Revista Diapasón

Entradas

Fuente: Revista Diapasón. 16 mayo, 2024

En este año 2024 se conmemora el 50º aniversario de la Fundación de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, cincuenta años desde aquel 17 de octubre de 1974, donde un grupo de soñadores, amantes de la música, emprendedores, tenaces, pero sobre todo amigos, decidieron que era necesario que Yecla contara con una institución que fomentara el conocimiento y disfrute de la Música.

Como ya todos sabrán, lo primero que hizo esta nueva Asociación fue poner en marcha una Escuela de Música, donde se fueran formando los jóvenes yeclanos que lo desearan, y donde en un principio impartían clases, de una forma totalmente altruista, varios músicos veteranos, y fue el germen para que años después su recién creada Banda de Música, dirigida por el maestro D. José Ortuño, participara por primera vez en un acto oficial, concretamente en la inauguración de la Feria de Septiembre de Yecla, el 24 de septiembre de 1976.

Concierto Banda AAMY, Feria de Yecla 1977.

Los pasodobles son un género musical que siempre ha estado muy unido a las bandas de música, siendo una parte importante de su repertorio, puesto que son las obras interpretadas en los pasacalles, toros, desfiles, dianas, etc… pero además, han formado parte de los programas preparados por sus directores para ser interpretados en conciertos, festivales, certámenes…

Como es normal, la Banda de Música de la AAMY, no es una excepción, y ha interpretado desde su creación multitud de pasodobles de todo tipo: de concierto, taurinos, festeros, dianeros…, y donde además se puede estudiar la evolución de la misma, puesto que la agrupación también lo ha hecho a lo largo de su historia. No son iguales las obras, incluidos los pasodobles, de la primera etapa donde la Banda estaba formada por no más de 30 ó 35 músicos, y una instrumentación muy simple, a los que se pueden interpretar actualmente con una formación integrada por cerca de 100 músicos, y una amplia y variada plantilla instrumental.

Conciertos Escolares Banda AAMY, año 1986.

Asimismo contamos con pasodobles que ya forman parte tanto del patrimonio musical como sentimental de nuestra Asociación: desde el que nos legó el maestro D. José Ortuño “SUMY” (Sociedad Unión Musical Yeclana), y al que ya hemos dedicado un artículo en esta sección; “Antonio Gonzálvez” compuesto por Manuel Carrascosa, y estrenado en el homenaje a D. José Ortuño en el año 1983; varios dedicados a nuestra entidad como “El Hospitalico” y “La Recogida” del yeclano Pedro Navarro Ruano o “Yakka” que fue dedicado por el murense José Rafael Pascual-Vilapana, con motivo de nuestra primera participación el Certamen Internacional de Valencia, el año 2007, y que ha sido interpretado por multitud de bandas de música, no solo en España, sino en los cinco continentes.

Solo centrándonos en los que han sido interpretados en conciertos, y por supuesto haciendo una pequeña selección, no podríamos nombrarlos todos, puesto que hemos realizado multitud de conciertos: escolares, extraordinarios, San Pedro, Santa Cecilia, Navidad, Festivales tanto en Yecla como en otras poblaciones, certámenes nacionales e internacionales, etc… De los primeros años recordamos: “Puenteareas” de Reveriano Soutullo, “Pepita Greus” de Pascual Pérez Chovi, “Antañona” y “Luchando” de Fernando Tormo Ibáñez, “Santander” de Ernesto Pérez Rosillo, “Barcelona” de Fausto Turell, “De Andalucía a Aragón” de Teixidor, “La Alegría de la Huerta” de Federico Chueca; y ya en tiempos más cercanos: “La Primitiva” de Jef Penders, “Certamen Levantino” de Pascual Marquina, “Suspiros de España” de Antonio Álvarez, “A mi madre” de Roque Baños, “El Tío Caniyitas” de Ricardo Dorado, ”Entornos” de Amando Blanquer, “Arte” de Juan Bautista Francés, “Los dos Adolfos” de Martín Domingo o “Música y vinos” y “Soñar el Mar” de Manuel Morales “

Concierto WMC Kerkrade 2017, Banda Sinfónica de la AAMY.

Hoy vamos a dedicar nuestra sección, tras esta amplia introducción, a “Luchando” de Fernando Tormo Ibáñez, que para mi tiene muchos y agradables recuerdos, porque era interpretado en los conciertos durante los años 1976 al 1983, bajo la batuta de nuestro añorado D. José Ortuño Ortuño, época en la que la banda no llegó a contar con más de 40 músicos, haciendo los ensayos en las antiguas dependencias de la torre del Reloj. Recuerdo que todo era muy familiar, muy cercano, los medios eran escasos, el frío se combatía en invierno gracias a una antigua estufa de leña, eran tiempos de pocos recursos pero mucha ilusión, y este pasodoble además de que siempre me ha parecido muy bonito y elegante, guarda para mí unos gratos recuerdos.

Partitura de “Luchando” pasodoble de Fernando Tormo Ibáñez.

Esta obra fue compuesta por Fernando Tormo Ibáñez, natural de Albaida (Valencia) con el título original de “Luchando por la vida”. El músico albaidense escribió esta obra durante una época difícil, muy triste, donde vivir el día a día era muy duro, características que se trasmiten en esta obra que contienen cierto carácter melancólico en la mayoría de sus melodías.

Al maestro Tormo le gustaba bautizar muchos de sus pasodobles como “pasodobles filosóficos” por la complejidad en su concepción, y puede que “Luchando”, compuesto en una época compleja en España, sea uno de los modelos de este tipo de música tan expresiva y majestuosa.

Fernando Tormo Ibáñez (Albaida 1882 – Tavernes de la Valldigna 1964).

Fernando Tormo Ibáñez, nace en Albaida (Valencia) en el año 1882. En dicha localidad inició los estudios musicales de la mano de su padre, que por aquellos años era el director de la Banda Nueva de Albaida, agrupación en la que ingresaría muy joven.

Posteriormente se trasladaría a Valencia para ampliar estudios con el maestro Palanca en el Conservatorio de Música.

Finalizados sus estudios dirigió una de las bandas de su localidad natal, pasando posteriormente a dirigir la Banda Primitiva de Liria, y con posterioridad las de Massanasa y Beniganin, regresando de nuevo a su ciudad para hacerse cargo de la Banda Municipal de Albaida, agrupación que con el tiempo se acabaría dividiendo en dos, y finalmente la Banda Municipal de Tavernes.

Entre sus obras, destacan los pasodobles: “Luchando”, “Sacul”,  “Antañona”, “Octubre en fiestas”, El artístico”, “Estival”, “Frontón de Mora”, “Ladi Vasile”, “Calomarde”, “Zeluán”, “Amor de un artista”, “Perfumes de Azahar”, “Unión Musical”, las marchas moras: “El moro nefando” y “Moro judío”, o la marcha de procesión: “Christus”.

Fallece en Tavernes de la Valldigna en 1964.

A continuación vamos a escuchar el pasodoble “Luchando” del maestro Fernando Tormo Ibáñez, que lo disfruten.

Autor: José Miguel Ibáñez Lax

Pd: Dedicado a mi compañero y amigo Vicente Ibáñez Martínez.


Bibliografía:

https://acordesfesteros.es/compositores/tormo-ibanez-fernando/, consulta en línea el 23 de febrero de 2024.

Diccionario de la Música Española e Iberoamericana. Volumen 10. ISBN 84-8048-313-X. Sociedad General de Autores de España 2022.pag. 369

Archivo Asociación de Amigos de la Música de Yecla.

Escrito en diapason / 30 marzo, 2023

El grupo de pop Comité Cisne se creó en Valencia en 1984 y disuelto en la misma ciudad en 1991. Durante su primera etapa lo integraron: José Luis Macías Pintado, instrumentos electrónicos de teclado, Remigio, “Remi”, Carreres, bajo electrónico, Carlos Javier Crespo Goñi, guitarrista y Lino Oviaño, percusión electrónica.

Comité Cisne 

Todos habían formado parte antes de otros conjuntos de rock, los dos primeros de “Glamour”, Goñi  fue miembro de “Garaje” y Oviaño lo había sido de “Ultima Emoción”, un grupo de breve existencia en el que coincidió con Macías. En 1986 Oviaño abandonó el grupo y fue sustituido por Rafael “Copi”, Picó, quien tocó la batería hasta que en 1988 se produjo la primera separación del conjunto. Goñi y Picó decidieron formar otro grupo de rock. “Revolver”, y los otros dos miembros se integraron en varios conjuntos cuyo trabajo musical no tuvo relevancia alguna, salvo la posterior reunión, en 1990, de Comité Cisne, en esta ocasión ellos dos junto a Gregorio, “Goyo”, Esteban, encargado de tocar las guitarras y Jesús Astorga como cantante. Entre las dos etapas de Comité Cisne, José Lluis Macías editó su única grabación realizada en solitario.

La música de Comité Cisne era pop moderno y brillante, interpretado con energía y cuidando la ejecución de unas composiciones en las que sobresalían los sonidos de guitarras y los teclados electrónicos. Grabaron una serie de álbumes que tuvieron mayor o menor éxito comercial y algunas de sus canciones, Ana FrankDulces horas y Beber el viento entre otras, les proporcionaron un gran prestigio entre el público juvenil de los últimos años de la década de los ochenta.


FRANCISCA DOLZ “DOVA”

Francisca Dolz “Dova”, Valencia 1943. Cantante. Se dedicó desde su juventud y a lo largo de una prolongada carrera, que duró varias décadas, a la interpretación de canciones románticas, más o menos ligeras, frívolas o alegres y, en ocasiones, con unos textos muy simples, sencillos y fácilmente identificables para un público que durante años le fue fiel.

Sin estudios musicales superiores, comenzó a cantar poco después de 1960 y, ya en 1963, obtuvo un cierto éxito popular interpretando La búsqueda, versión en castellano de una composición de Pat Boone. Mediada esa década comenzó a participar en numerosos festivales de la canción, en el X de Benidorm, en 1968, y los que tenían lugar en las ciudades de Belgrado, Brasov, Knokke  (certamen que ganó en 1970) y otros del centro de Europa, al tiempo que actuaba con cierta asiduidad en Bulgaria, Rumanía, Yugoslavia y otros países centroeuropeos en los que ocasionalmente efectuaba actuaciones en diversos programas televisivos.

Ese prestigio internacional se correspondió con un gran éxito popular obtenido en el ámbito valenciano –no tanto en el resto de España—gracias a la interpretación de las canciones Ana MaríaÉxodo y Hay un mañana, y muy especialmente a Los gitanos, incluida en uno de sus numerosísimos discos sencillos –con dos o cuatro canciones—en 1971. También interpretó canciones en valenciano: Com el vent, Ho he de fer y M’agradaria, entre otras. Conoció su mayor popularidad durante una etapa prolongada, hacia 1970, disminuyendo paulatinamente, durante la década siguiente, al tiempo que cesaba su actividad interpretativa y espaciaba sus actuaciones.

Alfonso Hernández Cutillas

Escrito en diapason / 2 marzo, 2023

Este es el título de la deliciosa ópera de Haendel que recomiendo a quien no haya tenido aún la suerte de escucharla. Se trata de un mito que tiene su origen en Las Metamorfosis de Ovidio. Galatea era una ninfa bellísima que habitaba en la costa de Sicilia y andaba en amores con el joven pastor Acis, que en lo de belleza no se quedaba atrás. Tal para cual, dos hermosos jóvenes que disfrutan su mutuo amor rodeados del canto de los pájaros y el arrullo de las olas que acarician la playa. Pero en este idílico cuadro irrumpe la gigantesca figura de Polifemo, el horroroso cíclope de un solo ojo que estaba enamorado de Galatea, y que, no pudiendo sufrir los celos que lo atormentaban, arrancó una enorme roca y la arrojó sobre el desprevenido Acis, que no pudo escapar a la muerte. Entonces Galatea consigue que la sangre de su amado se transforme en un río de transparentes aguas.

Esta es en síntesis la historia que tanto ha cautivado a muchos artistas, escultores, pintores, músicos, poetas de diferentes épocas, y muy especialmente del Barroco, por contener en ella varios elementos característicos de este periodo: los temas pastoriles que se desarrollan en una naturaleza idealizada, la belleza extrema de los jóvenes protagonistas y el brusco contraste con la fealdad del monstruoso Polifemo. Sirva como ejemplo esta fuente de Auguste Louis Marie Jenks que se encuentra en los jardines de Luxemburgo, en París.

Pero volvamos a la música. En esta extraordinaria ópera Haendel sabe recrear el ambiente pastoril y reconvertirlo en una delicada combinación de bellísimas melodías. Entre ellas destaca el aria en que Galatea compara su amor con el arrullo de las palomas. Os recomiendo un vídeo en el que el Collegium Marianum de Praga realiza una exquisita versión con ambientación barroca incluida.

Supongo que a quienes hayáis visto esta grabación os ha sorprendido la joven soprano, de la que os puedo dar alguna información que os sorprenderá todavía más. Se trata de Patricia Janêckova, de origen eslovaco aunque reside en Chequia, donde ganó un concurso televisivo que la catapultó a la fama a la edad de doce años. Actualmente tiene solo veinticuatro y fue motivo de muchos comentarios en las redes sociales hace unos meses porque tuvo que suspender todas sus actuaciones por motivos de salud. Ella misma grabó un vídeo en YouTube para explicar a sus seguidores la razón de todo: un cáncer de pecho del que –ojalá- se recupere muy pronto.

Pero. volvamos a la opera. Otro momento memorable de esta partitura es el aria en la que Galatea pide a las aves que guarden silencio para no estorbar el sueño de Acis, mientras su ruego se entremezcla con el coro de pájaros evocado por el flautín y los instrumentos de cuerda. Aquí dejo un enlace de una versión interpretada por la soprano británica Rowan Pierce. 

La última de las arias que quiero recordar aquí es el instante posterior a la muerte de Acis. Bajo la roca que lo ha aplastado mana su sangre, que –como he dicho- Galatea transforma en un río en el que ella misma se sumerge. Es un momento de especial simbolismo, por cuanto representa la fusión de ambos que Polifemo quiso y no pudo evitar: el río se funde con el mar, puesto que Galatea es un ninfa marina, por lo que de este modo su unión será eterna. Como antes recreara Haendel el canto de los pájaros mediante el flautín, ahora son las ondas del agua las que aparecen evocadas por la vibración de la cuerda, a la que se suma la voz de Galatea para lograr esta aria llena de encanto.

¡Corazón, sede de suave deleite,

sé tú ahora una brillante fuente!

No sea ya roja tu sangre,

deslízate como cristal fluido.

La ópera se cierra con un coro que exalta la virtud del río Acis, que a través del sonido de sus aguas cantará para siempre la historia de su amor.

¡Salve, gentil rumorosa corriente,

placer de los pastores, tema de las musas!

Por las praderas a correr alegre

siempre murmurando tu gentil amor.

Francisco Martí Hernández.

Escrito en diapason / 16 marzo, 2023

Juan José Pérez Camus

La primera vez que mi hijo Ismael se fue a tocar con la banda de música de Yecla a unas Fiestas de Moros y Cristianos cuando lo recogimos llevaba las partituras que había utilizado para el desfile y como lectora compulsiva y por curiosidad personal allí vi la pieza “Borosko” de J. J. Pérez Camús, me sorprendió y tuve que cerciorarme que esa era la transcripción de su nombre en las partituras, Juan José Pérez Camús, para confirmar que era aquel amigo de mi padre con el que compartía el gusto por la música cantada y por ello alguna que otra noche de sábado en “El maset dels Estudiants”, el local de la comparsa de Estudiantes de las Fiestas de Moros y Cristianos de Banyeres de Mariola, donde se juntaban a cantar tangos, boleros, canción ligera y las propias composiciones que Pérez Camús fue creando a lo largo de su vida.

Banda de Música de Banyeres de Mariola (Primeras décadas del Siglo XX)

J. Pérez Camús, como se ve escrito en las partituras que se interpretan en las bandas de música, fue una persona autodidacta que no se dedicó exclusivamente a la música hasta que se jubiló de su trabajo de tejedor, eso no le impidió componer en el año 1956 el pasodoble “El Bon Humor” dedicado a la Comparsa de Estudiantes de Banyeres de Mariola a la que pertenecía y, hoy en día, uno de los pasodobles que identifican mejor las fiestas de todo un pueblo, sus estrofas en valenciano perfectamente pueden servir para describir la alegría y el buen ambiente de cualquier tipo de fiesta: “Ja s’acosten les Festes del Poble/Festes plenes de molta il·lusió/ tots desitgem aquests bons quatre dies/ per la fartera, xamera i “El Bon Humor…”(Ya se acercan las fiestas del pueblo/ unas fiestas de mucha ilusión/ todos deseamos estos buenos cuatro días/ por la hartura de comida, bebida y Buen Humor…)

Pérez Camus, con el uniforme de la Banda de Banyeres

Aunque había nacido en Camp de Mirra (1916) con pocos años ya vivía en Banyeres y a los diez asistía a la academia de la “Música Vella” llamada entonces “Unión Musical” dirigida por don Silvestre Vicent Doménech, estudiaba solfeo y después de iniciarse en los dos primeros cursos del “Eslava” le dieron el clarinete que junto con el saxofón serían los instrumentos de su vida. Además tenía una gran voz de tenor que hizo que se dedicara también a cantar desde los quince años, haciendo su primera actuación con diecisiete años, acompañado de un piano, en la sala Aitana de Alicante, donde también cantaron músicos famosos como “Machín”, también quedó finalista en un concurso regional en la Plaza de Toros de Valencia y cantó en orquestas de aquella época como “La Rister”, en la que tocaba el contrabajo y con las que amenizaban las verbenas y fiestas que se organizaban por los pueblos, todo ello sin dejar de pertenecer a la banda. En su faceta de compositor de canciones, y cantadas por él mismo en celebraciones, galas y conciertos, estrenó: “Soy Estudiante”, “Queremos volver”, “Toda la vida es muy bella”, “Guitarra, guitarra, guitarra”, “Voy en busca de un amor”, “Una noche abrileña”,… además hacía arreglos de canciones de otros compositores para su orquesta y colaboraba con Don Godofredo Garrigues Perucho, director de la banda de Banyeres en esos tiempos, cuando se requería su faceta de cantante para las actuaciones y los conciertos. Junto a este director al piano grabó un disco con dieciséis canciones y con un pianista de Alicante otro con 9 tangos. También se recuerda su voz en la grabación de “El Himne a la Festa” dedicado a Banyeres que había compuesto Don Godofredo con letra de Modesto Micó.

Orquesta “Los Rister”

Cuando se jubiló es cuando afianzó su vocación de compositor con un buen repertorio registrado en la Sociedad General de Autores, entre sus pasodobles se cuentan los ya citados “El Bon Humor” y “Borosko”, además de “Juanielen” (dedicado a sus dos hijas mellizas Juanita y Mª Elena,) “Pilarina” (dedicado a su mujer y a su hija mayor), “Joper” (autodedicado), “Roger”, “Charles” (dedicado a su nieto Juan Carlos), “Elvi” (dedicado a su nieta Mª Elvira), “Benjamín”, “Festero”, “Saleroso”, “Soilon”, “Edward” (dedicado a su nieto Eduardo), “Marchando”, “Poloperete”, “Vicentlar”, “Chaume”, “La Falla”, “Beneixama, Beneixama”, “Compasa Tarik de Biar”, “Comparsa Ka-Mil”, “La Amistad”, “Els Cristians” (música, himno de la Comparsa de Cristians de Banyeres), “Califas” (letra y música, himno de la Comparsa de Califas de Banyeres), “Moro Nou” (música, himno de la Comparsa de Moros Nous de Banyeres), Els “Jordians” (letra y música, himno de la Comparsa de Jordians de Banyeres), “Maruja Calatayud”, “Juanín” (el último que escribió cuando ya estaba enfermo, dedicado a su nieto Juan Antonio),… junto a “Abdulá”, la única marcha mora que compuso. Como se puede ver hay muchos dedicados a su familia, otros son los himnos de distintas comparsas de Moros y Cristianosen varios pueblos de la comarca y, muchos de ellos, se ven en las partituras de las bandas porque se suelen interpretar en ofrendas, desfiles y cabalgatas de Fiestas de Moros y Cristianos, y de otros tipos de fiestas como las Fallas, o en los paseos festivos deFerias o romerías. Actualmente en las redes se pueden encontraralgunos de sus pasodobles grabados en conciertos o actuaciones de diferentes bandas:“El Bon Humor”, “Edward”, “Borosko”…

Partitura “Borosko” Archivo AAMY.

En 1990 “La Unión Musical Pobla de Farnals” le dedicó un homenaje interpretando, en un concierto especial, diez de sus pasodobles, J. J. Pérez Camús también estuvo en el homenaje de la UNDEF y la “Asociación San Jorge” a los compositores de música festera que se realizó en el Círculo Industrial” de Alcoy en 1981… y la “Sociedad Musical Banyerense” dirigida por Juan Iznardo Colom grabó en 1993 el cassette “Homenatge. Pasodobles Festeros” con una portada en la que destaca “La Torre del Homenaje” del castillo de Banyeres de Mariola y cuyos beneficios fueron donados por el autor a la “Asociación de Amigos de los Reyes Magos de Banyeres de Mariola”, una grabación en la que la producción corrió a su cargo, que se difundió localmente y que se presentó el 4 de abril de 1993 en los actos preliminares de la Fiestas grandes de Moros y Cristianos que se celebran en abril, pocos meses antes de su muerte acaecida en “La Reliquia”, las otras Fiestas de Moros y Cristianos del primer fin de semana de septiembre con las que se completa el ciclo festivo del pueblo. Un cassette en el que se recopilan algunos de sus pasodobles más interpretados por las bandas, su única marcha mora y el himno de la Comparsa de Estudiantes de Banyeres que tanto lo identifica: “Edward”, “Saleroso”, “Juanielen”, “Pilarina”, “Joper”, “Soilon”, “Benjamín”, “Maruja Calatayud”, “Borosko”, “Marchando”, “Charles”, “Juanín”, “Elvi”, “Festero”, “Abdúla” y “El Bon Humor”. Todo un recuerdo, difícil de encontrar actualmente, del trabajo de un compositor autodidacta que no dudó nunca en colaborar para orquestar composiciones adaptándolas a las bandas o a las orquestas en las que participó, o en cantar en galas conciertos y actuaciones de la banda, siempre demostrando su gran amor por la música.

Portada Cassete “Homenatge. Pasodobles Festeros”

M. Esperanza Esplugues M.

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, que conmemora la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre

Coincidiendo con esta fecha, vamos a ofrecer nuestro artículo de la sección dedicada a los pasodobles, a uno compuesto por una mujer, concretamente “La Puerta Grande”, escrito por la conquense Elvira Checa Agüero en el año 1992

Escrito en diapason / 9 marzo, 2023

Sección: A dos por cuatro / Por José Miguel Ibáñez Lax

Aunque es verdad que cada vez son más las mujeres que se dedican al mundo de la composición, esta actividad ha sido históricamente un trabajo realizado en su mayoría por hombres, no porque no existieran grandes mujeres con talento, sino porque lamentablemente para ellas era un espacio muy restringido y controlado por los varones.

Clara Schumann, pianista y compositora (Leipzig, 1819-Fráncfort del Meno, 1896).

Si esto ha sido así en la música en general, se acentúa más en los compositores que han escrito algún pasodoble, puesto que, en nuestro país, por desgracia, la participación de la mujer en cualquier actividad profesional, y aún más en las artísticas, todavía se realizó con algo más de retardo que en el resto de Europa, situación que por suerte está cambiando a una velocidad de vértigo, lo que nos permite poder disfrutar cada vez más con obras escritas y compuestas por mujeres.

ELVIRA CHECA AGÜERO:

Elvira Checa Agüero nació el 29 de abril de 1943 en Beteta (Cuenca). Sus primeras enseñanzas en el ámbito de la música las recibió de su padre quien le enseñó los primeros acordes con la guitarra. Continuó su formación musical recibiendo clases de guitarra clásica con el maestro Piñero y música folk con la profesora Blanca Negri.

Siendo muy joven se trasladó a residir a Barcelona, pero nunca olvidó sus raíces visitando con frecuencia la villa conquense donde nació. Se casó con Luis María Gibert, que fue presidente de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña y cronista en Radio Hospitalet.

Elvira Checa Agüero (Beteta, Cuenca 1943).

Cantante y compositora con un amplio catálogo de obras, durante su dilatada carrera profesional ha editado tres trabajos discográficos y ha obtenido diferentes premios y reconocimientos, del que destaca el de mejor intérprete en la I Edición del Festival Cançó Marinera de Palamós. Asimismo, destaca su intervención en el año 1972 en el Festival de Canción Melódica “El Caserío”.

Ha grabado para sellos discográficos como Columbia, Horus o Gramophone Records. El Álbum “Pasodobles 92” se convirtió en el primer disco de pasodobles sinfónicos, distribuido por todo el mundo y siendo reeditado en tres ocasiones con el nombre del popular pasodoble “Puerta Grande”. Fue interpretado por la The National Symphony Orchestra bajo la dirección de Enric Colomer.

Álbum “Pasodobles 92” de Elvira Checa Agüero.

Es autora del libro Piel de barro, del que el escritor Fernando Claramunt destacó: “Elvira Checa, a través de la exquisitez poética alaba y magnifica la voluntad del hombre en búsqueda de la verdad de su existencia, describiendo con maestría al hombre del campo, al que trabaja empapando su piel de sudor hasta convertirla en piel de barro”.

Como ya hemos comentado, es autora del pasodoble taurino La Puerta Grande, pero además tiene compuestos las siguientes obras: Casta torera dedicado a José Cubero Sánchez El Yiyo, y que se estrenó  en el año 1985, pocos días después de la trágica muerte en los ruedos del torero; Duende de Triana dedicado al torero sevillano Emilio Muñoz Vázquez; Junco Carabanchelero dedicado al espada madrileño Lucio Sandín; La Monumental dedicada a la Plaza de Toros de Barcelona; “Las arenas de Nimes” dedicado al coso de la ciudad francesa; Lejos de mi Madrid, Himno de la Casa de Madrid en Barcelona; Sol del Mediterráneo dedicado al maestro alicantino Luís Francisco Esplá; Sueño de Las Marismas dedicado al diestro sanluqueño Paco Ojeda; Luz de Llanos escrito para conmemorar el centenario de la plaza de Toros de Albacete.

“La Monumental” pasodoble de Elvira Checa dedicado a la Plaza de Toros de Barcelona.

Otra de sus facetas, aunque quizás sea menos conocida fue su faceta como cantautora, donde según sus propias palabras disfruté muchos años de mi vida  con el leguaje de las canciones y el haber publicado varios trabajos discográficos ha sido un  inmenso regalo para mí”. 

Dentro de esta actividad como cantautora, su primer disco publicado fue “Piel de barro” Iberia (1981), trabajo donde sus canciones hablan del campo, de la tierra, del amor, del esfuerzo del ser humano, canciones que cantó acompañándose con guitarra y formando dúo con Rafael Rico, gran guitarrista con el que hizo numerosos conciertos en la década de los 80.

En 1985, publicó un segundo disco con la discográfica HORUS: “Marco de una ausencia, Elvira Checa Canta a Miguel Hernández”, fue un disco donde pudo profundizar en la obra del gran poeta, adentrarse en su universo y expresar alguno de sus poemas a través de la música

“Cantaré” canción que pertenece al disco «Marco de una Ausencia». (1985) publicado en 1985.

LA PUERTA GRANDE:

Este pasodoble taurino fue compuesto por Elvira Checa en el año 1992. Se hizo muy popular a raíz de su utilización durante varias temporadas como la sintonía de la retransmisión de las corridas de toros por TVE.

La compositora conquense definía en una ocasión así su pasodoble: La Puerta Grande : “Está dedicado a todos y cada uno de nosotros, pues todo el mundo en su trabajo quiere salir por la puerta grande. No es, y sí también, la puerta grande de los toreros, como es la nuestra, la de todos”.

“La Puerta Grande” (1992) Elvira Checa.

Pasodoble taurino son todos aquellos que están dedicados a diestros, personajes de la Fiesta, o que hacen referencia directamente a temas relacionados con ella. La puerta grande es la puerta de la plaza por la que sale un torero tras realizar una gran actuación, lo que en el vocabulario taurino se denomina abrir la puerta grande.

La presencia de las bandas de músicas en las plazas de toros se ha convertido en un elemento esencial del espectáculo, siendo sus toques una parte fundamental de la Fiesta, variando su forma de intervención según la Plaza. En la de Madrid la Banda solo acompaña en el paseíllo y en el entreacto, sin embargo, en la mayoría de los otros cosos la música resalta y acompaña la faena del diestro.

Puerta Grande de la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid.

Con el paso del tiempo este pasodoble escrito para ser interpretado principalmente durante los festejos taurinos, ha ido adquiriendo cada vez más popularidad, siendo escuchado en multitud de fiestas populares de toda la geografía española, e incluso su fama ha cruzado nuestras fronteras.

Actualmente forma parte de la banda sonora, ya no de la fiesta de los toros, sino de cualquier otro festejo público (Pasacalles, Moros y Cristianos, Fallas, Hogueras, etc.) estando su melodía muy unida por ejemplo a los desfiles de Moros y Cristianos, sobre todo en las comparsas de tipo Andaluces, Contrabandistas, Bandoleros, etc.

En las fiestas patronales de nuestra localidad, también en uno de los pasodobles más solicitados por las Agrupaciones de Escuadras de Arcabuceros para acompañar su desfile por las calles, sobre todo durante el acto de la Ofrenda de Flores, el día 7 de diciembre por la tarde.

Para finalizar este nuevo artículo de la sección “A dos por cuatro”, les ofrecemos una versión del pasodoble La Puerta Grande de Elvira Checa Agüero, interpretado en esta ocasión por la Banda de Música del Maestro Tejera, agrupación titular de la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla. La misma forma parte del disco Grada 9 – Pasodobles Taurinos, editado en el año 1998 por Ediciones Senador S. L.


Agradecimientos:

A nuestra colaboradora Silvia Olivero Anarte, compositora, directora y profesora malagueña, por su ayuda para este artículo como cada vez que se lo solicitamos.

Bibliografía:

https://www.elviracheca.com/, consulta en línea el 8 de enero de 2023.

https://www.musicamorosycristianos.com/, consulta en línea el 8 de enero de 2023.

https://cadenaser.com/emisora/2017/10/10/ser_cuenca/1507647349_891381.html, consulta en línea el 8 de enero de 2023.

Archivo Asociación de Amigos de la Música de Yecla.

Fuente: Escrito por diapason el 19 enero, 2023 

Todos aquellos que han estudiado o estudian la historia de la música saben, con mayor o menor profundidad, qué tipo de obras se interpretaban en cada época y el contexto histórico que las rodea. Sin embargo, rara vez se comenta qué comportamiento adoptaba el público en los conciertos, siendo la audiencia un factor imprescindible porque todas las revoluciones musicales (cambios de estética, estructura) son debido a la transformación de la sociedad. En este artículo, se analizará de manera breve cómo era la actitud del público en distintas épocas, desde la Edad Media hasta nuestros días.

Antes de nada, hay que diferenciar los dos tipos de espectador que siempre ha habido de forma general, según F. Serracanta clasifica en su blog “Historia de la Sinfonía” (2014): “el espectador receptor, aquella persona que escucha con atención, siente o vibra con la obra musical; y el espectador forzoso, aquel que no le interesa la música y asiste a los conciertos por motivos de alterne social u obligación”. A pesar de haber una clara distinción entre ellos, hay una característica que comparten: son espectadores pasivos, no participan activamente en la experiencia artística.

En la Edad Media, la música era muy sencilla, teniendo una única melodía que el público también cantaba en los actos religiosos. Es decir, en la época medieval, los espectadores no eran pasivos, todos eran parte de la interpretación.

Con la llegada del Renacimiento, la música se iba haciendo cada vez más compleja a causa del uso de la polifonía. Ahora el público no estaba preparado para ser partícipe porque no podía imitar las numerosas voces que estaba escuchando. Por otra parte, la música popular renacentista sí presentaba tal sencillez que el público podía sentirse activo, participando tanto en los cantos como en los bailes. Como consecuencia, se ve claramente una distinción, no sólo en el tipo de espectador, sino en la clase social.

Estos comportamientos continúan de similar manera durante el Barroco y el Clasicismo (siendo el período clásico más ameno por la vuelta a la sencillez y, a consecuencia de la Ilustración, llegaba a un público más amplio) hasta llegar a finales del siglo XVIII, donde en el período musical romántico, surgen las revoluciones burguesas. La clase burguesa comienza a llenar los teatros para asistir a conciertos y, sobre todo, óperas, distinguiéndose de nuevo de las clases bajas.

Poco a poco, con el paso del tiempo, las salas de concierto se van democratizando, es decir, juntan a diferentes clases sociales. Un público que realmente lo que les une es la pasión por el arte, tanto, que no tenían ningún reparo en mostrar sus opiniones en directo. Cuando una obra les gustaba, aplaudían y gritaban, pero no sólo en el final de la obra, sino en los finales de cada movimiento, después de algún solo e incluso a mitad de un fragmento. Además, también pedían la repetición de alguna pieza que les haya entusiasmado. Por otro lado, si la recepción de la obra era negativa, la gente silbaba, abucheaba e incluso pegaban alguna que otra patada. Este público era aparentemente pasivo, pero el ambiente que se respiraba en las salas era más vivo, más humano.

Esto va evolucionando y los conciertos se vuelven más serios, los espectadores dejan de dar su opinión de una manera tan pronunciada, prima el silencio tanto si gusta como si no. Ahora el público es 100% pasivo y se dejan los comentarios en la salida de la sala o en el bar con una cerveza. Y así se mantiene hasta nuestros días como norma general, habiendo excepciones que más adelante se mencionarán.

Otro tema importante relacionado con el público, que preocupa bastante hoy en día, es la falta de espectadores en los conciertos. Es una evidencia más que clara que el público que atraen los auditorios/salas de concierto es (casi) siempre el mismo y, además, la falta de gran público joven. Es más, si encontramos personas jóvenes en un concierto de música clásica-contemporánea, seguramente sea un estudiante de música. Por esta razón, hay una gran preocupación, la música clásica se está extinguiendo y muchos compositores, directores, organizadores e intérpretes buscan la manera de atraer a ese público.

Puede haber dos razones por las que la gente haya dejado de ir: si en un concierto se programan obras que no son conocidas, la gente no va a querer ir, porque atrae más un concierto donde se vaya a interpretar una sinfonía de Beethoven, obras para piano de Chopin o el Réquiem de Mozart. Es más, en el Clasicismo el público pedía constantemente la interpretación de obras nuevas, porque todas presentaban las mismas características y el público podía reconocerlas, entenderlas, aunque fueran de nueva creación. Sin embargo, a partir del siglo XX esto dejó de ser así, los compositores van creando un lenguaje tan individual que cada obra que se hace, es completamente distinta, por lo tanto, no hay un reconocimiento por parte del público. Son obras que se interpretan una vez y, con suerte, dos. Las primeras escuchas son importantes, pero hace falta prestar atención a una obra más de una vez para tener un criterio más acertado. Sólo hay que fijarse en los programas que hay en la puerta de un auditorio: se ve un cartel donde se programa música de nueva creación y otros muchos con obras interpretadas cientos y miles de veces. Los organizadores saben que, para recaudar dinero suficiente, tienen que compensar la falta de personas de un concierto, con otros. El público lo que quiere es escuchar lo que ya conoce, se sienten más cómodos y eso, muchas veces, vuelve a los artistas más pragmáticos.

Otra razón que puede ser la causa de la falta de público, es simplemente el aburrimiento, pasividad, en una sociedad como la actual, la gente necesita ser partícipe de algo, no estar sentados esperando a que pase algo. Hasta muchos músicos se aburren en conciertos donde escuchan obras que han escuchado o interpretado alguna vez. Entonces, ¿cómo se puede atraer espectadores?, ¿qué falla?, ¿qué necesita el público?

No hace falta irse muy lejos, la música moderna lleva años de ventaja, la gente prefiere este tipo de conciertos: música aparentemente sencilla y el público es activo. Cantan, aplauden, gritan, abuchean, bailan. Y salen contentos, con una experiencia artística llena. Ahora bien, hay otras formas de ser un espectador activo dentro del ámbito de la música clásica-contemporánea, que varios compositores han querido experimentar en la actualidad o recientemente: el compositor español José María Sánchez-Verdú, en su ópera “Gramma (Jardines de la escritura)”, donde cada espectador está sentado en un escritorio con un libro y la música está sonando de fondo, pero ellos no ven a los intérpretes. Conforme van leyendo, viendo los códigos, observando los palimpsestos, van descifrando y entendiendo la obra. Otro ejemplo es el del compositor griego Alexandros Markeas, en un concierto suyo de improvisación, el que improvisaba realmente no era él. Tenía en el escenario varios pianos, teclados, de todo tipo y el público, mediante votaciones con su móvil decidía qué teclado tocar, qué tipo de música tocar, a qué tempo, qué registro y decidía cuando acababa. Un acercamiento más millennial.  Y, como último ejemplo, pero este dentro de la música urbana, el grupo de danza-musical “Mayumana” hace partícipe al público con palmadas, respuestas de melodías o de ritmos, tocar entre el público para un mayor acercamiento, etc.

En conclusión, quizás el problema no reside exclusivamente en las obras de nueva creación, sino en qué papel se da al espectador. Aunque las obras no se conozcan (como en los ejemplos anteriores), el público sale contento, porque se siente productivo, más vivo, más humano, nuevas experiencias y no se aburre.

Juan Manuel Palao Pérez.

Empiezo escribiendo este artículo sentado en un tren en Países Bajos dirección a la Haya, cayendo en cuenta de que dentro de una semana -como diría mi madre, si Dios quiere- habré completado otra participación en el ciclo del Aula de Conciertos de la Escuela de Música de Yecla.

Y es que el Aula de Conciertos está de celebración al alcanzar su vigésima edición, yo también lo estoy por alcanzar, con la de este año, mi undécima participación en la misma.

Escrito en diapason / 30 junio, 2022

La última vez que escribí un artículo sobre el Aula fue en el 2018. Han pasado solo cuatro años y el mundo del 2018 ha cambiado radicalmente así como mi vida en este tiempo: hace cuatro años vivía en Barcelona y no sabía a dónde me llevaría la música, ¡mientras escribo este artículo ya cumplo mi cuarto año viviendo en Países Bajos! Sin embargo hay una constante que siempre está ahí y que, a pesar del tiempo y la distancia, sirve para que me reúna cada cierto tiempo con viejos conocidos en un sitio tan importante para mí como es la Escuela de Música y con gente que me ha visto crecer a nivel musical desde mis inicios.

Desde entonces, y a pesar de la pandemia, el Aula de Conciertos ha seguido adelante y, como digo, estoy realmente ansioso por volver a ella por todos los reencuentros y momentos que me esperan.

Desde su inicio hace veinte ediciones he tenido la oportunidad de participar en ella de muy diversas formas: tanto como solista, como con diferentes dúos entre los que destacan Syntagma Piano Duo Susú & Franky, como otro tipo de combinaciones más numerosas como por ejemplo un sexteto o un combo de música moderna.

Es curioso porque si hago un recorrido por los conciertos que he realizado en el Aula se puede trazar un camino también en cuanto a mi evolución como músico: dónde empecé, como ha ido variando mi gusto y habilidades musicales, y dónde estoy ahora.

Desde luego es una cita ineludible de la oferta cultural de nuestra ciudad: cada año con más fuerza, energías renovadas y un panel de conciertos con una gran variedad de estilos y niveles que en cualquier caso ofrecen conciertos de calidad.

Como no podía ser de otra manera, una mención especial se merecen aquellos que cada año se ocupan de dar forma y vida al Aula de Conciertos y a planificar todo el ciclo. Me refiero, por supuesto, a José Miguel Ibáñez y a Cecilia Ortuño, dos buenos amigos y grandes profesionales sin los que, sin duda, este ciclo no sería posible.

Francisco Martí.

El pasado año, “Grease”, cumplió 50 años de su estreno que tuvo lugar en 1971 en Chicago en el teatro Kingston Mines.

Escrito en diapason / 23 junio, 2022

Al año siguiente pasó al off-Broadway, al teatro Eden, y su rotundo éxito hizo que pocos meses después en ese mismo año pasase a formar parte de la cartelera principal de Broadway. Las funciones tuvieron lugar en el teatro Broadhurst, donde se representó hasta abril de 1980 con un total de más de 3.400 representaciones.

A pesar de lo que muchos puedan pensar por lo conocida que fue y que ha sido la película “Grease”, lo que antes nació fue el propio musical en teatro y dado el éxito se propuso la producción de una película que fue estrenada en 1978.

Como ya conocemos, los actores principales fueron John Travolta y Olivia Newton-John, entre otros. Como curiosidad apuntaremos que el propio John Travolta formó parte del elenco de una de las primeras producciones en teatro.

En el año 1973, el musical llegó al West End de Londres, siendo protagonista en esta ocasión nada más y nada menos que Richard Gere.

La trama nos sitúa a finales de los años 50 en el instituto Rydell High y narra las diferentes situaciones de un grupo de adolescentes de clase obrera, las presiones de grupo, los valores personales, la amistad y evidentemente el amor.

A España llega por primera vez al teatro Lope de Vega en marzo de 1999 y desde octubre del pasado año 2021, la productora SOM Produce, nos permite disfrutar de este musical de puro rock and roll con temas que todos conocemos, en manos del mismo equipo creativo y de esta productora que ya hicieron un gran trabajo con Billy Elliot.

Actualmente se puede ver en el Teatro Nuevo Alcalá, aunque ya está en sus últimas semanas de funciones, así que si queréis disfrutar de este clásico habrá que darse prisa, sobre todo si no estáis en Madrid y tenéis que organizar un viaje, que nunca viene mal y sobre todo si es para ver musicales.

José Manuel Molina Azorín.

La primera actuación de la Banda Municipal de Música de Villena se realizó el día 5 de septiembre de 1922 bajo la dirección de D. Francisco Bravo Gracia.

Durante todo este año 2022 la Banda está celebrando el centenario de su fundación y con este motivo se vienen realizando diferentes actos.

Dimos comienzo a la celebración el día 28 de enero en un acto sencillo en el que se dieron a conocer las actividades previstas, de ellas, ya se han realizado algunas.

Escrito en diapason / 16 junio, 2022

 

El día 26 de febrero dentro de los actos del Ecuador Festero que organiza cada año la Junta Central de Fiestas, la Banda Municipal ofreció  el tradicional concierto, tal y como viene sucediendo año tras año, pero con un carácter especial por ser el año del Centenario. En la segunda parte del mismo se realizó un homenaje a los ex directores de la Banda que fueron invitados a dirigir nuevamente a la misma. Todos manifestaron su gratitud por haber tenido la posibilidad de ponerse de nuevo al frente de la Banda. Antes del  concierto nos ofrecieron una charla contando sus vivencias al frente de la Banda Municipal de Villena y firmaron en el libro de Honor de la Ciudad y el de la Banda Municipal.

El Conservatorio Profesional Municipal de nuestra ciudad nació por iniciativa de la Banda Municipal, como una escuela de música que vio la necesidad de crearla para nutrir sus filas. Por este motivo también quiso sumarse a la celebración del Centenario de la Banda y por ello este año la semana cultural la dedicó a la Banda. Se realizaron diferentes actividades organizadas por el Conservatorio y la Banda Municipal con la colaboración del AMPA del centro.  El viernes 8 de abril Andrés Valero Castells ofreció una conferencia bajo el título «Mi música sinfónica para banda». El lunes 11 continuaron las actividades con un coloquio, «El papel del Conservatorio en cien años de historia de la Banda» En él intervinieron José Maestre Saborí, Antonio Milán Juan, Pedro Ángel López Sánchez, Eloy Lorente Muñoz, Gaspar Ángel Tortosa Urrea y actuó como  moderador Francisco Serra Martínez. Al día siguiente, martes 12 de abril disfrutamos con la conferencia «Cien años de anécdotas en la Banda Municipal» a cargo de Eleuterio Gandía Hernández. Finalizaron estas actividades con la conferencia «La producción musical en orquesta» a cargo de José de Eusebio.

Tras el paréntesis de la Semana Santa y Pascua retomamos las actividades con una actividad que hemos denominado La Banda Educa. La Banda Juvenil de la Banda Municipal ofreció el día 4 de mayo en el Teatro Chapí, un concierto teatralizado a los escolares de cuarto, quinto y sexto de primaria. Y en este mismo mes de mayo se ha celebrado una jornada de convivencia de la Banda Municipal y Banda Juvenil, en la que también han participado tanto familiares de los componentes de ambas formaciones, como antiguos componentes de la Banda Municipal.

A la hora de redactar este artículo todavía no se han completado todas las actividades previstas para la celebración del centenario. El día 18 de junio, que se celebra el VEM (Villena es Música) en nuestra ciudad, está previsto realizar un desfile en el que nos acompañarán diferentes bandas de poblaciones cercanas.

En el plano musical el plato fuerte tendrá lugar el mes de julio con una semana en la que se celebrarán diferentes conciertos y masterclass con un programa muy interesante que se desarrollará durante los siguientes días:

1 DE JULIO

22:00 H. CONCIERTO BANDA MUNICIPAL DE MADRID

12 DE JULIO

10:00 H. MASTER CLASS DE SPANISH BRASS

23:00 H. CONCIERTO SPANISH BRASS

13 DE JULIO

19:00 H. CONCIERTO DE LA BANDA SINFÓNICA MUNICIPAL DE ALICANTE

23:00 H. CONCIERTO BARCELONA CLARINET PLAYERS  CON JOAN VIDAL (BATERÍA) Y  MARCO MEZQUIDA (PIANO)

14 DE JULIO

10:00 H. MASTER CLASS DE BARCELONA CLARINET PLAYERS

10:00 H MASTER CLASS AMORES PERCUSSION GRUP

19:00 H. CONCIERTO BANDA MUNICIPAL DE BARCELONA

23:00 H. CONCIERTO AMORES PERCUSSION GRUP

15 DE JULIO

23:00 H. CONCIERTO CLAUSURA

BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA DE VILLENA- UNIÓN MUSICAL CIUDAD DE ASÍS (ALICANTE)

Concierto para orquesta y grupo de Rock de JON LORD

En agosto está previsto inaugurar una exposición en la Casa de Cultura, en la que se reflejarán los cien años de existencia de la Banda Municipal de Música de Villena. La exposición permanecerá durante dos meses para que pueda ser visitada por los villeneros y todos aquellos visitantes que acudan a Villena por diferentes motivos. También bendeciremos una nueva bandera que nos representará desde ese momento y que sea la que nos acompañe en todos los desfiles y conciertos.

Y llegará septiembre y tendremos una doble celebración ya que el día 5 se cumplirán también cien años del estreno del pasodoble La Entrada. Obra de nuestro paisano Quintín Esquembre Sáez, compuesto para que fuera interpretado por la Banda Municipal en su primera intervención en el desfile del mismo nombre, por encargo del director de aquella joven Banda, Francisco Bravo Gracia.

Y en noviembre, el mes de la música por excelencia realizaremos como todos los años, las actividades propias de Santa Cecilia, finalizando este año con la presentación de un libro en el que quedarán plasmados los cien años de historia de nuestra Banda. Un libro que promete ser muy interesante ya que contamos con la colaboración de personas muy competentes en las diferentes materias que se tratan.

Os invitamos a que compartáis con nosotros las actividades con las que celebramos cien años de la Banda Municipal de Música de Villena.

Maricruz Rojas Tomás

Cronista BMMV

«El trabajo del músico es enviar luz a las profundidades del alma humana». Robert Schumann.

Todavía puedo verme, con aquel libro de teoría, con aquella definición de música como el arte de combinar sonidos con silencio. Estaba en primer curso de solfeo, aprendiendo las primeras nociones de ese, para mí, lenguaje nuevo….

Arte, sonidos, silencio…

Escrito en diapason / 8 junio, 2022

Recuerdo como en mi percepción infantil de estas tres palabras, esta última me resultaba en aquel entonces totalmente irrelevante. Hoy puedo constatarlo con mis alumnos: el silencio no cuenta, es aburrido, el estudiante inicial rara vez tiene en cuenta las pausas en la partitura; o bien las ignora o las hace más cortas. Ahora sin embargo, en mi madurez como artista, docente y por supuesto también en mi camino vital como persona, me doy cuenta de que esta palabra, este elemento musical, no sólo es primordial, sino que me atrevería a decir que es, sin duda, el más importante.

Si observamos y escuchamos con atención una melodía, interpretada incluso sin pausas y lo más legato posible, es decir lo más unido posible, podremos apreciar que cada nota que suena emerge del silencio y que, después de un siempre efímero recorrido, regresa de nuevo a él. Si observamos con detalle podemos apreciar que cada nota que nace es una curva sonora que surge tímida desde la nada, que después crece y se expande para a continuación y finalmente, volver a desaparecer. El silencio es pues para la música -por supuesto también para la vida, lo veremos más adelante- como el mar para el pez; es el hogar, la fuente, ese gran vacío o la gran madre de la que todo sonido nace.

Desde este enfoque, cuando como intérpretes cuidamos con esmero, con total delicadeza esta constante entrada y salida del sonido, como si fuera un pez que salta por instantes a la superficie del agua; cuando centramos nuestra atención ya no sólo en lo que ha de sonar sino en ese silencio del que todo nace y todo lo envuelve, es cuando el fraseo musical cobra, para mí, su más bella e íntima expresión.

Vemos pues que el silencio en la música no es únicamente ese elemento musical en el que no se interpreta o escucha ninguna nota, sino que es mucho más que eso, es la gran madre de todas las notas. Tocar por tanto no centrada en la búsqueda de perfección de esas notas, no en la necesidad de controlar esas notas sino entregándose a ese gran silencio del que todas las notas que toquemos nacerán, es lo que yo llamo meditación musical.

Lamentablemente no estamos educados para esta manera de tocar y soltarnos a esta aventura nos puede parecer extremadamente extraño. Todo lo aprendido intelectualmente nos domina de tal manera que nos cuesta trabajo cambiar de rumbo. Aprendemos con tal cantidad de expectativas, con tal cantidad de exigencias, con tal cantidad de comparaciones, juicios, ese „tu vales para la música, tu no…“ tan frecuente en mis tiempos de estudio y me temo que todavía vigente en los días de hoy, que es verdaderamente atroz. El resultado de esta educación es una necesidad de control, una constante tensión, una constante insatisfacción que fácilmente puede convertirse en nuestro mayor enemigo, bloqueando gravemente nuestro talento creativo.

Autor foto: Paul Eckert

No se trata de dejar de lado la mente. Por supuesto que nos ayuda a aprender muchos conceptos que sin ellos no sería posible tocar ningún instrumento. Si no conozco el lenguaje musical, si no sé qué son las notas, una tonalidad, un acorde…; si no he practicado miles de horas; si no he analizado y estudiado las grandes obras de la literatura musical, por dar unos ejemplos, difícilmente podré hacer música.

Un buen profesor me dijo un día: «Primero apréndelo todo, después olvídalo. Ahí empiezas en verdad, a tocar». Nunca llegué a entender del todo, hasta hace unos pocos años, esta frase.

La mente nos ayuda a aprender símbolos, sean letras o notas. Después, una vez aprendidos, es hora de “hablar“ y utilizar todo eso que ya está integrado.

En mi tiempo de estudio, yo era una niña tímida, con sensibilidad para la música, con muchas ganas de aprender, pero como tantos, víctima de esta educación, a su vez, con mucho miedo a equivocarme, con mucho miedo al error, con mucho miedo a no poder tocar tal como los demás (y por supuesto yo de mi misma), esperaban.

Toca muy bien, solían decir los demás, pero yo me sentía temerosa. Pocas veces o casi nunca satisfecha conmigo misma. Mis músculos estaban tensos. Mis manos estaban tensas. Mi cabeza, también.

Tocar un instrumento concentrada (en muchos casos obsesionada) en la perfección de la ejecución de sus notas tenía y tiene desagradables consecuencias. Vivir concentrados en las cosas que tenemos o las cosas que queremos tener o las que no queremos tener, tiene consecuencias desagradables.

No se trata de que no valoremos las notas, de que no valoremos las cosas, de que no cuidemos de ellas; por supuesto que sí. Además, aprender a tocar un instrumento no ocurre de un día para otro. Es necesario practicar y practicar y practicar… Es la exigencia, el control, esa necesidad de que esas notas o esas cosas (o esas personas, si vamos un paso mas allá) sean como yo quiera, lo que bloquea la creatividad. Lo que bloquea nuestra vida.

El arte, por mi propia experiencia y la de tantos otros artistas que así también lo expresan y definen, nace cuando le permites que sea, cuando te sueltas, cuando dejas que tu yo se aparte para darle paso a él. Dicho de otra forma, es ese desnudarte de tu yo, de sus interminables deseos, lo que te lleva a dar paso a que la música y su gran belleza irrumpa en escena. De esta manera puedes estar durante horas practicando, que no hay tensión, no hay aburrimiento; todo lo contrario. Es una intensa aventura en la que estás profundamente inmerso.

No es difícil imaginar que esta es una gran metáfora en nuestra vida, pues sin dudas comprobamos que allí ocurre exactamente igual.

Autor foto: Juan Jesús Cantó Palao

En definitiva, tocar desde el control, dominados por el miedo al error y esa necesidad enferma de perfección, nos lleva al juicio constante, nos lleva a la comparación, a no valorarnos, a sufrir, a tensarnos. A no disfrutar con lo que hacemos. A no «estar» con lo que hacemos.

En cambio, tocar desde el silencio, desde esa confianza que surge cuando lo hacemos, desde la plena aceptación del proceso, desde ese darte cuenta de que tu no haces la música sino que la música se hace a sí misma, no es de tu propiedad, tan sólo se manifiesta a través de ti… Todo esto te lleva a relajarte, te lleva a rendirte, a admirarte con lo que ocurre, a dar las gracias por lo que ocurre. Tocar desde el silencio, te lleva a «estar» plenamente en lo que haces y esto es meditar, cuando tus manos y tu mente están en el mismo lugar.

Tocar desde el silencio pues, eso que yo llamo meditación musical, te lleva a disfrutar plenamente lo que haces. Te lleva a amar lo que haces. Y es en ese amor verdadero, no condicionado, donde no sólo surge esa música que nos emociona; es donde ocurre la verdadera sanación y transformación de nuestro camino vital.

“Sólo hay que pararse, callar, escuchar y mirar; aunque pararse, callar, escuchar y mirar -y eso es meditar- se nos haga hoy tan difícil y hayamos tenido que inventar un método para algo tan elemental. Meditar no es difícil; lo difícil es querer meditar». Biografía del Silencio, Pablo d’Ors

Meditar no es pues, como muchas personas creen, algo extraño y esotérico. No es algo difícil. No es tan sólo sentarse en el suelo con las piernas cruzadas tratando de no pensar. No, meditar no es no pensar. Meditar es ser consciente de lo que piensas. Meditar es cuando tus manos, tu cuerpo y tu mente están unidas. Cuando caminan a la par. Es la práctica de aprender a utilizar la mente en lugar de dejar que tu mente te utilice a ti.

Meditar es entregarse al ahora, concentrarse en ese gran silencio del que la música surge, pero no sólo la música, sino la vida entera. Meditar es decir Sí a esa vida. Decir Sí a esa música. Un Sí incondicional, es decir sin deseo alguno de querer cambiarla. Meditar es encontrar el sentido a esa vida. Es aprender hasta el último de nuestros días -este aprendizaje no termina nunca- a confiar.

Volviendo a las definiciones y ya para terminar…

Hemos visto que la música es el arte de combinar sonidos con silencio, que meditar es el arte del silencio y que el silencio es la madre de la música.

Música. Silencio. Meditación. Tres maravillas juntas.

Hay muchas maneras de meditar igual que hay muchas maneras de entender la música y de tocar. Pero para mí, meditar es la manera más bella de hacer música. Tocar el piano es la manera más bella de meditar.

Pero no sólo hacer música desde esta consciencia es meditar. Escuchar música desde esta consciencia, también es meditar.

Vivir conscientes de cada uno de los segundos -sean del color que sea, agradables o no- que nos regala la vida y dando las gracias por ello, es meditar.

Ponte pues a hacer música. Ponte a escuchar música. Ponte ahora mismo a meditar.

El mundo nos necesita.

Un abrazo fuerte,

Conchi Muna.