Manuel Tomás Ludeña

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El universo de las sociedades musicales valencianas vivió anoche una de sus jornadas históricas con motivo del cálido homenaje que dedicó al insigne periodista Octavio Hernández Bolín. Era una oportunidad para mostrar el lado más solidario y fraternal  hacia “uno de los nuestros”. Y una vez más, las sociedades musicales han estado a la altura de las circunstancias.

En el marco incomparable del histórico Teatro de la Banda Primitiva de Llíria, los máximos representantes de las sociedades musicales acudieron masivamente a este sencillo homenaje. No faltaba nadie, los que estábamos de manera presencial y los que no han podido asistir pero que han querido sumarse con sus mensajes y testimonios  en estos tiempos difíciles de la COVID19. Como siempre, el presidente de la Banda Primitiva, José Luis Pérez Veses, hizo gala de su conocida hospitalidad y generosidad.

Hay que echar mano de hemeroteca para encontrar un acto al que asisten, fuera de las propias actividades federales, todos los expresidentes de la FSMCV. Allí estaban Vicent Escrig, Santiago Algado, Pepe Almería, Pedro Rodríguez, la actual presidenta Daniela González y el presidente de la Confederación de Sociedades Musicales Españolas Vicent Cerdá. Solo faltaba Ángel Asunción, que si no venido es porque no ha podido porque ganas no le faltaban. Todos unidos y juntos por una misma causa: Octavio Hernández.

Además en Llíria. Emotiva también la presencia del alcalde de la ciudad Manolo Civera que, en el día de su aniversario, ha encontrado un rato para aparcar los compromisos familiares propios de una día así y compartir su tiempo con todos nosotros.

El evento ha tenido de todo: Música de la mejor, una conducción insuperable a cargo de Carles Subiela y una autenticidad fuera de lo común. Casi nada. Uno ha tenido la sensación de asistir a uno de esos actos que jamás se olvidan.

De todos es conocido que Octavio se  merece esto y mucho más, sus aportaciones a la difusión, preservación y dignificación de nuestras bandas de música son insustituibles y de unas proporciones colosales. Ha quedado muy claro, todos lo sabemos y no hace falta insistir en ello.

Octavio, acompañado por su familia, se dirigió a todos los asistentes y no recuerdo a nadie que haya sido capaz de decir en tan pocas palabras lo que son nuestras bandas de música, se nota que se sabe perfectamente la “lección”, porque lo vive y lo siente. Puro magisterio en vena y todo un lujo para los oídos.

La figura de Octavio suscita una adhesión y reconocimiento generalizado. Por dos motivos fundamentales; por su contrastada profesionalidad y por su bondad extrema. Dos cualidades que le convierten en alguien insustituible. Su voz cuenta diariamente nuestras historias, las más grandes y también las más modestas. Posiblemente, el mejor documentado y el conocedor más exhaustivo de nuestro movimiento asociativo musical. Lo sabe casi todo.

Su archivo sonoro, sus artículos y su web son posiblemente nuestra particular Biblioteca de Alejandría. Si quieres saber algo sobre un director, la trayectoria de una banda de la comarca más remota, no hay más que preguntarle y te pone al día en un santiamén.

Como dice Tyrion Lannister, somos las historias que contamos, los relatos son la memoria colectiva de una comunidad, nos permiten saber de dónde venimos y a dónde vamos. Por eso Octavio, es más que nadie,  nuestra memoria, nuestro presente y nuestro futuro.

Al finalizar el acto, solo faltó sacarlo a hombros de la Banda Primitiva de Llíria, ganas no faltaron. Todos los presentes acabaron haciéndose fotos con él como si se tratara de una auténtica estrella de Rock. Por su parte él, estaba feliz y sonriente como siempre. Días así hacen que uno celebre tener amigos como Octavio y pertenecer a la familia de las bandas valencianas.

Enhorabuena Octavio y gracias a todos/as.

Manuel Tomás Ludeña

Se trata de una gran oportunidad para incrementar la formación y las opciones de empleabilidad del alumnado.

Una opción flexible y cómoda para conseguir simultáneamente dos carreras a un precio muy asequible.

por  | 30 junio, 2020 |

ESMAR incrementará su propuesta académica ofreciendo al alumnado la posibilidad de cursar “dobles” especialidades. Con ello, el alumnado puede optar a un itinerario formativo de gran interés.

El 72% de todos los profesionales de la música en Europa, Australia y Norteamérica se dedican a la docencia. La docencia es, sin lugar a dudas, la opción profesional más atractiva desde el punto de vista de la empleabilidad y lo más sensato si se quiere obtener un trabajo.

Pero nuestro alumnos/as tiene “alma de músico”, todos sueñan con ser intérpretes, disfrutan tocando y gozan con la música en su vertiente más artística. Por este motivo, aunque son conocedores de esta información, la gran mayoría de los estudiantes eligen la especialidad de Interpretación. Y nosotros les respetamos y les entendemos. Pero también pensamos en ellos.

Las dobles titulaciones van a mejorar sus opciones sin necesidad de realizar un gran esfuerzo lectivo ni un gran desembolso económico. Y lo más importante: Van a aprender muchas cosas que les servirán en el futuro. De esta manera, combinarán algo muy difícil de lograr: Disfrutarán tocando y aprenderán a dar clases.

Destacamos que estos itinerarios se caracterizan por:

  1. Mucha comodidad y flexibilidad. El alumnado solo tendrá que cursar tres asignaturas más en primer y segundo curso y lo podrá hacer de manera intensiva y en formato ONLINE.
  2. Contará con un profesorado de altísima calidad y experiencia.
  3. Solo supondrá un precio extra de 1.800 euros más por curso.

Con ello, se acabaron los dilemas y las elecciones. Ya no tendrás que elegir entre cursar lo que te gusta o lo que te conviene para encontrar empleo.

En nuestra web, encontrarás más información sobre esta opción formativa.

Si tienes alguna duda, contacta con nosotros.

ESMAR resuelve este dilema, todo es posible ya. Os esperamos.

Manuel Tomás Ludeña

Consultor Académico de ESMAR

Publicado en Por Manuel Tomás

ESMAR ha abierto el plazo para inscribirse en las pruebas de ingreso a las Enseñanzas Superiores de Música. Muchos estudiantes de música estarán valorando en estos momentos qué conservatorio superior elegir. Una decisión muy importante que va a marcar en gran manera el futuro profesional y personal de muchas personas. Debes acertar. En ESMAR te contamos 8 razones y media para que vengas con  nosotros:

  1. ¿Quieres formar parte de un proyecto de éxito? Más de 120 estudiantes de música nos eligieron ya en el primer curso de nuestro funcionamiento. Cada vez somos más. No te quedes atrás.
  2. ¿Quieres elegir tu propio profesor/a? En ESMAR tú mandas, tú eliges con quién quieres estudiar. E incluso nos puedes proponer tu propio/a profesor/a. Si no forma parte de nuestro claustro, podríamos llegar a un acuerdo.
  3. ¿Quieres tener tiempo libre? En un par de días cursarás todas las asignaturas. No hace falta que te pases toda la semana en el Conservatorio. Tenemos modalidades intensivas y las enseñanzas teóricas puedes cursarlas cómodamente desde tu casa.
  4. ¿Te gustaría tener mucho tiempo para tocar tu instrumento? Vas a tener mucho tiempo para el estudio individual y para todo lo demás.
  5. ¿Quieres formar parte de una gran orquesta y trabajar con los mejores directores del momento? La Orquesta Sinfónica ESMAR te permite disfrutar de una experiencia única, con directores de grandísima calidad, que están trabajando en las mejores orquestas profesionales del momento. Todo un lujo para ti.
  6. ¿Te gustaría que estuvieran pendiente de ti? En ESMAR no eres uno más. Tendrás a todo un equipo de profesionales dando respuesta a tus necesidades.
  7. ¿Quieres aprender lo que necesitarás para ser un profesional de la música? En ESMAR intentamos enseñarte lo que necesitas y no solo lo que sabemos. Si quieres vivir de la música, nosotros te acompañaremos para que lo consigas.
  8. No importa donde vivas. Si quieres estudiar en ESMAR, lo puedes hacer. Nuestras modalidades intensivas y las clases ONLINE te lo permiten. No existen fronteras ni limitaciones para nosotros.

¿Y la media razón? Si vienes, harás muy felices a todo nuestro equipo de profesionales y lo notarás, ¡haznos el favor!

Invierte en ESMAR e invertirás en tu futuro. Vale la pena.

EL EQUIPO ESMAR

Manuel Tomás Ludeña

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Empezamos a ver la luz al final de túnel. Durante estas últimas semanas, la principal preocupación de la sociedad ha sido sobrevivir a nivel individual y, como sociedad, garantizar el funcionamiento de los servicios esenciales entre los que está, naturalmente, la educación musical.

En esta primera fase, la respuesta del “sector musical”, tal como hemos expresado en anteriores artículos, ha sido espectacular. Conservatorios y escuelas de música han mantenido muy dignamente la calidad educativa por canales telemáticos. A pesar de que la interrupción de la actividad artística ha sido total, desde los balcones de toda España los músicos han defendido su actividad y han aportado la dosis de esperanza y vitalidad necesaria para que todos sigamos adelante. Hemos estado a la altura de las circunstancias. Por todo ello: ¡Misión cumplida!

Pero hemos cambiado de fase. Iniciamos ahora la tan ansiada “desescalada”. Y podemos observar en la sociedad cómo las prioridades y preocupaciones están cambiando. Evidentemente, seguimos muy asustados y las autoridades sanitarias nos recuerdan cada día los peligros de los “rebrotes”, pero también empezamos a valorar las consecuencias del “invierno económico” que todos los expertos vaticinan. Conscientes de esto último, los diferentes territorios pelean por salir lo más rápidamente de las fases duras del confinamiento y los distintos sectores productivos reivindican el inicio de la actividad a la mayor brevedad. Objetivo: Volver a la normalidad y mantener la actividad, los puestos de trabajo y los servicios tal como lo veníamos haciendo.

Y aquí viene la gran cuestión. ¿Cómo afectará la crisis de la Covid19 a la actividad musical? ¿Ya nada será igual como anuncian algunos? ¿Qué pasará con nuestras orquestas profesionales, conservatorios, escuelas de música y sociedades musicales?

No hay que olvidar que la Covid19 es un enemigo muy fuerte que puede afectar gravemente a la actividad musical. Una orquesta y una banda son objetivamente agrupaciones de personas que facilitan los contagios. Además, en el caso de la Comunitat Valenciana, el binomio música/fiesta hace más sangrante este impacto, lo hemos comprobado recientemente en la suspensión de todos los actos festivos. Por todo esto, tenemos un problema. Y gordo.

Intentar averiguar el futuro es siempre inútil y casi todos fracasan en ello. Pero debemos empezar seriamente a contemplar los posibles escenarios. Aunque en honor a la verdad, lo vamos a comprobar muy pronto, lo tenemos ya encima.

Creo que podemos imaginar dos escenarios posibles:

  1. La Covid19 deja de ser un problema porque las autoridades sanitarias han encontrado una vacuna o un tratamiento exitoso.

Si esto ocurre y además pronto, la sociedad olvidará con rapidez este episodio, en apenas unos meses la actividad comenzará a recuperarse lentamente y la única preocupación será salir lo antes posible de la grave crisis económica ocasionada por los meses que dure la paralización de la actividad. Y ya es mucho.

Pero, en este escenario, la actividad musical tal como la conocemos recuperará su estatus anterior rápidamente, no serán necesarios grandes cambios organizativos y estructurales en nuestras entidades musicales, no estará en peligro la manera actual de hacer las cosas. Continuaremos donde lo dejamos.

  1. La Covid19 es controlada pero no disponemos de vacunas y tratamientos efectivos para ello. Será necesario modificar los hábitos y las costumbres para garantizar la salud de las personas y los posibles rebrotes.

En este escenario, la cosa se complica. Nos jugamos aquí la más estricta supervivencia. Y se hace necesario buscar alternativas y soluciones para subsistir.

Tenemos el ejemplo del virus del SIDA. Después de más de treinta años entre nosotros y de cobrarse millones de víctimas, no hemos sido capaces de encontrar una vacuna o un tratamiento que lo elimine. Con muchos esfuerzos, hemos logrado convertirlo en una enfermedad crónica. Pero los cambios que ha producido en nuestro comportamiento, sobre todo el sexual, han sido brutales. Nada ha sido igual desde entonces.

A partir de la aparición del SIDA, comenzamos a hablar por primera vez del llamado “sexo seguro”. Las alternativas eran la castidad o la práctica sexual irresponsable, y ninguna de las dos era una opción realista ni viable.

Pues un poco de lo mismo puede pasar con la música. Por supuesto que la “castidad” musical no es una opción. Tampoco el mantenimiento de la actividad musical de manera irresponsable. Se impone necesariamente buscar una alternativa profiláctica de “música segura ante la Covid19”. Y aquí se deben centrar los esfuerzos.

Esta última semana ya hemos visto los primeros movimientos en este sentido. La Hochschule für Musik de Friburgo ha publicado la Estimación del Riesgo de Infección por Coronavirus en el ámbito de la Música de los profesionales del Instituto de Medicina para Músicos de Friburgo, de la Clínica Universitaria y de la Escuela Superior de Música de Friburgo (Freiburger Institut für Musikermedizin, Universitätsklinikum und Hochschule für Musik Freiburg). También hemos recibido otro documento firmado por las principales orquestas de Berlín en el mismo sentido.

https://www.esmarmusic.com/estimacion-riesgo-infeccion-coronavirus-ambito-musica/

¡Por fin alguien se mueve en la dirección correcta! El informe, que debe ser actualizado conforme avancen las investigaciones, incluye recomendaciones de gran valor y debe ser el inicio de muchos otros más que nos ayuden y den pautas y herramientas sobre cómo proceder si la Covid19 permanece entre nosotros agazapada, esperando una oportunidad para darnos otro zarpazo. Mientras no se encuentre una solución definitiva, no hay alternativa. Esta es una guerra cuerpo a cuerpo entre nosotros y el virus que debemos ganar sí o sí.

Por todo ello, debemos ser capaces de movilizar todos nuestros recursos en esta dirección, donde converja toda la sociedad; desde las administraciones públicas hasta las propias entidades musicales (conservatorios, escuelas de música, sociedades musicales, orquestas profesionales, etc.). Todos remando en la misma dirección. Esta es, según mi opinión, la primera prioridad, garantizar aquello que somos y asegurar que seguiremos existiendo.

Es evidente que también debemos ocuparnos de la crisis económica que ya está aquí y del impacto que va a tener en los sectores musicales: Desempleo, cierre de empresas, etc. Al igual que todos los sectores productivos, incluidos los sectores culturales, deberemos pedir a los poderes públicos que nos ayuden a paliar esta situación. La Covi19 está dejando a su paso una senda de destrucción económica que nadie, por sí solo, es capaz de revertir. Aquí deberemos estar también unidos en la reivindicación.

En definitiva, necesitamos conocimiento, investigación y gestión. Sobre todo, gestión. Sin duda, es el momento de los gestores que sepan articular y aplicar soluciones organizativas, utilización de las tecnologías y mucha creatividad para garantizar el funcionamiento de nuestras organizaciones musicales de todo tipo.

Disponemos de magníficos conservatorios públicos y privados, universidades, una red de sociedades musicales lideradas por la FSMCV que es una fortaleza enorme, un cuerpo de músicos jóvenes investigadores que han crecido exponencialmente en los últimos años, un Hospital de Manises que tiene una específica Unidad de la Salud del Músico, empresas consolidadas… Y mucho más. Pongamos todo esto en circulación. Trabajemos todos de manera coordinada con las administraciones y busquemos soluciones a estos problemas. La Comunitat Valenciana es música, siempre lo proclamamos, por eso hay que estar a la altura de las circunstancias.

No hay demasiadas alternativas. Si lo hacemos, demostraremos que nuestro sector contribuye a construir una sociedad más justa, solidaria y cohesionada. Pongámonos manos a la obra. El tiempo apremia y “la noche es oscura y alberga horrores”, como dicen en Juego de tronos.

Manuel Tomás Ludeña

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El oboe es noticia. Los comentarios vertidos sobre este instrumento musical en el programa El Hormiguero, dirigido por el famoso y exitoso periodista Pablo Motos, han suscitado diferentes reacciones. En primer lugar, la indignación del ramo, ya que todos los que tocamos el oboe nos hemos sentido aludidos, en cierta manera, y algunos ofendidos (no es mi caso). En las redes sociales, se han iniciado campañas para mostrar esta indignación, dar a conocer a nuestro insigne instrumento y dejar en evidencia la ignorancia del periodista y de sus colaboradores que, en honor a la verdad, la demostraron.

De los pocos segundos que duró la referencia, hay algunos aspectos que nos gustaría comentar. La vivencia de Pablo Motos fue durante mucho tiempo una manera de proceder en las sociedades musicales valencianas para repartir los instrumentos entre los educandos de las escuelas de música. Imagino que la historia que cuenta Pablo Motos acaecería en Requena, su pueblo natal, donde disfrutan de una agrupación centenaria de indudable valor artístico y social, la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena

Por lo que he podido averiguar, el profesor D. Daniel, que el periodista nombra, es un personaje real, nada más y nada menos que D. Daniel Martínez Marín, director de la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena entre 1977 y 1989, un maestro muy querido y de gran calidad humana y profesional. Y así sería, D. Daniel, al igual que la mayoría de los maestros de nuestras bandas, adjudicaba los instrumentos disponibles (y de manera gratuita) en función de las necesidades de la agrupación y no solo de las preferencias de los educandos. ¡Faltaría más, el interés colectivo por encima del interés individual! Una manera de proceder muy habitual. Otra versión era aquello de “tú a la trompeta, que tienes los labios adecuados para ello…” A mí me parece una anécdota muy entrañable. Si Pablo Motos quería el clarinete, se lo hubiera podido comprar él mismo. Si la sociedad musical le iba a prestar un instrumento gratuitamente, se debería conformar con lo que hubiera disponible y acoplarse a las necesidades del colectivo. Por lo tanto, que sean mis primeras palabras para defender a las sociedades musicales valencianas y poner en valor sus increíbles y más que centenarias aportaciones a la cultura musical en este país.

A mí me pasó lo contrario, yo quería el oboe y el maestro insistía en el clarinete. Me dijeron que, si quería el oboe, debería esperar un tiempo porque estaba comprometido en la banda de Utiel y tardaría unos meses. Y esperé. A lo mejor el oboe que Pablo Motos no quiso es el que me dieron a mí. Al fin y al cabo, Utiel y Requena no están demasiado lejos y los dos somos casi de la misma edad.

Pablo Motos no puede saber de todo, desde luego poco sobre el oboe. Y como él, muchas personas en nuestro país. Aprovechemos para pedirle, y así le damos la oportunidad de resarcirse ante los miles de oboístas españoles, que invite a un famoso/a oboísta. Por ejemplo, algún solista de la Orquesta Nacional de España o agrupación profesional similar y le dé la oportunidad de tocar el oboe en directo. Sería un gesto por su parte de grandeza y serviría para que nos reconciliáramos con él y con el El Hormiguero y “pelillos a la mar”. Comprobaría in situ que el oboe hace algo más que un simple “tiiiiiiiiiiiiiiiii” en una “canción”.

No va de broma. Pidamos todos a Pablo Motos que nos ayude a conocer mejor el instrumento. Ánimo, Pablo, ¡haznos ese favor! Un poco nos lo debes y sería un detalle muy bonito por tu parte.

Contengámonos los oboístas y demostremos nuestro sentido del humor. Tampoco es para tanto. ¡Pobres violistas si tuvieran que hacer caso a los hirientes chistes que sobre ellos vertimos el resto de la profesión! O también los buenos de los saxofonistas que aguantan muchas veces las bromas sobre el empleo de su instrumento en la música ligera y en las carpas de los circos. ¡Si somos nosotros los que más nos burlamos de nosotros mismos! Pero ahora ha sido diferente, lo ha hecho otro, un periodista famoso, en un programa de gran audiencia y nuestro honor ha sido mancillado. Ya lo decía mi abuela: “De los míos yo hablar pero nada escuchar”

La gran ignorancia del periodista ha sido la evidencia, pero insisto, es un programa de humor, donde por cierto se suele verter ironía sobre casi todo. Demostremos los oboístas que sabemos encajar esto con deportividad e intentemos aprovechar la situación y darle la vuelta.

Decía el colaborador del programa: “Yo no conozco a ningún famoso que se haya hecho famoso por tocar el oboe”. Tiene razón, los famosos que van a los reality shows y programas similares no suelen tocar el oboe, que exige largas horas de estudio, disciplina y preparación. Evidentemente, es otra manera de enfocar la vida, otros valores, donde la cultura artística es la protagonista. Y todo mi respeto a aquellos que van a hacerse famosos a la televisión, que cada uno haga lo que le dé la gana con su vida. Lecciones de moralidad, las justas. Desde luego, muchos en este país no tenemos como misión hacernos “famosos” sino al contrario, dar significado a nuestras vidas mediante la cultura y el arte. Y no creo que estemos tan equivocados. O puede que sí, ¡quién sabe!

En definitiva, recordemos aquello de “mejor que hablen de uno aunque sea para mal”. Aprovechemos la oportunidad para dar a conocer nuestro instrumento, demostremos sentido del humor y, al mismo tiempo, reivindiquemos siempre la cultura y el arte musical y, ¡cómo no!, a entidades muy respetables como la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena y a personas ilustres como D. Daniel Martínez Marín. No me cabe duda que hemos perdido a un gran oboísta, Pablo Motos es una profesional creativo e inteligente y hubiese demostrado estas mismas dotes con el oboe. ¡Lástima¡

Y poco más.

Manuel Tomás Ludeña

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Os paso unos enlaces a mi blog donde podréis encontrar varios artículos relacionados con las Sociedades Musicales.

Una posible lectura durante estos días de confinamiento.

Mucha salud a todos/as y confianza en el futuro

Aquí analizo como las sociedades musicales pueden ayudar a fijar la población rural y contribuir a mitigar este gran problema social
La serie de artículos “EN NOMBRE PROPIO” analiza diferentes perfiles muy importantes en las sociedades musicales: directores, presidentes, músicos, etc.. En esta entrada describo la época del director Pablo Sánchez Torrella en la Unió Musical de Llíria allá por los años 80 del siglo pasado. Una etapa que tuve la oportunidad de vivir en primera persona.
Este artículo me permitió reflexionar e idear el máster que estamos desarrollando. Se trata de una gran oportunidad actual de empelabilidad en el sector de la música valenciana
Aquí tenemos a un gran presidente, de los de “toda la vida”. abnegado, sacrificado y eficiente. Un privilegio para el pueblo de Chelva
Un clásico. El autor lo ha experimentado también en primera persona y sabe de lo que habla. Como en todo, luces y sombras. Y división de opiniones¡
Sin duda, una gran sociedad musical. Además la gran rival de la mía (soy músico de la Unió Musical de Llíria). Por cierto a los “míos” no les gustó ni sentó nada bien este artículo. ¡Hay que ver cómo somos¡
Un deseo más que merecido. Esperemos que nos animemos a presentar un proyecto de esta naturaleza, es lo justo.
En este artículo reflexiono sobre el futuro de las sociedades musicales y cómo afrontar los nuevos retos. Posmodernismo y sociedad del conocimiento, es el momento de seguir transformándose.
Tema polémico donde los haya. Mojándome como siempre y recibiendo también algún revolcón. Sin duda, me lo merezco
Uno de mis preferidos. Siento verdadera devoción hacia los músicos aficionados
Bajo el amparo de  nuestra Santa hacemos muchos milagros. A ver si nos protege contra el Coronavirus, falta nos hará.
En el blog podréis encontrar más entradas sobre temas relacionados con la educación musical en conservatorios y escuelas de música
Manuel Tomás Ludeña

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La crisis del Coronavirus está suponiendo una grave amenaza sin precedentes para las Escuelas de Música. Un desastre que está poniendo a prueba la viabilidad de los proyectos educativos que se desarrollan en estos centros y que debemos evitar actuando con rapidez, inteligencia e imaginación. El reto es descomunal, pero tenemos suficientes recursos y fortalezas para afrontarlo.

De todos es sabido que las medidas de confinamiento han cambiado rotundamente la dinámica habitual de nuestra sociedad, por no hablar de la tragedia en vidas humanas y el desastre ocasionado en casi todos los sectores productivos de nuestro tejido económico.

En el ámbito educativo, sin embargo, la respuesta está siendo más que satisfactoria. Las autoridades, los centros educativos y sobre todo el profesorado se han conjurado para que el curso escolar se desarrolle a pesar de la suspensión de las clases lectivas presenciales. De repente, la transformación digital y la utilización de las TICs en la educación se han convertido en herramientas fundamentales para proseguir con éxito el proceso de enseñanza/aprendizaje. La utilización de programas y herramientas de videoconferencia, entre muchas otras, está propiciando que, no solo las clases de contenido teórico, sino también las clases instrumentales se estén llevando a cabo con cierta normalidad.

Mi experiencia actual, como profesor de oboe en el Conservatori Professional de Música de Torrent y asesor académico de la Escuela Superior de Música de Alto Rendimiento (ESMAR), constata que en ambos casos esto es una realidad. Nos hemos puesto “manos a la obra” y los resultados están siendo moderadamente buenos. La educación española en todas sus enseñanzas y niveles está saliendo adelante y el alumnado prosigue su proceso de aprendizaje con ciertas garantías.

Y no es fácil, pues son muchos los retos: La formación desigual del profesorado en la utilización de las TICs, las desigualdades del alumnado y sus familias a la hora de acceder a internet, la disponibilidad de ordenadores y el impacto en la vida del alumnado de esta nueva avalancha de exigencias que pueden alterar la vida en cuarentena de todos ellos.  Pero más allá de todo esto, debe primar la voluntad de continuar pese a las dificultades. Y así está siendo.

En las escuelas de música encontramos algunas dificultades añadidas que deben ser rápidamente subsanadas para evitar que se produzca directamente una interrupción del proceso educativo y el colapso directo de estos centros, con todo lo que ello conlleva: Despido masivo del profesorado, abandono del alumnado de los estudios musicales y quiebra de las empresas educativas titulares de estos centros.

Una vez más, las debilidades históricas de las escuelas de música no ayudan. Al tratarse de enseñanzas de carácter no  reglado que no conducen a titulaciones oficiales, las hacen más prescindibles. Y es un error que podrían cometer muchas familias, poco conscientes de los innumerables beneficios que aportan y más en estos momentos.

Por otra parte, el profesorado de estos centros tiene una situación laboral bastante precaria y no encontramos equipos directivos, en muchas de ellas, que puedan liderar soluciones efectivas. A esto se añade que las escuelas de música disponen de pocos recursos para afrontar esta contingencia. Todo ello actúa en contra y está propiciando que directamente algunas escuelas de música se “fundan en negro” o se queden en un triste tacet.

Por el contrario, la respuesta realizada por el tejido asociativo valenciano ha sido espectacular. Hemos asistido a la salida de miles de músicos a los balcones para reafirmar la práctica musical como un elemento de resistencia y de optimismo y para reivindicarla como una herramienta que haga más llevadero el largo confinamiento. Y es aquí donde se debe incidir.

Todos estamos recibiendo estos días una avalancha de contenidos culturales que nos ayudan a soportar el encierro en casa: Películas, música, listado de atractivas lecturas, etc. Pero nada que pueda reemplazar la excepcional vivencia de producir música nosotros mismos, superando con creces el consumo pasivo de cualquier contenido cultural. Debemos concienciar a las familias de todo esto.

En definitiva, proponemos al conjunto de la comunidad educativa musical campañas para sensibilizar que no se debe alterar ni interrumpir la formación musical. A ser posible, las escuelas de música, dependientes de entidades sin ánimo de lucro, deberían beneficiarse de las plataformas y de los recursos que la administración educativa está destinando a los centros de titularidad pública. Pero, sobre todo, la responsabilidad está en los propios centros que deben garantizar, hasta donde sea posible, la continuidad del servicio educativo; y, como no, la implicación del profesorado, el elemento clave en el proceso educativo.

No tenemos ninguna duda de que así será y que esta grave amenaza se superará. Las sociedades musicales resistieron la gran crisis del 2008 de manera sobresaliente y llevamos apoyando durante muchas décadas la educación musical en condiciones de austeridad.

Me comentaba estos días Remigi Morant, vicepresidente de la FSMCV, que el 80 % de las escuelas de música valencianas estaba manteniendo la actividad. Sin duda una magnífica noticia que nos llena de esperanza. El Coronavirus no puede vencernos, más bien al contrario. El curso escolar en nuestras escuelas de música debe proseguir, tal como lo teníamos previsto. ¡La música no puede parar de sonar!

Manuel Tomás Ludeña

Un escalón más en la búsqueda de la solidaridad y de la justicia social, que ha sido desde siempre la alternativa a la exclusión sistemática de los más débiles”

La fortaleza de una sociedad avanzada se mide, entre muchos indicadores, por cómo atiende al colectivo de personas que presentan dificultades y por cómo elimina paulatinamente cualquier tipo de discriminación.
En el terreno educativo, nuestro país ha experimentado espectaculares avances para conseguir una escuela inclusiva, gracias a los esfuerzos compartidos de administraciones y poderes públicos, de los centros educativos y del profesorado. Además, disfrutamos de una legislación muy avanzada y, aunque queda mucho por hacer, el sistema educativo español es uno de los más inclusivos.
Por todo ello, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la atención al colectivo del alumnado que presenta necesidades específicas de apoyo educativo se ofrece aquí con muchas garantías y con éxito.
Sin embargo, los centros que imparten enseñanzas de música tienen por delante un importante recorrido; hablamos de los conservatorios y, sobre todo, de las escuelas de música.
La atención a la diversidad en los conservatorios de música presenta una dificultad añadida. Son por definición unos centros que tienen la misión de garantizar la cualificación de los futuros profesionales de música. Para su ingreso se exigen pruebas de conocimientos y aptitudes y existen unos límites de permanencia para asegurar que el elevado esfuerzo económico que supone su mantenimiento sea aprovechado por el alumnado.
Por todo ello, la atención a la diversidad en los conservatorios tiene por delante el reto de armonizar la obligada inclusión educativa con la finalidad profesionalizadora propia de las enseñanzas de música tal como se establece en nuestra legislación. Ahora bien, esa dificultad nunca puede entenderse como una excusa para no avanzar en este terreno. En la Comunitat Valenciana, el Decreto 158/2007 que regula el currículo oficial de las enseñanzas profesionales de música define un marco normativo muy claro. Aunque una cosa “es predicar y otra dar trigo”, ya se sabe.
En este sentido, tenemos el ejemplo exitoso del Conservatori Professional de Música de Torrent que implantó en 2004, y todavía sigue en funcionamiento, el programa Tots músics, tots diferents, un proyecto educativo que permite la escolarización de alumnado que presenta necesidades educativas especiales en las enseñanzas elementales de música. Una iniciativa ampliamente premiada por el Ministerio de Educación (en dos ocasiones), Ajuntament de Torrent, Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, BBVA, etc.
Pero cuando se trata de avanzar, las escuelas de música tienen todavía mucho que decir. Son, sin lugar a dudas, los centros mejor posicionados para desarrollar esta importante labor. A diferencia de los conservatorios, las escuelas de música tienen como misión ofrecer una amplia y variada oferta no reglada de formación musical al conjunto de la ciudadanía con independencia de sus aptitudes, expectativas y edad.
Poder educativo y sociabilizador
El poder educativo y sociabilizador de la música está fuera de cualquier duda, no hace falta incidir en este tema tan conocido por todos. Además, la práctica musical está ligada desde siempre a la discapacidad, ejemplos de grandes músicos con algún tipo de hándicap los tenemos a montones.
Para ello necesitamos actuar en varios frentes. El primero, la formación de los responsables y de los equipos directivos de las escuelas de música para que sean capaces de mejorar sus proyectos educativos incorporando planes de atención a la diversidad y, muy necesario, para que sean capaces de liderar los procesos de cambio que se exigen.
En segundo lugar y posiblemente el ámbito más importante: la formación del profesorado responsable directo de la docencia. Aquí hay una importante brecha que hay que salvar. La formación inicial del profesorado de música en nuestro país no ha sido la más adecuada, más bien al contrario. De hecho, todos aquellos compañeros/as que han asumido este reto lo primero que manifiestan de manera prácticamente unánime es la falta de formación para avanzar en la inclusión educativa. Aquí cualquier esfuerzo es poco, ya que se requiere un cambio de paradigma difícil de lograr: pasar de un escenario donde atendemos a alumnado con elevadas aptitudes a otro donde desde el inicio se van a realizar diferentes adaptaciones. Un giro copernicano en las prácticas docentes habituales. No es fácil.
Así y todo, se trata de una idea muy estimulante y cada vez más atractiva. Son muchos los centros que están tomando esta iniciativa y reclaman y organizan actividades formativas para impulsar proyectos inclusivos. El Conservatori de Torrent recibe una gran cantidad de peticiones de ayuda de otros centros interesados en seguir este ejemplo.
Las sociedades musicales valencianas han aportado históricamente grandes beneficios sociales. Integraron masivamente al colectivo proveniente de la inmigración nacional allá por los años 60 del siglo pasado (un fenómeno pendiente de estudiar con más profundidad). También fueron los primeros en incluir a la mujer en su dinámica ordinaria. Hoy en día, hay más mujeres que hombres estudiando música en los conservatorios y tocando en nuestras bandas. Todo indica que el reto de la inclusión educativa, si se plantea como estrategia, puede ser asumido y logrado en pocos años.
Me comentaba recientemente la exconsellera de Educación, María José Catalá, su satisfacción al conocer la existencia de un grupo de aficionados de música rock formado por afectados de Parkinson. Se llaman La Desbanda y es, por lo que he podido ver en Internet, una iniciativa increíble. Llevan ya bastante tiempo funcionando y han hecho grabaciones. Ellos afirman que sus vidas han experimentado un cambio espectacular. De eso se trata, ni más ni menos. Sobran las palabras; poder, se puede. ¿Alguien se apunta?
Manuel Tomás es profesor de oboe en el Conservatorio de Torrent y exsecretario autonómico de Educación y Formación. 
 
* Opinión publicada en el periódico Las Bandas del mes de febrero.

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“Es durante los momentos más oscuros cuando debemos centrarnos para ver la luz”.

Aristóteles

Vivimos un momento extraordinariamente complicado. La crisis mundial del Coronavirus está suponiendo una tragedia humana de enormes dimensiones. En apenas unos pocos días, nuestras costumbres y rutinas laborales y personales han quedado totalmente rotas. Las medidas de restricción de los flujos de personas y el obligado confinamiento en los domicilios particulares han creado una imagen jamás imaginada ni siquiera en las películas de ciencia ficción.

En la Comunitat Valenciana, además de las restricciones comunes al resto del país, se da la especial circunstancia de que han coincidido con la celebración de la festividad de las Fallas, un evento identificativo de Valencia mundialmente conocido.

Los valencianos estamos padeciendo, además de la tragedia de la pérdida de vidas y de las consecuencias de la suspensión económica, un impacto emocional provocado por la anulación de nuestra fiesta más universal.

Acostumbrados a vivir con intensidad y júbilo las multitudinarias mascletaes, los vistosos fuegos artificiales y el grandioso espectáculo sonoro de la música por nuestras calles, de repente asistimos atónitos a las calles vacías, los monumentos falleros sin exhibirse y los músicos valencianos recluidos en sus casas sin poder animar con música y fiesta nuestras calles. Un auténtico desastre.

Pero en las situaciones más difíciles la capacidad de reacción y de superación de los seres humanos acaba aflorando. La sociedad valenciana está dando una respuesta cívica y disciplinada a esta situación complicada, desde el heroísmo de los profesionales de la sanidad hasta la actuación del conjunto de profesionales y trabajadores de los sectores estratégicos que se mantienen “al pie del cañón”.

Y no solo eso, además de estas muestras de fortaleza y de solidaridad, también aflora la creatividad y la originalidad de los sectores artísticos y, ¡cómo no!, de los músicos valencianos, cuya fuerza creadora ha acabado fluyendo en el día de la festividad valenciana por excelencia: Sant Josep.

Gracias a una magnífica iniciativa de la Federació de Societats Musicals (FSMCV), millares de músicos valencianos se han asomado a las calles, desde balcones y terrazas, para entonar un canto a la esperanza, para clamar con música que seguimos vivos y con fuerza para continuar. Por unos momentos, todos estos músicos nos han hecho olvidar esta difícil situación. Y nos han recordado varias cosas, una ya conocida: Con música se vive mejor. Aunque estemos confinados entre cuatro paredes, la música nos permite soñar y vivir experiencias de satisfacción personal. Nos ayuda a hacer más llevadera esta tediosa cuarentena. Y no solo eso, la música es un canto a la esperanza, al optimismo y a la alegría en las peores situaciones.

Saldremos más reforzados y seguramente esta experiencia tan dramática nos mejorará a todos. Muchas cosas buenas quedarán en nuestras retinas para siempre. Por encima de todo, las muestras de generosidad y de heroísmo de tantas personas que están en la primea línea de esta batalla. Esperemos que también se recuerde la modesta y simbólica actuación de los músicos valencianos que nos han hecho olvidar por momentos la crisis del Coronavirus y sobre todo nos han dado fuerzas, con su ejemplo, para seguir adelante,

Milagros de la música y, en este caso, una iniciativa acertada y emotiva de nuestro tejido asociativo musical valenciano que, una vez más, ha demostrado estar a la altura de las circunstancias.

¡Gracias por la música!

Manuel Tomás Ludeña

Manuel Tomás Ludeña, 10/02/2020

La cuestión de la despoblación del mundo rural entra cada vez con más fuerza en el centro de la agenda y del debate político en nuestro país y también en la Comunitat Valenciana. Es una preocupación al alza para los ciudadanos. Todos somos conscientes ya de las enormes repercusiones que este fenómeno tiene para nuestro futuro, la sostenibilidad del estado del bienestar y la ecología de nuestro territorio.

Recientemente, se ha constituido la Agencia Valenciana Antidespoblamiento y el programa AVANT y se están destinando líneas de subvención y ayudas directas a municipios con riesgo de padecer el despoblamiento. Se estima que tenemos 143 pueblos con riesgo de despoblación y durante las últimas seis décadas han desaparecido muchos en la Comunitat Valenciana.

Entre los motivos que originan este fenómeno, es evidente que el mayor de todos ellos es la dificultad que tiene la gente joven para encontrar un empleo y acceder a los servicios de calidad del estado del bienestar (sanidad, educación, etc.) en estas zonas. Revertir esta situación es complicado y, por lo visto, no es fácil acertar en la implantación de políticas que obtengan resultados con rapidez. Más bien, al contrario.

Ya metidos en el terreno cultural, las desigualdades entre estos ciudadanos en función del lugar donde se resida son muy grandes. De hecho, la oferta cultural se concentra mayoritariamente en los núcleos urbanos. Y uno de los objetivos esenciales de cualquier política cultural debería ser garantizar el acceso a la cultura a toda la ciudadanía, con independencia de donde viva y cual sea el nivel de su renta. Si esto no se consigue, se genera una desigualdad.

En estos momentos, se barajan muchas líneas políticas, todas ellas necesarias y sensatas: Incrementar la inversión en esas zonas, garantizar los servicios básicos, mejorar las redes de comunicación, permitir el acceso a internet en todos los puntos del territorio, potenciar el turismo rural, etc. Proponemos desde aquí una línea política que entendemos que debe explorarse, ya que estamos convencidos de que reportará importantes beneficios: Potenciar las sociedades musicales y los servicios integrales que ofrecen.

Pongamos al alcance de estos ciudadanos, además de un centro sanitario y de una escuela, también una sociedad musical. Y los beneficios serán enormes. Una sociedad musical ofrece de manera combinada tres servicios esenciales: Un proyecto educativo de carácter musical que supone futuro laboral y

Un proyecto educativo musical mejora la calidad de vida en común Clic para tuitear Las sociedades musicales tienen una gran capacidad para vertebrar el territorio Clic para tuitear

formativo, un proyecto cultural que permite disfrutar de conciertos y de una interesante oferta cultural/musical y un proyecto social que mejora la calidad de vida en común compartiendo vivencias y experiencias. No olvidemos que los locales sociales (los casinos de toda la vida) son en muchas poblaciones centros neurálgicos de relaciones humanas.

Con ello, también estaremos involucrando en esta tarea a la sociedad civil y conseguiremos la tan ansiada colaboración público/privada que actuará como una palanca de cambio para rentabilizar los recursos públicos que se destinen.

Y no creo que sea tan difícil ni tan caro. Proponemos identificar esas zonas y subvencionar al 100% los estudios en nuestras escuelas de música de los educandos de estas comarcas, o incluir criterios a la hora de dar subvenciones y ayudas a aquellas escuelas de música ubicadas en zonas con riesgo de despoblación.

Demos ayudas para la contratación de los directores, para la compra de instrumentos y también para el mantenimiento de los locales sociales y dejemos que las sociedades musicales vayan poco a poco haciendo lo que mejor saben. Seguramente los resultados serán espectaculares en pocos años. Un conocido mío dice siempre: «Las sociedades musicales son como el rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en oro». Pues eso mismo. Y detrás de todo esto, como catalizadora, la FSMCV que aglutina con mucho éxito a todo el colectivo.

Muchas de estas líneas ya se llevan a cabo, pero lo novedoso podría ser vincularlas como una «terapia diana» contra la despoblación.

Las sociedades musicales tienen una gran capacidad para vertebrar el territorio, para establecer anclajes con el tejido social y, sobre todo, son una oportunidad para dar mayor significatividad a la vida de las personas. Si uno contempla el día a día de una sociedad musical, encontrará a jóvenes que acuden a estudiar un instrumento, personas jubiladas que acuden a ensayos y conciertos o que forman parte de las juntas directivas y se dedican a su banda en régimen de voluntariado… Es difícil encontrar algo así. Montarlo ex novo en un territorio sería un esfuerzo descomunal, pero preservarlo y cuidarlo es más factible.

Miremos el caso del pueblo de Higueruelas en la Serranía; por cierto, una comarca aquejada del mal de la despoblación. El alcalde de Higueruelas, Melanio Esteban, toca la tuba en la banda y lo tiene muy claro, como declaraba recientemente en un medio de comunicación: «Los vecinos que residen en Valencia y no quieren perder el vínculo con el pueblo nos matriculan a sus hijos en la escuela de música y vienen los fines de semana a las clases».

La banda ensaya estos fines de semana y está formada por más de 40 músicos, acude a certámenes, ha ganado alguno, mantiene una actividad más que aceptable y, sobre todo, consigue vincular a muchos jóvenes con la vida social del pueblo. Un dato curioso, su escuela de música tiene 38 alumnos, el doble que el colegio rural agrupado de Higueruelas. ¡Menudo dato!

Sin duda, una historia de éxito, una buena práctica extensible a otras localidades. Y allí donde no sea posible en un estadio inicial, estas escuelas de música podrían gestionarse desde la propia administración local con la ayuda de la FMSCV u otro tipo de gestión indirecta o externalizada.

En fin, ideas hay muchas, posibilidades también. La cuestión es creer en ellas, desarrollar políticas y gestionarlas muy bien para conseguir que nuestras sociedades musicales supongan una herramienta efectiva para mantener la vida social, cultural y educativa de nuestros pueblos en peligro de extinción.

Nada es fácil, pero mejor así, porque hace que sea más apasionante.