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Fuente: valenciaplaza.com

30/12/2023 – VALÈNCIA.

En 1886 l’Ajuntament de València organizó por primera vez el Certamen de Bandas de Música. Una innovación cultural que, con el transcurrir de los años, cambió para siempre el ecosistema musical en la Comunitat Valenciana y consiguió unas transformaciones culturales, sociales y económicas profundas y relevantes. 

El Certamen ha venido desarrollándose durante los últimos  135 años, y solo se ha visto afectado por pandemias, dificultades económicas extremas y, por supuesto, por la Guerra Civil Española. Fundado antes que la propia Banda Municipal de València (1903) y pocos años después del Conservatorio de Música de València (1879), se convirtió en catalizador del movimiento asociativo valenciano que se fue gestando y consolidando durante todo el siglo XIX.

Por suerte, disponemos de investigaciones y estudios que relatan la historia del certamen y de sus protagonistas y que describen con exactitud el desarrollo del mismo. Poco se puede añadir al respecto. No obstante, queremos reflexionar y poner el enfásis sobre los beneficios que el citado certamen ha aportado al conjunto de la sociedad valenciana y mucho más ahora que el Ajuntament de València, presidido por María José Catalá, ha anunciado importantes mejoras para la próxima edición.

No es fácil innovar en el terreno cultural. Las políticas que se desarrollan en este ámbito siempre son bienvenidas y cada vez se valoran más. De todos son conocidos sus beneficios para mejorar nuestra sociedad y para garantizar los derechos culturales de la ciudadanía. Un modelo económico basado en la cultura proporciona unos beneficios integrales difíciles de superar. Los estudiosos de la economía de la cultura pueden dar más argumentos.

València es tierra de músicos, sus agrupaciones musicales civiles son conocidas desde muchos años en todo el mundo. Es más, la práctica musical forma parte de la identidad del pueblo valenciano y desde hace décadas exportamos talento al resto del mundo. Todo ello, gracias a nuestras valiosas sociedades musicales, que han proliferado por la totalidad de la geografía valenciana. Muy conocido, no hace falta insistir

Esto no hubiera sido posible sin  el Certamen de Bandas de València. Esta es la idea que queremos proclamar aquí. Proporcionó un  escenario en el cap i casal para que las bandas de las poblaciones valencianas pudieran actuar y mostrarse más allá de sus ámbitos locales, estimuló económicamente estas asociaciones y, sobre todo, insufló la pasión por mejorar y por aumentar la calidad de las mismas. Sin el Certamen, jamás se hubiera conseguido incrementar la excelencia de nuestras agrupaciones hasta las cotas inimaginables que llegarían despúes. Un nivel de excelencia que incentivó, además, la calidad de nuestros intépretes, directores y compositores que encontraron en el Certamen el estímulo necesario para mejorar y competir. Muchas de las figuras valencianas indiscutibles del panorama musical mundial saben lo que es participar en el certamen de Valencia. Hablamos de Gustavo Gimeno, Francisco Coll, Álvaro Albiach, Vicente Zarzo, Francisco Salanova, etc.

Además, la historia reciente y la singularidad de poblaciones como Llíria, Cullera y Buñol tampoco se entenderían sin el Certamen de Valencia. En estas poblaciones encontramos dos bandas de música que históricamente han concurrido juntas a estes Certamen originándose una sana rivalidad que ha propiciado y estimulado la calidad de las mismas. Es lo que la investigadora Josefa Cucó califica como dualismo sociológico donde dos grupos humanos se reafirman uno contra otro mediante un mecanismo de rivalidad y emulación. El Certamen de Valencia fue el marco adecuado para el desarrollo de esta rivalidad.

En el terreno cultural los beneficios también son indiscutibles. En una edición del Certamen de Valencia participan más de veinte agrupaciones que aglutinan alrededor de mil músicos. Se organizan cuatro conciertos a los que asisten más de seis mil personas y generan un movimiento de participación en las respectivas poblaciones de un impacto difícil de cuantificar pero de gran magnitud. Preparar un certamen exige muchas horas de ensayo. Por encima de todo, la pasión y la ilusión por ganar y mejorar, y se crea un círculo virtuoso que moviliza a miles de personas cada año en la Comunitat Valenciana. Se trata de un gran espectáculo de la música para Banda.

También es verdad que los Certámenes generan ganadores y perdedores, algunos puristas de salón dirán que se trata de algo arcaico y cargado de atavismos, pero funciona y ha funcionado durante ya más de un siglo. Ahí están los resultados. El Certamen ha generado la creatividad necesaria de los compositores valencianos que han encontrado en él el escenario para escribir magníficas obras para Banda. También ha mejorado la calidad en el ejercicio de la dirección musical y ha consolidado el crecimiento económico de las sociedades musicales que han necesitado la obtención de recursos extraordinarios para concurrir con todas las garantías al Certamen. ¡Casi nada!

Y no digamos los beneficios intangibles de colocar a Valencia en el centro de la música de viento en el mundo. Al Certamen, desde los primeros años, han asistido las mejores bandas de música del panorama internacional y ha generado un turismo musical parecido al que se puede encontrar, salvando las distancias, en Bayreuth o Viena. Sin embargo, no hemos sacado pecho de todo ello.

Tenemos la suerte de contar en la actualidad con una alcaldesa que sabe lo que es el Certamen, concurrió de joven con su Banda y experimentó la pasión y la ilusión que miles de jóvenes músicos han vivido en sus años de juventud. Nadie tiene que explicarle nada. Una de sus primeras medidas ha sido encargar a sus colaboradores un gran impulso a este proyecto. En ello estamos.

Para finalizar, queremos concienciar a las sociedades musicales valencianas para que participen en este y otros certámenes, todos los músicos valencianos estaremos siempre en deuda con él. Pongamos a València en el panorama musical mundial exibiendo esta gran fortaleza y conociendo en profundidad los beneficios obtenidos durante estos ultimos años. Es de justicia.

Manuel Tomás Ludeña
Coordinador de Estrategias, Estudios y Proyectos del Ayuntamiento de València

Se acaba de publicar el nuevo Decreto que regulará las escuelas de música y de las artes escénicas en la Comunitat Valenciana.

Un texto de importancia capital para el ecosistema musical valenciano y en particular para nuestras queridas sociedades musicales, titulares de la mayoría de ellas.

Manuel Tomás · 14 febrero, 2022 

Hay mucho en juego: Un modelo educativo acertado, la propia subsistencia de las citadas sociedades musicales y sobre todo, atender a las necesidades formativas y culturales de miles de músicos valencianos. Este Decreto afectará en menor o mayor medida a un colectivo que aglutina alrededor de un millón de personas.

Y no solo eso, debido a la incardinación de “lo musical” aquí, también está en juego aspectos tan importantes como la empleabilidad de miles de jóvenes músicos, el desarrollo económico de  nuestro territorio y algunas políticas de carácter social muy relevantes como la despoblación y la cohesión social.

Cuestiones generales

En términos generales, hay que aplaudir el esfuerzo en el terreno de la ordenación académica realizado por la administración educativa. El último Decreto, ahora derogado, fue publicado en el 2013. Es una buena política mantener actualizado permanentemente el marco normativo a las transformaciones, cada vez más rápidas, que experimentan las sociedades actuales. Primer cuestión positiva.

La segunda. No es un texto sectario ni “de parte”. Los argumentos expuestos en la exposición de motivos se agradecen, sobre todo para alguien como el que suscribe, que ha tenido responsabilidades en anteriores administraciones. Miremos lo expresado en la exposición de motivos:

“El Decreto 91/2013, de 5 de julio, del Consell, por el que se regulan las escuelas de música de la Comunitat Valenciana, supuso, en su momento, un avance a la hora de formular un modelo educativo propio,
singular y de calidad para la enseñanza no formal de la música. En este sentido, la regulación que propugna el presente decreto, en consonancia con lo propuesto por el Decreto 91/2013…….”

Nada de sectarismos, el nuevo Decreto entiende la importancia de lo que pasó en el 2013 y pretende profundizar en el camino que se abrió entonces. Un Decreto que para “más inri” fue trabajado y pactado en ua comisión paritaria administración/FSMCV que se reunió muchas veces y  negoció con intensidad.

Como es de bien nacidos ser agradecidos y en justa correspondencia, nos gustaría poner en valor el esfuerzo técnico del Servicio de Enseñanzas de Régimen Especial y de sus profesionales, un servicio creado en el 2012 y que despúes de casi diez años de actividad cuenta con personal formado y con conocimientos suficientes. Lo han demostrado en la redacción de este Decreto. Enhorabuena.

Pero vayamos a realizar un análisis más detallado. Hay mucho que decir, dejaremos algunos aspectos para otros artículos y nos centraremos en lo más relevante. Porque el Decreto es profundamente transformador, innovador y si me permiten arriegado y valiente. Puro “Rock and Roll”. Algo que puede generar polémica pues incluye algunas cargas de profundidad de bastantes megatones.

Escuelas de Artes Escénicas

En general, se incluye en la regulación la posibilidad de configurar escuelas de artes escénicas, es decir se puede avanzar hacia un modelo más integrado y abierto donde se combinen las enseñanzas del teatro y el circo, además de la música y la danza (estas últimas siempre juntas de la mano desde 1990).

Nos parece positivo, se abren posibilidades para muchas escuelas que quieran adentrarse en este terreno. Y quienes quieran quedarse solo en música lo pueden hacer. Solo alguna pega, si proliferan las escuelas de artes escénicas se deberá aumentar la cantidad en subvenciones y ayudas, de lo contrario “saldremos a menos” en el reparto. Y ya anunciamos el verdadero talón de Aquiles del nuevo Decreto, la pasta gansa.

Avances en el terreno pedagógico y organizativo

En el terreno pedagógico, como muy bien expresa el Decreto, felizmente se profundiza en un tipo de centro diferente al modelo “conservatorio” con una clara finalidad de atender a la formación del aficionado y normalizar la relación entre sociedad y educación musical. El nuevo Decreto esto lo hace de maravilla. Y me explico.

El primer obstáculo era sortear la restringida regulación de la Ley Valenciana de la Música que, al incluir las asignaturas de Instrumento y Lenguaje musical como enseñanzas mínimas, obliga a las escuelas de música a organizarse (e identificarse) como un conservatorio elemental. Un lastre que nos acompaña siempre. El decreto del 2013 lo sorteó, pero “la pirueta” del actual es antológica, de las que marcan época. Comprueben ustedes:

“En relación con el concepto de enseñanzas mínimas que se menciona en los apartados anteriores, se refiere al conjunto de conocimientos y habilidades que se tienen que adquirir en estas escuelas con carácter general. Dentro de su autonomía, las escuelas estructurarán las enseñanzas mínimas teniendo en cuenta que la oferta formativa debe favorecer la globalización de los aprendizajes para facilitar así que los procesos de enseñanza resulten efectivos en el contexto de lo que es una enseñanza de tipo no formal.”

¡Las enseñanzas mínimas no se entienden como asignaturas sino como conocimientos y habilidades! Aquí, como diría Maquiavelo, el fin justifica los medios. Todo sea por la autonomía de las escuelas de música. Totalmente de acuerdo.

Y lo mejor del Decreto en el terreno organizativo, el artículo 15 que establece el Programa de Aprendizaje como la forma básica de organizar la enseñanza en las escuelas de música. Un gran avance que posibilita huir de los esquemas tradicionales de las enseñanzas formales, organizadas historicamente en cursos y asignaturas. No obstante será necesario formar al profesorado y los directores a qué organicen las escuelas mediante Programas de Aprendizaje.

Además, cuando habla de la evaluación, remata la cuestión:

“El concepto de promoción y permanencia no será aplicable a estas  enseñanzas.”

Normal y lógico. Fuera ya las calificaciones en unas enseñanzas que no expiden titulaciones ni existe un curriculo oficial básico que integrar y cumplir.

Prosigue el Decreto más adelante hablando de Evaluación abriendo la posibilidad de evaluaciones externas con consecuencias para obtener ayudas y subvenciones:

“Esta evaluación se entiende como una rendición de cuentas de las escuelas en relación con la calidad de las
enseñanzas que ofrecen y podrá tener efectos directos en su financiación”.

Otra bomba según mi juicio. Y no podemos estar más de acuerdo. Cuando se obtienen recursos públicos una exigencia democrática elemental es someterse a evaluación y control. Ahora bien, si me permiten la maldad, sorprende que lo que ahora se pretende hacer con los centros de titularidad privada, la propia administración no quiera hacerlo en sus propios centros públicos, donde la palabra evaluación externa genera urticaria. Pero claro, las sociedades musicales y  el profesorado de las escuelas de música no tienen sindicatos potentes que rechacen con fuerza las “veleidades neoliberales”. No tienen a ningún “primo de zumosol” que salga en su defensa. Ni siquiera los centros concertados de enseñanza general que reciben muchos más recursos públicos soportan tal evaluación externa. O todos tirios o todos troyanos, pero no seamos nosotros las hermanitas pobres de la caridad pues duele la desconfianza.  Juzguen ustedes

Y siguen las innovaciones, la pandemia ha dejado su huella también en el Decreto. Aquí lo tienen:

Las escuelas de enseñanza artística no formal de música y de artes escénicas podrán implementar estrategias de formación híbrida presencial o semipresencial con apoyo telemático”.

Muy bueno y oportuno, pasando por la izquierda a las enseñanzas de los conservatorios, incluidos los conservatorios superiores que no tienen autonomía, por muy superiores que sean, para impartir enseñanzas en formato telemático a diferencia de las Universidades. Con esta medida, las escuelas de música tienen una oportunidad de crecimiento y de innovación muy grande, ahora solo falta que aprendamos a explotarla. Más necesidades de formación y más inversión en equipamiento, pues el Decreto sube el nivel de las plataformas digitales aplicables. Piticlín, piticlín..

Las titulaciones y requisitos del profesorado

Sigamos viendo más aspectos. Respecto a las titulaciones y a la formación y capacitación del profesorado, se sigue permitiendo la docencia en estos centros con el Título Profesional de Música. No hay más remedio, lo dice la Ley Valenciana de la Música. Pero hay avances. Ahora se necesita el título  expedido en la especialidad instrumental correspondiente  para impartir la propia especialidad. Es decir que un profesor con el título de Clarinete no puede dar clase de Trombón. Es de perogrullo pero necesario. Aunque no cerremos todas las puertas, una escuela de música en una zona rural despoblada con pocos recursos y poco alumnado puede necesitar que se flexibilice esta medida.

Aunque hay un aspecto que los redactores del Decreto no han tenido en cuenta: En el plan LOE, los títulos de música de las enseñanzas superiores son genéricamente de Interpretación ( u otra especialidad como Pedagógía), no hay un título diferenciado para cada itinerario instrumental. Un error de la LOE que ahora deberá ser tenido en cuenta para aplicar lo que establece el Decreto. Es decir, un trombonista y un clarinetista tienen el mismo título de Interpretación, a secas.

Y ahora viene otra bomba nuclear del Decreto: El profesorado debe disponer de formación pedagógica y didáctica que acredite sus competencias docentes, con una duración mínima equivalente 60 créditos. Es decir, si se toma como referencia de medida los créditos ECTS serian necesarios un total de 1.500 horas de formación. Si se toma como medida la formación acreditada en los CEFIRE’s, serían necesario un total de 600 horas de formación. Prácticamente un Máster. Brutal

Piensen ustedes que, hoy en día, no se exige este requisito para impartir la docencia en los conservatorios de música profesionales. Ya estamos otra vez cargando las tintas sobre los más modestos.

Ningún inconveniente cuando de mejorar la formación inicial del profesorado de escuelas de música se trata, siempre lo hemos propugnado. Pero se debería concretar más y establecer medidas transitorias y de acompañamiento para que no se distorsione el sistema ni los derechos adquiridos del profesorado. Pues según lo establecido en el decreto, es  un requisito obligado  a partir de ya para todo el profesorado actual y son casi 5.000. A falta de ver la concreción del Decreto, lanzamos las siguientes reflexiones:

  1. Lo lógico hubiera sido establecer un periodo transitorio para que el actual profesorado lo obtenga
  2. Se debería convalidar este requisito a aquellos que tengan una dilatada experiencia docente en escuelas y conservatorios de música. Por ejemplo, si acreditan 600 horas de experiencia docente.
  3. La organización de esta formación, desde el Servicio del Profesorado de la Conselleria no será tarea fácil. Aunque es verdad que la propia FSMCV y algunas entidades privadas pueden contribuir a ello, como pasa con el resto de enseñanzas.

Bravo por la exención de este requisito a los titulados de  las especialidad de Pedagogía de las enseñanzas superiores de música. Era de justicia. Aunque depués lo descafeinamos:

“Así mismo, estarán exentas (de la formación pedagógica) las personas que disponen del Título Profesional de Música o de Danza que puedan acreditar haber cursado asignaturas optativas de perfil pedagógico”.

Una oportunidad para los conservatorios porofesionales que se van a prestar a organizar asignaturas optativas con estos contenidos. Pero claro, equiparar una optativa de las enseñanzas profesionales a una formación de 60 créditos no parece muy equilibrado, la verdad.

El ejercicio del liderazgo educativo

Respecto al ejercicio del liderazgo, el nuevo Decreto avanza. Y está muy bien. La calidad educativa de cualquier sistema, centro o proyecto, reside, en primer lugar en el profesorado. En segundo lugar en la calidad en el ejercicio de la función directiva.

El Decreto obliga a incorporar la figura del director (ya lo hacía el anterior) y a exigirle una formación específica de 130 horas. No está mal. Es un curso superior. A estos sí se les da un periodo transitorio  para la obtención de este requisito.

Necesitamos buenos líderes que organicen correctamente la escuela, que impulsen las innovaciones necesarias y transformen estos centros en la línea establecida por el Decreto. No será fácil. Sin la formación adecuada de un cuerpo de élite, el Decreto no se aplicará. Aquí se debe insistir y mucho, es un aspecto clave. Más trabajo para el Servicio de Formación del Profesorado y la FSMCV. Como verán ustedes, la factura sigue subiendo, ya veremos al final lo que cuesta.

Además, nos parece muy acertado que el director tenga el título superior de música y forme parte del Claustro. De esta manera se asegura que los directores sean profesionales de la educación musical capaces de liderar un proyecto de carácter educativo y no como ha ocurrido en otros lugares de España donde se eligieron gestores culturales para dirigir las escuelas de música municipales con resultados muy pobres.

Y ahora un detalle muy bonito: Las escuelas de música se verán representadas en los Consejos Escolares Municipales. Muy bien, más normalidad educativa, nada de sentirse especiales.

Condiciones laborales del profesorado

Y ahora viene otra bomba nuclear. A cuenta del horario del profesorado en lo que respecta a las horas complementarias.

“Las horas complementarias del personal docente serán determinadas proporcionalmente a partir de las horas de docencia directa que tiene cada docente.

  1. La distribución de horas del personal docente se realizará respetando a lo largo del curso la planificación inicial y teniendo como referencia el calendario escolar y la proporcionalidad de horas establecida en la normativa aplicable a las enseñanzas artísticas de tipo formal”.

Madre del amor hermoso. También tenemos la esperanza que la concreción del Decreto aclare las incertidumbres que esto genera.

Para que me sigan, en las enseñanzas formales de los conservatorios públicos, la jornada laboral de un profesor es de 37,5 semanales, distribuidas de la siguiente manera: 18 horas lectivas de docencia directa con el alumnado, 12 complementarias (tutorías, guardias, asistencia a reuniones, etc..) y 7,5 de estudio y preparación de clases.

En las escuelas de música, debido a la escasez de recursos, en la mayor parte de ellas se contratan y pagan solo las horas de docencia. La cosa no da para más. Si no interpeto mal, ahora, un profesor que tenga el horario completo debe trabajar unas doce horas complementarias más.

Imagino que esta medida no estará en contradicción con los Convenios Laborales aplicables y la Abogacia de la Generalitat y el Consell Jurídic Consultiu habrán asegurado su legalidad. El profesorado de las escuelas de música ni son funcionarios ni personal al servicio de las administraciones públicas, son trabajadores cuya actividad está regulada por la legislación laboral y no la administrativa. Posiblemente todo va a quedar en una declaración de intenciones. Los especialistas en derecho laboral dirán.

Pero más allá de estas dudas,  se trata de una mejora laboral que agradecerá el profesorado pero que nuestras sociedades musicales a duras penas podrán asumir a no ser que reciban más ayudas para ello. De  lo contrario deberán repèrcutir  el gasto extraordinario sobre las cuotas que paga el alumnado.  A ver que dicen las sociedades musicales y la propia FSMCV al respecto, la que mejor actúa defendiendo a las sociedades musicales; la organización más parecida a la patronal del sector. Como pueden observar, la cuenta sigue subiendo…

Sobre la financiación

Para finalizar, la gran decepción. Ningún avance en la financiación, una simple remisión a la Ley Valenciana de la Música que en este terreno sigue durmiento el sueño de los justos y la habitual regla de no incremento de gasto; la Conselleria de Educación debe con sus propios medios atender lo nuevo.  Y eso que la cuenta va subiendo conforme se lee el Decreto. En definitiva: ¡Aquí le regalo un Ferrari pero usted  se lo debe pagar!

Un reforma de este enorme calado debe ser sustentada con más recursos. Los 11.300.000 euros de la Orden de subvenciones deben ser incrementados sustancialmente, de lo contrario, el decreto quedará en papel mojado.  Somos conscientes que la cantidad destinada actualmente cubre una buena parte de los gastos y déficits de las escuelas de música pero perpetúa el modelo actual. Si se pretende avanzar en un modelo de mucha más calidad y exigencia, van a ser necesarios compromisos más firmes de financiación y no solo confiarlo a la línea de subvención que tiene una capacidad limitada para generar transformaciones profundas. Pues las sociedades de música no tienen la seguridad que la linea de subvención se mantendrá estable y no se minorará en función de los ciclos económicos y por ello, no se animan a mejorar las condiciones del profesorado ni a realizar inversiones importantes.

Ni siquiera las escuelas de música en territorios con problemas de despoblamiento obtienen un guiño especial en este sentido. No hubiera costado nada poner que estas gozarán de especial tratamiento para su financiación y abrir la posibilidad a que la Agència Valenciana Antidespoblament  pudiera echar una mano.

¡Qué lástima! Con la gran cantidad de fondos europeos que estamos recibiendo, destinar unos pocos al desarrollo de este proyecto, sacaría de la precariedad laboral a más de cinco mil profesores/as, ayudaria a sostener y mantener a nuestras sociedades musicales y por encima de todo, mejoraría la calidad educativa para atender las necesidades formativas del conjunto de la población.

En conclusión, un gran avance en el terreno educativo y la mejora integral de las escuelas de música.  Un innovación en la línea correcta. Pero al mismo tiempo, una precio elevado para su implementación sobre las espaldas de las sociedades musicales. Bastante cargadas ya y con las fuerzas muy justas. Esperemos que se tomen las medidas adecuadas para la financiación. Seguro que así será, más tarde o temprano.

Manuel Tomás Ludeña

Socio fundador de LIMES3

La publicación del Real Decreto de la Consellería de Educación que ordenará la transferencia de los conservatorios de Música y Artes Escénicas Municipales a la red de conservatorios de la Generalitat Valenciana es inminente.

Esta ordenación supondrá muchos beneficios para el sistema desde distintos aspectos como saben los educadores.

Todo esto está muy bien pero hurguemos en materia de personal ¿qué pasará con los profesores que ocupan en régimen de interinidad desde hace años las plazas estructurales? No se sabe a ciencia cierta. Vamos a dar algunas predicciones a la vista de los borradores que circulan por las mesas de los despachos profesionales.

Cada conservatorio pasará a formar parte de la red de la Generalitat Valenciana a través de un convenio interadministrativo, es decir, un acuerdo entre Consellería y Ayuntamiento que regulará el cambio de administración competente. Se establecerá un período transitorio para que las entidades locales corrijan las deficiencias de nombramiento y contratación de su personal interino y, en dicho lapso de tiempo. Los profesores dependerán del ayuntamiento como empleador en el ínterin. La administración saliente, en beneficio de su municipio, puede y debe convocar las plazas a través de un proceso de estabilización de los empleos al amparo de la normativa vigente y de la jurisprudencia comunitaria. ¿Cómo hacerlo? Desde un punto de vista decimonónico, el sistema a emplear es el de concurso oposición según establece la disposición transitoria cuarta del Texto Refundido del Estatuto Básico del Empleado Público vigente. Pero dicho modus operandi es retrógrado o, cuanto menos, obsoleto, porque obliga a los empleados públicos con una experiencia y capacidad contrastadas a un examen para músicos que poco o nada tiene que ver con la enseñanza de la disciplina y sus frutos.

Desde foros doctrinales y jurisprudenciales actuales, se destaca el inapropiado resultado derivado de estos exámenes en los que se aparta a profesores con cinco, diez, quince o más años de experiencia profesional contrastada en educación por reproductores de temas y grandes aprendices de músico – incluso virtuosos – pero, en muchos casos, sin ninguna experiencia laboral en la enseñanza. ¿Es esto  deseable en el siglo XXI? No, es ineficiente. Existen fórmulas para consolidar las plazas sin necesidad de establecer un procedimiento abierto de entrada. Se trata de conceder un par de oportunidades al profesor interino para que alcance su plaza si la merece. Y como he expresado, no sólo es para sancionar la desidia en la convocatoria de plazas o la sanción a la administración empleadora e incumplidora, que lo es, sino lo es para no perder a personal de tan alta cualificación. Y lo dicho lo traslado por analogía a mis profesores interinos que ya están en la red de la Consellería, que tienen una experiencia contrastada y pierden sus puestos por lo mismo, por un concurso oposición que los aparta, normalmente, en favor de educadores inexpertos.

¿Ocurriría en el sector privado? Contéstense ustedes mismos.

José Ramón Llopis Cotanda

Abogado

Carrau Corporación

Artículo por: Pedro Rodríguez Navarro

No hay un acuerdo científico sobre las causas de la extinción de los dinosaurios. Pero la mayor parte de expertos ve plausible la hipótesis del impacto del meteorito. A nosotros no nos ha caído un meteorito, pero si una pandemia global.

No voy a contaros nada nuevo sobre el SARS-CoV-2, bastante información y desinformación hay sobre el tema. Mi intención es compartir algunos pensamientos con vosotros.

Antes de la pandemia ya estábamos viviendo cambios sociales a un ritmo muy acelerado. Los que queríamos permanecer actualizados teníamos la necesidad de adaptarnos a todo lo que estaba sucediendo. Globalización, movilidad, tecnología y comunicaciones, startups… Cada cambio venía para quedarse y quedarse anclado en el pasado era un síntoma negativo, se percibía como algo parecido a quedarse rezagado. El conservadurismo más recalcitrante cada vez ha estado peor visto en nuestra sociedad o al menos estaba lleno de connotaciones negativas.

La pandemia está acelerando mucho más estos cambios, lo que se esperaba para los próximos diez años están sucediendo en diez meses. A principios de marzo, con el confinamiento, fui de los muchos que pensamos que esto sería un bache, un accidente, un mal sueño de una noche de primavera, un mes de abril perdido… Las noticias sobre las vacunas o el éxito en doblegar la primera curva invitaban a pensar en esa dirección. Pero a día de hoy,

¿ALGUIEN PIENSA QUE TODO VOLVERÁ A SER COMO ANTES? A MÍ, YA NO ME LO PARECE. Clic para tuitear

Los cambios en los hábitos laborales con el teletrabajo o los cambios en los hábitos de compra con la imposición del online, son bastante llamativos y profundos como para pensar que han venido para quedarse definitivamente. Aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor puede estar más vigente que nunca, sobre todo, cualquier tiempo sin coronavirus. Pero aferrarse a ese tiempo implicaría quedarse anclado en el pasado.

Y mientras sucede todo esto no puedo evitar pensar en nuestras sociedades musicales y nuestra querida cultura de bandas de música, donde también incluyo orquestas y coros. ¿Queremos adaptarnos a los profundos cambios que estamos viviendo? O por el contrario queremos negarlos y, ¿quedarnos aferrados al pasado? Aferrarse al pasado parece una actitud temeraria, una postura que no conduce a nada. Tarde o temprano la mascarilla pasará, pero los nuevos hábitos permanecerán. Con el tiempo que llevamos con estos hábitos algunos ya empiezan a convertirse en costumbres y las costumbres permanecen.

Pienso en voz alta o, mejor dicho, pienso en voz escrita. Nadie quiere formar parte de la manada de dinosaurios cuando impacta el meteorito. Por eso necesitamos que la innovación vaya calando en nuestras actitudes para poder ir adaptándonos a las nuevas necesidades. Reuniones de Juntas directivas online, ¿podemos aprovechar esto para captar más miembros para las juntas directivas? ¿puede servirnos para ampliar nuestra red de colaboradores y con ello incrementar todavía más el mayor recurso que tenemos, el voluntariado? ¿Deberíamos formar nuevas y mayor número de agrupaciones con menos integrantes?, ¿formaciones reducidas ajustadas a las circunstancias actuales? ¿deberían los compositores empezar a componer mayoritariamente para grupos de pequeño formato? ¿qué tipo de composiciones nos aventura este futuro?, ¿qué arreglos? Las nuevas disposiciones con músicos o cantantes a metro y medio de distancia, ¿alguien puede asegurar que desaparecerán? ¿no hay nada aprovechable en las nuevas disposiciones de músicos sobre el escenario? ¿nadie quiere explorar nuevas sonoridades derivadas de ello? No se trata de parchear, se trata de empezar a buscar respuestas estables con la mirada fijada en que la supuesta “nueva normalidad” puede ser la “futura rutina”, termino que creo más ajustado a lo que se nos viene encima y que no he visto utilizar todavía.

En este páramo de desgracias en que se ha convertido 2020 también hay sitio para la esperanza. El ámbito cultural está siendo seguro. Los museos, las bibliotecas, los cines, los teatros o los auditorios no están siendo lugar de contagio. Es muy buena noticia. Hay que perseverar en ello manteniendo todas las medidas implantadas para combatir el virus y sentirnos seguros, mejorándolas si cabe cada día. Esta coyuntura positiva hay que aprovecharla para estabilizar nuestra actividad y relanzarla hacia el mañana, hacia el futuro. A los pesimistas de siempre (por llamar de alguna manera a esos que nada aportan y solo ven la parte vacía de la botella) les diría que piensen que los estadios de futbol se mantienen vacíos mientras nosotros ya podemos disfrutar de espectáculos, aunque sea con aforos reducidos. Tenemos la iniciativa.

Por supuesto que hay que seguir con el principio de cautela. Pero al mismo tiempo tenemos la obligación de ir pensado en fórmulas que consigan que todos esos meteoritos que se alinean en el horizonte no supongan una amenaza para la música y podamos continuar esquivándolos.

Debemos preservar este legado de más de doscientos años de tradición y bagaje etnológico, para poder regalárselo a las generaciones venideras como nuestros mayores nos lo regalaron a nosotros. Sabemos que no fue fácil y que nuestros ancestros tuvieron que lidiar con las penurias y escasez material, con guerras, dictaduras y cambios constitucionales e inestabilidad social y política, la España de los últimos dos siglos sin ir más lejos.

Hoy ya nos hemos dado cuenta que para nosotros tampoco será fácil. Cada generación enfrenta sus propios problemas y el nuestro es el de una emergencia sanitaria sin parangón en la era reciente situada entre dos crisis económicas, la de 2008 a 2014 y la que se aventura para 2021. a ¿2028?

Nuestro reto será acomodar nuestra herencia musical a todos estos cambios que la emergencia está produciendo en nuestra sociedad, al igual que nuestros antepasados se adaptaron a los suyos.

Es responsabilidad nuestra y de cada una de las personas que configuramos este ecosistema no anclarnos al pasado con la sola esperanza de la vacuna. La innovación será la que nos permita mantener la iniciativa en la rutina futura.

Fuente: Por  https://www.radiobanda.com/ – 

IEEEP Artistas Deportistas! ¿Qué pasa?

La autoinstrucción es simplemente hablarte a ti mismo.

Éste dialogo íntimo con uno mismo, nos proporciona la identificación y resolución de problemas, dando potencial a tus aptitudes.

Por cierto…

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RECUERDA: Nuestro PRINCIPAL instrumento somos NOSOTROS.

¡Saludos!

Paradoja: la cultura en tiempos de confinamiento

Fuente: Platea Magazine. Escrito por Dirección  

Lo primero es lo primero, y lo primero ha de ser nuestro bien más preciado por encima de cualquier otro: la vida. Salvarnos a nosotros mismos, salvar a los demás, cuidarnos los unos a los otros, siguiendo las directrices de las autoridades y cumpliendo con nuestros deberes como ciudadanos en estos duros momentos. Demos ejemplo a quienes nos rodean, ya sea cerca o a través de las redes sociales: quedémonos en casa. Es tiempo de priorizar valores y de dar gracias por lo que tenemos. Como siempre debería ser, en realidad, pero hoy más que nunca.

Desde un medio especializado como el nuestro, durante estos días, es inevitable tener la impresión de estar de algún modo frivolizando con nuestra actividad, ante la implacable crudeza de los acontecimientos ahí fuera. Pero lo cierto es que el arte forma parte de los cuidados que nos procuramos a nosotros mismos y a los nuestros. La música, como otras disciplinas artísticas, nos recuerda quiénes somos y cuánto nos importa la comunidad de la que formamos parte. Si bien no nos salva (o tal vez incluso sí), la música sin duda nos acompaña en estas horas duras y cruentas. Por eso seguimos ahí, al pie del cañón, aportando nuestro granito de arena, confiando en que la música inspire un poco más de esperanza y nos ayude a mirar juntos hacia un futuro mejor. Desde el confinamiento de nuestros domicilios la música nos hace sentir libres.

Por todo ello desde Platea Magazine sentimos la obligación y la responsabilidad de aportar lo que tenemos. De hecho, hace unos días decidimos abrir a todos los lectores nuestra edición física, de forma íntegra y gratuita, a través de Internet. Hemos comenzado con nuestro último número, el de enero 2020, que acumula ya más de 3.000 lecturas. Nuestra web también está registrando, durante este mes de marzo, su máximo histórico de visitas (vamos camino de rebasar ya el medio millón). Gracias de corazón, de parte de toda nuestra redacción, por acompañarnos durante estos tiempos tan duros y por dejarnos estar a vuestro lado. Es un regalo sentiros tan cerca.

Se avecinan tiempos muy duros en lo económico, mientras luchamos por superar la urgencia sanitaria. La situación sin duda afectará a toda la población y por descontado también a artistas y entidades musicales. Y de igual manera a los medios, aunque no seamos el principal foco de atención cuando se habla de esta crisis económica. En estas circunstancias, una vez más, es desesperante constatar hasta qué punto España no se ha hecho cargo aún de la cultura como una parte sustancial de su tejido productivo. Ni la administración ni la sociedad civil asumen que la cultura es un motor fundamental de nuestra identidad como país. Se sigue hablando, con desprecio y desvergüenza, de los “titiriteros”, pero ¡qué vivan los titiriteros! Sin ellos nuestro acervo estaría realmente incompleto. De los artistas y de su labor sólo nos acordamos en los días más grises, cuando más nos hacen falta. Sucede algo parecido con nuestro personal sanitario. ¿De verdad no vamos a aprender la lección? ¿Volveremos a conformarnos con recortes y desprecios el día de mañana? ¿Seguiremos saliendo a aplaudir al balcón, sin haberles acompañado en sus reivindicaciones durante años?

Esta crisis nos va a cambiar, nos debería cambiar. Por eso es importante afirmar, hoy más que nunca, que la cultura no es gratis. El arte no surge por generación espontánea. Más allá del talento y la inspiración, la cultura es fruto del trabajo ingente de miles y miles de profesionales que se desviven por lo que hacen. Y sin embargo esta crisis corre el peligro de paralizarlo todo y lastrar las artes durante años. Estos días estamos asistiendo a una singular paradoja: hemos vuelto a descubrir que la cultura es nuestra última tabla de salvación en tiempos de crisis e incertidumbre. Desde nuestros confinamientos no dejamos de acudir a las numerosas instituciones que han abierto sus archivos a través de Internet. Y qué paradoja: de no ser por su generosidad, abriendo sus contenidos de manera gratuita, a muchos esta cuarentena se les haría aún más incómoda. ¿Sabremos estar ahí el día de mañana, cuando la cultura nos necesite a todos, cuando ya no pueda seguir siendo gratuita?

De momento brillan por su ausencia las acciones del Gobierno de España para paliar el impacto de esta crisis en el sector cultural. El Ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, se ha limitado a pedir propuestas, en una breve ronda de conversaciones con representantes de varias disciplinas, al tiempo que aplaudía la solidaridad de los músicos en estas horas difíciles. Sonroja comparar su inmovilismo con la determinación de las autoridades de países vecinos, como Alemania o Francia. De hecho, el propio Presidente del ejecutivo, Pedro Sánchez, parecía compartir esta postura tan poco resolutiva, cuando en su comparecencia del pasado día 17 dijo aquello de “aplausos al mundo de la cultura y a todas las personas que con su ingenio y su talento nos hacen más llevaderos estos días tan difíciles”. Aplausos, claro que sí, pero algo más también, porque sólo con aplausos no se pagan las facturas. Un país se puede permitir la confusión entre la cultura y el mero entretenimiento, pero un Ministerio de Cultura no puede cometer ese error. El entretenimiento ha de ser una consecuencia de la cultura, no al revés. Y los creadores de la cultura y el arte, al igual que quienes lo hacen posible desde todos los ámbitos que lo rodean, no trabajan gratis.

En mitad de todo esto resulta irónico, por no decir indignante, que el currículo de nuestro plan educativo haya confinado a la música a un lugar residual, en estos días en los que los balcones de media España se nutren de músicos que ofrecen su arte a sus vecinos, gratis et amore. Pensemos en una solidaridad de ida y vuelta, sería lo justo: la música y la cultura que ahora nos salvan y nos entretienen, necesitarán (necesitaremos) después de nuestro (vuestro) apoyo y soporte, o su supervivencia penderá de un hilo. Y sin embargo, no son días para exigir sino jornadas para arrimar el hombro, cada uno a su manera, en esta lucha común y mundial contra la pandemia. Dejemos a un lado la demagogia y el sectarismo, también entre los músicos y los artistas. Ahora no toca. Son días de responsabilidad y bien común.

Seguiremos sumando cuando llegue el día después, siempre con la palabra al servicio de la música. Deseamos ahora más que nunca volver a compartir esas plateas que reposan estos días vacías y silentes. Estamos aquí, estaremos allí. Y os damos las gracias por contar con nosotros para mantener viva la llama de la esperanza en estas horas difíciles. Juntos lo conseguiremos.

Gonzalo Lahoz y Alejandro Martínez

Dirección · Platea Magazine

Foto: © Bayerische Staatsoper

Artículo original: PLATEA MAGAZINE. EDITORIAL. “PARADOJA: LA CULTURA EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO”

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Os paso unos enlaces a mi blog donde podréis encontrar varios artículos relacionados con las Sociedades Musicales.

Una posible lectura durante estos días de confinamiento.

Mucha salud a todos/as y confianza en el futuro

Aquí analizo como las sociedades musicales pueden ayudar a fijar la población rural y contribuir a mitigar este gran problema social
La serie de artículos “EN NOMBRE PROPIO” analiza diferentes perfiles muy importantes en las sociedades musicales: directores, presidentes, músicos, etc.. En esta entrada describo la época del director Pablo Sánchez Torrella en la Unió Musical de Llíria allá por los años 80 del siglo pasado. Una etapa que tuve la oportunidad de vivir en primera persona.
Este artículo me permitió reflexionar e idear el máster que estamos desarrollando. Se trata de una gran oportunidad actual de empelabilidad en el sector de la música valenciana
Aquí tenemos a un gran presidente, de los de “toda la vida”. abnegado, sacrificado y eficiente. Un privilegio para el pueblo de Chelva
Un clásico. El autor lo ha experimentado también en primera persona y sabe de lo que habla. Como en todo, luces y sombras. Y división de opiniones¡
Sin duda, una gran sociedad musical. Además la gran rival de la mía (soy músico de la Unió Musical de Llíria). Por cierto a los “míos” no les gustó ni sentó nada bien este artículo. ¡Hay que ver cómo somos¡
Un deseo más que merecido. Esperemos que nos animemos a presentar un proyecto de esta naturaleza, es lo justo.
En este artículo reflexiono sobre el futuro de las sociedades musicales y cómo afrontar los nuevos retos. Posmodernismo y sociedad del conocimiento, es el momento de seguir transformándose.
Tema polémico donde los haya. Mojándome como siempre y recibiendo también algún revolcón. Sin duda, me lo merezco
Uno de mis preferidos. Siento verdadera devoción hacia los músicos aficionados
Bajo el amparo de  nuestra Santa hacemos muchos milagros. A ver si nos protege contra el Coronavirus, falta nos hará.
En el blog podréis encontrar más entradas sobre temas relacionados con la educación musical en conservatorios y escuelas de música
Manuel Tomás Ludeña

Fuente y publicado el  

“Si hay que ir, se va; pero ir pa ná, mejor no ir”. Parafraseando a José Mota

Los profesores/as de música iniciamos nuestra andadura elaborando las programaciones didácticas que nos exigen para superar los procedimientos de ingreso a la función pública. Y no solo eso, a lo largo de nuestra trayectoria profesional, las programaciones didácticas son el documento que utilizamos para planificar la acción docente en el aula. Así pues, mal que nos pese, este documento nos acompaña el resto de nuestras vidas.

Durante más de veinte años, he tenido la oportunidad de enseñar a cientos de opositores a redactar este documento y después, en el ejercicio de mi cargo como director de un conservatorio de música, tuve la responsabilidad de exigir, supervisar y asesorar a mis compañeros cuando las tenían que elaborar. Ello me ha permitido analizar cómo afrontamos este proceso.

Acostumbrados, durante la época pre/LOGSE, a elaborar aquellos sencillos programas de estudio con los que planificamos nuestras enseñanzas, la exigencia de las administraciones educativas para redactar un documento nuevo fue percibida por el profesorado como una carga burocrática sin ningún sentido, una auténtica “maldición bíblica”. Y así seguimos en cierta manera, aunque las cosas han ido cambiando y evolucionando. Las nuevas generaciones de profesores han ido modificando esta actitud, aumentando su capacidad para planificar adecuadamente las enseñanzas.

Pasar del programa de estudios a la gestión del currículo ha sido un camino lleno de espinas. Y aún queda algo de todo aquello.

Desde siempre me he considerado un militante a favor de la planificación educativa y he percibido este proceso como una oportunidad y no como una amenaza. Creo firmemente que debemos asumir su elaboración con la máxima seriedad.

De hecho, uno de los elementos de calidad de un centro educativo, con independencia de las enseñanzas que imparta, residirá siempre en su capacidad para plasmar de manera explícita un proyecto educativo y unas programaciones didácticas que definan su personalidad pedagógica y didáctica. Las ventajas son muchas, citemos solo algunas:

  1. Las programaciones permiten registrar nuestras decisiones y evaluar mejor nuestra acción docente.
  2. Son un elemento de transparencia ya que permiten comunicar al conjunto de la comunidad educativa nuestras decisiones curriculares.
  3. Representan una herramienta de investigación muy efectiva.
  4. Pueden representar una oportunidad de trabajo en equipo y avanzar en la interdisciplinariedad.
  5. Y muchas más.

Sin embargo, no es fácil concienciar a los jóvenes opositores de su verdadera utilidad ni tampoco al profesorado experimentado de nuestros centros. Por este motivo, en muchos casos, las programaciones acaban abandonadas en el cajón del armario del aula y su utilidad queda reducida a cumplir un trámite exigido en la normativa sin que aquello suponga una medida real de calidad educativa.

Evidentemente, existen muchas causas para explicar por qué se produce esto. A veces, observamos una cierta comodidad del profesorado que prefiere ahorrarse la redacción de este documento. Digamos las cosas por su nombre y el que no haya pensado y actuado así alguna vez que levante la mano.

Pero, sobre todo, el verdadero motivo de este rechazo se encuentra, a mi entender, en la incapacidad para explicar al profesorado su verdadera utilidad y también que no hemos sido capaces de elaborar modelos específicos que sirvan “de verdad” en nuestros centros singulares. Y no es fácil. Pero si lo logramos, las programaciones saldrían del rincón del olvido para convertirse en una herramienta útil.

Hace bastantes años leí un magnífico artículo de Maravillas Corbalán en la revista Música y Educación que abordaba este “problema”. En ese artículo se defendía una tesis muy sensata: Las programaciones didácticas en la enseñanza de las especialidades instrumentales deben tener unas características propias y diferenciadas de los modelos vigentes en las enseñanzas de régimen general con los que nos han “bombardeado” durante muchos años. Y explicaba este hecho singular nuestro.

  1. La organización de las clases de instrumento en los conservatorios de música es individual, una especificidad exclusiva en el sistema educativo. Y lo más relevante: Cada alumno tiene un ritmo de aprendizaje individual y, ¡atención!, también imprevisible.

Así pues, muchas decisiones curriculares van a tener que adaptarse a cada alumno. ¿Qué sentido tiene plasmar previamente una decisión que la realidad de cada alumno va a dejar desactualizada en el primer minuto? La flexibilidad debe ser su principal característica y una programación didáctica nunca debe convertirse en una especie de camisa de fuerza.

  1. En las especialidades instrumentales, los contenidos de nuestras asignaturas son de carácter “procedimental”. En román paladino, hay mucha práctica y poca teoría. La adquisición de un procedimiento tiene elementos muy “imprevisibles”. ¿Sabemos a ciencia cierta lo que tardará en adquirir un alumno un proceso tan complicado como el desarrollo del estacato? La experiencia nos dice que esto no obedece a ningún patrón; al contrario, cada alumno muestra una repuesta diferenciada. ¿Tiene sentido elaborar modelos de programaciones cerradas?
  2. A diferencia del resto de enseñanzas, compartimos con nuestro alumno una hora de clase semanal. Después, cada uno de ellos debe dedicar un tiempo de estudio individual de manera autónoma en sus propias casas. Por ello, nuestra tarea no solo es planificar las clases y organizarlas muy bien, sino dotar al alumnado de las suficientes estrategias de autoaprendizaje y la creación de hábitos de estudio continuado. De ello dependerá en gran medida el éxito de nuestra planificación.
  3. Por último, las unidades didácticas tradicionales no nos sirven, es mejor utilizar unidades llamémoslas “temáticas” donde las decisiones sobre su temporalización sean de naturaleza diferente. Una unidad didáctica que aborde “el vibrato” o “los diferentes golpes de arco” no puede ser temporalizada y acotada en un periodo de tiempo… Pongamos otro ejemplo: Un contenido como “el dominio de las articulaciones” en los instrumentos de viento aparece desde el primer curso de las enseñanzas elementales y se mantiene hasta los últimos cursos de las enseñanzas superiores. Mucho mejor es decir que se trabajarán durante todo el curso y que el tiempo dedicado a su enseñanza dependerá del ritmo individual del alumno. Porque las necesidades de cada alumno van a variar, sí o sí.

No nos equivoquemos, a todos nosotros, educados más como artistas que otra cosa, confeccionar una programación nunca será algo que realizaremos con alegría, no forma parte de nuestro ADN, al contrario. Pero como dice José Mota, “si hay que ir, se va; pero ir pa ná, mejor no ir”.

En nuestros cursos no solo enseñamos a nuestro alumnado a confeccionar estos documentos tal como los exige la convocatoria. También queremos que aprendan a utilizarlos de manera efectiva durante su vida profesional. No es fácil, pero lo intentaremos.

Manuel Tomás Ludeña

A lo largo de la historia de la humanidad, todo aquello que se ha creado, producto del intelecto humano, ha venido directa o indirectamente influenciado por el trabajo de alguien posterior.

La originalidad no puede ser concebida como algo puro, sino que se basa en poner el sello personal de uno en un concepto que ya existía.

Es por ello que la defensa de los derechos de autor debe ser realizada desde el justo equilibro entre los titulares de derechos y la libertad de los usuarios.

La revolución digital, junto a los distintos avances tecnológicos, ha producido una democratización del “arte” de la creación; simplificando y abaratando el proceso de producción y distribución, sin que sea requisito indispensable contar con un determinado capital, un productor y distribuidor, y ni siquiera con conocimientos artísticos, haciendo posible que cualquier persona pueda crear una obra. Hoy en día, todo el mundo crear una obra nueva y ponerla a disposición del público sin ni siquiera tener que levantarse de la silla. Pero ¿Cómo podemos entender la noción de la libertad de los usuarios? ¿En qué contexto situamos la libertad artística? Desde mi punto de vista, esto se puede realizar resaltando la importancia del dominio público.

El dominio público, también conocido como “patrimonio común”, podría definirse como el estado jurídico que consiste en el libre acceso y uso de creaciones intelectuales, sin que nadie reclame la propiedad de un derecho exclusivo sobre ellos. El dominio público es Propiedad Intelectual que no pertenece a nadie, lo que, al mismo tiempo, significa que pertenece a todos.

La Propiedad Intelectual se caracteriza por su temporalidad. El dominio público beneficia a la comunidad, pero también juega un papel vital en la generación de nuevas creaciones y producciones intelectuales, a través del acceso al estado del arte y la cultura.

Hoy en día, una creación no es un hecho aislado, sino que forma parte de un contexto complejo de cada creación previa insertada en uno o más sectores del conocimiento de la humanidad. Debe entenderse de la siguiente manera: cada creación intelectual se genera en parte, aprovechando el esfuerzo colectivo desarrollado por muchas generaciones de creadores e investigadores anteriores. No existe tal cosa como “completamente nuevo”: todo es un remix.

Cada nueva creación y distribución de conocimiento puede estar protegida por un registro de Propiedad Intelectual o puede integrar el “patrimonio común de la humanidad”, es decir, el dominio público.

Esta diferencia tiene una gran importancia: la diferencia entre tener que pagar a los propietarios del derecho de Propiedad Intelectual por el uso de un conocimiento específico necesario para desarrollar algo nuevo, o tener libre acceso al conocimiento, que está bajo dominio público. Esto no solo se traduce en un proceso de sobrevaloración de la creación, sino que no hay garantía de protección del resultado o de difundirlo más adelante.

En conclusión, considerar la relevancia del dominio público tiene amplias consecuencias en el continuo desarrollo de la tecnología, las ciencias y las artes, ya que servirá directamente al interés privado de aquellos dispuestos a seguir investigando, desarrollando o creando innovaciones o cualquier otro tipo de expresiones intelectuales.

Por Miquel Hernández ÉvoleWHOSE IP AgencyGraduado en Derecho. Especialista en Propiedad Intelectual

Por Manuel Martín Ventura.

En este artículo voy a exponer una serie de herramientas que se utilizan habitualmente en la reparación de instrumentos musicales de viento-madera y viento-metal con una pequeña explicación sobre su utilización.

En primer lugar comentaremos las herramientas utilizadas para instrumentos de viento-madera:

  • Los rascadores triangulares que tienen un diseño especial para retirar los restos de impurezas o pegamentos en las llaves.
  • Los rascadores curvos que tienen una forma de gancho y su principal función es la de retirar el corcho o restos en las juntas de las espigas.
  • Planchadores de zapatillas que son unas herramientas fabricadas en acero templado y de uso exclusivo para planchar y dar asiento a todo tipo de zapatillas excepto las sintéticas.
  • Alicates dentados que tienen una gran resistencia y poseen unas hendiduras de metal más blando permitiendo doblar fácilmente las llaves sin riesgo de marcarlas.
  • Alicates de cabeza de pato especialmente indicada para el doblado de llaves. Al tener su cabeza plana facilita el trabajo entre llaves.
  • Juego de niveladores utilizado para la medición de la abertura de las llaves del saxofón. Esta herramienta es muy importante, con ella lograremos con exactitud la altura que debe tener una zapatilla con relación a la chimenea del saxofón logrando que la afinación sea la adecuada.
  • Palancas niveladoras de llaves de saxofón que permiten una nivelación de las llaves con facilidad. Con ellas se podrá doblar la parte de detrás de las llaves. Son siete piezas con diferentes formas, una vez seleccionada la adecuada, enganchamos los bordes de la palanca debajo del brazo de la llave que lo une al cuerpo del instrumento y presionaremos hasta conseguir la inclinación necesaria para el cierre correcto de las zapatillas.
  • Los mandriles que son herramientas que se utilizan para la reparación de abolladuras y enderezamientos en los cuerpos de las flautas.
  • Por último indicar que existe un producto especial para reparar grietas y roturas de la madera, este producto denominado “Hot-Stuff” junto con el polvo de granadilla bien utilizado permite una unión perfecta de la grieta. Es una sustancia acrílica especialmente fina de fácil absorción y de una gran facilidad en el trabajo manual para su acabado.

Herramientas utilizadas para instrumentos de metal:

  • Cinta limpiadora, la mas utilizada es la de subida de persianas, que tiene una capacidad limpiadora perfecta. Si la unimos a un producto limpiametales adecuado la limpieza del instrumento es genial, debiendo saber que nunca se debe utilizar productos abrasivos.
  • Alicates ajustables, diseñados para extraer piezas oxidadas en todos los instrumentos de metal. Se utilizan situando la herramienta correctamente y ajustada con el tornillo en la unión entre la parte interior y exterior del tubo, evitando así que este sufra daños por la presión ejercida al extraer la pieza. Después proceder a golpear con una maza blanda recomendando que antes de realizar esta operación deberemos aceitar y calentar con anterioridad la zona a extraer.
  • Barra de acero diametrada, estas barras sirven par ala reparación de gran numero de abolladuras al deslizarse por el interior de las piezas del instrumento ejerciendo una presión adecuada logramos reparar la deformación del metal. Existen barras rectas y otras con diferentes curvas que permiten alcanzar cualquier tipo de abolladura del instrumento, si por algún casual el metal no se enderezara por su extremada dureza podríamos calentar y cocer el lugar de la abolladura consiguiendo así un reblandecimiento del metal, aunque esto exige una labor de un profesional del sector.

Antes de terminar quiero comentar que estas son unas herramientas de las muchas que se utilizan en la reparación de instrumentos y que su utilización requiere las manos de profesionales expertos para que el resultado sea el mejor.