Las asociaciones Clásicas y Modernas y Mujeres en la Música, en colaboración con la Fundación SGAE, ha presentado  la segunda edición del estudio ¿Dónde están las mujeres en la música sinfónica? Composición. Dirección. Solistasen el que se analiza el papel de la mujer dentro de esta disciplina. Los datos ponen de manifiesto que la participación de la mujer en este campo está aún muy lejos de lo que sería deseable en términos de paridad e igualdad. El análisis ha tomado como referencia los conciertos ofrecidos por las orquestas españolas en la temporada 2018-2019.

La presentación ha contado con la participación de Juan José Solana, presidente de la Fundación SGAE; Fátima Anllo, presidenta de la Asociación Clásicas y Modernas; Pilar Rius, presidenta de la Asociación Mujeres en la Música, y Pilar Pastor, coordinadora del estudio darán a conocer las conclusiones principales del estudio y las medidas a tomar para subsanar este claro desequilibrio.

«Este estudio refleja la discriminación y la injusticia que sufren las mujeres en la música y deja constancia de la poca mejora en los últimos años: la música sinfónica es el campo más desigual de todas las disciplinas artísticas», ha sentenciado Fátima Anllo de Clásicas y Modernas.

Para ello han analizado los conciertos de abono de cada orquesta. En total, han sido analizadas 23 orquestas, 643 conciertos, 1890 obras, 305 compositores y compositoras, 154 directores y directoras y 215 solistas. De los resultados obtenidos se desprende que el mundo de la música clásica es uno de los territorios masculinos por excelencia en el sector cultura y, en comparación con el análisis de la temporada 2016-2017, no se muestran cambios en esta tendencia: solo el 1% de las obras programadas por las orquestas sinfónicas españolas tienen autoría femenina: 26 obras seleccionadas de mujeres frente a las 1864 de hombres.

Asimismo, solo el 8% de los directores de orquesta son mujeres, alcanzando la cifra de 13 directoras frente a 141 directores, mientras que en el resto de campos culturales la dirección de mujeres alcanza casi el 30%. Estas 13 directoras han dirigido en total el 5% de los conciertos programados (32 conciertos en total de 643 analizados). Frente al estudio anterior, la dirección de conciertos por mujeres ha subido un punto y el número de directoras se ha incrementado en tres puntos.

«Es el porcentaje más bajo de presencia femenina en cualquier ámbito musical y me atrevería a decir que en cualquier profesión (es más bajo que en las Fuerzas Armadas, que entre la comunidad científica…)», afirma Pilar Pastor, coordinadora del estudio.

-Del estudio se desprende que solo el 5% de los conciertos programados están dirigidos por mujeres y solo el 23% de los conciertos de solistas fueron interpretados por una mujer y se demuestra que hay sesgo de género en función del instrumento

Por último, solo el 23% de los conciertos de solistas fueron interpretados por una mujer. Las féminas solistas representan solo el 28% del total de todos los intérpretes. En cuanto a los instrumentos, solo en arpa y viola son mayoría ellas (100% y 60% de los intérpretes, respectivamente) y en flauta (40%, cifra que podría considerarse igualitaria). Si bien, la suma de conciertos con estos tres instrumentos representa solo el 3% de todos los conciertos de solistas. Además, hay 13 instrumentos que no cuentan con ninguna mujer intérprete.

Estudio completo

Los datos que presenta en este estudio evidencian que las leyes para la igualdad en este campo no son efectivas.  El reconocimiento institucional llega asimismo con lentitud: solo cuatro compositoras han recibido el Premio Nacional de Música en la categoría de composición, denuncia el prólogo del estudio. Por su parte, el Premio Nacional de Interpretación se ha concedido a mujeres en una proporción de un 27%, entre ellas, varias sopranos. El premio de composición que otorgan desde el año 2000 la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) y la Fundación BBVA solo se ha concedido a una mujer en sus 10 ediciones.

«Debe haber una programación real en igualdad. Desde aquí lanzamos un SOS a las instituciones públicas. Consideramos que una vez realizados estos estudios se debe llevar a cabo una tarea de corrección», reclama Pilar Rius, presidenta de Mujeres en la Música.

Compromiso SGAE por la Igualdad   
Esta jornada de análisis sobre el papel de la mujer en la música clásica ha inaugurado una serie de actividades que la Sociedad General de Autores ha organizado con motivo del Día Internacional de la Mujer. A la presentación del estudio, le ha seguido la mesa redonda Compositoras, directoras y solistas. ¿Por qué no se aplica la legislación vigente para combatir la desigualdad estructural?, que puede seguirse a través del canal de YouTube de la Asociación Mujeres en la Música. A las 12.30 horas tendrá lugar la inauguración de la exposición ¡Pionera tenías que ser! para homenajear a todas aquellas mujeres que a principios del siglo XX abrieron el camino y que han sido referentes para sus contemporáneas como María Rodrigo, María Lejárraga o Emilia Pardo Bazán y que podrá disfrutarse hasta el 16 de marzo en la sede de la SGAE en Madrid. El acto concluirá con la lectura de un manifiesto y la actuación musical de Virginia Maestro.

Estudio completo disponible en la página web de Fundación SGAE

Fuente: fundacionsgae.org

Una Cosa Rara – La música curiosa

Por Nacho Cotobal

Esos señores relegados a la última fila de la orquesta y hasta separados a veces con metacrilatos desde antes de la pandemia, que atraviesan largos y yermos pasajes de tacet armados con mazas y palos como para ir a Mordor, dispuestos a intervenir con contundencia cuando se les requiere… Si usted tiene algún problema y se los encuentra, quizá pueda contratarlos.

27 mayo, 2021 publicado en diapason

Sí, hablamos de los percusionistas, todo un arsenal de parches, láminas y cacharros varios al servicio de la emoción y el clímax musical. Ya pueden los violinistas hacer virguerías en la cuerda de sol, los clarinetistas vertiginosos arpegios o coloraturas endiabladas las sopranos que, cuando nuestros héroes deciden intervenir, puede arder Troya.

Aunque están ahí desde la época de las cavernas, durante mucho tiempo su presencia en la orquesta se limita a un par de calderos mágicos llamados timbales de los que el druida extrae su pócima sonora de dos ingredientes: agua tónica y elixir dominante. Paulatinamente se incorporarán otros artefactos como la percusión turca. A finales del siglo XVIII los compositores pusieron su mirada en Estambul, no para hacerse un injerto capilar que nadie necesitaba, ya que todo el mundo llevaba peluca, sino para adoptar bombos, platillos y triángulos como exóticos timbres que nos transportaban al palacio del Pachá Selim en El rapto en el serrallo de Mozart (1782) o daban un aire marcial a los versos de Schilller en una de las secciones de la Oda a la alegría de la Novena de Beethoven (1824).

El siglo XIX seguirá cociendo y enriqueciendo la sección con instrumentos de láminas que, gracias a su afinación determinada, alcanzarán papeles solistas: las campanas tubulares de Berlioz en la Sinfonía fantástica (1830), el xilófono de Saint-Saëns en su Danza macabra (1875), la celesta de Tchaikovsky en Harry Potter -no, perdón, en El cascanueces (1892)- …y ya, en el siglo XX, ni te cuento. La percusión es esa fiesta del ático a la que cualquiera puede entrar sin invitación, venga de China, África o el Caribe, mientras los vecinos de abajo protestan por el ruido y golpean el techo con la escoba o con el talón del arco. Se componen las primeras obras para grupos de percusión sola, como Ionisation (1929-1931) de Edgard Varèse, que utiliza nada menos que treinta y siete instrumentos para trece percusionistas, que a ver en qué ático metemos todo eso, ni en el de Rouco. Incluso los instrumentos de afinación indeterminada pueden tener prolongadas y lucidas intervenciones protagonistas dentro de la orquesta, como la del ¿cajero?, ¿cajista? …el que toca la caja en el Bolero de Ravel (1928) durante un cuarto de hora:

 

Vale, no era el Bolero, lo han descubierto. Se trata de Four organs, una obra de 1970 de Steve Reich para los cuatro órganos electrónicos que se nombran y un pobre percusionista castigado a agitar con pulso constante unas maracas que ni siquiera salen en el título. Lo llaman Minimalismo, pero es bullying musical, ¡no me fastidies, Steve! Este es un buen ejemplo de que, en esto de los papeles para percusión, es mejor calidad que cantidad y que, más allá de Varèse, Boulez y la música contemporánea, lo más habitual históricamente es que el compositor reserve ese bombo, ese gong o esos platos combinados para momentos puntuales. Y, mientras, ¡venga a contar compases! Algunas obras deben buena parte de su fama a un solo porrazo dado a tiempo, o a unos pocos. Y de esas obras va nuestro tema de hoy, comenzando con un hit que no puede faltar:

SORPRESA, SORPRESA

Acompáñame, déjate llevar, hasta el Hanover Square Rooms de Londres un 23 de marzo de 1792, porque un austriaco llamado Franz Joseph Haydn está a punto de dirigir desde el pianoforte su sinfonía número 94 para la flemática concurrencia British. Tras el primer movimiento en forma sonata -como Dios manda- suena ahora un tema simplísimo en tempo andante… la clásica frasecita de ocho compases. Y, encima, la repite pianissimo… perfecto para un ratillo de siesta, hasta que…

(Nota: como ha sido imposible encontrar ningún inglés de 1792 disponible, habrán observado que en el vídeo anterior se ha sustituido el público original por niños de primaria, no vayan diciendo luego que les engaño).

Con la llegada del inesperado acorde fortissimo de toda la orquesta, subrayado por el porrazo de timbal, más de una peluca debió de saltar por los aires dejando a la vista alguna cabeza monda y lironda, que ya hemos dicho que aún no iba nadie a lo de los injertos capilares turcos. Como buen humorista -y Haydn lo era- el compositor no repite la misma gracia y, una vez captada la atención del auditorio, el inocente tema se transforma en deliciosas variaciones. Aquí va el movimiento completo en la misma versión que ha sobresaltado a los tiernos infantes del otro vídeo (menos al del polo verde en la primera fila):

 

Como Franz Joseph Haydn era un poco el Julio Iglesias del Clasicismo, porque le llamaban “el padre de la sinfonía” y no se sabe cuántas tenía exactamente, pero más de cien, buena parte de estas composiciones fueron bautizadas con nombres como El reloj, La gallina, Los adioses, Chábeli… Así que la n.º 94 no iba a ser menos y lleva por subtítulo La sorpresa, si bien en alemán hacen spoiler y la llaman directamente “la del golpe de timbal” (Mit dem Paukenschlag). Alguien bastante cursi dijo que la sorpresa del Andante podría compararse con la que sentiría “…una hermosa pastora a quien el murmullo lejano de una cascada hubiera adormecido y se despierta sobresaltada por el disparo de un cazador” Al parecer, si la pastora no hubiera sido hermosa, habría reaccionado como el niño del polo verde.

EL DESPERTAR DE LOS MUERTOS

BERLIOZ DIRIGIENDO. Caricatura de Anton Elfinger “Cajetan”, hacia 1850.

A finales del siglo XVIII era fácil sorprender con un golpe de timbal, pero en el XIX, el siglo del Romanticismo, las pasiones desatadas y las orquestas hipertrofiadas, el público estaba ya maleao y las sorpresas sonoras tenían que ser a lo bestia. A Hector Berlioz se le llegó a caricaturizar al frente de una orquesta que disparaba con cañones, cosa que Tchaikovsky hizo de verdad en 1880, en el final de su famosa Obertura 1812:

Volvamos a Berlioz, ese malote que soñaba con ver arder un teatro repleto de rossinianos y, si dentro estaba el propio Rossini, mejor. De que el francés era un pelín exagerado no queda ninguna duda: su Réquiem (Grande messe des morts) fue estrenado el 5 de diciembre de 1837 en la iglesia de los Inválidos de París por un “discreto” grupo de 450 intérpretes entre cantantes e instrumentistas, si bien el músico había sugerido un coro ideal de 700 a 800 voces. Y ahora pensemos un momento: si Haydn con su orquesta clásica y su golpe de timbal despierta a la hermosa pastora dormida junto a la cascada, ¿qué no hará el bestia de Berlioz para resucitar a todos los muertos de la tierra y levantarlos de sus tumbas a lo George A. Romero? Porque eso es lo que se cuenta en la apocalíptica secuencia Dies Irae del Réquiem: el fin del mundo con su Juicio Universal a vivos y difuntos. Para empezar, están los ángeles trompeteros que convocan al Juicio en el Tuba Mirum. En el Réquiem de Mozart se apañan con un trombón de lo más resultón, pero Berlioz coloca cuatro grupos de metales separados en las tribunas del templo. Bien, hasta aquí no está mal pero tampoco es nuevo; ya lo hicieron siglos atrás los Gabrielli y Monteverdi en San Marcos de Venecia. Pero, ahora que tenemos a todo el público mirando para arriba, a los trompeteros, y no se entera de lo que pasa en la orquesta, llega el rock and roll: el terremoto del día de la ira en el que el mundo quedará reducido a cenizas. Y en ese cataclismo, que provocó la espantada de algunos asistentes al estreno pensando que la basílica se les caía encima (una misa de muertos en los inválidos no da mucha confianza para salir ileso, la verdad), Berlioz utiliza nada menos que 16 timbales tocados por un total de 10 timbaleros, amén de otra decena de platos, un par de bombos y cuatro tamtams.

EL PODER DE THOR

Pero si hay una obra en la que un buen porrazo acapara toda la atención y se convierte en efímero y heroico protagonista de la orquesta, esa es la sexta sinfonía, Trágica (1904), de Gustav Mahler. El austriaco usa una instrumentación bastante variada en la sección de percusión, incluyendo unos cencerros que harían las delicias de nuestra hermosa pastora amodorrada, pero la estrella es el llamado martillo de Mahler, un gran mazo de madera que debe golpear una mesa del mismo material tres veces. Como Gustav era mazo supersticioso, suprimió el tercer mazazo en la versión final de 1906, ya que, según cuenta Alma Mahler, los leñazos vienen a representar los golpes del trágico destino sobre el héroe y, al tercero, se lo carga (“lo hace caer como si fuera un árbol”), ¿Recuerdan esa película de terror en la que si decías cinco veces “Candyman” delante del espejo se aparecía Tony Todd y te enganchaba con su garfio?, pues Mahler no pasaría de la cuarta. Como el martillo no es un instrumento convencional, cada orquesta se las ingenia para crear el efecto solicitado por el sinfonista: “los golpes han de sonar breves y potentes, con una resonancia sorda, no metálica, como un golpe de hacha”. Así que cada martillo es de su padre y de su madre, como este “modelo guillotina” …

…aunque lo propio es un monumental mazo y, si se quiere dar más espectáculo, unos polvos de talco sobre la superficie a golpear para crear una nube que un amigo mío llama, no sé por qué, “efecto Guindaleta”:

En esta comparativa de seis orquestas diferentes se solapan imagen y sonido (con los lógicos desfases) hasta converger en el emocionante martillazo:

EL HOMBRE QUE NO TOCABA DEMASIADO

Para ir terminando con esta colección de golpes de efecto sinfónicos, vámonos al cine a ver una película cuyo cartel está encabezado por James Stewart y Doris Day (que aquí canta su célebre “¿Qué será, será?”), pero donde el verdadero protagonista es un señor calvo que toca los platillos. Se trata de El hombre que sabía demasiado (The man who knew too much), película estadounidense de 1956 dirigida por el gran Alfred Hitchcock, que es un remake de su propio filme rodado un par de décadas antes en su etapa británica. Gracias a François Truffaut, que entrevistó al inglés montones de veces y publicó las conversaciones en forma de libro (El cine según Hitchcock, 1974), es muy conocida esta explicación que nos viene al pelo:

«La diferencia entre el suspense y la sorpresa es muy simple (…) Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de esta mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada especial y de repente: ¡bum!, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena completamente anodina, desprovista de interés. Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que el anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y sabe que es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de pronto muy interesante porque el público participa en la escena. (…) En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense.»

Pues bien, esta diferencia entre sorpresa y suspense es, precisamente, la que hay entre la sinfonía-despierta-pastoras de Haydn, con explosión precedida de una conversación anodina (el tema simple del Andante) y la obra de la que vamos a hablar a continuación, compuesta específicamente para crear tensión. Se trata de una obra sinfónico-coral titulada Storm Clouds Cantata -algo así como Cantata de las nubes de tormenta– que el australiano Arthur Benjamin escribió para la primera versión de la película (1934) y que Hitchcock recicló para su remake de 1956, arreglada por su compositor de cabecera, Bernard Herrmann (el autor de los ¡Ñi, ñi, ñi, ñi…! de la ducha en Psicosis). Hermann, que sale en la película interpretándose a sí mismo como director del concierto, alargó la cantata con más repeticiones y progresiones para aumentar la tensión. Para quien no conozca el argumento, digamos solo que esta escena que transcurre en el Royal Albert Hall de Londres es un ejemplo perfecto de suspense, ya que los espectadores conocemos que unos terroristas van a atentar contra un importante diplomático. También lo sabe la rubia (Doris Day), que llora porque han secuestrado a su hijo. Los malos están en un palco siguiendo la partitura, ya que van a matar al pez gordo de un disparo aprovechando el ¡único! platillazo de la obra. Sí, han oído bien; la cantata de las nubes tormentosas esas solo tiene un golpe de platillo. Aquí está la partitura, si no se lo creen:

En la vida real, excepto el timbalero, que tiene que estar ahí removiendo los calderos para que no se pegue la pócima, los demás percusionistas están un poco a todo, de acá para allá, con su furgoneta de construcciones y reformas en general: ahora hago un ¡plin! con el triángulo, después un ¡booom! con el bombo, luego la caja (-Ve tú, que yo ya ando malamente) ¡tra-tra!… lo que se dice un sin vivir. Pero, amigos, esto es cine, y eso de que un señor calvo tenga 176 compases de espera y se pase todo el concierto de brazos cruzados, mirando de vez en cuando los dorados címbalos, es una genialidad de Hitchcock, que crea una tensión pocas veces superada, ¡puro suspense!

CODA

El grito de Doris Day me parecía el mejor punto final para este artículo, pero luego me ha dado por pensar que lo mismo algún percusionista se molesta por poner algunos ejemplos en los que parece que no trabajan mucho. Como no quiero que eso suceda -porque no es verdad, porque tengo amigos percusionistas y porque no es conveniente hacer enfadar a gente que va por ahí con mazas y palos- pongo un último vídeo para mostrar mi admiración por el gremio y me quedo más tranquilo que el niño del polo verde. Se trata de una grabación subjetiva del percusionista estadounidense Joe Martone, que se ha puesto una cámara en la cabeza para que veamos su estresante desempeño en el foso de la orquesta durante una representación del musical West Side Story de Leonard Bernstein. Que lo disfruten y ¡hasta la próxima!

Todos, o al menos todos a los que nos preocupa un poco la cultura, hemos oído las manifestaciones del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, en las que solemnemente declara que “la cultura es un bien de primera necesidad”.

No podemos más que celebrar estas declaraciones y esperamos con incierta esperanza trufada de cierto escepticismo como se traducirán en medidas concretas que de verdad la conviertan en una realidad futura. Supongo que estaremos de acuerdo en que actualmente tan rotunda afirmación solo constituye, en el mejor de los casos, la expresión de un deseo.  Y aquí está el quid de la cuestión. Cuando el autor es ni más ni menos que el ministro del ramo es razonable que el lector se cree la ilusa expectativa de que quien tiene la capacidad de decidir tenga también la voluntad, si no con carácter inmediato sí en un futuro próximo, de obrar en consecuencia y por tanto de destinar recursos públicos suficientes para que la bendita frase no quede solo en eso. Y claro, si hablamos de gestionar y administrar recursos públicos tenemos que hablar de decidir y de priorizar el destino de esos recursos.

Parece lógico deducir que un bien de primera necesidad ocupará uno de los primeros lugares en el orden de prioridades. Si no es así, y las dudas al respecto son más que razonables, supondría un ejercicio de incoherencia y alguna cosa más.

Desde el inicio de la actual legislatura (después de la larga siesta que se echaron nuestros políticos) la Confederación Española de Sociedades Musicales  (CoESsM) retomó los contactos iniciados en la anterior legislatura con nuestros representantes políticos con sendas reuniones con el presidente de la Comisión de Cultura del Congreso Agustín Zamarrón y con los presidentes de las Comisiones de Cultura Manuel Escarda y de Hacienda del Senado, Cosme Bonet a quienes expuso el enorme colectivo al que representa nuestra entidad y el proyecto de modificación del marco normativo que afecta (en el sentido de menoscabar, perjudicar e influir negativamente) a nuestras bandas y escuelas de música en el ámbito tributario, en el asociativo, en el laboral y el educativo. Ello se traduce en un legislación que trata a nuestras asociaciones como empresas (25% de gravamen a los resultados derivados de realizar la actividad musical que les es propia) la no aplicación del  “IVA cultural” a la compra de instrumentos (gravados al 21%, cuando Francia, Italia y Portugal sí que aplican el tipo reducido o bonifican la diferencia) como si la música no fuera cultura, la nula consideración del voluntariado cultural, el sangrante anacronismo de la actual Ley del Mecenazgo que no tiene en cuenta la vital aportación no monetaria que realizamos los voluntarios y que es la base de la pervivencia de nuestro colectivo, que no debemos olvidar que es el más numeroso de España y que protagoniza el fomento y acceso a  la cultura de base. A todo ello se une el menguante protagonismo de la enseñanza de la música en nuestro sistema educativo; situación que esperamos y que lucharemos para que revierta la próxima ley de educación.

Todas ellas tuvieron una favorable acogida por parte de los representantes políticos que nos aseguraron que mantenían un estrecho contacto con el ministro, a quien, obviamente, la COESsM se las ha hecho llegar, y se abrió un canal de interlocución directo que nos permitía ser moderadamente optimistas. Incluso se trató la posibilidad de presentar iniciativas legislativas consensuadas (como no puede ser de otra manera) con todos los grupos políticos.

Señor ministro de Cultura, le animo a releer nuestras reivindicaciones (todas ellas en la línea de considerar la cultura un bien de primera necesidad) tomarlas en consideración y convocar a la CoESsM Share on X

Pero desgraciadamente llego la pandemia y casi todo se paralizó. Lo que no se paralizó fue la dedicación de la CoESsM para defender a nuestras asociaciones, a nuestros músicos y a nuestros alumnos. Para ello, remitió sendas cartas al ministro de Cultura al que ofreció su interlocución y participación en las mesas de trabajo creadas para la reconstrucción del sector cultural y al de Sanidad al que pidió que redactara un protocolo basado en el estudio por parte de los profesionales competentes para analizar el comportamiento del virus en el desarrollo de nuestras actividades musicales y educativas, facilitó los estudios llevados a cabo por el Instituto Bernhard Richter de Friburgo y por la Filarmónica de Viena  y redactó un documento con 33 medidas encaminadas a garantizar la supervivencia de nuestras entidades. Asimismo, remitió al ministerio de Educación la misma información  que a los ministerios de Cultura y Sanidad para su conocimiento y solicitó al presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) una entrevista para tratar de que desde esta entidad se coordinara la respuesta de todos los ayuntamientos para atemperar en la medida de sus posibilidades el muy negativo impacto que tiene la cancelación o suspensión de todas las actividades, tanto culturales como festivas, en las que nuestras asociaciones musicales participan o son protagonistas. Aprovecho para agradecer a la presidenta de la FSMCV que le recordara a Rodríguez Uribes algunas de estas reivindicaciones.

Protocolo y medidas de apoyo

Como única respuesta hemos recibido sendas comunicaciones tanto del ministerio de Cultura como de Sanidad en la que cada uno nos remite al otro y se sacude el problema como si no fuera con ellos. Así, el ministerio de Sanidad considera que con la normativa general publicada en el BOE es más que suficiente para que cada uno redacte su propio protocolo. Por su parte, el ministerio de Cultura en el decreto de apoyo al sector cultural obvia por completo al sector asociativo y amateur y se centra única y exclusivamente en el sector profesional, olvidando que la cultura popular o de base es eso precisamente: la base de nuestra cultura. ¿O no es así? Lo único que dice el decreto es que será el INAEM el organismo encargado de dictar una resolución por la que se aprueben las medidas de apoyo a nuestro colectivo. Publicada la esperada resolución por el INAEM, esta no resuelve casi ninguno de los problemas generados por la pandemia. Ni tampoco los anteriores.

Y mientras tanto, nuestras bandas están intentando retomar la actividad que les da sentido y que provee a toda la sociedad de ese bien de primera necesidad que es la cultura. Pero lo hacen con tanto miedo e incertidumbre como ilusión. La ilusión nunca nos la quitará nadie. Pero nuestro miedo es consecuencia, entre otras cosas, de la total y absoluta ausencia de estudio alguno que aporte rigor científico y certidumbre sobre los riesgos que para la salud y para la vida de un musico supone participar en un ensayo o en un concierto.

Con nuestra labor de voluntariado cultural quitamos una parte de nuestro tiempo al trabajo, a la familia y los amigos para realizar actividades de interés general que, según reza la Ley del Voluntariado, es aquel que promueve y defiende el derecho de acceso a la cultura y, en particular, la integración cultural de todas las personas, la promoción y protección de la identidad cultural, la defensa y salvaguarda del patrimonio cultural y la participación en la vida cultural de la comunidad. Creo que esto es exactamente lo que hacemos todos los músicos y directivos de nuestras bandas y escuelas de música.

Señor ministro de Cultura, le animo a releer nuestras reivindicaciones (todas ellas en la línea de considerar la cultura un bien de primera necesidad) tomarlas en consideración y convocar a la CoESsM para debatirlas y analizar la posibilidad de su aprobación con el fin de proteger y mejorar las condiciones de vida de nuestras asociaciones y de sus integrantes. Ello con independencia de la urgente necesidad de que el Gobierno de España destine recursos públicos a proteger la salud y la vida de los miles de músicos de todo origen y condición. Los músicos y toda la sociedad que disfruta de la música lo merecemos y lo necesitamos.

Luis Vidal Domínguez es secretario general de la Confederación Española de Sociedades Musicales.

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Las personas creativas marcan tendencia: son capaces de transitar caminos diferentes al resto y encuentran soluciones originales en las distintas facetas de sus vidas. Esta cualidad permite alcanzar el éxito, tanto laboral como personal, por lo que debería fomentarse en la educación de los más jóvenes para que puedan desarrollar todo su potencial.

Pero, ¿cómo hacerlo? Una de las respuestas es impulsar iniciativas como el intercambio cultural, que estimulan la creatividad al abrir la mente y huir del pensamiento único. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!

Creatividad, plasticidad cerebral… ¡y la importancia de viajar!

La creatividad es una cualidad relacionada con el funcionamiento del cerebro, en concreto, con la neuroplasticidad. Cuando se dice que viajar cambia la perspectiva con la que vemos las cosas, ¡es cierto! Pero va más allá: cambiar de entorno y enfrentarse a nuevos retos provoca cambios duraderos en la mente.

Los caminos neuronales, la forma en la que pensamos, están influidos por el entorno y los hábitos. El cerebro, al registrar sonidos, idiomas, sensaciones, sabores, olores o paisajes por primera vez, establece nuevas conexiones neuronales. Esto genera una mayor plasticidad cerebral y aumenta la flexibilidad cognitiva: es decir, la mente se adapta a saltar entre diferentes ideas de una manera ágil, ¡la base de la creatividad!

Sabías que el intercambio cultural estimula la creatividad - Neuronas

Las experiencias en países extranjeros son una gran herramienta para fomentar la plasticidad y flexibilidad de la que hablábamos. Sin embargo, los diversos estudios realizados en este campo señalan que el tipo de viaje es importante para provocar estos cambios: no basta con abandonar el entorno habitual, debe hacerse de una manera inmersiva y profunda.

El intercambio cultural, ¡una experiencia que fomenta la creatividad!

Las personas que viajan, o incluso viven, en un país diferente al de origen, pero que no generan vínculos con las personas de su nuevo entorno, con su idioma, folklore y tradiciones, no aprovecharán esta experiencia al máximo. Para hacerlo y fomentar mentes más creativas, el intercambio cultural es una actividad perfecta.

Este tipo de experiencias multiculturales tienen un potencial enorme para sacar a las personas, especialmente a las más jóvenes, de su “burbuja cultural”. De esta manera, su visión cambia y aumenta la capacidad de conectar con personas de orígenes diversos, con un conocimiento diferente que compartir del que surgen formas de pensar mucho más valiosas.

Sabías que el intercambio cultural estimula la creatividad - Viaje

Además de generar una mente más creativa, el intercambio cultural estimula la confianza en otras personas, eliminando barreras culturales o prejuicios sin sentido. Los expertos apuntan a la importancia de las experiencias en otros países, ya que se conoce a todo tipo de gente, se comprende que todos somos iguales dentro de la diversidad y se gana en valores humanistas.

¿Verdad que se trata de cualidades y valores que deberíamos fomentar entre los más jóvenes? Ahora, gracias a dothegap, ¡es muy sencillo! Regístrate, sube tu anuncio y lánzate a vivir un intercambio cultural, sin intermediarios ni costes añadidos¡Sigue el enlace para empezar!

 

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