Narciso Yepes es uno de los músicos más ilustres que ha brotado la tierra murciana con una gran proyección internacional.

Nació en Marchena (Lorca) en 1927 y ya a la edad de 4 años se sintió atraído por el instrumento que lo acompañaría el resto de su vida: la guitarra.

Su padre, humilde y modesto agricultor, percibió enseguida el interés que mostraba Narciso por la música y por este instrumento concretamente y decidió comprarle su primera guitarra en la feria de Lorca.

Escrito por diapason – 12 enero, 2021

Al poco tiempo de la adquisición, aquel niño ya sabía tocar algunas melodías populares de oído. Ante el asombro que causó este hecho en su familia, su padre decidió llevarlo a Lorca, según se cuenta “a lomos de un borriquillo”, para que su hijo recibiese clases de solfeo y de guitarra con el maestro Jesús Guevara.

En 1939, coincidiendo con el desenlace de la Guerra Civil, Narciso Yepes se trasladó a Valencia con su familia, donde estudió bachillerato a la vez que continuó sus estudios musicales en el Conservatorio de la ciudad. Uno de sus profesores, Estanislao Marco, le dedicó una composición, Guajira, que más tarde grabaría Yepes en recuerdo de su maestro. Unos años más tarde, en 1943, ofreció su primer recital en el teatro Serrano de la ciudad de Valencia, pero poco después la familia de Yepes decide regresar de nuevo a su ciudad de origen. Es en Lorca cuando tiene la ocasión de tocar la guitarra en presencia de Ataúlfo Argenta, pianista y director de orquesta -y padre de Fernando Argenta, presentador del programa Clásicos Populares en Radio Nacional de España-, quien queda maravillado. Animado por Ataúlfo, Narciso decide viajar a Madrid, momento clave para su carrera como guitarrista.

En la capital española conoció, entre otros, al maestro Joaquín Rodrigo, que recientemente acababa de componer su célebre Concierto de Aranjuez, lo que supuso un antes y un después para la carrera de Narciso Yepes: en 1947 interpretó dicha obra en el Teatro Español de Madrid acompañado por la Orquesta de Cámara bajo la batuta de Ataúlfo Argenta. Pero no fue la primera vez que lo interpretaría debido a la enorme aceptación que tuvo por parte del público; viajó a otros países como Italia, Ginebra o Suiza para conmocionar al público con su irrefutable arte. Su actividad como guitarrista concertista a partir de este momento fue imparable.

Fue en 1948 cuando decidió viajar a París con el fin de profundizar en el estudio y la investigación, donde conoció a personalidades de la música tan relevantes como Nadia Boulanger, George Enesco o Walter Giesekmg, y también a una joven polaca, Marysia, con la que contraería matrimonio unos años después. Cabe destacar que con ella tuvo tres hijos, dos de los cuales heredarían de su padre las dotes del mundo artístico: Juan de la Cruz, Ignacio, que fue director de orquesta, y Ana, coreógrafa de la ópera de París.

Yepes recibe en 1952 un gran reconocimiento por parte del público por la composición e interpretación de la música de la película Jeux interdits («Juegos Prohibidos«) de René Clement, película galardonada en Cannes y en Venecia y que obtuvo el Óscar a la mejor película extranjera de aquel año. Por otro lado, dos años después, grabó el Concierto de Aranjuez con Ataúlfo Argenta y la Orquesta Nacional de España, cuyo disco obtuvo tal éxito y tantas reediciones que hizo que el nombre de Narciso Yepes quedase grabado como el más destacado y conocido intérprete de todos los tiempos del Concierto de Aranjuez.

A partir de 1960 comenzó a viajar a Japón, país en el que alcanzó una gran popularidad y adonde volvería, a lo largo de su vida, en quince ocasiones más, no solo como concertista sino también para impartir cursos y clases magistrales. Además, inició giras por Estados Unidos y Sudamérica.

La incesante investigación y experimentación de Narciso Yepes y su deseo de mejorar la sonoridad de la guitarra -que ya contaba con precedentes en siglos anteriores- lo condujeron a encargarle al guitarrero madrileño José Ramírez la construcción de una guitarra de diez cuerdas. Con este nuevo instrumento se podía aumentar la resonancia de algunos armónicos y abordar con mayor fidelidad el repertorio renacentista y barroco, puesto que amplió el registro grave. Esta nueva guitarra de diez cuerdas fue presentada en Berlín en marzo de 1964, momento a partir del que Narciso dejó de hacer uso de la guitarra tradicional.

En 1967 firmó un contrato con la discográfica Deutsche Grammophon, con la llegó a grabar casi medio centenar de discos -la más extensa discografía grabada hasta el momento por un guitarrista-. Esto propició que en los sucesivos años desplegase una intensa actividad llegando a dar alrededor de ciento treinta conciertos al año por todo el mundo, tanto como solista como acompañado de orquesta.

Pero, en los últimos años de su vida, su actividad se vio mermada a causa de una terrible enfermedad. El último concierto que llevó a cabo en España fue en la ciudad de Santander. Posteriormente, en 1997, falleció en Murcia.

Algunas de las distinciones-entre otras, tanto españolas como extranjeras-, que se le concedieron al guitarrista murciano conocido por todo el mundo fueron las que se detallan a continuación:

1964: Hijo Predilecto de la Ciudad de Lorca y Laurel de Murcia.

1977: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia y Académico de Número y Honor de la Real Academia de Alfonso X El Sabio de Murcia.

1978: Hijo Predilecto de Murcia.

1984: Premio de la Sociedad General de Autores de España.

1985: Premio de Radiotelevisión Española.

1986: Premio Nacional de Música y consejero del Consejo Superior de Cultura y Bellas Artes.

1989: Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Medalla de Oro de Lorca.

Además de los mencionados galardones, cabe destacar que, unos meses antes de morir, se le rindió en Murcia un cálido homenaje en el que se le concedió su nombre a la sala sinfónica del Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas: Sala Narciso Yepes.

Por otro lado, su ciudad natal, Lorca, también ha querido engrandecer, todavía más si cabe, el nombre de su paisano más importante e internacional concediéndole su nombre a una calle, a un colegio que se encuentra en Marchena, y, como no podía ser de otro modo, al Conservatorio de Música de la ciudad.

En suma, no se puede dudar de que la guitarra ha alcanzado un sólido prestigio como instrumento de concierto gracias, entre otros grandes concertistas del siglo XX, a este lorquino y murciano universal que será recordado siempre por su habilidad artística.

José Luis Palao Azorín.

A continuación, les facilitamos un par de enlaces para poder visualizar de forma íntegra el Concierto de Aranjuez interpretado por el maestro Narciso Yepes como solista:

Bibliografía/webgrafía:

http://dbe.rah.es/biografias/6201/narciso-yepes-garcia

https://www.murciaeduca.es/consprofdemusicanarcisoyepes/