Hace ahora aproximadamente un año, Juan Saurín recibía el encargo de la Confederación Española de Sociedades Musicales (CESM) para crear una obra sinfónica con banda de rock.

Fuente: rocksesion.com / Publicado por   / JUN 27

El guitarrista, que lleva una década ‘de dulce’ haciéndose un sitio entre los ‘hachas’ más reputados de la escena instrumental, tardó tan solo cuatro meses en dar forma a Carmen, una composición de más de media hora dividida en tres movimientos, dos instrumentales y uno central cantado. Para la parte ‘rockera’ contó con sus habituales de confianza Matt de Vallejo (Batería), Iván Martínez (Bajo), Fran Martí (Piano), José Antonio Cecilia (Voz) y con Fernando Varela como letrista. Para la parte sinfónica, el yeclano tiró de casa, pero no por un acto de chovinismo, ya que la Banda Sinfónica de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, bajo la dirección del maestro Ángel Hernández, encargado aquí de hacer la adaptación de los arreglos que estaban escritos, fue galardonada en 2017 con la Medalla de Oro del Certamen de Kerkrade (Países Bajos), para muchos el ‘Mundial de los Certámenes de Banda Sinfónica’, apuntan. Con estos mimbres, a finales de septiembre de 2021 comenzaron los primeros ensayos que desembocaron en el gran estreno de la obra el pasado 29 de diciembre, en el salón de audiciones de la Escuela de Música de Yecla. Aquel audio, tomado por Rafa Monllor de Audioart ha sido mezclado y masterizado por Rubén Cecilia y ve ahora la luz en forma de disco, que viene con portada de su ilustrador habitual, Ángel Polo. Una obra directa y poderosa que, en su rudeza de la toma en directo, se deja querer con facilidad.

Juan Saurín plasma en Carmen conocimientos adquiridos en sus tres trabajos en solitario previos (Supremacy?, Human Génesis), especialmente el segundo, donde ya incluía dos temas sinfónicos, pero también como guitarrista solista en musicales tan cercanos al rock como Jesucristo Superstar y El Fantasma de la Ópera, o como guitarra de la gira Renaissance de Mónica Naranjo que, como sabéis, lleva tiempo jugando con el heavy metal sinfónico de mano de Pepe Herrero (Stravaganzza, etcétera).

El sentimiento abstracto del amor a una hija, por cierto nacida apenas dos semanas antes del inicio del Estado de Alarma de marzo de 2020, se plasma en este intenso trabajo en el que Saurín, acostumbrado a trabajar con muchas capas en sus discos, para conferir a sus piezas de dibujos, arreglos, contramelodías, más guitarras y adornos, empieza desarrollando un motivo principal para la obra con el que empezar a construir un edificio. Las emociones fueron tan intensas que finalmente decidió que lo que iba a ser el primer movimiento acabe siendo el tercero, ya que la cosa empezaba muy arriba, lo que venía a complicar la dinámica del conjunto. Y en la primera escucha es más que notoria esa percepción.

Una vez creado el elemento conclusivo y, por tanto su desarrollo inicial en tonalidad entre la menor y mi menor, Saurín apuesta por hacer un movimiento central de refresco distinto. Y qué mejor, para que lo sea, que tirar de vocalista, más allá del cambio de tonalidad. Para ello, más que con cantantes de rock o heavy como los que ya ha trabajado en otras ocasiones (Leo Jiménez, Neus Ferri, Alberto Scarlatta o Ilu Pérez), escoge al barítono José Antonio Cecilia, que dará un punto lírico y teatral mucho mayor, más clasicista, bordando un texto en el que ‘el padre’ dialoga con su hija en un crescendo de amor, iniciado con guitarra y voz y terminado de la misma manera, que engarzará con las teclas que abren la tercera parte.

Una tercera parte en la que, además de volver a la épica de la melodía principal de la primera, no solo se destapará el tarro de esencias de los solos sino que se despliega una tormenta de distorsión, batería y bajo muy metalera y estruendosa, último cénit antes de la armonización final del motivo principal y corolario de la composición.

Como bien apunta el director Ángel Hernández, la labor de la banda sinfónica es la de ‘guardaespaldas’ del papel solista que viene a ejercer el grupo de rock por sí solo, pero lo que ocurre es que, en su traslación al directo, el carácter bombástico de las percusiones, especialmente las trompas y toda la sección de viento madera le da un aire apocalíptico acusadísimo, más allá de la épica. La transcripción de la obra, para que pueda ser interpretada por una banda tipo, de las muchas que existen en nuestro país y especialmente cuantiosas en todo el Mediterráneo, es para dos flautas, dos oboes, fagot, cuatro clarinetes, 4 saxofones (alto, tenor y barítono), dos trompas, tres trompetas, tres trombones (tenor y bajo), dos bombardinos, tuba, contrabajo, timbales, parche sinfónico y todo el equipo de percusión, más sección de láminas, vibráfono, xilófono, marimba…

La magia que tiene esta obra es que, como nos viene dada a conocer a partir de una grabación en directo, su potencia es mucho más artesanal, directa y, por qué no decirlo, a veces desmedida, que si hubiese sido procesada desde un estudio de grabación, provocando finalmente unas emociones que, a buen seguro, serán mucho más cercanas si cabe a las que sentía el autor con ese leit motiv paterno filial que hemos comentado ya más arriba.

El álbum se cierra, como bonus track, con una revisión sinfónica del tema ‘Pure Love’, publicado originariamente en el álbum Supremacy?, lanzado en 2019, al igual que en este caso de la mano del sello discográfico Maldito Records. Una pieza en la que el director de la banda ha contado con mayor libertad para entrar, salir y aportar otras atmósferas y arreglos más efectistas.

En definitiva, una obra que gana mucho más en la forma que se ha presentado y que tiene el mérito enorme de conseguir esa fusión que tanto nos gusta siempre ver en grupos más grandes, de unión de la música clásica y el rock y el heavy metal. Felicidades.

Lista de temas – tracklist:

  1. Part I
  2. Part II
  3. Part III
  4. Pure Love (Versión sinfónica)