En primer lugar, he de reconocer que no soy musicólogo sino un simple aficionado a la historia de la música en todas sus vertientes geográficas y culturales por lo que, siempre que visito un país o región remota, intento conocer la música que cultivan sus habitantes.

En este caso, he tenido la oportunidad de conocer de cerca la Ópera china que, a pesar de su nombre, tiene muy poco que ver con el concepto occidental de Ópera.

Salvador Santa Puche

Zhejiang University

(Colaboración: Fu Dujuan)

Escrito en diapason el 17 marzo, 2022

La primera vez que fui a ver una Ópera china en un teatro de la ciudad de Hangzhou sentía una gran curiosidad por descubrir lo que parecía un género completamente autóctono y ajeno a la tradición musical europea y me preguntaba que tendría en común con la ópera occidental. Al poco de comenzar la obra, descubrí porqué todo lo que se expone en este espectáculo hace que los extranjeros nos sintamos especialmente maravillados y perdidos al mismo tiempo.

La ópera china tiene unos orígenes realmente remotos: comenzó durante la dinastía Tang (618-907) con el emperador Taizong. Este estilo de arte dramático se perfeccionó durante la dinastía Song del Sur (siglo XII), pero alcanzó su época de esplendor con la dinastía Yuan (1271-1368) de origen mongol. Durante los siglos XVI al XIX predominó lo que se llamó la Ópera “Kungdu” y ya en el siglo XX se admitieron nuevos temas y melodías con la llamada “Ópera revolucionaria” (樣板戲) de la época de Mao. Sin lugar a dudas, la más famosa es la Ópera de Beijing, formada hace más de doscientos años por unos comediantes de la provincia de Anhui que lograron convertir su ópera en una pieza imprescindible del encorsetado ceremonial de la corte imperial. No obstante, en la actualidad cada región de China tiene su propia ópera con su propio estilo.

La Ópera china, (la de Beijing es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010), es en realidad un conjunto de disciplinas artísticas como la literatura, la música, la acrobacia, el baile, las artes marciales o la pintura.

Lo primero que llama la atención son los actores, maquillados asombrosamente en distintos colores y formas (o ataviados con máscaras no menos sorprendentes), vestidos con unos trajes tremendamente vistosos de seda con dibujos bordados e hilos dorados. Con todo tipo de armas en las manos, tales como espadas, alabardas, sables o lanzas, una docena de actores pueden representar a miles y miles de soldados y unas simples vueltas en la escena significa que han recorrido miles de kilómetros. Hay cuatro personajes principales: Sheng (生, el papel masculino), Dan (旦, el papel femenino), Jing (净, cara pintada) y Chou (丑, el papel del payaso).

La música está formada por dos elementos básicos: el tono y el ritmo, ambos aspectos abarcan desde el canto o el compás, pasando por la letra y los variados instrumentos musicales de percusión y cuerda de la tradición china de los que hablaremos en otro momento. Al espectador occidental, a menos que lleve años sumergido en China y su cultura, le será muy difícil asimilar esas melodías tan alejadas de nuestros estándares pero que, sin embargo, tienen un encanto especial.

En la Ópera se distinguen dos géneros principales: las comedias civiles (wenxi) y los dramas militares (wuxi), aunque también hay comedias y farsas cuyos temas se basan en cuentos populares, sagas, leyendas, mitología y literatura clásica china. Es por ello que para entender la ópera china se hace imprescindible un mínimo de conocimientos sobre la mitología china con toda la riquísima y antigua tradición que representa. En este tipo de obras, los espectadores pueden participar activamente, interrumpir la escena o reaccionar a lo que ven en cualquier momento, al contrario de lo que ocurre en una ópera occidental. Por ejemplo, está bien visto aplaudir y alabar en voz alta a los acróbatas y maestros de artes marciales, al canto de los actores o a la buena actuación de los músicos.

La popularidad de la Ópera china es inmensa a lo largo de todo el país: en parques o plazas de las ciudades chinas se suele encontrar fanáticos del género que se reúnen para cantar al aire libre algunas tramas operísticas o tocar algún instrumento. Estos actores improvisados, llamados también piàoyou (票友), no son más que simples aficionados a los que les gusta cantar ópera o tocar algún instrumento musical. En muchas partes de China se celebran anualmente concursos o conciertos en los que participan estos aficionados para divertirse. Saber cantar Ópera está considerado como uno de los criterios más importantes para decidir si una persona es o no culta.

Por tanto, si tienen ustedes la oportunidad de visitar este fascinante país, aprovechen la ocasión para conocer este complejo pero apasionante tesoro de la tradición musical china.