El pasado 2 de febrero de 2025, más de una veintena de socios, tanto de forma presencial como online, se dieron cita para celebrar la XXIV Asamblea General Ordinaria de la Federación de Bandas de la Comunidad de Madrid, un encuentro clave para repasar la actividad del año anterior, definir proyectos futuros y renovar parte de la junta directiva.

Uno de los puntos destacados fue el cambio oficial de la sede de la federación, que ahora está ubicada en la calle de la Muralla, 1, en Colmenar Viejo, vinculada a la banda del presidente en ejercicio, Domingo Represa, lo que facilita una gestión más directa.

Durante la asamblea se presentó la memoria de actividades de 2024, donde sobresalieron eventos como el I Congreso de Bandas de la Comunidad de Madrid, el Festival María Milagros García y los ciclos de conciertos del 2 de Mayo y del 12 de Octubre, consolidando la presencia de la música de banda en la región.

En el ámbito financiero, se destacó la buena salud económica de la federación, resultado de una gestión eficiente durante el ciclo 2022-2024. La asamblea sirvió también para despedir a David Val y María Arias, secretario y tesorera de la Federación en los últimos años que, ante su próxima paternidad, dejan el cargo.

Las bandas agradecieron su labor al frente de la Federación, puesto que la situación financiera es mucho más solvente que la que se encontraron hace tres años.

Elecciones a la junta directiva

La asamblea también sirvió para celebrar elecciones parciales a la junta directiva. La Banda de San Martín de la Vega asumió la tesorería de forma voluntaria, mientras que la Banda Municipal de Morata de Tajuña y la Banda de Música de Ciempozuelos fueron designadas por sorteo para cubrir los puestos vacantes de secretaría y vocalía.

Por su parte, Domingo Represa, de Colmenar Viejo, continúa al frente de la directiva, mientras que José Luis Garrido, de la banda A Tempo de Arroyomolinos, asume la vicepresidencia. Por su parte, la Banda Inspirations de Collado Villalba formará también parte de esta nueva directiva.

De cara a 2025, la federación tiene previstos más de 30 conciertos, incluyendo la continuidad de los ciclos ya consolidados y nuevos proyectos como el Festival Federico Chueca, en trámite de negociación. Además, se apuesta por fortalecer la colaboración con otras federaciones y buscar nuevas vías de financiación para garantizar la sostenibilidad del proyecto.

Debate tras la asamblea

Tras finalizar la asamblea, la federación invitó a los asistentes a una comida de convivencia. Posteriormente, se llevó a cabo una reunión, ya fuera del marco oficial de la asamblea, en la que se debatió la modificación del Reglamento de Régimen Interno y la organización de un nuevo desfile de bandas en Madrid como el de 2023.

En cuanto al régimen interno, se acordó que, en caso de no haber voluntarios para cargos directivos, se realizará un sorteo entre las bandas federadas, estableciendo sanciones para aquellas que se nieguen a asumir el cargo asignado. También se definió que las bandas seleccionadas no volverán a entrar en el sorteo hasta que todas hayan participado.

Las bandas de música son, sin duda, una de las mayores riquezas culturales que poseemos. En países como España, su historia se entrelaza con la identidad de pueblos y ciudades, convirtiéndose en una de las manifestaciones artísticas más cercanas a la gente. Son escuelas de valores, de disciplina y de convivencia, además de forjar músicos de primer nivel que nutren conservatorios, orquestas y agrupaciones de todo tipo. Sin embargo, a pesar de su grandeza, hay una asignatura pendiente que nos debilita: la falta de unión y la incapacidad de confiar en nuestro propio poder.

Las sociedades musicales son mucho más que agrupaciones artísticas: son auténticos motores sociales. En ellas conviven varias generaciones, desde niños que dan sus primeros pasos en la música hasta veteranos que han dedicado su vida a este arte. Son espacios de aprendizaje y transmisión de conocimientos, donde se cultivan el esfuerzo, la constancia y el amor por la música.

Además, cumplen una función vital en la sociedad. No hay festividad sin banda de música, no hay procesión sin sus notas, no hay fiesta mayor sin pasacalles. Pero su importancia va más allá de la animación festiva: representan un vínculo con la tradición, un refugio cultural en un mundo que cada vez se aleja más de lo colectivo y lo artesanal.

Por otro lado, el impacto económico y educativo de las bandas es innegable. Las escuelas de música vinculadas a ellas forman a miles de jóvenes, algunos de los cuales llegarán a ser profesionales. Son una cantera inagotable de talento que, con la inversión y el reconocimiento adecuados, podrían convertirse en un eje aún más sólido de la educación musical y la cultura en general.

Pero a pesar de todo lo que representan, las bandas de música siguen sin ocupar el lugar que merecen en la sociedad. ¿Por qué? Porque no estamos unidos. Cada banda, lucha en su pequeño territorio, preocupada por su propia supervivencia, sin darse cuenta de que juntas formamos una fuerza imparable. En lugar de apoyarnos y actuar con una sola voz, demasiadas veces caemos en la competencia innecesaria, en el localismo mal entendido y en el conformismo.

Nos quejamos de la falta de apoyo institucional, pero ¿qué hacemos para cambiarlo? ¿Cuántas veces hemos dejado pasar oportunidades de reivindicar nuestros derechos por falta de coordinación? Hay talento, hay pasión, hay historia… pero nos falta la conciencia de que, si nos organizáramos mejor, podríamos influir mucho más en las decisiones que nos afectan.

La estructura que puede cambiarlo todo

Afortunadamente, existen entidades que trabajan para aglutinar y proteger a las bandas de música: las federaciones autonómicas. Son ellas las que analizan las necesidades de sus respectivas comunidades, promoviendo iniciativas, gestionando recursos y representando a nuestras sociedades musicales ante instituciones locales y regionales.

Pero para que nuestra voz tenga verdadera fuerza a nivel nacional, es imprescindible el papel de la Confederación Española de Sociedades Musicales (CESM). Este ente superior debe ser el canalizador de todas las demandas del colectivo y el encargado de luchar por conseguir la legislación y el reconocimiento que las bandas de música merecen. La CESM debe actuar como el gran interlocutor con el Estado, asegurándose de que la música de banda tenga el respaldo normativo, financiero y cultural necesario para consolidarse como lo que es: un patrimonio vivo de incalculable valor.

El poder que no sabemos que tenemos

La realidad es que las bandas de música tienen un potencial que ni siquiera nosotros mismos valoramos como se merece. Movemos a miles de personas, organizamos festivales, concursos y conciertos multitudinarios, formamos músicos de élite, generamos turismo y dinamizamos la cultura local. Si consiguiéramos transformar ese movimiento en una estructura realmente cohesionada, podríamos cambiar la percepción que la sociedad y las instituciones tienen de nosotros.

Es hora de despertar. De dejar de actuar como entidades aisladas y de empezar a pensar como un colectivo con un objetivo común. La unión hace la fuerza, y en nuestro caso, esa fuerza podría ser arrolladora. Solo depende de nosotros.

Las bandas de música han sido, son y seguirán siendo un pilar fundamental de nuestra cultura. La pregunta es: ¿queremos seguir siendo espectadores de nuestro propio destino o por fin vamos a tomar las riendas?

Félix Ruiz González
Presidente de la Confederación Española de Sociedades Musicales
Presidente de la Federación Andaluza de Bandas de Música