Por Manuel Martín Ventura.

La madera posee defensa natural contra los factores climáticos que constantemente la atacan, como los insectos y arácnidos que la perforan o destruyen. Esta defensa a su vez se va perdiendo con el tiempo, su duración depende de la conservación que se le haya dado, amén  de su capacidad natural, por ejemplo, las maderas resinosas  suelen resistir más a los factores destructores, las maderas más duras a la humedad.

El tiempo  va eliminando estas defensas  por lo que las maderas  aunque  fuesen bien tratadas en su momento precisan una conservación especial teniendo una importancia relevante en nuestra especialidad que es la conservación y restauración de los instrumentos musicales.

La madera presenta perfectamente definidas tres partes, duramen, albura y cambium.

El duramen es la parte más seca y dura, es frecuentemente atacada por insectos  y enfermedades.

La albura es la parte media del tronco, de masa blanda, se encuentra entre la corteza y el corazón, es la zona donde se produce la mejor madera  y por consiguiente la afección de esta  parte la desvaloriza.

El cambium es el corazón o parte central del tronco, está compuesto de un tejido muy cilaginoso en su formación.

Las enfermedades de las maderas  aparecen antes o después de ser cortadas afectándole, y a corto o largo plazo y a veces facilitan la penetración de hongos o insectos.

Los expertos  estudian las enfermedades en sí, para luego explicar los procedimientos idóneos de aplicación para su curación.

La caries de la madera es propia de las maderas blancas, y es producida por la muerte de  parte de su raíz .Se manifiesta por la dureza excesiva del duramen determinada por granulación de tanino, aparecen  manchas de tono rojizo y a veces negruzco, este ultimo muy difícil de extraer por decoloración.

Aunque con menos frecuencia, dichas caries también se presentan en coníferas, en especial el abeto muy frecuente en la fabricación de fagot o instrumentos de lutheria,  siendo este resistente ante esta enfermedad.

El enrojecimiento de la madera es propio del roble y del haya, que al perder  materia intercelular se impregna de tanino, quedando esponjosas y rojizas. Su restauración se logra reponiendo las partes faltantes o muy débiles, o consolidando el tejido. Aunque es muy dudoso, se atribuye esta enfermedad a la degeneración por vejez de la madera y por la penetración de agua  o filtraciones de goteras de heridas lacrimales, pero lo que realmente importa es el terreno, ya que solo aparece en suelos arcillosos y nunca en suelos  o arenas silíceas.

El cáncer de la madera son heridas producidas por insectos, golpes  y sobre todo parásitos. Cuando los árboles están vivos, la enfermedad se manifiesta  por medio  de unas verruguitas del tamaño del arroz, de color rojo, sin embargo suele dársele gran importancia por facilitar la pudrición roja. El cáncer aparece en las coníferas, las maderas mas atacadas son el roble, tilos, alisos etc.

La gomosis  es una enfermedad producida por insectos, que no afectan la coloración de la madera, pero que forma nubosidades en el duramen segregando líquidos gomosos, es perjudicial cuando este líquido penetra en los ya que puede causar el enrojecimiento de la madera´.

Los insectos que atacan la madera  son los xilófagos, estos insectos provocan grandes plagas  y que en su estado de larvas producen grandes daños  a la madera tanto en el árbol como en los depósitos.

El Lymexilo  es un coleóptero de apenas unos milímetros de longitud pero que ataca  a las fibras de la madera  hasta destruir totalmente el duramen de cualquier árbol.

La  Tijereta produce en la madera galerías de la que extraen el serrín  atacando a la primera capa de la albura de la madera.

Para conservar la madera existen dos posibilidades, la utilización de sustancias grasas o acuosas.

El agente graso más usado es el alquitrán tanto para impregnación como para superficies. La misión de estos aceites es formar una combinación resinosa que evita la humedad, también dan buen resultado entre los agentes grasos los hidrocarburos cloreados y la naftalina cloreada que forma una capa en la superficie.

Entre los agentes acuosos se cita como ejemplo las sales de mercurio, zinc y cobre. También suele usarse con acierto el floruro de sodio mezclado con nitrocenoles y fluosilicatos de zinc y  de magnesio.

Se recomienda la mezcla de floruros alcalinos con aserniato de sodio y nitrocenoles. La presencia del flúor y el arsénico asegura una total preservación de la madera.

La unión de estos elementos produce sales complejas que fácilmente son asimiladas por la madera, pero por otro lado no son solubles en el agua.

Todo este articulo viene referido al tratamiento de la madera en basto para el trabajo, nunca para aplicarlo en la madera de los instrumentos ya fabricados, espero que os haya resultado de interés para conocer más de cerca como es la tala, manipulación y posterior tratamiento de la madera para la producción de los instrumentos musicales.