Hay varios pasos que nuestras entidades y por tanto sus directivos deben dar para intentar que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) puedan llegar a formar parte de su vida asociativa en un futuro no lejano (el 2030 está más cerca de lo que parece).

El primer paso: la formación. Conocer el origen y el contenido de la Agenda 2030 o analizar el estado actual de cada ODS y sus metas facilita la posterior apropiación e integración. Es necesaria una formación adaptada a los intereses de los participantes, de tal forma que se exploren las conexiones entre los distintos ODS.

Una segunda parte ha de ser la apropiación. Apropiación significa “hacer una cosa suya” y para hacer una cosa nuestra antes debemos conectar con ella, creer en ella y que nos motive de tal manera que queramos incorporar-la en nuestra vida profesional pero también personal.

Finalmente, la integración. Entender los principios generales involucrados miso de incorporar los principios y va-lores de los ODS, no hace falta seguir adelante. Y ese compromiso debe contar con el respaldo expreso de los dirigentes de la entidad.

Diagnóstico

Tenemos que pararnos a pensar un poco y ver dónde estamos y hacia dónde vamos en relación con los ODS, viendo cuales son más cercanos a nuestras actividades. Y seguro que nos damos cuenta de que algún camino llevamos ya andado.

Integración en la gestión

Es necesario integrar los ODS en la gestión de nuestras entidades fijan do objetivos que contribuyan al cumplimiento de aquellos que hemos identificado en los pasos anteriores. Y para acercarnos a esos objetivos tendremos que hacer lo que tantas veces hemos hecho: ver que acciones ponemos en marcha para lograrlos. Y ejecutarlas, claro está.

Evaluación

Si asumimos la expresión “lo que no se mide no se gestiona” pues sencillamente la tenemos que aplicar también en todo esto. Y evaluar nos servirá, entre otras cosas para analizar el esfuerzo y ponerlo en relación con los logros, contrastar el antes y el después, corregir errores, motivar para futuros logros y también para rendir cuentas a nuestros asociados sobre lo que hemos hecho.

Comunicar las acciones realizadas

El aforismo, Lo que no se comunica, no existe, atribuido a Marshall McLu-han (profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación) resume a la perfección este punto.

En concreto, sería bueno elaborar una memoria sobre lo realiza-do y conseguido, y por supuesto deberemos darlo a conocer a los medios de comunicación para lograr su difusión entre el público. Con ello a lo mejor hasta ayudamos a otras entidades a seguir este camino.

No podemos finalizar este resumen apresurado sin hacer una somera mención a las metas (los 17 ODS se desglosan en 169 metas) de los ODS más directamente relacionados con la cultura (que desgraciadamente son pocas).

La meta 4.7 destaca la necesidad de que la educación promueva una cultura de paz y no violencia y la valoración de la diversidad cultural y de la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.

La meta 8.2 aborda la diversificación de la economía, que debería incluir la estimulación de las industrias creativas.

La 8.9, tiene como objetivo “Diseñar e implementar políticas para promover un turismo sostenible que cree empleos y promueva la cultura y los productos locales”.

La 11.4 llama explícitamente a la acción del sector cultural, y es la meta que la mayoría de nosotros conocemos: “Redoblar los esfuerzos para proteger y salva-guardar el patrimonio cultural y natural del mundo”

Por su parte las metas 8.9 y 12.b buscan “Elaborar y aplicar instrumentos para vigilar los efectos en el desarrollo sostenible, a fin de lograr un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales”.

El análisis que cada uno de nosotros hagamos de la relación entre estas u otras metas y el fin social de nuestras entidades nos ayudará a darnos cuenta de que efectivamente las sociedades musicales ya estamos contribuyendo (en la mayoría de los casos me atrevo a decir que de manera espontánea y no consciente) al cumplimiento de los objetivos de des-arrollo sostenible de la Agenda 2030.

Ahora se trata de ser conscientes de ello para así poder jugar un papel relevante. Pero obviamente este recorrido no lo podemos hacer solos. Si definimos la gobernanza participativa como compartir la responsabilidad, entonces debemos concluir que esta responsabilidad se puede compartir en muchos niveles diferentes y de muchas formas diferentes.

Convoco desde aquí a todos los actores implicados para que cada uno desde el lugar que ocupamos trabajemos en común con el fin de acercarnos y contribuir al cumplimiento de estos objetivos.

Con ello contribuiremos a que la cultura sea de verdad un motor de desarrollo social y económico. 

Luis Vidal Domínguez es tesorero de la CESM, músico y economista.

Artículo publicado en versión papel de Las Bandas

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