con miedos y situaciones personales varias, ha dejado atrás todo para demostrar que su trabajo es útil en esta sociedad. Las bandas de música (algunas de ellas, no todas …) han sido reconocidas por el Ministerio de Cultura como Material Representativo del Patrimonio Cultural Inmaterial, pero al ser tan “etéreas” da la sensación que no existimos. En el olvido de este reconocimiento hacia el resto de bandas hay también una muerte lenta del respeto por su historia, por su presente y por su potencialidad futura.

El olvido puede ser ocasionado por una enfermedad o por un nocivo descuido. En el caso de las patologías mentales, existen tratamientos paliativos que aminoran su evolución o su intensidad. En el caso de la incultura, hay un remedio efectivo: el estudio y la formación. Y en este último caso, la voluntad de cambio y el compromiso son también dos vías de desarrollo de gran efectividad.

Hace unos días me encontré con una persona a quien hacía tiempo no veía y le pregunté por sus padres, pues tenía constancia de que ambos estaban diagnosticados con la patología de Alzheimer. Me dijo que ambos habían entrado en una fase de dependencia y que los estaba cuidando en su casa, ya que así era más cómodo para ella. Después de más de treinta años de casados, sus padres llevaban ahora unos veinte de divorciados. Y en estos momentos en los que ambos tienen Alzheimer, vuelven a vivir juntos: “Menos mal que se han olvidado el uno del otro y no se reconocen”, decía mi amiga, “antes de la enfermedad no se soportaban”. Lo que es la vida: un olvido patológico permite convivir ahora a dos personas que, sin él, serían incapaces de compartir nada. Decía Jorge Luis Borges: “…No hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón…. Ya somos el olvido que seremos…” (Elogio de la sombra, 1969).

El olvido alimentado por la comodidad, los estereotipos o la propia inoperancia, es un camino imparable hacia la desolación. La historia bandística comprende momentos fundamentales en la evolución cultural y social de nuestro mundo. En estos tiempos tras la pandemia, las bandas pueden y deben asumir de nuevo un papel motriz en la recuperación sociocultural de nuestra contemporaneidad. Trabajemos para no caer en el olvido de la memoria. Olvidar es morir…

José R. Pascual-Vilaplana

Trento (Italia), 3 de septiembre de 2021

Artículo original

https://www.pascualvilaplana.com/

“Ningún avance se hizo nunca sin una conjetura audaz”

Isaac NEWTON

Una Banda de Música es por definición una agrupación musical formada mayoritariamente por instrumentos de viento y percusión. A diferencia de la orquesta, donde los instrumentos de cuerda tienen su mayor protagonismo.

Desde el periodo barroco hasta nuestros días, la música clásica centroeuropea ha considerado a la orquesta la agrupación musical por excelencia.

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En la Comunitat Valenciana, la tradición musical de origen popular y rural se aglutinó desde principios del siglo XIX a través de las agrupaciones de viento, herederas de la llamada “música militar”. En consonancia con el estilo de vida mediterráneo, donde el binomio música/fiesta ha estado siempre muy presente. Y así, durante todo el siglo XX la música sonó en los pueblos valencianos y sus calles a través de nuestras bandas de viento. Nada que no sea de sobra conocido.

Sin embargo, el carácter popular y festivo de nuestras bandas siempre fue considerado como una manifestación de orden menor por los sectores de la llamada “música culta”. La ausencia de un repertorio de calidad propio y específico para banda y el tener que recurrir a la interpretación de las llamadas “transcripciones” de obras orquestales fue entendida por muchos como una especie de “querer y no poder”. Los inspiradores de la “leyenda negra” contra las bandas de música esgrimieron justamente esto, entre otras lindezas. Ya ajustaremos cuentas con estos en otra ocasión…

A finales de los años 70, encontrar músicos de cuerda en nuestras sociedades musicales no era fácil, eran raros y escasos. Sólo las bandas más poderosas tenían contrabajos y algún violonchelo.

La entrada de los instrumentos de cuerda en las bandas de música vino de la mano de los contrabajos. Los encontramos ya en las bandas de Llíria en los años 50 y 60 del siglo XX. Fueron los pioneros, los encargados de abrir el sendero en la jungla.

Un poco más tarde, llegaron los violonchelos pero entraron con fuerza. Tanto unos como otros mejoraron la sonoridad de nuestras bandas, permitieron interpretar con más precisión y éxito el repertorio orquestal. Por ello, muchas de nuestras bandas de música pasaron a llamarse, henchidas de cierta satisfacción, Bandas Sinfónicas. La verdad sea dicha, oír un Cello interpretando el solo del poema sinfónico Poeta y Aldeano de Franz von  Suppé producía admiración. Sin ánimo de ofender a los sufridos saxofonistas.

A modo de anécdota, la Banda Municipal de Valencia, nuestra agrupación musical profesional por excelencia, no ha tenido jamás en su plantilla violoncelistas.

Pero hay un punto de inflexión que supuso una auténtica revolución y el inicio de un fenómeno de grandes repercusiones musicales, culturales y también profesionales: A las bandas les dio por crear orquestas de cuerda, traicionándose en cierta manera a sí mismas. ¡Toma innovación! ¿Cómo fue posible hacer esto? ¿Cómo se logró la convivencia entre las dos agrupaciones dentro de las sociedades musicales y “no estar loco”, como dice la canción de Antonio Machín?

Esto ocurrió a principios de los años 80 y vino de la mano de algunas sociedades musicales pioneras. Creemos que la primera fue la Societat Musical Santa Cecília de Cullera (1979), luego la Unió Musical de Benaguasil (1980) y la Unió Musical de Llíria (1981). El fenómeno de rivalidad/emulación hizo el resto y en pocos años proliferaron las orquestas por doquier. Se había sembrado la semilla y se había desencadenado la tormenta. Imparable.

Cuarenta años después, los resultados son excepcionales, tenemos cientos de agrupaciones de cuerda en nuestras sociedades musicales. Desde hace bastantes años prácticamente todas las escuelas de música tienen profesorado y alumnado de todas las especialidades de cuerda. Y los profesionales de cuerda valencianos han alcanzado un nivel de excelencia y notoriedad igual o parecido al de los músicos de viento. Muchos de ellos y ellas comenzaron sus estudios en aquellas orquestas incipientes de los años 80 del siglo pasado.

Sin duda, una historia increíble de éxito. Una trasformación de un ecosistema de grandes proporciones, y una mejora sin precedentes.

Hacer un análisis de este proceso merece una investigación rigurosa y metódica, lejos de las posibilidades y la intención de este artículo. Aunque podemos descifrar algunas claves.

La primera, sin duda, la capacidad de innovación y de transformación que tienen nuestras sociedades, gracias al enorme colectivo que movilizan, su penetración y extensión por todo el territorio valenciano. También los recursos que son capaces de conseguir y, más aún, la pasión y el sentido de pertenencia que generan entre los valencianos. Como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, son como el Rey Midas, convierten en oro todo lo que tocan. Ahora se llama aceleradoras culturales, clusters, etc.

Hubo también otros factores. La irrupción de las políticas educativas públicas, desaparecidas durante décadas si alguna vez existieron. Se crearon conservatorios y se dotaron con profesorado de calidad. También la reforma educativa de 1990 (LOGSE) incluyó en el currículo de las enseñanzas profesionales, la asignatura de Orquesta para todo el alumnado. Pero todo esto ya bien entrado los años 90 del siglo pasado. En el terreno cultural, asistimos a la creación de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, la instauración de un festival de orquestas por el Institut Valencià de la Música y sus organismos antecesores, ayudas a los cursos de verano con presencia de especialistas de cuerda, etc.

Mención especial merece una gran acción que, vista con el tiempo, nos parece genial y determinante: La introducción de cátedras ambulantes de violín y viola, sufragadas por la entonces denominada Obra Social de la Caixa d’Estalvis de Valencia. Gracias a esta iniciativa, profesores y profesionales de cuerda se desplazaban a dar clases a los pueblos valencianos y estos instrumentos, mayoritariamente violín y viola, se repartieron entre los niños y niñas valencianos que pudieron elegir tocar un violín en vez de un clarinete. Puede ser que esta acción fuera el “paciente cero” que desencadenó el inicio de la pandemia orquestal a finales de los años 70. Digno de elogio. Ya sé que no queda bien hablar en positivo de la banca y las cajas de ahorro. Pero es lo que hay.

Más recientemente, siguiendo el testigo ya encontramos Bankia escolta Valencia con su programa dedicado al estímulo de las orquestas valencianas que tantas alabanzas y mejoras están produciendo. Una revitalización vigorosa que ha venido a despertar al sector, sumido en un cierto letargo. Nos referimos al Concurso de Orquestas, el Festival y el Ciclo de conciertos. Y detrás, casi novecientos mil euros inyectados a estas políticas en apenas cinco años. Pero como decía Kipling: “Esto es otra historia” que merece un episodio con nombre propio y por todo lo alto.

Para finalizar, citar también la creación por parte de la FSMCV de su Jove Orquestra en 2014 que vino a culminar el apoyo del mundo asociativo musical a las orquestas de las sociedades valencianas.

Visto en perspectiva, es increíble la transformación y la mejora que la sociedad valenciana ha conseguido en este terreno. Al final se han conseguido beneficios culturales de gran magnitud y también la aparición de una “industria” alrededor de los músicos de cuerda valencianos.

Pongámoslo en valor, demos las gracias a sus responsables y aprendamos para mejorar nuestras políticas musicales y culturales. Además, todo ello con cuatro duros si lo comparamos con el coste de los “grandes proyectos”. Y lo que queda por hacer…

Manuel Tomás Ludeña

Dedicado a todos los músicos pioneros de cuerda valencianos que abrieron caminos y lograron con su esfuerzo el nivel de excelencia actual de las orquestas valencianas.

Fuente: Por Innovatuba, 27 MAYO, 2020

El profesor Álvaro Cortinas nos habla del rol del alumnado y del profesorado en las aulas de música

Este artículo, pretende invitar a la reflexión a estudiantes y profesores de música acerca del rol del alumnado y del profesorado dentro de las aulas de las escuelas y conservatorios de música.

Para ello, me ha parecido recomendable comenzar haciéndome la siguiente pregunta.

Un profesor, ¿tiene habilidades innatas que le garantizan desde el primer día ser un grandísimo profesional o por lo contrario esas competencias se van aprendiendo ganando experiencia?

Antonio Escohotado, reconocido ensayista y académico español, nos habla en su libro «Sesenta semanas en el trópico: viajes por el planeta exterior«, sobre de qué está compuesta la riqueza de un país.

Al respecto, parte de su mirada es la siguiente:

UN PAÍS NO ES RICO PORQUE TENGA DIAMANTES O PETRÓLEO. UN PAÍS ES RICO PORQUE TIENE EDUCACIÓN.

A diferencia de países del norte de Europa, en España tenemos un sistema educativo muy desprotegido que le da poco énfasis a asignaturas de corte artístico.

Ni que decir de las enseñanzas de régimen especial, donde se ubican las enseñanzas de los conservatorios. Son constantemente marginadas por nuestros políticos y en consecuencia por nuestra sociedad.

Es por ello, que los profesionales de la educación musical estamos obligados a tener inquietud y curiosidad por una formación constante, para garantizar una educación musical de calidad y así darle el valor social que actualmente carece.

Fruto de esa curiosidad, hace unos años decidí ampliar mis estudios de formación pedagógica, estudiando un máster de formación de profesorado en la Universidad Internacional de Valencia.

Era la primera vez que, hacia un máster totalmente online, por lo que todo era una gran novedad.

Recuerdo la primera clase de ese máster con especial cariño, pues el profesor trató de que fuera una clase participativa donde debíamos reflexionar sobre las cualidades que debe tener un buen profesor. Ahí es nada…

De pronto, comencé a recordar todas las buenas cualidades de los profesores que tanto me habían influido y ayudado hasta ese momento, pasando por todas las etapas de mi vida. En todas las intervenciones, salió la palabra vocación a la luz.

Pero… ¿Esa vocación viene de nacimiento?

Es difícil contestar a dicha pregunta.

Yo diría que la vocación va ligada al caráctergenética o experiencia vital de cada uno.

Por normas generales, estos profesores tienen la virtud de conectar con el alumno de una forma más rápida y son queridos por ellos desde el primer momento que entran al aula.

Estos son los profesores, que suelen quedar grabados en el disco duro de cada alumno.

Por otro lado, hay otro tipo de profesores que no tienen estas habilidades emocionales, pero que en base a la experiencia y a la formación continua consiguen ser grandísimos profesionales.

Habilidades de un buen profesor

A continuación, citaré algunas de las habilidades que considero que un buen profesor debe tener en cuenta.

    • Tener humildad desde el primer momento que pisas un aula, es una gran virtud en la vida para saber absorber todos los consejos que tus compañeros te puedan recomendar
    • Saber escuchar a los alumnos y entenderles es esencial para mostrar un clima distendido y positivo en el aula. Creo que es un aspecto muy importante ya que en las clases de instrumento siempre estamos a solas con el alumno.
    • Ser organizado y fijar los objetivos que se quieren conseguir en cada aspecto que se trabaja.
    • Al trabajar con un alumno, me he dado cuenta que consiguen engancharse a la clase de una forma más rápida si el refuerzo positivo llega antes que el refuerzo negativo. Esto es algo que puede parecer fácil, pero es muy fácil caer en la tentación de criticar solo lo malo y lo estrictamente negativo. No olvidemos que trabajamos con niños o adolescentes mayoritariamente y tienen emociones al igual que nosotros. Anne Jelle Visser profesor de tuba de la Universidad de Zürich dice que, aunque una interpretación de un alumno no sea brillante, la primera palabra que debe salir por boca del profesor es “BRAVO”.
    • Establecer una comunicación con las familias debe de ser casi semanal, para convertir el hábito de estudio del instrumento en una prioridad. Yo recomiendo animar a los padres a ver las clases de instrumento cuantas veces puedan. Así me aseguro que ellos van a saber ayudarles en casa.
    • Usar una forma de comunicarnos fluida y clara en nuestra forma de hablar. Esto es una habilidad que debemos estar dispuestos a mejorar si pretendemos ser profesores. Recomiendo leer el libro” Metodo Ted para hablar en público” de Jeremey Donovan.
    • Utilizar la habilidad de la sorpresa como herramienta para llevar al alumno a conseguir el objetivo.
    • Entender que no todos los alumnos tienen las mismas capacidades de aprendizaje y que no todo lo que aportas en tu modelo de enseñanza funciona de la misma forma para todos.
    • Ser un profesor del siglo XXI. Eso significa que nuestro trabajo sobrepasa los muros de las aulas del conservatorio y ponemos en valor la música, la tuba y el bombardino a través de un blog.
    • Un buen profesor debe tener habilidades en el mundo de la composición y de los arreglos musicales.
    • Ser paciente y no entrar en cólera cada vez que el alumno no va por el camino que pretendemos. En base a mi experiencia, actuando así lo que conseguimos es desmotivar al alumno y haremos que asocie el miedo y la inseguridad para tocar el instrumento.
    • Desde el primer contacto que el alumno tiene con su profesor se crea un vínculo de respeto e inspiración constante. Por eso es muy importante tener una vida musical activa ajena al conservatorio, ya que debemos servir de ejemplo e inspiración para nuestros alumnos

Autonomía del alumnado

Por otro lado, me gustaría recalcar que las clases de instrumento en los conservatorios duran tan solo 1 h a la semana, por lo que, uno de los objetivos que perseguimos durante la mayor parte de las clases es desarrollar la competencia de la autonomía en el alumnado durante el proceso enseñanza – aprendizaje para que…

EL ALUMNO DEBE SER CAPAZ DE DISCERNIR ENTRE LO QUE ESTÁ BIEN Y LO QUE ES MEJORABLE.

 

Podemos decir que el alumno es quien más se conoce y está constantemente dirigiendo (en mayor o menor medida) su forma de estudiar, por lo que conviene afirmar que un alumno nunca deja de ser un profesor en continua formación.

Ya llegando a una conclusión, comentaré una anécdota que siempre recordaré y que fue esencial para cambiar mi forma de pensar a la hora de trabajar en un aula.

Durante mi primer día como profesor de un conservatorio, asistí a las clases con mucho respeto, miedo e intriga por no saber dirigirme a mis alumnos.

¿ME ENTENDERÁN?, ¿SABRÉ AYUDARLES EN ALGO?

Durante esas semanas, David Muñoz (profesor de tuba del Conservatorio Profesional de música y danza de Gijón) persona a quien admiro mucho por todo lo que desarrolla a diario me dijo:

“Álvaro, la acción imperfecta debe estar en tu mente desde ahora que eres profesor de manera oficial. Te equivocarás y tropezarás muchas veces, pero eso significará que tus alumnos te importan y desarrollas mucho contenido de gran importancia para ellos”.

Con el paso de los años, me he dado cuenta de que muchas cosas que hacía en las aulas en 2016 no las hago hoy en día e incluso los alumnos se dan cuenta de ello, pero es señal única de que nuestra profesionalidad, vocación y ganas por aprender nunca han sido enterradas.

Para finalizar, me gustaría cerrar este post animando a todos a intercambiar opiniones acerca de este tema y esta bonita profesión, porque si compartimos, ganamos todos.


Autor:

Álvaro Cortinas Lillo, Profesor de tuba del centro integrado de música «Padre Antonio Soler» de San Lorenzo de el Escorial, Madrid.

 

Por Josep Francesc Almería Serrano

Socio-Consultor de Studio Musicae (www.studiomusicae.es)

Expresidente de la FSMCV

Que el ser humano es un sistema abierto a su entorno próximo y repleto de contradicciones es algo que no nos viene de nuevo a nadie. Tampoco nos sorprende que haya personas con más predisposición que otras para intentar adaptarse, por propia iniciativa, a los cambios que se van sucediendo en nuestra sociedad y en nuestras organizaciones. Todavía menos nos extraña comprobar que hay mucha gente que piensa que las personas son como son, y que no van a cambiar nunca, por muchas exigencias de adaptación que surjan del contexto en donde viven o de las organizaciones que gestionan.

Sin embargo, muchas de estas personas, supuestamente ancladas en el inmovilismo, aluden constantemente al cambio y al progreso de las organizaciones como una forma de desarrollo deseable, sin caer en la cuenta de que, probablemente, cualquier evolución o progreso de tipo estructural en estas organizaciones, o en la sociedad misma, tendrá que ser provocado necesariamente por personas que deberán haber experimentado antes un cambio personal que les motive a este propósito.

Llegados a este punto, podemos asegurar que no hemos visto nunca cambios tan espectaculares, a nivel personal, como aquellos producidos por el impacto de la formación y la información, dos procesos que, obviamente, no son la misma cosa, aunque tengan puntos de solapamiento. La formación es una herramienta de cambio, un potente mecanismo de desarrollo personal que, a su vez, impacta en las organizaciones gestionadas por las personas que se han formado, haciéndolas progresar al compás de su propio crecimiento personal o profesional y de aquellas exigencias que emanan de su entorno próximo.

Hay muchos sectores que demandan a gritos una mayor capacitación de sus gestores y dirigentes. Uno de estos sectores es el de las sociedades musicales españolas, entidades con pocos recursos, fundamentalmente sin ánimo de lucro y que, muchas veces, han de combinar las aportaciones de personas voluntarias con la gestión de algunas personas profesionales, en perfecta armonía, lo que supone una coyuntura nada sencilla. Por este motivo, es imprescindible que las personas que gestionen, dirijan o aspiren a dirigir y gestionar nuestras sociedades musicales adquieran la formación necesaria para hacerlo con solvencia, de forma que se asegure el cumplimiento de sus fines sociales y se garantice su sostenibilidad. No obstante, somos conscientes de las dificultades que entraña la formación, en un mundo regido por la inmediatez, el incremento de las exigencias laborales, la precariedad en el empleo y la escasez de tiempo y de recursos.

Por este motivo, la formación online ha pasado a ser el presente y el futuro de la educación en todos los ámbitos, y cada vez existe una mayor variedad de posibilidades para utilizar herramientas digitales que puedan sustituir o dar apoyo a las clases que se imparten en un aula. No queremos obviar los beneficios que aporta a la experiencia educativa el contacto directo entre el profesorado y el alumnado, pero constatamos que existen ciertas barreras para la formación presencial, por distancia geográfica, falta de tiempo o ahorro de costes, convirtiéndose el e-learning en una alternativa perfecta para continuar formándose.

En principio, la capacidad de especialización de esta modalidad formativa hace que sea prácticamente imposible que no se encuentre un curso a la medida de las necesidades y posibilidades del alumnado. Además, la formación online evita la realización de largos y costosos desplazamientos, ya que tan solo se necesita de una conexión a internet para llevarlo a cabo. Otra de las grandes ventajas de los cursos online es la flexibilidad y amplitud en el calendario de los cursos, así como de los horarios en los que se puede seguir la programación. Existe una gran libertad para decidir cuándo se va a estudiar un tema concreto y cuánto tiempo se le va a dedicar, volviendo sobre los contenidos cada vez que se quiera.

La modalidad de formación online supone la personalización del proceso de aprendizaje, ya que el alumnado dispone de diferentes tutores a los que acceder para realizar sus consultas o resolver dudas. Se dispone de webinars en directo, cuyas grabaciones podrán ser consultados posteriormente, textos, artículos y otros materiales escritos de soporte, acceso a foros y chats con el alumnado y el profesorado e, incluso, la posibilidad de concertar videoconferencias individualizadas para el tratamiento de temas específicos.

Por otra parte, la formación online genera redes de contactos entre el alumnado de un mismo curso, para el intercambio de experiencias que, de otra forma, sería harto difícil obtener, así como para generar nuevas oportunidades de empleo y formación en diferentes ámbitos de interés del alumnado.

Finalmente, cabe destacar que, desde una entidad asociativa como la Confederación Española de Sociedades Musicales, se promuevan acciones formativas online dirigidas a sus entidades asociadas, ya que esto ayudará a mejorar las competencias de las personas gestoras y dirigentes e incrementará su empleabilidad, lo que con toda seguridad redundará en la mejora del modelo de gestión y en la sostenibilidad de las propias sociedades musicales.

La Verdad/FedBandasMurcia, Jueves, 3 octubre 2019

Hace ya un tiempo vio la luz mi libro sobre El Oficio de Director de Banda, del cual a continuación realizo una breve síntesis con el objetivo de promover la reflexión del lector.

Director es el que guía, el que concierta el grupo. Es la persona a cuyo cargo está la dirección de algo.

En esta definición de lo que es esencialmente un director se debe tener en cuenta de que “el hábito no hace al monje”, por lo que el estar al frente de una agrupación musical no hace por sí sólo de uno un maestro.

El oficio de maestro (lerena dixit) se relaciona con el conocimiento práctico puesto que oficio procede del latín opus (trabajo) y facio (hacer), por eso los oficios se aprenden haciendo, practicando, mientras que a la profesión se accede mediante unas cualificaciones académicas. Es consabido que maestro es alguien que sabe, alguien que domina un arte; no, sin más, alguien que vive de ejercer la enseñanza.

En el proceso de nuestra formación musical como Director, hemos tenido que estudiar, ensayar y dirigir muchas obras de numerosos compositores, muy variados géneros y formas musicales escritas tanto para orquestas de cámara, sinfónicas, como para bandas de diferentes conformaciones y tamaños. No obstante, en ninguna ocasión hemos visto colocar una nota o advertencia del autor que señale o discrimine: …la siguiente obra debe ser dirigida por un director de orquesta…o por un director de banda. En otras palabras, las obras han sido concebidas para muy variadas combinaciones instrumentales. Su estudio, montaje y presentación requieren en todo caso de un profundo proceso de análisis y un conocimiento y destreza profesional que ocupa y exige la preparación y capacitación de cualquier director que se forme para desempeñarse como tal.

La especialización como director de banda, de orquesta o de coro, viene determinada más por cómo es el repertorio que interpretamos o las tareas que día a día realizamos, que por la diferencia del empleo de la técnica de dirección entre una u otra agrupación. Un director debe estar preparado para dirigir a cualquier agrupación musical o vocal tanto amateur como profesional.

Esta formación suele adquirirse en los conservatorios, centros, cursos, etc. Adicionalmente, debemos agregar algo de magia y taumaturgia que establecerán las diferencias entre uno y otro director; pero, hasta ahora, esta materia no forma parte de ningún pensum… es el resultado de ese magnetismo particular y liderazgo personal que puede o no tenerse.

¿Cómo se aprende a dirigir?, es una pregunta frecuente que nos conduce a una reflexión profunda. En el mundo de las bandas se contesta al respecto y habitualmente: a fuerza de práctica.

En estos casos y si el aspirante a director no tiene preparación técnica alguna, hará víctima de su inexperiencia al público, a la banda y al compositor, para adquirir la técnica del oficio “a fuerza de práctica” en un período de antiartística actividad al frente de la agrupación.

Del mismo modo que un instrumentista, el director deberá de alcanzar la técnica de su instrumento antes de atreverse a presentar en público. Ha de formarse técnicamente en un instrumento que no posee, por lo que a parte de su estudio individual le convendrá realizar prácticas de dirección con estas agrupaciones.

Habitualmente se cree que para dirigir a agrupaciones infantiles y juveniles no hace falta estar preparado técnicamente, sólo con tener conocimientos globales es suficiente. Los grandes maestros no opinan lo mismo. El director de bandas infantiles o juveniles tiene que estar más preparado si cabe que el de otras agrupaciones musicales. Y es que la técnica debe de ir acompañada de psicopedagogía, siendo el director un educador musical que ha de conocer en profundidad las características y funcionamiento de todos los instrumentos de su agrupación; además de poseer una completa formación pedagógica para trabajar con niños.

Nuestro instrumento es un conjunto de individuos, un instrumento viviente. En el oficio tendremos que afrontar cuestiones no sólo relacionadas con la música en sí; sino también en lo referente a las relaciones humanas.

El Maestro de banda tiene que estar preparado tanto técnica como humanamente para trabajar con su grupo. Dentro de este perfil, tiene que ser un músico integral con una buena preparación tanto como director, intérprete, arreglista/orquestador, gestor cultural y psicopedagogo. Deberá conocer la historia de las bandas, de su propio repertorio, así como contar con una buena formación auditiva y una capacidad de análisis desarrollada y aplicable a toda la música. Lo más importante de su persona es que cuente con vocación, con aptitud y con actitud por el oficio a desenvolver.

En las bandas amateur, la labor del director debiera de ser la de un educador tanto de las nuevas generaciones como de las comunidades de adultos. Esta labor es de una gran responsabilidad e incumbiera estar en permanente interlocución con las autoridades municipales y regionales, para su fortalecimiento y apoyo en las políticas culturales. El director no sólo debe poseer una buena pedagogía, sino que ha de desarrollar unas pautas psicológicas y sociales de conexión con su entorno.

Al director corresponde el fomentar la creatividad del grupo, pero de una manera individualizada; desarrollando en los jóvenes y a través de la música su propia personalidad que los lleve a conocerse y expresarse con independencia. Esta formación cuidada y personalizada debe de ser ética y respetuosa. Ejerce de pedagogo y debe de ser creativo y capaz de individualizar los procesos de aprendizaje, disponiéndolos en una metodología grupal. Deberá además de construir su propio proyecto y método de enseñanza, sin repetir o copiar fórmulas. Cada escuela-banda que no pertenezca a un Plan Nacional, será diferente de las demás siendo las variables las que condicionan el medio.

Los nuevos proyectos a constituir en las escuelas aparte de musicales, han de ser educativos, culturales y sociales; teniendo como objetivos principales el educar desde la música, acercarla a la sociedad y transformar a través de la misma el entorno de los jóvenes músicos del municipio. El nuevo proyecto educativo y social que se ponga en funcionamiento debe de contemplar todos los puntos y factores que influyan en la educación del niño. Así mismo debe ser la combinación de una calidad artística con una profunda convicción ética, desde la confianza en el valor educativo de la música para la dignidad del ser humano.

La idea de enseñanza y pedagogía del maestro se basará en lo que es una banda en sí: un equipo. Por eso desde el comienzo los niños deben de tocar juntos en un colectivo. Las prácticas en conjunto son la mejor herramienta para la integración social y la más motivante para el estudio de los jóvenes.

El director deberá orientar parte de sus esfuerzos en buscar el apoyo de las políticas y los programas culturales de la administración municipal, tendientes a valorizar el papel de la música en el desarrollo del individuo y la vida social.

Estos factores se deben tener en cuenta anteriormente al trabajo humano y musical que vamos a desempeñar con nuestro instrumento. Nuestros objetivos deben ser claros y precisos, marcándonos unas metas reales a alcanzar.

El no afrontar nuestra propia realidad y la de nuestro entorno nos conducirá al fracaso. Aparecerán pronto las frustraciones dadas bien por impotencia, incapacidad o desmotivación, al no alcanzar nuestras pretensiones.

Este mal lo padecen todo tipo de profesores que programan un repertorio únicamente para lucirse, no sentirse frustrados o para compararse con otros compañeros; pudiendo entonces decir orgullosos que yo dirigí la sinfonía de…

Tarea compleja la que desarrollan los directores de nuestras bandas. Ante las adversidades debemos de ser más profesionales si cabe en nuestro trabajo, tener mucho oficio y para llegar a ser maestros contar con una gran aptitud, actitud y vocación por nuestro ¿oficio, profesión?

Por Carlos Diéguez Beltrán,
Director de la Escuela Municipal de Música de Ortigueira (Galicia).
Presidente de la Asociación Nacional de Directores de Banda.