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En la primera foto veis la abolladura y solo debéis buscar una madera dónde pueda ir perfectamente encajada la campana.
Posteriormente le aplicaremos un poco de calor en la zona abollada, aunque se nos queme la laca, debemos recocer el metal para ablandarlo y así resulte más fácil enderezar toda la abolladura, que deberemos partillear con un martillo de nylon, realizando golpes secos y directos sobre el aro de la campana, este es nuestro mejor aliado para dejar la pieza correctamente.
Una vez enderezada un poco la campana, debemos en caso de no poseer la herramienta adecuada, podemos utilizar una madera redonda y de unos 40 de diámetro y 40 cm de largo, para poder repujar el metal, si hemos vuelto a calentar el metal, podremos retirar las arrugas de la abolladura sin ningún problema, siempre la campana debe estar colocada en un buen soporte de sujeción como veis en la foto.
Luego se pasa por el proceso de lijado del latón sin excederse y con suavidad con lija de rodillo de grano medio y finalizando con lija de rodillo de agua para dejar sin rallado el metal.
Pasamos al pulido con pasta abrasiva inicialmente con rodillo de tergal y por último realizaremos el pulido con paño de piel de borrego y pasta de brillo espejo.
Lavaremos con agua y jabón la pieza para retirar los restos de grasas y aplicaremos laca de pulverización especial para latones.
Dejar secar durante una hora y listo.
Trabajo realizado por Manuel Martín Ventura, miembro y presidente de la asociación española de técnicos de reparación de instrumentos musicales ARTVENT.