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Sabent que les MÚSIQUES, els MÚSICS i la MÚSICA són fonamentals per a desenvolupar la cultura musical d’un poble, aquest treball està dedicat especialment a tots els MESTRES de les ESCOLES DE MÚSICA, col·lectiu que es dedica a l’enseyament d’aquest ART i que gràcies a les seues lliçons, aquestes es gaudeixen encara més, en unes dates tan asseyalades com són les que celebrem en honor a la nostra patrona Santa Cecília

Així mateix, convé recordar que la Música, a més de ser una manifestació cultural i artística, és el fruit d’una intuïció creativa que se expressa en el temps i en l’espai, sent la finalitat d’aquest art, la de promoure una experiència en l’ésser humà, estimulant el seu camp perceptiu i expressant així, sentiments, pensaments i metes.

I amb aquestes sensacions i motivat per una carta d’Eduardo Sánchez, director de la Asociación Musical Aurelio Mascaraque de La Guardia (Toledo), he volgut si més no, remarcar diversos fragments esmentats en ella, aprofitant com he dit adés, la celebració en tots els nostres pobles, dels actes en honor a Santa Cecília, patrona de les Músiques, dels Músics i de la Música.

En primer lloc sabem que l’estudi de la música requereix un gran esforç, per conseguent cal felicitar als alumnes per tenir la possibilitat de descobrir i així entendre aquest univers musical, atès què, formant part de un proyecto en el que todos ganan mitjançant les Escoles de Música, són ells els que gaudeixen de la seua afició gràcies a un professorat implicat en la seua tasca, i per tant, emprant una metodologia actual i eficient, s’integren en un col·lectiu artístic d’aprenentatge, és a dir, participen activament dels seus beneficis artístics, musicals, socials i fins i tot pecuniaris, independientemente de la edad, del género i posición social o económica.

El resultat cultural i social d’aquest patrimoni creado por todos y que todos disfrutan, s’origina amb l’educació i la pràctica de valors com la convivència, la tolerància i la solidaritat què, conjuntament amb l’harmonia, l’esforç i la constància, elements que milloren i afavoreixen el desenvolupament intel·lectual i musical, reafirmen sens dubte, una ferma capacitat individual i col·lectiva com a intèrprets i com a persones.

A més, el caràcter pedagògic d’estimar la música i la seua cultura, es transmet analitzant criteris, reflexionant i expressant opinions sobre aquest art, qualitats que es consoliden amb l’estudi i la interpretació de diverses composicions on les músiques i els músics gaudeixen fent-nos partícips d’aquest conjunt de virtuts sonores, en les quals trobem uns grans beneficis sensorials i afectius, motivats ells, per les obres creades per compositors de tots els estils i de totes les èpoques. 

 Detrás de cada sonido interpretado, existe un complejo entramado de acciones humanas que lo han hecho posible.

I amb aquestes paraules d’Eduardo Sánchez i el més sincer reconeixement a tots els mestres que han fet i fan possible aquesta llavor social i musical, vull finalitzar el treball recordant una cita del nostre Pau Casals i Defilló que ens motiva dient-nos què El vertader respecte per la música, consisteix en donar-li vida.

Salut i Música. 

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Todos sabemos que las MÚSICAS, los MÚSICOS y la MÚSICA son fundamentales para el desarrollo cultural i musical de un pueblo, por lo tanto, este trabajo está dedicado a todas las MAESTRAS i MAESTROS de las ESCUELAS DE MÚSICA, colectivo que se dedica a la instrucción de este ARTE y que gracias a sus enseñanzas, estas se disfrutan todavía más, en unas fechas tan marcadas como son las que celebramos en honor en nuestra patrona Santa Cecilia.

Así mismo, conviene recordar que la MÚSICA, además de ser una manifestación cultural y artística, es el fruto de una intuición creativa que se expresa en el tiempo y en el espacio, siendo la finalidad de este arte, la de promover una experiencia en el ser humano, estimulando su campo perceptivo y expresando así, sentimientos, pensamientos y metas.

Y con estas sensaciones y motivado por una carta de Eduardo Sánchez, director de la Asociación Musical Aurelio Mascaraque de La Guardia (Toledo), he querido remarcar varios fragmentos mencionados en ella, aprovechando la celebración en nuestros pueblos, de los actos en honor a Santa Cecilia, patrona de las MÚSICAS, de los MÚSICOS y de la MÚSICA.

En primer lugar sabemos que el estudio de la música requiere un gran esfuerzo, por lo tanto, tenemos que felicitar a los alumnos por tener la posibilidad de descubrir y así entender este universo musical qué, formando parte de un proyecto en el que todos ganan mediante las ESCUELAS DE MÚSICA, son ellos los que disfrutan de su afición gracias a un profesorado implicado en su tarea que usando una metodología actual y eficiente, se integran en un colectivo artístico de aprendizaje, es decir, participan activamente de sus beneficios artísticos, musicales, sociales e incluso pecuniarios, independientemente de la edad, del género y posición social o económica.

El resultado cultural y social de este patrimonio creado por todos y que todos disfrutan, se origina con la educación y la práctica de valores como la convivencia, la tolerancia y la solidaridad qué, conjuntamente con la armonía, el esfuerzo y la constancia, elementos que mejoran y favorecen el desarrollo intelectual y musical, reafirman sin duda, una firme capacidad individual y colectiva como intérpretes y como personas.

Además, el carácter pedagógico de estimar la música y su cultura, se transmite analizando criterios, reflexionando y expresando opiniones, cualidades que se consolidan con el estudio y la interpretación de las composiciones donde las MÚSICAS y los MÚSICOS disfrutan haciéndonos partícipes de este conjunto de virtudes sonoras, en las que encontramos unos grandes beneficios sensoriales y afectivos, motivados ellos, por las obras creadas por compositores de todos los estilos y de todas las épocas.

DETRÁS DE CADA SONIDO INTERPRETADO, EXISTE UN COMPLEJO ENTRAMADO DE ACCIONES HUMANAS QUE LO HAN HECHO POSIBLE.

Y con la anterior reflexión de Eduardo Sánchez y el más sincero reconocimiento a todas las maestras i maestros que han hecho y hacen posible esta labor social y musical, quiero finalizar el trabajo recordando una cita del maestro Pau Casals y Defilló que nos motiva diciéndonos qué:

EL VERDADERO RESPETO POR LA MÚSICA, CONSISTE EN DARLE VIDA.

Salut i Música. 

Vicent Agulló Pérez – Miembro de la Societat Unió Musical d’Alcoi (UMDA) i del Centre Alcoià d’Estudis Històrics i Arqueològics (CAEHA). 

Una tesis doctoral demuestra que las pulsaciones de un instrumentista clásico son equiparables a las de un futbolista o un ciclista 62 músicos, muchos de la OSPA, participaron en el estudio

M. F. A. GIJÓN,

Para hacer música es preciso bombear mucha sangre. Tanta como para subir el Angliru o meterle un gol al Barça. Las clasificaciones tradicionales sobre el trabajo físico en función de la frecuencia cardiaca han considerado siempre que la profesión de músico requiere de un esfuerzo liviano, pero una tesis doctoral elaborada por la doctora Claudia Iñesta Mena (Llerena, Badajoz, 1959), médico de Atención Primaria en Gijón aunque especialista en Medicina Deportiva, ha echado por tierra esta teoría.

Después de analizar a través de pulsómetros el esfuerzo cardiaco de 62 instrumentistas clásicos ha concluido que su trabajo es equiparable al de un deportista de élite. La media de pulsaciones se eleva a 136 durante un concierto (lo normal es entre 60 y 80), pero puede llegar en algún momento a las 200. Recurriendo a la catalogación Astrand y Rodahl de 1985, un clásico de la medicina laboral, su tarea es «extremadamente dura».

Claudia Iñesta es además de médica madre de tres hijos músicos y una gran melómana. De ahí su interés por un asunto que empezó a convertirse en su tesis doctoral bajo la dirección de Nicolas Terrados Cepeda en 1999 y que recibió el ‘cum laude’ de la Universidad de Oviedo el pasado mes de setiembre.

Su idea inicial era abordar un plan de ejercicios físicos dirigidos a los músicos, pero finalmente acabó analizando el esfuerzo que supone tocar un instrumento. Se valió de la colaboración de 62 instrumentistas, muchos de ellos miembros de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), que se prestaron a colocarse los pulsómetros durante los ensayos y los conciertos para evaluar las diferencias.

Clarinete, fagot, flauta, oboe, trombón, trompa, trompeta, contrabajo, viola, violín, violoncello, arpa, piano, percusión y dos instrumentos indios -sitar y tabla- formaron parte de un estudio que se prolongó en el tiempo y que acabó por aportar conclusiones inesperadas.

Porque si bien Iñesta suponía que el nivel de esfuerzo del corazón era fuerte, no esperaba tanto. Sí intuía ya desde el primer momento que es preciso que los músicos estén en forma y practiquen deporte para poder mantener ese bombeo cardiaco que se hace imprescindible para ejecutar la música.

De 20 a 30 años

La mayoría de los músicos que participaron en el estudio son jóvenes, entre 20 y 30 años, y el abanico de esfuerzo que realizan es muy amplio. Es difícil generalizar porque a la hora de medir las pulsaciones entran en juego muchos factores, algunos de ellos tan difícilmente cuantificables como la emoción de una pieza. Pero hay conclusiones claras. Por ejemplo, el esfuerzo se multiplica durante un concierto con respecto a los ensayos. Es también sustancial la diferencia entre un solista y quien no ejerce como tal en un recital. A mayor protagonismo, se advierte también un incremento en las pulsaciones.

Para dar ejemplo de ese importante esfuerzo, y saliéndose de lo que es estrictamente su tesis doctoral, Claudia Iñesta relata el caso de un fagotista que un día decidió pesarse antes y después de un concierto. Un kilo y medio fue la diferencia final, pero con el añadido de que el último pesaje se hizo después de la cena. Otra muestra del enorme esfuerzo que supone hacer música lo encuentra la doctora en su propio hijo, en la actualidad clarinetista becario en la Filarmónica de Berlín, que en un viaje a Bolivia fue capaz de correr a la altitud de La Paz, pero no pudo sacarle una sola nota al instrumento de viento. Pensó, incluso, que se le había estropeado el clarinete.

Un partido importante

Las gráficas de la tesis de la doctora aportan luz sobre lo que puede significar la faena de un concierto. En uno de ellos se observan las pulsaciones de un futbolista en un partido importante. Y son prácticamente las mismas que las de un músico. Sucede algo similar con el tajo de un pescador, mucho más tranquilo en las distintas partes del trabajo salvo en la última, la de la descarga del pescado, en la que se equipara el esfuerzo. «Es mucho más de lo que pensaba, nadie esperaba tanto», dice esta doctora extremeña afincada en Gijón para explicar con otra anécdota lo que supone. Su director de tesis, el experto en Medicina Deportiva Nicolás Terrados, mostró en una ocasión a un ciclista una de las gráficas de esfuerzo de los músicos estudiados por Claudia. «Mira, ¿qué te parece?, le dijo, y este contestó: «Uff, vaya etapa más dura». No daba crédito cuando supo que aquellas pulsaciones eran las de un concertista. Y así era.

Pese a lo que pudiera parecer, no se ha advertido en la tesis una diferencia de esfuerzo para los diferentes instrumentos. Y eso que cuando Claudia Iñesta comenzó su estudio estaba convencida de que los de viento requerían de mayor bombeo de sangre. Finalmente no fue así. Los niveles de esfuerzo no tienen relación con el instrumento, pero alcanzan durante los conciertos porcentajes superiores al 70%. En algunas ocasiones, incluso más. En el estudio en dos ocasiones se rebasó la barrera de la capacidad cardiaca máxima y se llegó al 101%.

Todo este estudio tiene un fin claro para Claudia Iñesta: concienciar a los músicos de que tienen que cuidarse, de que su corazón realiza un esfuerzo importante cada vez que se suben a un escenario. Estar en forma, hacer deporte y practicar hábitos de vida saludables es fundamental para los instrumentistas. Y lo es también para los jóvenes que se forman en el conservatorio, que deben hacer un hueco en su agenda para mover las piernas y el corazón. Eso entiende esta extremeña que, tras presentar su tesis doctoral, confía en publicar pronto su trabajo en alguna revista de cardiología.