Artículos externos de la Confederación

María de los Ángeles Paz López Artiga nació en 1939 y hoy, con sus casi 83 años es una de las pioneras que todavía nos pueden contar lo vivido en una época en las que las mujeres lo tuvieron muy difícil en el mundo de la música.

Artículo publicado en el periódico las bandas del mes de marzo 2022

María de los Ángeles Paz López Artiga – Lass Bandas de Música

Es una suerte que nos cuente directamente y con sus propias palabras aquellos tiempos vividos. Nació a tan solo una semana de terminar la Guerra Civil, de ahí que la llamaran Paz de segundo nombre, ya que España daba por finalizado el conflicto bélico.

Proviene de una familia en la que la música siempre daba paso al amor. Su abuela paterna era soprano y su abuelo, al oírla cantar, quedó prendado, hasta tal punto que, aun siendo magistrado de la Audiencia, dejó la carrera, estudió arte dramático y montó una compañía en los que ambos siguieron actuando. Sus abuelos maternos se dedicaban a las tierras, pero también reinaba la música, pues él tocaba el clarinete. Sus padres tuvieron una historia parecida. Él no era músico de profesión, pero tocaba el piano y el acordeón. Iba a comenzar la carrera de diplomático, pero al conocer a la madre de Ángeles dejó perder la oportunidad y se quedó en España.

López Artiga se emociona al hablar de su familia, “estoy muy orgullosa de mi familia, mis padres me educaron con mucho amor y humanidad, me apoyaron en todo momento. Mis primeras nociones fueron desde muy pequeña escuchando tocar a mi padre. Mi recuerdo más remoto cuando apenas andaba, eran los compases del Danubio Azul que mi padre interpretaba. No recuerdo mi vida sin música, siempre tuve la influencia del ambiente musical que existía en casa”.

Nos cuenta la historia de su profesora Doña Inés. Vivía muy cerca de su casa y daba clases de música. Cuando la escuchó quedó prendada de las dotes que tenía insistió a sus padres que Ángeles tenía que aprender a cantar. “Aquella época era difícil para todos, pero Doña Inés tenía piano y comencé a dar clases con ella, incluso me dejaba la llave de su casa para poder estudiar hasta que mi padre me pudo comprar un piano. Era tan pequeña que me suplementaban el asiento, me sentaba sobre unos cuantos libros para poder tocar. Cuando ella murió me dejó muchísimas obras operísticas y también aquellas antiquísimas partituras que me hicieron de asiento, las que todavía guardo con mucho cariño. Doña Inés era repertorista de nivel nacional, muy alegre y dada al teatro. Todos los artistas que llegaban a Valencia a actuar pasaban por su casa a repasar las actuaciones. Al estar cerca de mi casa, yo los escuchaba de la mañana a la noche y me impregnaba de música. Aquello me hizo aprender muchísimo. Aprendí romanzas, operetas, zarzuelas… Recuerdo especialmente L´Arlequín de La Generala que por entonces tenía mucho éxito y Doña Inés me enseñó a cantarla.

Se le considera una niña prodigio, aunque ella personalmente nos dice que nunca se ha considerado así. Con 8, 9 y 10 años ya actuaba por todos los teatros de Valencia. Era muy jovencita, pero en aquellos años tan difíciles, López Artiga no quería ver sufrir a sus padres y sus dotes artísticas le sirvieron para ayudar a la economía de su casa. Comenzó a actuar en orquestas, ella sólo quería hacer música que era lo que más le gustaba y sabía hacer. “Un niño en una edad tan temprana no se da cuenta de sus éxitos, solo intenta hacer lo que sabe para poder seguir hacia adelante y así lo decidí. Me gustaba salir al escenario y hacer música. Es a lo que le debo todo lo que soy y lo feliz que me encuentro aún a estas alturas.”

Apunta que “de los tiempos de estudiante recuerdo que aquellas clases eran como un cuadro de Dickens… unas aulas en las que hacía un frío tremendo, un vetusto piano y una pizarra. Había una estufa en la que el conserje echaba leña (que no siempre había), las manos se nos quedaban heladas sobre el teclado.”

No se valora a las mujeres

María de los Ángeles Paz López Artiga en una actuación

López Artiga relata que “en aquella época (años 40/50), las mujeres estudiaban por mero adorno. Los hombres necesitaban ganarse la vida y por ello el número de mujeres era mayor en el conservatorio. Había especialidades en las que ni siquiera había profesores especializados para enseñarlas, pero yo siempre tuve claro que quería dedicarme a la música. Me saqué dos licenciaturas combinando los estudios con el trabajo. En cuanto a la diferencia entre hombres y mujeres, el problema llega con la intelectualidad, ahí no nos admiten.

Yo siempre he dicho que el Arte pertenece a la cultura, no hay poesía femenina y poesía masculina, no hay pintura femenina y pintura masculina, no hay música femenina y música masculina. El artista es ciertamente un ser humano. Si se acepta esta premisa hemos llegado a la conclusión de que es absolutamente cierto que nada de lo que se nos diga sobre el sexo del creador artístico, nos ilustra sobre el valor estético de su obra.”

Invisibles por el machismo

La artista considera que “aunque en esto se ha avanzado mucho, todavía no es suficiente. Hay mujeres en muchos campos, pero en la música todavía no se valora lo suficiente. Siempre ha habido intérpretes y compositoras virtuosas que continúan invisibles por el machismo.

En la historia de la música no existe una sola historia, una única historia, así nunca llegaremos a nada. No tiene por qué haber una moda femenina en determinados momentos. Hay que reescribir la historia de la Música para reconocer a aquellas que lo merezcan y no solamente por el hecho de ser mujer, han de pasar a la historia por su trabajo. Una comparación puede ser la Historia, en ella no solo aparecen Reyes, sino también Reinas, no tendría sentido si solo se hablara de los hombres, sería una Historia falsa. ¿Que se deduce de esto? Pues se deduce que es imperioso, absolutamente preciso, reescribir la historia de la música en pie de igualdad y contemplada desde la honestidad, objetividad y ecuanimidad que las mujeres compositoras se han ganado desde los tiempos más remotos. El primer indicio de composición musical data de 2.500 años a.C. y lo hizo una mujer.”

López Artiga explica que “comencé como profesora en el Conservatorio en 1972, allí conocí a María Teresa Oller y a Matilde Salvador, con esta última tuve mucha relación, interpretaba sus canciones y ella me acompañaba al piano. Hemos hecho conciertos juntas y también con su marido Vicente Asensio, de él le he estrenado muchas de sus obras. María Teresa Oller era más mayor que yo y recibí clases de Armonía de ella. Otra de las grandes pioneras fue mi gran maestra Consuelo Lapiedra, ella fue alumna de Iturbi y su técnica me la transmitió a mí.”

Estrenos en el extranjero

La compositora estima que “no por el simple hecho de ser mujer, mis obras se estrenaron fuera de España. En aquella época a las mujeres no se las valoraba como tal y mi carrera fue más internacional. A cualquier artista le gusta que le reconozcan en su tierra, pero no por ello me siento menos afortunada, pues no todas las compositoras estrenan a nivel nacional.

En Nueva York estrené mi ópera El adiós de Elsa. Me siento muy orgullosa de que la Universidad de Harvard me invitara a realizar dos grandes estrenos, Los Inmortales y una Sonata escrita para voz y piano con textos de Jorge Guillen y Miguel Hernández. Las Sonatas siempre han sido instrumentales y quise hacerla con voz. Estas dos obras se estrenaron allí a nivel mundial.

Otra de mis obras es Cants de Morts con textos de Ausias March, la cual ni se ha estrenado ni siquiera está editada.

A veces pienso que estoy en otro mundo, los músicos, cualquier artista, nos podemos trasladar con los pensamientos fuera del tiempo buscando la inspiración. Una de mis obras que se acaba de publicar es Soliloquios con la luna en la que me inspiré hablando con la luna. Las partes en las que se divide son las fases lunares y está compuesta para piano combinando con breves palabras al final de cada una.

Otra de mis obras muy reciente es Klint, la compuse durante el confinamiento.”

Creando es como más feliz me siento

López Artiga reflexiona: “A veces pienso cómo he podido crear tanto, y es porque lo necesito, necesito volcar lo que llevo dentro y me inquieta. Necesito poder compartirlo, con solo una persona que me entienda me basta. Donde me siento más feliz es creando para deleitar a las personas. Los músicos somos privilegiados. Pienso que no hay ningún arte que se acerque tanto a los sentimientos”.

Manoli Aracil

En la sección “Habla la Banda” de la Revista Diapasón, seguimos conociendo a músicos veteranos de la Banda de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla; sus inicios, instrumento, curiosidades o anécdotas, y opiniones relacionadas con la música.

Escrito en diapason / 28 abril, 2022

En esta ocasión hablamos con el clarinetista yeclano Manuel Quiles Carpena. Esto es lo que nos ha contado:

P. ¿Cuándo y cómo te adentraste en el mundo de la Música?

R. Mis inicios en la música fueron a través de un primo mío, que tengo en común con José Miguel Ibáñez (Lupi). Mi primo fue un día a mi casa a visitar a mi abuela, y me dijo: “Te voy a apuntar a la Academia, a la banda de música”. Yo me asusté, porque no sabía ni que había banda de música, y ahí quedó la cosa. Luego, recuerdo que un día entre semana, mi primo fue a mi casa y me dijo: “Vente”, y me llevó al Reloj.

Entré a la banda con quince años, y recuerdo que esto sería con trece o catorce, una edad en la que te gusta más jugar al balón, que tocar en una banda de música.

Fuimos y me apuntó. Hablamos con D. José Ortuño y empecé con el solfeo. Me dieron la Montera, porque en aquella época, tenías que sabértela de memoria y luego decírsela al maestro. Y así empecé.

También recuerdo que, por no ir solo, porque me daba vergüenza, le dije a un amigo mío, que es Vicente: “¿Te vienes y te apuntas tú también?” Y se vino conmigo, nos apuntamos los dos a la vez.

P. ¿Cómo llegó a ti el clarinete y por qué te gusta?

R. Cuando llegábamos a la lección 37 o 53 del método Eslava (no recuerdo el número exactamente), ya empezaban a pensar en el instrumento que te iban a dar. En aquella época, no había tanta variedad de instrumentos como ahora. El maestro, si faltaban clarinetes, te decía: “Pues vamos a probar con un clarinete”.

A mí me costó bastante centrarme y sacarle punta al clarinete; de hecho, recuerdo que un día, no me salía, y el maestro me llegó a dar un fliscorno, pero quedó en una anécdota, porque al final, él se puso cabezón con el clarinete y yo también, y al final lo sacamos adelante.

Realmente, el clarinete llegó a mí de rebote, pero después de 39 años que llevo con él, la verdad es que cada vez me gusta más, por su sonido… Por poner un ejemplo, en las películas alemanas, además de la trompa, en los sobrecantos, el sonido del clarinete es el rey.

P. ¿Qué cosas buenas te ha traído la música y por qué es importante para ti?

R. Yo creo que la música une. Conforme va pasando el tiempo te das cuenta que la música no es solamente música, son amigos, son ratos que pasas alrededor de la música. Me llevo eso, es una cosa que une. Y si todos escucháramos y tocáramos más música yo creo que entre todos, este mundo no sería igual, sería mucho mejor.

P. A lo largo de cuatro décadas, has vivido desde dentro toda la evolución, en este caso, de la Escuela y de la Banda. ¿Qué te llama la atención?

R. El nivel que está cogiendo la banda. Porque nosotros cuando empezamos, el maestro ponía mucho interés también, pero el nivel que hay ahora no es el que teníamos nosotros. Yo creo que compañeros míos, de mi edad, que estamos metidos en la banda, nos estamos dando cuenta, de que la gente que ahora sale, sale mucho mejor preparada, con mucho más nivel, y tú vas siempre a rebufo, pero bueno, yo creo que la ilusión también hace que sigamos a rebufo de ellos.

P. Todo ese crecimiento va de la mano también, de un rico repertorio de compositores y estilos totalmente diferentes. Si hablamos de gustos musicales, ¿qué obras te han marcado o te gustan a nivel personal?

R. Cuando yo empecé, se tocaba mucha Zarzuela, muchos Pasodobles… Música contemporánea no se tocaba porque éramos cuatro músicos como aquel que dice. Pero a nivel personal, me llama mucho la atención, Luisa Fernanda, es una zarzuela que siempre me ha gustado.

Luego también, con mi compañero Bartolo también comentamos, que se debería tocar y recordar la Zarzuela de vez en cuando, porque la gente joven no la conoce, y muy poca gente la escucha.

Me quedo con la Zarzuela, la echo en falta.

P. Si nos centramos en la convivencia de generaciones dentro de la Banda, has compartido atril y conciertos con muchos compañeros. ¿Cómo destacarías esa convivencia entre generaciones?

R. Yo coincidí con Perete, con Ángel padre, con Fulgencio Olivares… y esa convivencia entre generaciones siempre ha sido con respecto. Ellos te ayudaban, pero siempre existía un respeto y un cariño a ese tipo de personas, porque al final, ellos fueron los que fundaron la escuela de música y la banda, y siempre les miro con admiración.

Con el paso del tiempo, yo que llevo ahora 39 años, observo que a día de hoy, ese respeto sigue existiendo, no hay diferencia de que uno sea más mayor u otro, cada vez que se entra al ensayo hay respeto, y yo creo que nos une la música, simplemente eso.

 

P. ¿Qué dirías sobre Ángel, nuestro director?

R. A Ángel quiero agradecerle, que yo en una época de mi vida me lo iba a dejar, por X motivo, ya que por la calle unas veces puedo tocar y otras no, y al juntarse varias cosas, un día recuerdo que fui a hablar con él y le dije que por la calle no iba a tocar que, si había algún impedimento de que los compañeros dijeran: “Él en los conciertos sí, y en la calle no…” Y él me dijo: “Manolo no te preocupes, el día que puedas, toca por la calle, y el día que no, no”. Eso a mí me llenó mucho, porque así pude seguir, y es un buen momento para agradecérselo. Además, yo creo que Ángel es como un psicólogo, porque todos le contamos problemas a él, y yo creo que él también se tiene que desahogar y no se desahoga. Quiero agradecérselo.

Y también, otra figura que quisiera recordar, son las mujeres de los músicos. En mi caso, mi mujer Tere. Si tú tienes a una persona que te apoya desde el principio, se lleva mucho mejor, porque ser músico conlleva tocar en las fiestas, fines de semana, festivos… y al final te dejas a la familia. Por eso, es bueno también agradecérselo.

P. Por supuesto, desde aquí un homenaje a todos ellos. Por otro lado, y en cuanto a momentos felices o anécdotas, ¿cuáles guardas con especial cariño?

R. La salida, mi Recogida, fue el segundo año que la hacían. La recuerdo, muy nervioso, no dormí en toda la noche, y el oír a la banda desde lejos por la Calle Santa Bárbara, al lado de la Ermita, me produjo una emoción bestial. Sobre todo, mi madre lo vivió con mucha ilusión, y mi abuela, que estaba en la cama, y no podía levantarse, lloraba de emoción. Además de los éxitos que se han cosechado, para mí, a nivel personal, me quedo con ese momento.

Y luego hubo una anécdota, en Holanda, que por circunstancias de la empresa, nos tuvimos que ir tres músicos y algún familiar del director al día siguiente de la expedición, y volvimos un día antes. Cuando llegamos allí, para un músico de pueblo como yo, el tocar allí en Kerkrade, o en escenarios como el Palau de la Música, Víctor Villegas, Romea, o ciudades como Málaga, Tarragona, Madrid… es un gran logro. Sin tener estudios profesionales, el poder salir fuera de tu país, montar en avión para tocar con el resto de la banda… Para mí, es un orgullo. Yo nunca había pensado, cuando entré en la banda, que íbamos a llegar donde hemos llegado.

P. De eso se trata, de seguir disfrutando de la Música y seguir en este camino con el paso de los años. ¿Te gustaría destacar algo más?

R. Sí, lo que quisiera destacar es que los cimientos de la escuela están, pero quiero recordar también a la gente que ya no está, y fueron los albañiles de esos cimientos. Que no hay que olvidarlos nunca. Yo creo que para que esto esté aquí, hubo gente antes, tanto directivos como músicos… y creo que esto va por buen camino. La música es Cultura, creo que se debería apoyar más a la Cultura, y que cuando están aquí los zagales haciendo música, no están haciendo otras cosas que no deberían. Porque la música, para mí, une más que desune.

P. Importante mensaje, por supuesto que sí. Antes de despedirnos, le agradecemos a Manolo su amabilidad por recordar con nosotros tantos momentos y reflexiones importantes. Para terminar, ¿nos recomiendas alguna obra que te guste para disfrutar de ella en vídeo?

R. Yo recuerdo, cuando empecé a escuchar Radio Clásica hace muchos años, la obra de L’Arlessiene, de Bizet, la recuerdo con mucho cariño.

Muchas gracias a vosotros. Que la música siga así, y que se apoye siempre a la Cultura, y a la Música.

Si se os pregunta ¿Qué es el silencio?

Responded: La primera piedra del templo de la filosofía” 

Pitágoras.

«Todo silencio está hecho de palabras que no se han dicho»  

Margherite Yourcenar.

THE SOUND OF SILENCE

***

Hello darkness, my old friend – Hola oscuridad, mi vieja amiga.

De las noches antiguas que negociamos juntas guardo un buen recuerdo disfrazado de vinilo. La historia se repite si descubro que la indiferencia de los adoradores del dios de neón los ciega como fariseos mientras yo camino silenciosa por las calles empedradas y oscuras acompañada de tu aire gélido rozándome la nuca.

Escrito en diapason / 21 abril, 2022

El 19 de febrero de 1964 Paul Simon compuso la canción originalmente llamada “The Sounds of Silence” (Los sonidos del silencio); en un principio incluida como tema acústico en el primer álbum de Simon & Garfunkel llamado Wednesday Morning, 3 A.M. publicado 8 meses después sin pena ni gloria hasta que Tom Wilson, productor de grupos como Bob Dylan, The Mothers of Invention, The Velvet Underground, Cecil Taylor, entre otros, le dio un giro importante añadiendo en una nueva versión guitarras eléctricas, bajo y batería, convirtiéndose en número uno en revistas musicales estadounidenses como Billboard y Cash Box. El 17 de enero de 1966 Simon & Garfunkel la incluirían en el álbum “Sounds of Silence” con el  nombre “THE SOUND OF SILENCE” y tuvo un éxito rotundo.

Muchas y diversas son las opiniones sobre los temas que iluminaron a un joven Simon de 21 años a escribir esta canción. La canción fue compuesta tres meses después del asesinato de John F. Kennedy por lo que muchos han atribuido este hecho a la inspiración del compositor, otros a la guerra de Vietnam, o simplemente y como el propio Art Garfunkel definió a“«la incapacidad de las personas para comunicarse entre sí, … emocionalmente, por lo que lo que ves a tu alrededor son personas incapaces de amarse entre sí»

Lo cierto es que forma parte de ese grupo de canciones eternas, aunque David Draiman, cantante del grupo musical de Heavy Metal “Disturbed”, no esperaba que el experimento de incluir una versión de esta canción en su álbum Immortalized (2015) iba a tener tanto éxito.

The Sound of Silence invoca al silencio preferible al ruido exterior.

El ruido de la gente que habla sin conversar, que oye pero no escucha.

En la original mucho más melódica y sencilla, tipo cantautor, este silencio interior se impone llenándolo todo de paz, pero… ¿qué ocurre en la versión de Disturbed? Si escuchar la original te acaricia el alma, en la versión de Disturbed, David Draiman, con su paseo vocal por los graves como Pedro por su casa, te la desgarra.

Toda la canción reposa en tonalidad menor, en una expresión más oscura y triste con una voz poderosa y épica.

El tema empieza con un piano en el acorde de FA#m melancólico y un MI (mayor) con una melancolía muy tristona y muy piano pero con expectativas. La variedad y proyección de los graves de la voz nos seduce en el recogimiento de un olvido tranquilo del resto del mundo.

Pero la sucesión de dos acordes mayores (RE y LA) nos recuerdan que la esperanza es lo último que se pierde y bajamos la guardia, el silencio y la oscuridad ya no nos intimidan tanto.

En esta versión y aunque el tema está en tonalidad menor la composición juega con delicadas subidas de esperanza y profundos bajones de una languidez casi mortal.

Y seguimos andando por esas calles empedradas y oscuras, de manos de una vieja amiga a la que necesitamos contar una visión que tuvimos y de la que no podemos escapar porque se quedó atrapada en nuestra mente profundamente distorsionada en el sonido del silencio.

Empieza a aparecer en la segunda estrofa el dios de neón, sin mostrarse del todo, con una orquesta de cuerdas todavía contenidas. Así como una guitarra acústica en momentos puntuales que le añaden brillantez al tema.

In crescendo… como la ira inflamada en su caja de pandora, la orquesta va hacia arriba y hacia abajo hasta que por fin giro mi cabeza para enfrentarme a lo que huía: el frío y la humedad y ahí es cuando me doy de lleno con la luz de neón.

La voz a pesar de seguir en la misma tesitura, canta más de diafragma en simbiosis perfecta con la orquesta que estalla en la tercera estrofa con un cambio total de tesitura y tonalidad vocal, dejando atrás la oscuridad para rebelarse a una luz desnuda adorada por miles de personas hablando sin conversar, sin escuchar “Personas escribiendo canciones que las voces nunca comparten”, la indiferencia hacia los sentimientos profundos de los otros. La voz en una tesitura media reventará finalmente en una enardecida derrota para alcanzar una tesitura alta que acompañará la orquesta en un salto importante de su articulación. La guitarra acústica apenas si se percibe con un tempo muy lento y rasgueado. Los graves se refuerzan con el contrabajo en el momento mismo en que la tesitura pasa de media a alta para acabar estallando al final de la tercera estrofa y bajar de nuevo para entender que la esperanza sólo era un espejismo.

En la cuarta estrofa disfrutamos de un heavy metal sinfónico que te llega al alma; el momento culmen plasmado como si fuera una pesadilla de la que sólo pudieses salir gritando pero nadie te oye. Entra la percusión orquestal, los timbales conforme a la tonalidad en la que está la canción. Sigue crujiendo la voz que se armoniza en la quinta y última estrofa utilizando mucho vibrato en la voz grave y menos en la aguda con una subida importante

Las palabras de los profetas están escritas en las paredes del metro

para finalmente conseguir, en un contraste glorioso y de nuevo, el susurro del sonido del silencio.

And whispered in the sound of silence

El final de un camino donde mi vieja amiga siempre espera.

Por Inma Rico.

 “Film is one of the three universal languages, the other two: mathematics and music”, Frank Capra (1897-1991)

¡Hola otra vez!

Escrito en diapason / 4 noviembre, 2016

Hace bastante tiempo que no estamos en contacto, pero vamos a intentar volver a comentar y compartir cosas relacionadas con la música y las matemáticas. ¿Cómo va todo? ¿Habéis investigado por vuestra cuenta algunas relaciones entre música y matemáticas? Espero que sí.

La última vez que estuvimos por aquí vimos diversos aspectos relacionados con un tipo de escala musical que se podía formar gracias a los números de Fibonacci, que son aquellos números que se van obteniendo mediante la suma de los dos números anteriores, empezando por el número 1: 1, 1 (1+0), 2 (1+1), 3 (1+2), 5 (2+3), 8 (3+5), 13 (5+8), etc. ¿Lo recordáis? Si no es así, echadle un ojo a nuestro anterior artículo, o a las teclas de un piano que forman una octava, que tienen relación con la serie de Fibonacci: 1 octava que comienza en la nota do, 2 teclas negras (do# re#), 3 teclas negras (fa# sol# la#), 5 teclas negras (do# re# fa# sol# la#), 8 teclas teclas blancas (do re mi fa sol la si do), y 13 teclas en total (do do# re re# mi fa fa# sol sol# la la# si do). Interesante, ¿verdad?

 

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Hablando de escalas musicales, ¿qué os parece si hablamos también de escalas matemáticas? Venga, vamos a intentarlo. Respecto a lo primero, creo que está claro para todos nosotros: la escala musical más popular entre nosotros, la que actualmente más conocemos y usamos, está basada en siete notas, con los siguientes nombres: DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI. Fue el monje benedictino Guido D’Arezzo quien, a principios del siglo XI, puso nombre a las primeras seis primeras notas teniendo en cuenta las dos iniciales de un himno litúrgico dedicado a San Juan Bautista. Respecto a la séptima nota, SI, fue llamada de este modo por Anselmo de Flandes en el siglo XVI, en honor a San Juan: “Sancte Ioannes”. La acepción DO para la primera nota, que todos conocemos, fue hecha en el siglo XVII por Giovanni Battista Doni, que renombró así a la primera nota UT debido a su mejor adaptación al canto.

 

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Bueno, pues la verdad es que esta escala con siete notas está muy bien, y es mundialmente conocida, pero existen otras escalas. Por ejemplo, podemos hablar de las escalas pentatónicas, con cinco notas musicales, y con diferentes esquemas de tonos y semitonos. Por ejemplo, podemos generar una escala pentatónica mayor teniendo en cuenta las teclas negras del teclado de un piano: do re mi sol la. Este tipo de escalas son muy comunes en China.

 

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Otro ejemplo puede ser dado desde una escala pentatónica menor, que vendría dada por una escala muy relacionada con la música blues, y que genera multitud de canciones fácilmente identificables por los niños: la do re mi sol. Este escala es bastante conocida en la música andina.

 

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Bien, ahora hablaremos de las escalas matemáticas. Concretamente, de las escalas logarítmicas. ¿Sabéis qué es un logaritmo? ¿No? Bueno, empecemos hablando de los números y del cálculo de las potencias de un número. A ver, si tenemos el número 2, y lo multiplicamos por él mismo, obtenemos el número 2×2=4. Y si lo multiplicamos por él mismo 3 veces, obtenemos 2x2x2=8. Naturalmente, esto lo podemos hacer tantas veces como queramos, por ejemplo, 8 veces: 2x2x2x2x2x2x2x2=256. Para simplificar la visualización de esta operación, las matemáticas utilizan la expresión 28=256, que se lee como “2 elevado a 8 es igual a 256”, o “2 a la 8ª potencia es igual 256”, o lo que es lo mismo: “256 es la 8ª potencia de 2”. De esta manera, en la expresión 28 se distingue el número denominado base, el 2, y el número llamado exponente, el 8.

Muy bien, pues si ahora entendemos esto, ¿podremos hacer el proceso inverso? Es decir, ¿podremos encontrar un número tal que 2 elevado a dicho número sea 256? O dicho de otro modo: ¿cuál es la potencia que hay que aplicar al número 2 para que se obtenga el número 256? Muy bien, pues este concepto es el de logaritmo: ¿cuál es el logaritmo del número 256 para la base 2? Pues el número 8, como hemos visto arriba. Expresándolo de otra manera, nos preguntaríamos ¿cuál es el exponente que hay que aplicar sobre la base 2 para obtener que su potencia es 256? ¡El 8! Estupendo, y ¿cómo expresamos matemáticamente esta operación? Pues del siguiente modo: log2256=8, que se lee como “el logaritmo en base 2 de 256 es igual a 8”, y que significa 28=256. Como podéis intuir, el cálculo del logaritmo y de la potencia son procesos inversos.

 

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Quizás os estéis preguntando ahora por la utilidad de dichos conceptos. Bien, es natural, vamos a verlo. Venga, aquí va un ejemplo: ¿Cuál es la distancia media entre el planeta Tierra y el Sol? Mucha ¿verdad? Tratemos de expresarla en metros: Ciento cuarenta y nueve mil quinientos noventa y siete millones ochocientos setenta mil setecientos metros. ¿Qué número más grande, verdad? ¿Podremos expresarlo de otra manera más corta? Sí, con un número natural: 149.597.870.700m. Pero, ¿podemos simplicarlo todavía más? Sí, mediante una potencia: aproximadamente 1,5×1011m., es decir, 1,5 por 10 elevado a 11 metros. ¿Interesante, verdad? Hemos conseguido simplificar una cantidad enorme mediante solamente la expresión ‘1,5x1011m’. Pues ahora pensad en otras distancias mucho más lejanas, más allá de la Tierra y el Sol, como, por ejemplo, la distancia entre Neptuno y el Sol, a más de 4,5 billones de metros: gracias al uso de potencias podremos visualizar dichas distancias de un modo mucho más comprensible y sencillo. Así, si la Tierra estaba a 1,5x1011m, Neptuno está a 4,5x1012m. ¿Verdad que esta expresión es más simple que decir que están a 4.500.000.000.000m, esto es, a 4 billones 500 mil millones de metros?

En la tabla siguiente podemos ver esta simplificación de cantidades de una manera muy sencilla:

 

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Muy bien, pues este invento es muy importante para obtener una representación más sencilla de los fenómenos físicos… hecho que nos conecta con la música: concretamente, con la representación de los sonidos. Como sábeis, el sonido es la propagación, a través del aire -y hasta nuestros oídos, si queremos oírlos-, de una presión, generalmente originada por la aplicación de una fuerza sobre una superficie, hecho que provoca su vibración. Esta vibración proviene de la caña de un clarinete, de los labios sobre la boquilla de un trombón, de la piel de un tambor, o de las cuerdas de un violín, por ejemplo.

Muy bien, ya estamos llegando al final de nuestro viaje. A ver, esta presión que llega hasta nuestros oídos se mide en una unidad física que se denomina “pascal (Pa)”, y que equivale a la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 m/s2 a un objeto de 1 kg de masa, y todo ello sobre una superficie de 1 metro cuadrado perpendicular a dicha fuerza. Pues bien, el oído humano es capaz de percibir sonidos entre 0.00002 Pa, umbral de audición, y unos 100 Pa, el umbral del dolor. De este modo, podemos oír desde el sonido de unas hojas mecidas por la brisa cuando vamos al campo, hasta el ruido producido por una excavadora o por la erupción de un volcán. Y, por supuesto, podemos oír música.

Estupendo, la cuestión es que si representásemos todos los sonidos posibles como pascales, pues tendríamos unas cantidades difíciles de visualizar: desde la cantidad 0.00002 Pa hasta la cantidad 100 Pa, que es 5 millones más grande, puesto que 0.00002 x 5.000.000 = 100. Y es por ello que se utiliza una escala logarítmica para simplicar esta visualización. Esta escala permite representar los sonidos mediante logaritmos, y no a través de pascales: permite traducir la escala de 5 millones de saltos, para pascales desde un mínimo de volumen hasta un máximo de volumen, a otra escala mucho más sencilla de entender y manejar. ¿Cómo podemos hacer esto? Pues mediante los decibelos (dB).

Decibelios… seguro que esta palabra os suena bastante más que la palabra logaritmo, ¿no? Pues vamos a ver brevemente que son conceptos similares. De hecho, al utilizar decibelios, estáis aplicando logaritmos. ¿Cómo? En la tabla siguiente podéis ver cómo se transforma una cantidad en otra: por ejemplo, cómo 0,006 pascales (el volumen de una conversación normal) se puede visualizar como 50 dB, que es una cantidad mucho más sencilla de entender. Y así con el resto de presiones expresadas en pascales. De este modo, y tal y como podéis apreciar en la última fila final de la tabla, la intensidad musical (el volumen, la presión en el aire de las vibraciones sonoras) puede expresarse mediante nuestras conocidas palabras italianas pianissimo o forte, o bien a través de los logaritmos ímplicitamente considerados en los decibelios: 50dB o 80dB.

 

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Bueno, acabamos ya. Espero que el viaje desde las escalas musicales hasta las escalas logarítimas, visitando planetas a ritmo de blues, haya resultado interesante. Ya sabéis: si un día escucháis a vuestro director decir: “Por favor… más piano… más piano”, contestadle en escala logarítmica: “Muy bien… lo haremos casi a 50… casi a 50”.

¡Un fuerte abrazo para todos los músicos!

Webgrafía:

https://es.wikipedia.org/wiki/Escala_pentat%C3%B3nica

https://es.wikipedia.org/wiki/Potenciaci%C3%B3n

https://es.wikipedia.org/wiki/Logaritmo

https://en.wikipedia.org/wiki/Ut_queant_laxis

https://es.wikipedia.org/wiki/Pascal_%28unidad%29

https://es.wikipedia.org/wiki/Newton_%28unidad%29

http://www.asifunciona.com/tablas/intensidad_sonidos/intensidad_sonidos.htm

http://www.mentesenblanco-razonamientoabstracto.com/musica-origen-notas.html

Juan Francisco Martínez Cerdá

Investigador, Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

Una marcha procesional es la música utilizada para acompañar los desfiles procesionales. Es un género musical que debe contar con unos requisitos de estructura y estilo o carácter; la estructura hace referencia a la forma musical conocida como marcha, la cual consta de tema, desarrollo, trío y reexposición del tema, pudiendo en ocasiones contar con una introducción y una coda. El estilo o carácter queda fijado por la adecuación al acto para el que ha sido concebida la obra, la procesión. Es un género que goza de gran popularidad en España y en otros países como Italia y Guatemala, y forma parte del repertorio musical de las bandas de música.

Escrito en diapason / 7 abril, 2022

Dicho esto, cualquier persona que de una u otra forma se acerque a la Semana Santa, no entenderá la misma sin el protagonismo de la música. No obstante, los primeros años de presencia de música en desfiles procesionales no tienen nada que ver con los actuales.

La marcha procesional enraíza en la segunda mitad del siglo XIX y lo hace bajo el concepto de marcha fúnebreforma musical muy recurrida durante dicha centuria, albergada bajo la corriente estilista del Romanticismo, período que recurría con frecuencia a temas trágicos o leyendas. Durante el mencionado periodo emanaron grandes composiciones que posteriormente, y debido al escaso repertorio a que tuvieron que enfrentarse las primeras bandas de música, fueron adaptadas, siendo tocadas en las procesiones de Semana Santa y continuando hoy en día vigentes en algunos lugares. Podría considerarse este hecho como el primer contacto de una marcha fúnebre con una procesión, sin olvidar que las citadas marchas habían sido concebidas como parte de una obra musical mayor y para ser interpretadas en un auditorio.

Ejemplos tales de esas adaptaciones para uso procesional podrían ser, por citar algunas páginas consagradas de la literatura musical, el segundo movimiento de la “Tercera Sinfonía” de Beethoven, la “marcha fúnebre” que Frédéric Chopin compuso para el segundo movimiento de su “Sonata para piano n.º 2”, la “marcha fúnebre” de “Sigfrido” de la ópera “El ocaso de los dioses” de Richard Wagner, la marcha “Juana de Arco” de Gounod, o el “Adiós a la vida” de la ópera “Tosca” de Giacomo Puccini.

Muchas de ellas siguen estando presentes en los repertorios de la mayoría de las bandas de música de nuestro país, lo cual podemos comprobar sin ir más lejos en la ciudad de Zamora, donde año tras año podemos escuchar “Juana de Arco” o la “Marcha Fúnebre” de Chopin entre otras.

Muy pronto comenzarían a aparecer las primeras marchas fúnebres compuestas específicamente para cofradías y hermandades, pues el público se empezó a acostumbrar a estos acompañamientos musicales en las procesiones y los músicos, compositores, directivos y cofrades del momento pensaron que había llegado el momento de crear una forma musical propia para las procesiones. Podría considerarse el nacimiento de la marcha fúnebre como tal, con una estructura pensada y unas características formales que, en muchos casos, a pesar del paso de los años, conservan esa esencia de finales del siglo XIX y principios del XX. Tenemos claro que aún queda mucho por investigar, pero podría considerarse a José Gabaldá Bel, quien fuera director de la Banda de la Guardia Real en Madrid, uno de los primeros autores en componer expresamente música para la Semana Santa con obras como “El llanto” o “Soledad”.

Eduardo López Juarranz (1844-1897)

Desde los inicios del género, siempre ha habido una dicotomía entre estilos, en concreto el andaluz, más luminoso y “alegre”, frente a un estilo más fúnebre o sobrio como es, por llamarlo de alguna manera, el castellano. Aunque bien es cierto que los primeros ejemplos del segundo deberían esperar algunos años más, existen referencias que apuntan a la existencia de marchas fúnebres hacia la segunda mitad del XIX en Andalucía. Podría considerarse la “Marcha fúnebre” compuesta por el cordobés Rafael Cebreros la primera marcha fúnebre original andaluza compuesta para una procesión, continuando Eduardo López Juarranz con “¡Piedad!” o “Pobre Carmen”, común en innumerables ciudades españolas en la actualidad. No obstante, la época verdaderamente prolífica del siglo XIX fue la década de los noventa, saliendo a la luz marchas como “El Señor de Pasión” de Ramón González, “Pange Lingua” de Camilo Pérez Montllor, “Virgen del Valle” de Vicente Gómez-Zarzuela o “Quinta Angustia”, compuesta por José Font Marimont. Estas últimas marcarían el estilo de muchas composiciones posteriores que dividiría la marcha en una introducción, primer tema, segundo tema central, repetición del primer tema (o parte de él) y finalizar con un tercer tema con carácter de cierre.

Vicente Gómez-Zarzuela (1870-1956)

Ya desde esta época tan temprana, algunas de las marchas comenzarían a introducir melodías que se pueden denominar «alegres» dentro del patetismo propio de la marcha fúnebre, característica bastante común en Semanas Santas andaluzas o murcianas y no tan propia en Pasiones más septentrionales como las castellanas.

Un dato a tener en cuenta que permitió la edición y difusión de obras del género sería la aparición de la revista musical “Harmonía”, fundada por el empresario y músico guipuzcoano Mariano San Miguel Urcelay , el cual dejaría dos piezas maestras del género, “El héroe muerto” y “Mektub”.

Paralelamente a esta profusión de marchas y al establecimiento de ciertas estructuras y características estándares, en el primer tercio del siglo XX se produce un hecho verdaderamente curioso que no es otro que la aparición de las primeras marchas para bandas de cornetas y tambores. Se podría considerar como la primera banda de cornetas a la de los Bomberos de Málaga, cuyo compositor de cabecera fue el maestro Alberto Escámez.

Por otro lado, empezamos a tener a los grandes maestros del género, a veces, familias enteras, como es el caso de los Font. Sus creaciones emanan sinfonismo (“A la memoria de mi padre”, “Expiración”, “La Sagrada Lanzada”, “Amarguras”… son ejemplos de verdaderos poemas sinfónicos en forma de marchas fúnebres). También destacan Manuel López Farfán con “Pasan los campanilleros” o “La estrella sublime”, y Jerónimo Oliver con su “Marcha Lenta”, éste último ya en Cartagena.

Como paréntesis creativo, debe señalarse la crisis que conlleva la Guerra Civil Española, que también se hace presente en todo lo que concierne a las cofradías, afectando, lógicamente, a la música procesional: muchas bandas subsisten de forma muy precaria, algunas cofradías dejan de procesionar, desciende el número de composiciones de marchas procesionales, etc. Con la postguerra, poco a poco se vuelve a la normalidad y el arte al servicio de las cofradías se recupera. Entra en escena la llamada generación de la postguerra. Destacamos aquí autores como Emilio Cebrián, cuya obra ha logrado adquirir carácter inmortal con creaciones como “Nuestro Padre Jesús” y “Cristo de la Sangre”, Pedro Gámez Laserna, Pedro Braña Martínez con “Coronación de la Macarena” o Ricardo Dorado, considerado como maestro de maestros con “Mater Mea” y “Getsemaní”, envueltas de un estilo más sobrio, más fúnebre.

Ricardo Dorado Janeiro (1907-1988)

Dicho estilo de marcha lenta, tras el auge andaluz, se continuará manteniendo en zonas como Cartagena con José Torres Escribano, Cuenca y, por supuesto, Zamora, con los primeros autores ligados a la ciudad, como Ángel Rodríguez, el Maestro Haedo, y posteriormente Carlos Cerveró o Antonio Pedrero Rojo. Sin embargo, en Andalucía, pasados los años, se continuó con creaciones que siguieron con ese carácter alegre y más abierto que venían mostrando desde los inicios la mayoría de las marchas en esta comunidad. A ello ayudó la publicación de trabajos discográficos, como por ejemplo el de la Banda del Regimiento Soria 9 con Abel Moreno al frente. Abel Moreno es, de entre los compositores de la historia de la marcha procesional, el más popular. Su obra se ha extendido por toda la geografía española, traspasando incluso sus fronteras, siendo interpretadas en alguna que otra ciudad de América. Sus marchas son sencillas, agradables al oído e interpretables para cualquier tipo de banda. Con “Hermanos Costaleros” se establecen los principios de su estilo, el cual queda consolidado en obras posteriores como son “Cristo de la Presentación”, “Macarena”, o la obra que lo encumbró, “La Madrugá”.

Abel Moreno Gómez (1944)

Por último, hoy en día, los compositores se encuentran en una complicada situación. De un lado, aquellos que quieren componer están abocados a innovar añadiendo nuevos horizontes y lenguajes, aunque no son pocas las veces que sus partituras chocan frontalmente con los intereses imperantes o la moda. Del otro lado, están aquellos que fabrican música siguiendo los cánones preestablecidos, adaptándose a los moldes que marca la industria. Últimamente, ha surgido una especie de movimiento historicista que pretende dignificar la esencia de López Farfán, Gámez Laserna o Álvarez Beigbeder.

Por otro lado, nuevas generaciones de compositores que siguen los cánones y estilos que más les gustan o sienten más cercanos. Es el caso de Francisco Javier Alonso Delgado, Juan Velázquez, Juan José Puntas, David Hurtado, o  Manuel Marvizón en Andalucía. En Murcia, José Vélez y Javier Pérez Garrido, así como José Luis Peiró en Canarias. Y autores castellanos como Pedro Hernández Garriga, Jaime Gutiérrez, Juan Fernández, Gustavo Ramajo, Miguel Mateos, Victo Argüello o un servidor.

La mayor capacidad técnica de las bandas de música, debida a la mejor formación de sus componentes, así como la consciencia creciente sobre el patrimonio musical auguran un futuro prometedor.

David Rivas Domínguez

En el repertorio que se utiliza en la música procesional conocemos, por así decirlo, dos líneas del mismo; el original o exclusivo, escrito para la ocasión y aquellas otras que son adaptaciones de otro repertorio musical de corte clásico.

De este segundo tipo sería la música de Margot, de la que vamos a hablar. También se daría el caso de otras músicas como “Ione” del drama lírico italiano y con música de Errico Petrella de la que se extrajo la marcha fúnebre para ser interpretarla en procesiones o el caso de “Medea” personaje mitológico al que el guitarrista Manuel Sanlúcar puso música para el espectáculo

Medea en 1984 con el Ballet Nacional de España. Posteriormente fue adaptada para el género de Cornetas y Tambores allá por los años 90. Estos casos, no todos, suelen surgir cuando se comienza a escribir para música procesional de forma más profesional.

Escrito en diapason / 31 marzo, 2022

La Ópera Margot relata la historia de amor ambientada entre París y Sevilla con un triángulo amoroso entre José ManuelMargot, una cortesana parisina y Amparo, la novia de José Manuel. La historia narra el viaje de José Manuel a París con unos amigos y allí es donde conoce a Margot la cual se enamora de él. Tras su vuelta a Sevilla, este romance fugaz se acaba y le promete amor eterno a su novia Amparo. Margot acabó perdidamente enamorada y no se olvidó de él, por lo que aprovecha la Semana Santa para visitar Sevilla y así poder buscarlo. Mientras José Manuel y Amparo están viendo una procesión en la noche del Jueves Santo, Margot le encuentra y manda a un niño con un mensaje. Éste, incómodo ante la situación, se acerca a hablar con la parisina mientras que Amparo le canta una saeta a la cofradía que pasa en ese momento. José Manuel le dice a ella que es su verdadero amor y huye del lugar mientras se acerca el paso. La historia acaba un poco difusa ya que José Manuel pasa un tempo viéndose con la parisina a la vez que se ve con su novia Amparo. Ésta, durante la Feria de Abril, se entera de que José Manuel le es infiel con Margot. José Manuel, al verse en este triángulo decide quedarse con Amparo, el amor de toda su vida, y la obra acaba con un triste canto de despedida de Margot.

“Margot” es la segunda ópera del compositor andaluz Joaquín Turina realizada en tres actos y reducida posteriormente a dos. Fue la única que se llevó a escena de las tres que escribió. Turina comenzó a escribir la música en junio de 1914 y fue estrenada tres meses después en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con una crítica un tanto dispar ya que sobre la música hubo buena crítica pero no fue así con todo el entramado de la ópera, libreto y demás. Esta ópera tuvo pocas representaciones las cuales fueron, después del estreno en Madrid;  Zaragoza y Sevilla y dos años después en Buenos Aires (Argentina). Las últimas fueron más actuales y con motivo del 50º aniversario de la muerte de Joaquín Turina, una en el Gran Teatro de Córdoba en 1999, luego en el Teatro de la Maestranza en Sevilla y la última en el Teatro Monumental de Madrid en el año 2000.

La adaptación de la marcha surge de una pieza de la propia ópera que posteriormente pasa al estilo de marcha procesional. De esta pieza se inspira el momento que hemos hablado anteriormente de la noche del Jueves Santo cuando José Manuel y Amparo están viendo una procesión.

Gracias a las plataformas de internet como YouTube podemos acceder a dicho material de la ópera. Lo que a continuación les voy a dejar es una de las últimas representaciones que fue realizada a través de la Orquesta Joven de Andalucía y a la batuta de Juan de Udaeta. El visionado puede verse completo y disfrutarse, pero si quiere buscar la parte de la que estamos hablando sobre Margot en este artículo debe ir al minuto 14, cuando comienza a sonar un tambor, hasta casi el minuto 19. En el video aparece solo un recopilatorio de la ópera de Turina que se complementa con otras obras.

Las primeras versiones sobre esta música de Margot en la música procesional vienen dadas por José Manuel Bernal y Antonio Domínguez. La adaptación de José Manuel de 2004 se recoge en el disco “Mektub. Estaba Escrito” de la Banda de Música de La Oliva de Salteras (Sevilla) de 2005. La segunda, de Antonio Domínguez, está adaptada para la Banda de Música del Maestro Tejera de Sevilla. Margot, es una de las marchas más interpretadas en la Semana Santa, sobre todo en la de Sevilla, que incluso podríamos tratarla como uno de los himnos cofrades con el permiso de “Amarguras”. Su importancia llega a ser trascendental pues como  otras pocas marchas supone momentos clave en la Semana Santa. Así pasa por ejemplo con la Virgen de Monserrat, de la hermandad sevillana que lleva el mismo nombre, cuando hace la revirá en la Plaza del Molviedro o también en la entrada en la campana de Sevilla de Mª Stma. de la Amargura Coronada allá por 2018.

En el siguiente enlace les dejo la segunda versión de Antonio Domínguez para que puedan comparar con la versión anterior:

La marcha “Margot” entra dentro de ese grupo selecto de marchas prestigiosas para la música procesional y también no solo por lo que pueda transmitir sino que en si es una obra complicada de ejecución justamente por que proviene del ámbito profesional de la ópera y hay que tratarla como se merece.

Roberto Puche.

En esta nueva entrada de la sección Desde el Aula, seguimos conociendo más de cerca a algunos profesores de la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, así como determinados aspectos relacionados con sus asignaturas y la música en general.

En esta ocasión, hablamos con Conchi Chinchilla Vicente, quien ha impartido desde sus inicios: Música y Movimiento, Piano, Taller lúdico, Lenguaje Musical y Lenguaje Musical de Adultos.

Escrito en diapason / 24 marzo, 2022

Esto es lo que nos ha contado:

P.- ¿Cómo fueron tus inicios en esta profesión y qué destacarías de la Escuela en general?

R.- Empecé en el 94-95 aproximadamente, recuerdo que estábamos en el Hospitalico y empecé a trabajar cuando estaba de Director, José Miguel Azorín Marco.

Cuando estudié, nunca pensé que me iba a dedicar a esto. Hice dos carreras, soy Técnico en Empresas Turísticas, e hice la especialidad de Piano, porque a mí me gustaba. Pero cuando me separé, me puse a buscar trabajo. Vine a la Escuela, y José Miguel me dijo que me llamaría, y también me hicieron una prueba en un concesionario, porque buscaba trabajo por todos lados. Al final, dio la casualidad, de que el mismo día que me llamó José Miguel para decirme que sí, y a las tres horas, me llamaron también del otro sitio, así que les dije que lo sentía pero que ya tenía trabajo.

De las dos carreras que tengo, al final comencé con esta, y me doy cuenta de que este trabajo me ha dado muchas satisfacciones. Para mí, esta escuela es única (no sé cómo serán las demás, pero esta es única). Se agradece mucho que te dejen libertad, porque tú te administras la clase como quieres. Yo me organizo, hago los horarios y doy las clases como yo las quiero dar. Sinceramente, trabajar en lo que te gusta es un lujo.

P.- ¿Cómo has visto la evolución de la Asociación en general y el crecimiento musical de los adultos a lo largo de todos estos años?

R.- La evolución en general ha sido inmensa, cuando empecé a trabajar había ciento sesenta alumnos y ahora vamos por los ochocientos y pico.

En el caso de los adultos, también. Recuerdo que José Miguel fue el primero que me propuso dar Solfeo de Adultos. Me dijo: ¿Qué te parece si este año probamos? Porque hay muchos adultos que vienen y cuando les damos los horarios para niños, por las tardes, no pueden. Vamos a probar a ver si funciona y si no, lo quitamos.

¡Y vaya si funcionó! Empezamos con seis o siete alumnos y seguimos; luego se apuntó más gente y más gente. Ha sido una evolución brutal a lo largo de todos estos años.

Además, de la satisfacción que eso conlleva, yo disfruto muchísimo dándole clase a las personas mayores, porque si me gusta dar clase a los niños, ¡a los adultos es que me encanta!

Todos tenemos asignaturas pendientes, y cuando cumplimos esos sueños, es brutal. Algunos dicen al principio que el solfeo es difícil, pero no, es como cualquier cosa o cualquier asignatura más. Con el tiempo, ellos ven que pueden, y te dicen: Abro una partitura y ya la entiendo, y la puedo pasar a mi instrumento.

Y también te voy a contar un ejemplo: Yo le estoy dando clase a una mujer que tiene 78 años. Cuando empezó, iba muy despacio. Esta mujer había tocado alguna cosica, pero el día que se puso con el piano y tocó Campanita de lugar (y a ella le sonó), paró y la reacción fue brutal.

Soy muy afortunada porque trabajo en algo que a mí me gusta.

P.- Si recordamos tu trayectoria en la Escuela, ¿qué especialidades has impartido?

R.- Mira, yo empecé dando Música y Movimiento, ocho horas a la semana, y algunas horas de piano, y poco a poco se fue ampliado.

Dos años antes de marcharse José Miguel, me ofreció dar Solfeo de Adultos y desde entonces ya no he parado, ahora incluso hemos desdoblado porque viene mucha gente.

Cuando llegó Ángel, me dijo que íbamos a cambiar Música y Movimiento por solfeo. Me reorganicé y la verdad es que me encanta, no puedo decir otra cosa, y disfruto mucho.

También seguí con el piano, y cuando pasaron unos años, vinieron del Colegio “Virgen de la Esperanza”, y empecé en el Hospitalico con un pequeño grupo. Cuando nos mudamos al nuevo edificio, seguí, y ya no paré hasta el confinamiento. Ahora con esta situación de momento no podemos hacerlo. No era Musicoterapia, era un Taller Lúdico, en el que mis chicas han aprendido, que de eso se trata, han venido, han gozado, han disfrutado y ¿pa’que más?

Y hace unos años también fui alumna de canto y ahora sigo peleando como alumna de guitarra. Voy haciendo lo que puedo, pero con todo el gusto del mundo.

P.- ¿Y si hablamos de tus gustos musicales?

R.- ¡De todo, de todo, de todo, de todo! Yo no me cierro a nada, bueno, menos a la música que hay ahora, que algunas tienen unas letras… por ahí no paso, yo lo siento. Pero en mi casa se oye desde música clásica, música de compositores españoles, extranjeros, de grupo, de solistas. Mi hijo tiene una hemeroteca, tres veces mejor que la mía. Oye algo en la tele, se va y saca el C D donde aparece, es impresionante.

Me apasionan las Bandas Sonoras. Es más, yo las audiciones de finales de curso siempre las titulo: “Una audición… de película”. Todos mis alumnos tocan alguna banda sonora de película, que preparamos con mucho tiempo para que no tengan nervios y la controlen.

Las baladas de los grupos de rock me encantan. Me gustan mucho las cosas tranquilas, y no me cierro a nada.

Y soy una apasionada de las zarzuelas, de los compositores españoles: Albéniz, Granados, Turina… no sé por qué la gente no le da más valor a lo nuestro. En la música tradicional, hay cosas preciosas, pero parece que los españoles le damos más valor a lo que viene de fuera, que a lo que tenemos dentro.

P.- ¿Te gustaría añadir algo más?

R.- Sí, lo que está pasando en la Escuela de Música actualmente. Hay una riqueza cultural aquí, que no se lo imagina nadie. A mí me encanta, que se le dé cabida a todo el mundo, desde niños pequeños, hasta adultos, personas con necesidades especiales, rockeros… esa variedad, eso es súper rico, la gente no se da cuenta, pero esto es riqueza, y dentro del profesorado también se ve.

Yo lo percibo y lo noto. Que toda esta variedad que hay, tenga como trasfondo la música y nos una la música, es maravilloso.

Y otra cosa que me gustaría destacar, es que quiero que quede constancia de la importancia de Ángel en este proceso de cambio de la Escuela, lo que se lo está currando, porque si estamos aquí es porque él nos ha ido mancando las pautas y todo lo que ha ido decidiendo ha sido para beneficio de la Escuela.

P.- Por último, y como madre de un alumno de la Escuela de Música, ¿qué ha significado y significa la música para él?

R.- Mira, yo te voy a contar una cosa, en relación con mi hijo Juanmi.

Mi hijo tiene una lesión cerebral que le afecta al habla. En la Arrixaca, desde el principio, me dijeron que no hablaría. Mi hijo lleva con integración desde los quince meses y tiene 36 años, él sigue con estimulación (ahora mismo está en clase de ajedrez…él no para). Me dijeron que no hablaría ni escribiría. Logopedas que han trabajado con él cuando era pequeño me dijeron un rotundo “No”, pero él gracias a su constancia y esfuerzo él, ahora está leyendo y escribiendo. Se se ha leído unos noventa libros para su nivel (más libros que mucha gente se leerá en toda su vida).

Yo lo traje con Isabel a la Escuela de Música y ella le da Musicoterapia. Ella me dijo que le comprara una flauta para trabajar con él la respiración, y a partir de ahí ella empezó y vio que él entendía las posiciones y empezó a asociarlas con las notas. Ahora lee partituras y toca la flauta dulce, de hecho, ha salido en dos o tres audiciones con Isabel, acompañándole ella con el piano.

Yo estoy agradecida no, lo siguiente. Porque mi hijo ha hecho algo que ningún especialista pensó que mi hijo haría. Y ha sido a raíz, de que mi hijo viera la relación entre las posiciones y las notas. Ha sido todo un proceso, y así ha ido más rápido en lo de la lectoescritura.

No hay para pagar esto.

Él me dice: A mí no me borres nunca de música.

Y yo le digo: No, no, ¿qué te voy a borrar yo? (risas).

Así que, fíjate, si yo estoy agradecida a la Escuela y en especial a Isabel.

Mi hijo, la música la ha llevado consigo desde que yo estaba embarazada. La música ha ido siempre relacionada con él, va en su ADN. Es fan de la Banda y de todo lo que es música.

Y todo esto, insisto, no te lo cuento como profesora, sino como madre de un alumno que viene a la Escuela.

Aquí, me han dado la oportunidad de poder ayudar a mi hijo.

Conchi, nos alegramos mucho por él y te agradecemos enormemente que lo hayas compartido con nosotros.

Muchas gracias por acompañarnos en esta sección de la Revista Diapasón, y que la música nunca pare.

Cecilia Ortuño

En primer lugar, he de reconocer que no soy musicólogo sino un simple aficionado a la historia de la música en todas sus vertientes geográficas y culturales por lo que, siempre que visito un país o región remota, intento conocer la música que cultivan sus habitantes.

En este caso, he tenido la oportunidad de conocer de cerca la Ópera china que, a pesar de su nombre, tiene muy poco que ver con el concepto occidental de Ópera.

Salvador Santa Puche

Zhejiang University

(Colaboración: Fu Dujuan)

Escrito en diapason el 17 marzo, 2022

La primera vez que fui a ver una Ópera china en un teatro de la ciudad de Hangzhou sentía una gran curiosidad por descubrir lo que parecía un género completamente autóctono y ajeno a la tradición musical europea y me preguntaba que tendría en común con la ópera occidental. Al poco de comenzar la obra, descubrí porqué todo lo que se expone en este espectáculo hace que los extranjeros nos sintamos especialmente maravillados y perdidos al mismo tiempo.

La ópera china tiene unos orígenes realmente remotos: comenzó durante la dinastía Tang (618-907) con el emperador Taizong. Este estilo de arte dramático se perfeccionó durante la dinastía Song del Sur (siglo XII), pero alcanzó su época de esplendor con la dinastía Yuan (1271-1368) de origen mongol. Durante los siglos XVI al XIX predominó lo que se llamó la Ópera “Kungdu” y ya en el siglo XX se admitieron nuevos temas y melodías con la llamada “Ópera revolucionaria” (樣板戲) de la época de Mao. Sin lugar a dudas, la más famosa es la Ópera de Beijing, formada hace más de doscientos años por unos comediantes de la provincia de Anhui que lograron convertir su ópera en una pieza imprescindible del encorsetado ceremonial de la corte imperial. No obstante, en la actualidad cada región de China tiene su propia ópera con su propio estilo.

La Ópera china, (la de Beijing es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010), es en realidad un conjunto de disciplinas artísticas como la literatura, la música, la acrobacia, el baile, las artes marciales o la pintura.

Lo primero que llama la atención son los actores, maquillados asombrosamente en distintos colores y formas (o ataviados con máscaras no menos sorprendentes), vestidos con unos trajes tremendamente vistosos de seda con dibujos bordados e hilos dorados. Con todo tipo de armas en las manos, tales como espadas, alabardas, sables o lanzas, una docena de actores pueden representar a miles y miles de soldados y unas simples vueltas en la escena significa que han recorrido miles de kilómetros. Hay cuatro personajes principales: Sheng (生, el papel masculino), Dan (旦, el papel femenino), Jing (净, cara pintada) y Chou (丑, el papel del payaso).

La música está formada por dos elementos básicos: el tono y el ritmo, ambos aspectos abarcan desde el canto o el compás, pasando por la letra y los variados instrumentos musicales de percusión y cuerda de la tradición china de los que hablaremos en otro momento. Al espectador occidental, a menos que lleve años sumergido en China y su cultura, le será muy difícil asimilar esas melodías tan alejadas de nuestros estándares pero que, sin embargo, tienen un encanto especial.

En la Ópera se distinguen dos géneros principales: las comedias civiles (wenxi) y los dramas militares (wuxi), aunque también hay comedias y farsas cuyos temas se basan en cuentos populares, sagas, leyendas, mitología y literatura clásica china. Es por ello que para entender la ópera china se hace imprescindible un mínimo de conocimientos sobre la mitología china con toda la riquísima y antigua tradición que representa. En este tipo de obras, los espectadores pueden participar activamente, interrumpir la escena o reaccionar a lo que ven en cualquier momento, al contrario de lo que ocurre en una ópera occidental. Por ejemplo, está bien visto aplaudir y alabar en voz alta a los acróbatas y maestros de artes marciales, al canto de los actores o a la buena actuación de los músicos.

La popularidad de la Ópera china es inmensa a lo largo de todo el país: en parques o plazas de las ciudades chinas se suele encontrar fanáticos del género que se reúnen para cantar al aire libre algunas tramas operísticas o tocar algún instrumento. Estos actores improvisados, llamados también piàoyou (票友), no son más que simples aficionados a los que les gusta cantar ópera o tocar algún instrumento musical. En muchas partes de China se celebran anualmente concursos o conciertos en los que participan estos aficionados para divertirse. Saber cantar Ópera está considerado como uno de los criterios más importantes para decidir si una persona es o no culta.

Por tanto, si tienen ustedes la oportunidad de visitar este fascinante país, aprovechen la ocasión para conocer este complejo pero apasionante tesoro de la tradición musical china.

Iniciamos hoy una nueva sección en la revista Diapasón en la que vamos a ir conociendo poco a poco a nuestros “Músicos Yeclanos por el Mundo”, quienes nos contarán su experiencia tanto en el mundo de la música como profesionalmente en cualquier otra actividad.

La idea de esta nueva sección es por lo tanto ir descubriendo a todas esas personas que han formado parte de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, y en la actualidad residen por motivo profesionales, tanto como músicos o en otras profesiones, fuera de nuestra ciudad.

10 marzo, 2022 Escrito en diapason

El primero en visitarnos es el fagotista Ignacio Muñoz Francés:

Nace en Yecla (Murcia) en 1995. Inicia sus estudios musicales de Fagot en la Escuela de Música de la AAMY en 2002. En 2007 accede al Conservatorio Profesional de Música Jerónimo Meseguer de Almansa así como a la Banda Sinfónica de la AAMY. Continúa los estudios superiores de fagot en la ESMUC (Barcelona) donde obtiene el Título Superior de Música en 2017. En 2019 termina los estudios de Máster en la Hochschule für Musik de Detmold (Alemania).

Desde 2007 realiza cursos de perfeccionamiento internacionales con profesores como Mor Biron, Tobias Pelkner, Juan Sapiña, Higinio Arrué, Guillermo Salcedo, Amrei Liebold, Javier Aragó entre otros. Ha sido miembro de la Joven Orquesta de Holanda (NJO), Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, Joven Orquesta del País Vasco, The World Orchestra, es titular en la orquesta del Schleswig-Holstein Musik Festival 2017, Joven Orquesta de Cataluña (JONC), Joven Orquesta Sinfónica de Cantabria (JOSCAN) y ha colaborado además con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), Orquesta Sinfónica de Barcelona (OBC), Orquesta Sinfónica Camera Musicae, Neue Philharmonie Westfalen, Detmolder Kammerorchester, Nordwestdeutsche Philharmonie, Mendener Kammerphilharmonie y Orchesterzentrum NRW Orchester entre otras. Ha sido Academista en la Gürzenich-Orchester Köln 2019-2021.

Hablar de mi relación con la música es literalmente narrar mi vida. Si estás metido en el “mundillo” sabes que la música es un alimento adictivo, como el azúcar, pero que por mucho que consumas, nunca te sacia del todo (y además no engorda). Algunas veces para bien y otras para mal. Creo que en mi caso la mayoría de las veces ha sido para bien y puedo decir con total seguridad que soy quien soy gracias a la música.

En mi familia ya había una larga tradición musical, así es que como no podía ser de otra forma, mis padres decidieron apuntarme a la escuela de música cuando tenía 5 años, a Música y movimiento. Creo que su propósito era algo así como para que “el nene” se entretenga por las tardes y libere energía, a la vez que potencie un poco sus posibilidades artísticas y creativas (si es que las tiene). Poco a poco, a “Música y movimiento” se le fue borrando el movimiento (y menos mal, porque si no posiblemente el suelo del “Hospitalico” no hubiera aguantado) y las cosas empezaban a ponerse muy pero que muy serias, por lo menos así lo veía el yo de 11 años. Finalizaba el colegio y pasaba al instituto, se acababa la escuela de música y debía preparar las pruebas para ingresar al conservatorio y por si fuera poco, para añadirle presión al asunto, van, y me comunican que ese año ingresaré en la banda… ¡fiesta!.

Creo que hasta este punto mi vida no era demasiado distinta a la de cualquier niño de Yecla, en cierta manera todos más o menos hacíamos cosas parecidas; pero a partir de los 12 años de edad todo empezó a cambiar. Mi vida consistía en: por las mañanas, ir al instituto; por las tardes, al conservatorio de Almansa; dos o tres noches a la semana, a la banda; los fines de semana, conciertos/audiciones/ensayos; durante el verano y periodos de vacaciones, cursos de perfeccionamiento musical tanto dentro como fuera de España…pasaba más tiempo tocando el fagot que durmiendo. A priori podría parecer que para un niño/adolescente era mucha carga, pero nada más lejos de la realidad. Vivía muchas más experiencias que cualquier otro chico de mi edad: viajaba mucho, empecé a conocer a muchísima gente de distintos lugares, costumbres, edades, formas de pensar…y a pesar de que el sacrificio era gigantesco, me encantaba. Siempre he pensado que, si alguien diera algo por kilómetros recorridos o por notas tocadas, aunque fuera un accésit, me llevaba.

Con 18 años y recién acabado el bachillerato de ciencias, me tocaba elegir qué otra carrera empezar, sí, OTRA carrera, porque yo ya había elegido y empezado una con 5 años, así que tampoco tenía demasiadas dudas. Usted, padre o madre que lleva a su hijo a la escuela de música deben saber que él ya es universitario, aunque por altura no lo parezca. Resultaba muy curioso, en ese verano de mis 18, que la mayoría de las conversaciones con la gente eran:

-Bueno, ¿y qué carrera vas a elegir?

-Música

– Ya, pero me refiero qué vas a estudiar

Afortunadamente, la sociedad ha evolucionado y en la actualidad estas conversaciones han dado un giro inesperado. Son así:

– Bueno, ¿y a qué te dedicas, que has estudiado?

– Música

– Ya, pero me refiero a qué carrera has hecho, cómo te ganas la vida…

Desgraciadamente vivimos en un país en el que todo el mundo es artista sin haber puesto una gota de sacrificio y trabajo en ello, esto hace que no se valore ni sea visible el verdadero esfuerzo que conlleva poder dedicarte profesionalmente a una CARRERA que se empieza de muy pequeño y que no acaba nunca. Por suerte, en Yecla, gracias a la labor que desempeñan la Asociación de Amigos de la Música, la Banda y otras muchas personas y entidades que promueven la cultura, esta visión está cambiando.

Decidí dejar Yecla y después de superar las correspondientes pruebas de acceso empecé el grado superior de música en Zaragoza y algo después lo proseguí y acabé en Barcelona. Fueron cuatro años muy buenos, pero a la vez muy duros e intensos. El nivel de exigencia y el tiempo de dedicación alcanzaban niveles olímpicos. Toqué en varias orquestas españolas y extranjeras y empezaba a ver de verdad el gran abanico de posibilidades tanto profesionales como personales que ofrecía la música.

En esa época empecé a moverme más fuera de España y a comprobar como de importante es la cultura más allá de nuestras fronteras, por esto, al acabar la carrera en Barcelona, decidí hacer un máster de interpretación musical en Detmold, una pequeña ciudad de la Alemania profunda que contaba con una de las mejores Universidades de la Música del país (y uno de los mejores fríos también). Estos dos años de máster me sirvieron para corroborar que la música forma parte de la vida de las personas centro europeas. Por ejemplo, para el simple hecho de celebrar un cumpleaños, raro era el que no contaba con presencia de algún músico para amenizar ese rato, y esto solo a nivel privado; actos de inauguración, clausura, discursos de personas importantes, posesión de cargos…etc. Todos contaban con presencia musical o artística de algún modo y encima, bien remunerado y legalizado “casi igual que en España…” Sin embargo, dentro de esta estructura religiosamente organizada de la música clásica, también hay sitio para opciones más profanas…

Acabando el master en Detmold, decidí presentarme a unas pruebas de fagot en la Orquesta Filarmónica de Colonia. Las pruebas de orquesta son parecidas a los castings de la tele, en los que hay un jurado (y en la mayoría de los casos también público) y tienes que ir superando una serie de pruebas, es algo así como el Humor Amarillo de la música, solo que con muy poco humor. Pues resumiendo, después de más de 6 horas de pruebas y fases, conseguí ganar un empleo como fagotista en una de las orquestas más prestigiosas de Alemania, no sé qué sentía más, si felicidad o acojono. Y es aquí cuando realmente vi lo que era ser musico a jornada completa. Aquello es otro mundo artísticamente hablando, de 2 a 6 conciertos a la semana entre sinfónico y ópera, dos giras internacionales al año, grabación de CDs, colaboraciones con músicos de primera línea mundial, conciertos en directo en televisión y radio, y un largo etc. Todo esto sumándole una“oficina” de más de dos mil localidades que se llena todos los días de la semana, es increíble. (Incluso en plena pandemia y sin público seguimos ofreciendo conciertos online)

A modo de conclusión debo decir que le debo mucho a la música, gracias a ella he podido tocar en 12 países, conocer grandes músicos que han inculcado en mi forma de pensar que lo fundamental, es ser persona (sí, antes que la música). Esta disciplina me ha empujado a salir de mi zona de confort, a emprender con todo tipo de ideas, a luchar por mis sueños, a valorar a cualquier persona que trabaje duro, sea la que sea su labor, pero sobre todo, este arte tristemente elitista en España, me ha abierto los ojos a un mundo lleno de posibilidades profesionales y personales que están esperando a que alguien las aproveche y explote.

Si tú, que has dedicado un ratico a leer mi pequeña experiencia musical, sientes la necesidad de hacer realidad un proyecto, idea, aspiración… no te rindas, aunque no veas los resultados, sigue luchando: si dedicas todo tu empeño a construir algo que te apasiona, da igual cuales sean los efectos, va a merecer la pena.

Ignacio Muñoz Francés.  Fagotista.

Durante los meses de marzo a julio de 2022 vamos a celebrar la vigésima edición del Ciclo “Aula de Conciertos”, organizado desde sus inicios por la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla y la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Yecla.

3 marzo, 2022 Escrito en diapason

Quién nos iba a decir que aquel proyecto que iniciamos con toda la ilusión del mundo en el año 2003, se convertiría en un clásico de la programación cultural de nuestra ciudad, y en un referente para muchos músicos de nuestra ciudad y alrededores, así como en una cita aguardada para todos los amantes de la música de Yecla.

Desde que comenzamos a gestar la posibilidad de crear este Ciclo anual de conciertos lo hicimos marcándonos unos objetivos prioritarios, que además debían de estar incluidos dentro de los fines principales de nuestra Asociación, como son el fomentar el conocimiento y disfrute de la música.

Poner en marcha, mantener y consolidar un Ciclo anual de Conciertos, para cualquier Asociación cultural sin ánimo de lucro, es un reto complicado pero que a la larga da sus resultados y reporta grandes satisfacciones, siendo además una de las motivaciones que determinó que el pasado mes de diciembre se reconociera, por parte del Ministerio del Interior, a la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, como entidad de Utilidad Pública.

La Escuela de Música de una sociedad musical, constituye el pilar básico y fundamental de esta entidad cultural, puesto que es la que aporta a todos los músicos, que luego nutren sus diferentes formaciones musicales. Pero una Escuela de Música es algo más, desde la misma también se debe potenciar el disfrute de la música en general, orientar a escuchar todo tipo de estilos, descubrir todas las posibilidades que nos ofrece este maravillo arte, educar y acostumbrar a nuestros alumnos a ir a conciertos en vivo, puesto que es en estos recitales donde realmente se aprecia la autenticidad de la Música. Un concierto en vivo siempre será algo muy especial, único e irrepetible.

Uno de los objetivos de nuestro Ciclo “Aula de Conciertos” ha sido el acercar, a los alumnos de nuestra Escuela, padres, socios y resto de ciudadanos de nuestra ciudad, a una Sala de Conciertos, y de esta manera ir acostumbrándolos a aproximarse a la música en directo, que como ustedes ya conocerán, en lo concerniente a la Música de Cámara, no pasa por sus mejores momentos.

Para todos estos músicos, en su mayoría aficionados o que acaban de finalizar su Grado Profesional o Superior de Música, les hemos ofrecido una oportunidad de poder interpretar su repertorio ante un auditorio, algo que les sería muy difícil de realizar en una programación “oficial”, siendo además, un gran escaparate para poder mostrar a la sociedad, los grandes músicos que formamos en nuestras Escuelas de Música.

En estos conciertos, que son totalmente gratuitos, se interpretan todos los estilos musicales, habiendo incluido en la programación de estos diecinueve años de existencia: música clásica, contemporánea, instrumental, piano a cuatro manos, canto, coro, música de autor, folk, jazz, big band, pop, rock, fusión, etc. Con este planteamiento hemos pretendido no cerrar la posibilidad de actuar a ninguno de los alumnos que forman parte de nuestra Escuela de Música, tanto en la parte, digamos más clásica, como a los que están estudiando en el Aula de Música Moderna.

Durante estos diecinueve años hemos pasado por varias Salas de conciertos: Aula de Cultura “Azorín” de la CAM, Auditorio Municipal de Yecla, Salón de Actos de la Casa Municipal de Cultura, y desde el año 2011, en la IX edición, en la Sala de Audiciones de la Escuela de Música “Edificio Casino Primitivo”.

Desde el año 2003 han participado en nuestro Ciclo musical un total de 940 músicos, la mayoría de nuestra propia Escuela, (profesores, alumnos, músicos de nuestra Banda, etc.) pero también, y eso nos está pasando cada vez más, por músicos de otras zonas de nuestro país, que van conociendo nuestro Ciclo, y que nos solicitan participar en el mismo, como por ejemplo: Murcia, Cartagena, Lorca, Molina de Segura, Guadalupe, Jumilla, Cieza, Alcantarilla, Caravaca de la Cruz, Santomera, Cabezo de Torres, Beniaján, Alicante, Elche, Villena, Alicante, Petrer, Vega Baja, Valencia, Requena, Real de Gandía, Benicarló, Liria, Fuente la Higuera, Játiva, Torrente, Onda, Albacete, Almansa, Caudete, Puertollano, Onda, El Vendrell, Monzón, Ciudad Real, El Tiemblo, Ávila, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, etc.

Se han realizado 167 conciertos, de múltiples formaciones y estilos; con los que hemos conseguido crear un hábito a asistir a conciertos en vivo a muchas personas de nuestra localidad, alumnos, padres, profesores, músicos, socios, ciudadanos de Yecla, puesto que la media de asistencia a los conciertos en los últimos años ha superado las 120 personas por concierto, lo que para recitales en formato de Cámara, es un dato a tener muy en cuenta; y sobre todo estamos generando una actividad cultural en nuestra ciudad, que ya es esperada cada nuevo año por los melómanos de nuestra ciudad.

Uno de los problemas más importantes con el que nos hemos encontrado, como siempre, es la financiación del mismo, aunque los músicos no perciben nada por su concierto, puesto que se sigue considerando una parte más de su formación integral, sí que intentamos cubrir sus gastos mínimos, sobre todo de desplazamiento y una pequeña cena al final del concierto; pero en nuestro Ciclo sí que se genera otro tipo de gastos tales como publicidad, programas de mano, etc. Para poder hacer frente a este problema, nuestra solución fue buscar un grupo de empresas colaboradoras, un total de 20 durante estos años, y a las que aprovechando esta efeméride volvemos a agradecer públicamente su apoyo sin el cual este proyecto cultural no hubiera llegado a cumplir estos veinte años de andadura.

Para finalizar me gustaría dar las GRACIAS a todas las personas que de una forma han conseguido que este sueño que se inició en el mes de febrero de 2003, se haya consolidado. A la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Yecla, por su colaboración; a la Junta Directiva de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, por su apoyo y confianza; al Claustro de Profesores de la Escuela de Música, puesto que ellos son realmente nuestro nexo de unión con los alumnos y sus familias; a cada uno de los músicos que han participado en el mismo porque ellos ha dado vida al Ciclo; a cada uno de los voluntarios que de una forma desinteresada han estado siempre al pie del cañón para que todo funcionara perfectamente; a los medios de comunicación locales por su difusión; al público asistente que con su presencia nos ha dado el respaldo para seguir adelante y, una vez más, a cada una de las empresas colaboradoras.

Gracias a todos.

José Miguel Ibáñez Lax.