Con la Banda Sinfónica de la PRIMITIVA DE PAIPORTA (Valencia), dirigida por el propio autor

La obra ha sido un encargo de la IGEB (Sociedad Internacional para la Investigación y la Promoción de la Música de Viento), con motivo de la celebración de su 50 Aniversario, estrenándose el pasado sábado 13 de julio, en el Auditorio Florida con la Banda Sinfónica de la Primitiva de Paiporta, sociedad que albergó en sus instalaciones el XXVII Congreso Internacional de la IGEB, organizado por primera vez en España. El objetivo de esta Asociación es, principalmente, investigar, indagar y explorar todos los aspectos relacionados con la música de viento, a través de sus Congresos Internacionales, reflejando esta importante labor en su revista especializada, bajo el título de ALTA MÚSICA, donde se publican todos los trabajos y ponencias que se presentan en cada uno de los simposiums que realizan bianualmente, resultando así un ejemplar canal difusor y promotor de la música de banda a nivel mundial.

En EUPHONIKA -que está dedicada por el autor al vicepresidente de la IGEB, Richard Scott Cohen-  encontraremos sonoridades que supondrán ciertos “flashes” o “guiños” musicales a diferentes compositores, estilos u obras representativas del panorama compositivo bandístico u orquestal, haciendo un recorrido desde Respighi, Ravel o Stravinsky, hasta Philip Sparke o John Williams, pasando también por James Barnes, Jules Strens, Johan de Meij o John Barnes Chance, entre otros.

La pieza está dividida, a nivel macroestructural, en tres secciones bien diferenciadas. La primera sección viene a significar los primeros pasos de la asociación y su consiguiente consolidación. Escucharemos sonidos muy identificativos de la música centroeuropea y norteamericana para banda que en las décadas de los 70 y 80 llegaba a nuestras bandas valencianas y suponía una entrada de aire fresco y modernidad. Para finalizar esta sección, sonidos evocadores del impresionismo italiano nos recordarán la solemnidad del maestro Ottorino Respighi que tanto marcó al autor en su juventud. 

La segunda sección supone un paréntesis en la andadura de la IGEB durante su medio siglo de existencia. Un periodo de reflexión, de incertidumbre, de replanteamiento de ideas ante la convulsión tecnológica que está suponiendo este inicio del S. XXI. Tras varias ideas eminentemente melódicas asentadas sobre un tiempo muy calmado, se culmina esta sección con un majestuoso tutti orquestal que recuerda el tema principal, eso sí, con algunas modificaciones.

Después de este punto culminante y de forma totalmente repentina e inesperada, un brusco corte nos introducirá en la tercera y última sección. Serán dos cajas las encargadas de sumergirnos, con la colaboración de algún instrumento más de percusión, en un episodio tremendamente alarmante en el que el autor intenta recrear ese caos absoluto que supuso la pandemia mundial del COVID en 2020. Explorando y combinando sonoridades diversas intenta reflejar la saturación de las UCI’s en los hospitales, el racionamiento de alimentos, la carencia de mascarillas y medicamentos en las farmacias, la falta de información y, más importante todavía, los registros de fallecimientos diarios que cada día crecían casi exponencialmente en todo el mundo. Con ello, ha intentado reflejar, en esta tensa sección, algunos de los elementos más importantes que formaron parte de esta adversidad tan inesperada y que tanto conmocionó al planeta, extrayendo del grupo sinfónico las sonoridades más ásperas, bruscas, penetrantes, desgarradoras, punzantes o tormentosas. Este sentimiento de alerta, estará personalizado en la primera entrada de las trompetas que a su vez convivirán junto al propio coronavirus al que da vida una escala ascendente y en crescendo que realizan los clarinetes. Más tarde aparecerá la tan ansiada vacuna, siendo las flautas y los saxos con un escueto y ágil diseño melódico los portadores de la mencionada “pócima”.

Inevitablemente, dentro de este contexto tan agitado y confuso no podría faltar la figura de los “negacionistas”, encarnada en maderas agudas y trombones, quienes mediante saltos melódicos en forma de glissando y a modo de carcajadas y risotadas escépticas muestran su desconfianza e incredulidad ante la forma en la que los gobiernos gestionaban y argumentaban sus polemicas decisiones .

Dicen que después de la tormenta llega la calma. Así pues, dos estremecedores y desgarradores acordes -que simbolizan los angustiosos gritos fruto del agotamiento y la impotencia de la humanidad como colofón a esta desoladora pandemia- darán paso a una escena muy arraigada en nuestra cultura popular: una “marcha mora”, representativa de nuestro folfklore e historia viva de nuestro pueblo valenciano.  Se conserva en ella el tema principal aunque ahora ambientado con toda la pomposidad y boato que reflejan los metales con sus vistosas llamadas y toques de fanfarria, todo ello presidido por un majestuoso y característico ritmo de percusión. Posteriormente y como conclusión a la obra, se inicia la brillante y frenética coda final en la que el autor rescata los diversos materiales melódicos, armónicos, rítmicos y tímbricos ya utilizados a lo largo de toda la pieza, fusionando la música modal con la tonal y entresacando muy descaradamente los sonidos y armonías disonantes que tanto han contrastado durante esta sección. Una coda, de carácter marcadamente festivo y resolutivo, a la que el autor quiere conferirle un claro doble sentido: por una parte, la culminación de la celebración del Cincuentenario de la IGEB y, por otra, el irradiar un sentimiento generalizado de esperanza y de optimismo de cara al futuro próximo y las generaciones venideras.

“Sólo en la oscuridad puedes ver las estrellas” (Dr. Martin Luther King, Jr.)

Digno de mención, por otra parte, resaltar toda la responsabilidad que ha supuesto para la Banda de Primitiva de Paiporta aceptar el reto de acoger un Congreso Bandístico de repercusión internacional por el que han pasado más de 60 ponentes, musicólogos, profesores, compositores, directores e intérpretes de todo el mundo. Desde la propia sociedad se ha querido trasladar a todos los participantes la imagen y la esencia de lo que suponen las bandas de música en la Comunidad Valenciana, mostrando al mundo nuestra idiosincracia, nuestra música, nuestras costumbres, nuestra gastronomía, nuestra identidad, en definitiva, nuestro desarrollo y legado cultural. Muestra de ello fue el concierto extraordinario de celebración del 50 aniversario de la IGEB para cerrar la jornada del sábado 13 de julio en el que se pudo disfrutar de una pequeña muestra del potencial creativo de los compositores Andrés Valero, Luis Serrano, Carlos Pellicer y Llorenç Mendoza, todos presentes en el mismo. Evidentemente son obras que poseen un distinto sello, pero que son, sin duda alguna, piezas representativas del buen hacer de nuestros compositores valencianos, creadores que están teniendo una trascendencia a nivel internacional digna de elogio y admiración. Previamente tuvimos la suerte de poder contar también con la presencia de todos ellos ya que formaron parte de una mesa redonda en la que estuvieron transmitiendo al público asistente sus ideas y pensamientos en cuanto a lo que supone la composición para ellos, así como analizando las características y evolución de su catálogo personal.  Video del estreno de “Euphonika” en YOUTUBE: https://www.youtube.com/watch?v=OdB9HY0n7_c

sábado 13 de julio en el que se pudo disfrutar de una pequeña muestra del potencial creativo de los compositores Andrés Valero, Luis Serrano, Carlos Pellicer y Llorenç Mendoza
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