Sin palabras, así me quedé tras mi paso por la maravillosa ciudad de Dunkerque.
Un concierto a la altura de los más grandes donde disfruté del estreno de mi nueva composición DUNKIRK.
Gracias a L’orchestre Semper Fidelis y a su maestro Ludovic Minne por su magnífica interpretación y a su presidente mi amigo Philippe Dumont por hacer posible el nacimiento de esta composición.
Para mí no es fácil describir con palabras los sentimientos encontrados durante estos días pues es que cuando escuché el primer compás mi corazón latía tan rápido que hizo parar el tiempo durante un instante. Desde el profundo respeto, decidí escribir sobre la Segunda Guerra Mundial, concretamente sobre la Operación Dinamo, la evacuación de Dunkerque.
Más de 300.000 soldados acorralados salvaron sus vidas gracias a la unión de personal civil y militar llegados de Inglaterra, Bélgica, etc… Y es que el ser humano en situaciones extremas es capaz de unirse y olvidar cualquier diferencia entre ellos para salvar las vidas de otros.
Y, mientras escuchaba el solo de trompeta que los recordaba, yo no dejaba de pensar en la gran oportunidad que se me había dado, pues al ver a aquellos supervivientes emocionados y sonrientes, en el mismo lugar que ocurrió todo justo 80 años después, hizo nacer en mí un sentimiento agridulce pues el ser humano es maravilloso cuando siente amor por los demás, aunque por otro lado me invadió la rabia por lo injusto que resultan nuestras páginas más oscuras de la historia cuando estamos al servicio de líderes que desean romper nuestra sociedad en beneficio de sus propios ideales.
Ojalá esta música sirva para reflexionar sobre lo verdaderamente importante en la vida y nos una a todos un poco más, crezcamos juntos y demos más amor a los demás, no conozco otro secreto para ser feliz.