Revista Diapasón

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¿Cuántos sonidos tiene una escala diatónica? ¿Cuántas líneas hay en un pentagrama?

Bueno… vamos a explicar algunos pequeños aspectos que tienen que ver con la música y las matemáticas.

Escrito en diapason / 3 noviembre, 2016

¿Conocéis los números de Fibonacci? ¿No? Bueno, seguro que os habéis encontrado con ellos, aunque no os hayáis dado cuenta. La sucesión de Fibonacci es una serie formada por números que se relacionan entre ellos, bajo la regla de que cualquiera de los números es obtenido mediante la suma de los dos números anteriores. De este modo, empezando por los números 1 y 1, pues vamos obteniendo los diferentes elementos de dicha serie: 2 (=1+1), 3 (=1+2), 5 (=2+3), 8 (=3+5), 13 (=5+8), y, así, sucesivamente. La sucesión es, pues, la siguiente: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377,… Es interesante también reseñar que la relación -o división- entre dos términos sucesivos tiende a aproximarse a la razón áurea, a medida que los números vayan incrementándose. ¿Recordáis que habíamos comentado en el anterior artículo en qué consistía la razón áurea? ¿Os acordáis que la habíamos relacionado con las distancias de un violín?

Os decía que puede que os hayáis encontrado con estos números, aunque sin daros cuenta, puesto que es normal que aparezca en diferentes situaciones de la naturaleza: la relación entre la altura de un ser humano y la altura de su ombligo, el tamaño de la espiral de la concha de los caracoles, el número de pipas en las diferentes las espirales de la flor de un girasol, la medida de las diferentes partes de los cuernos de algunos animales, la disposición de las hojas de la planta del aloe, etc.

¿Por qué os hablo de la sucesión de Fibonacci? Pues porque ha sido utilizada por diferentes compositores. Uno de ellos es Béla Bartók (1881-1945), que desarrolló una escala músical, basándose en dicha sucesión numérica, y la llamó escala Fibonacci. La disposición de los tonos y semitonos se puede ver en la siguiente figura:

Este autor utiliza esta escala en el Tercer Movimiento de su obra “Música para instrumentos de cuerda, percusión y celesta”, en el que un xilófono abre con el ritmo siguiente: “1:1:2:3:5:8:5:3:2:1:1”. ¿Véis que son los primeros de la sucesión de Fibonacci?

En cuanto a su Primer Movimiento -también de esta obra-, Bartók elige a la fuga como forma musical para dicho movimiento, y utiliza un total de 89 compases: en los primeros 55 compases genera una tensión hasta un punto de clímax, y en los restantes 34 compases va disminuyendo poco a poco dicha sensación. ¿Qué tres números aparecen en este Primer Movimiento? 34, 55 y 89, todos ellos pertenecientes, como véis, a la sucesión de Fibonacci.

Otro compositor que podemos restacar aquí es Chopin (1810-1849), que también utiliza esta serie en su “Preludio en Sol menor”: basta sumar la duración de los compases que incluyen notas ligadas para obtener una pequeña sucesión de Fibonacci:

Un ejemplo de la relación entre la sucesión de Fibonacci y la música, que normalmente la tenemos delante de nosotros y ni nos enteramos, son las teclas de un piano. Seguro que las habéis mirando cientos de veces, pero nunca las habéis relacionado con la sucesión de Fibonacci. Echadle un ojo a la disposición de teclas que conforman una octava, y contad el número de teclas negras (2 por un lado, 3 por otro lado, esto es, 5 en total), el número de teclas blancas (8), y el número de teclas en total (13). ¿Véis que estos números pertenecen a la sucesión de Fibonacci: 2, 3, 5, 8, 13?

¿Interesante, verdad? Pues mirad ahora cómo se construye un intervalo de sexta mayor: a partir de la nota La, que sirve generalmente para afinar los instrumentos, podemos obtener un intervalo de sexta mayor mediante la combinación de la nota La y la nota Do, la primera obtenida mediante 440 vibraciones por segundo, y la segunda a través de 264 vibraciones por segundo: pues resulta que si dividimos 440/264 podemos llegar a la fracción 5/3, formada por el 5 y el 3, ambos números pertenecientes a la sucesión de Fibonacci.

¿Y qué pasaría con el intervalo de sexta menor? Haced la prueba, y veréis que también obtenéis otro par de números de esta sucesión.

Cambiemos ahora un poco de tema: seguro que todos habéis visto una trompeta. Imaginad que tuviéseis que pintarla, ¿creéis que podríais hacerlo? Sí, ¿verdad? ¿Y pensáis que podríais pintar cualquier tipo de trompeta?

Bueno, antes de que contestéis a esta pregunta, tengo que presentaros una trompeta matemática. Sí, una figura geométrica denominada Trompeta de Torricelli (o Trompeta de Gabriel), que resulta que es una figura que tiene un área infinita, pero encierra un volumen finito. Esta trompeta fue inventada por un estudiante de Galileo llamado Evangelista Torricelli (1608-1647). Su forma es obtenida mediante la rotación sobre el eje X de la siguiente función, siempre con valores de x mayores o iguales a 1:

Su forma en tres dimensiones es la siguiente:

Por sus características, es denominada Trompeta de Gabriel, en referencia a la trompeta -o cuerno- que hace sonar el arcángel Gabriel para anunciar el día del Juicio Final, ya que asocia el concepto de lo divino con lo terrenal: lo infinito con lo finito.

Como véis, tenemos una trompeta con área infinita y volumen finito, que no podríais pintar jamás, aunque sí llenarla de aire con vuestros pulmones. ¿Paradójico, verdad?

Bibliografía y Webgrafía:

Asociación Conocimiento Comunal – CONOMUN (2009). Matemáticas, música y algoritmia. Epistemowikia. Revista «Hiperenciclopédica» de Divulgación del Saber, nov 2009.

Livio, M. (2002). The Golden Ratio: The Story of Phi, The World’s Most Astonishing Number. New York: Broadway Books.

http://web.educastur.princast.es/ies/pravia/carpetas/profes/departam/mates/musica/index.htm

http://en.wikipedia.org/wiki/Fibonacci_numbers_in_popular_culture

http://solomonsmusic.net/diss7.htm

http://www.mi.sanu.ac.rs/vismath/jadrbookhtml/part42.html

http://www.maths.surrey.ac.uk/hosted-sites/R.Knott/Fibonacci/fibInArt.html#beet

http://es.wikipedia.org/wiki/Cuerno_de_Gabriel

Juan Francisco Martínez Cerdá
Investigador, Universitat Autònoma de Barcelona (UAB)

Una marcha procesional es la música utilizada para acompañar los desfiles procesionales. Es un género musical que debe contar con unos requisitos de estructura y estilo o carácter; la estructura hace referencia a la forma musical conocida como marcha, la cual consta de tema, desarrollo, trío y reexposición del tema, pudiendo en ocasiones contar con una introducción y una coda. El estilo o carácter queda fijado por la adecuación al acto para el que ha sido concebida la obra, la procesión. Es un género que goza de gran popularidad en España y en otros países como Italia y Guatemala, y forma parte del repertorio musical de las bandas de música.

Escrito en diapason / 7 abril, 2022

Dicho esto, cualquier persona que de una u otra forma se acerque a la Semana Santa, no entenderá la misma sin el protagonismo de la música. No obstante, los primeros años de presencia de música en desfiles procesionales no tienen nada que ver con los actuales.

La marcha procesional enraíza en la segunda mitad del siglo XIX y lo hace bajo el concepto de marcha fúnebreforma musical muy recurrida durante dicha centuria, albergada bajo la corriente estilista del Romanticismo, período que recurría con frecuencia a temas trágicos o leyendas. Durante el mencionado periodo emanaron grandes composiciones que posteriormente, y debido al escaso repertorio a que tuvieron que enfrentarse las primeras bandas de música, fueron adaptadas, siendo tocadas en las procesiones de Semana Santa y continuando hoy en día vigentes en algunos lugares. Podría considerarse este hecho como el primer contacto de una marcha fúnebre con una procesión, sin olvidar que las citadas marchas habían sido concebidas como parte de una obra musical mayor y para ser interpretadas en un auditorio.

Ejemplos tales de esas adaptaciones para uso procesional podrían ser, por citar algunas páginas consagradas de la literatura musical, el segundo movimiento de la “Tercera Sinfonía” de Beethoven, la “marcha fúnebre” que Frédéric Chopin compuso para el segundo movimiento de su “Sonata para piano n.º 2”, la “marcha fúnebre” de “Sigfrido” de la ópera “El ocaso de los dioses” de Richard Wagner, la marcha “Juana de Arco” de Gounod, o el “Adiós a la vida” de la ópera “Tosca” de Giacomo Puccini.

Muchas de ellas siguen estando presentes en los repertorios de la mayoría de las bandas de música de nuestro país, lo cual podemos comprobar sin ir más lejos en la ciudad de Zamora, donde año tras año podemos escuchar “Juana de Arco” o la “Marcha Fúnebre” de Chopin entre otras.

Muy pronto comenzarían a aparecer las primeras marchas fúnebres compuestas específicamente para cofradías y hermandades, pues el público se empezó a acostumbrar a estos acompañamientos musicales en las procesiones y los músicos, compositores, directivos y cofrades del momento pensaron que había llegado el momento de crear una forma musical propia para las procesiones. Podría considerarse el nacimiento de la marcha fúnebre como tal, con una estructura pensada y unas características formales que, en muchos casos, a pesar del paso de los años, conservan esa esencia de finales del siglo XIX y principios del XX. Tenemos claro que aún queda mucho por investigar, pero podría considerarse a José Gabaldá Bel, quien fuera director de la Banda de la Guardia Real en Madrid, uno de los primeros autores en componer expresamente música para la Semana Santa con obras como “El llanto” o “Soledad”.

Eduardo López Juarranz (1844-1897)

Desde los inicios del género, siempre ha habido una dicotomía entre estilos, en concreto el andaluz, más luminoso y “alegre”, frente a un estilo más fúnebre o sobrio como es, por llamarlo de alguna manera, el castellano. Aunque bien es cierto que los primeros ejemplos del segundo deberían esperar algunos años más, existen referencias que apuntan a la existencia de marchas fúnebres hacia la segunda mitad del XIX en Andalucía. Podría considerarse la “Marcha fúnebre” compuesta por el cordobés Rafael Cebreros la primera marcha fúnebre original andaluza compuesta para una procesión, continuando Eduardo López Juarranz con “¡Piedad!” o “Pobre Carmen”, común en innumerables ciudades españolas en la actualidad. No obstante, la época verdaderamente prolífica del siglo XIX fue la década de los noventa, saliendo a la luz marchas como “El Señor de Pasión” de Ramón González, “Pange Lingua” de Camilo Pérez Montllor, “Virgen del Valle” de Vicente Gómez-Zarzuela o “Quinta Angustia”, compuesta por José Font Marimont. Estas últimas marcarían el estilo de muchas composiciones posteriores que dividiría la marcha en una introducción, primer tema, segundo tema central, repetición del primer tema (o parte de él) y finalizar con un tercer tema con carácter de cierre.

Vicente Gómez-Zarzuela (1870-1956)

Ya desde esta época tan temprana, algunas de las marchas comenzarían a introducir melodías que se pueden denominar «alegres» dentro del patetismo propio de la marcha fúnebre, característica bastante común en Semanas Santas andaluzas o murcianas y no tan propia en Pasiones más septentrionales como las castellanas.

Un dato a tener en cuenta que permitió la edición y difusión de obras del género sería la aparición de la revista musical “Harmonía”, fundada por el empresario y músico guipuzcoano Mariano San Miguel Urcelay , el cual dejaría dos piezas maestras del género, “El héroe muerto” y “Mektub”.

Paralelamente a esta profusión de marchas y al establecimiento de ciertas estructuras y características estándares, en el primer tercio del siglo XX se produce un hecho verdaderamente curioso que no es otro que la aparición de las primeras marchas para bandas de cornetas y tambores. Se podría considerar como la primera banda de cornetas a la de los Bomberos de Málaga, cuyo compositor de cabecera fue el maestro Alberto Escámez.

Por otro lado, empezamos a tener a los grandes maestros del género, a veces, familias enteras, como es el caso de los Font. Sus creaciones emanan sinfonismo (“A la memoria de mi padre”, “Expiración”, “La Sagrada Lanzada”, “Amarguras”… son ejemplos de verdaderos poemas sinfónicos en forma de marchas fúnebres). También destacan Manuel López Farfán con “Pasan los campanilleros” o “La estrella sublime”, y Jerónimo Oliver con su “Marcha Lenta”, éste último ya en Cartagena.

Como paréntesis creativo, debe señalarse la crisis que conlleva la Guerra Civil Española, que también se hace presente en todo lo que concierne a las cofradías, afectando, lógicamente, a la música procesional: muchas bandas subsisten de forma muy precaria, algunas cofradías dejan de procesionar, desciende el número de composiciones de marchas procesionales, etc. Con la postguerra, poco a poco se vuelve a la normalidad y el arte al servicio de las cofradías se recupera. Entra en escena la llamada generación de la postguerra. Destacamos aquí autores como Emilio Cebrián, cuya obra ha logrado adquirir carácter inmortal con creaciones como “Nuestro Padre Jesús” y “Cristo de la Sangre”, Pedro Gámez Laserna, Pedro Braña Martínez con “Coronación de la Macarena” o Ricardo Dorado, considerado como maestro de maestros con “Mater Mea” y “Getsemaní”, envueltas de un estilo más sobrio, más fúnebre.

Ricardo Dorado Janeiro (1907-1988)

Dicho estilo de marcha lenta, tras el auge andaluz, se continuará manteniendo en zonas como Cartagena con José Torres Escribano, Cuenca y, por supuesto, Zamora, con los primeros autores ligados a la ciudad, como Ángel Rodríguez, el Maestro Haedo, y posteriormente Carlos Cerveró o Antonio Pedrero Rojo. Sin embargo, en Andalucía, pasados los años, se continuó con creaciones que siguieron con ese carácter alegre y más abierto que venían mostrando desde los inicios la mayoría de las marchas en esta comunidad. A ello ayudó la publicación de trabajos discográficos, como por ejemplo el de la Banda del Regimiento Soria 9 con Abel Moreno al frente. Abel Moreno es, de entre los compositores de la historia de la marcha procesional, el más popular. Su obra se ha extendido por toda la geografía española, traspasando incluso sus fronteras, siendo interpretadas en alguna que otra ciudad de América. Sus marchas son sencillas, agradables al oído e interpretables para cualquier tipo de banda. Con “Hermanos Costaleros” se establecen los principios de su estilo, el cual queda consolidado en obras posteriores como son “Cristo de la Presentación”, “Macarena”, o la obra que lo encumbró, “La Madrugá”.

Abel Moreno Gómez (1944)

Por último, hoy en día, los compositores se encuentran en una complicada situación. De un lado, aquellos que quieren componer están abocados a innovar añadiendo nuevos horizontes y lenguajes, aunque no son pocas las veces que sus partituras chocan frontalmente con los intereses imperantes o la moda. Del otro lado, están aquellos que fabrican música siguiendo los cánones preestablecidos, adaptándose a los moldes que marca la industria. Últimamente, ha surgido una especie de movimiento historicista que pretende dignificar la esencia de López Farfán, Gámez Laserna o Álvarez Beigbeder.

Por otro lado, nuevas generaciones de compositores que siguen los cánones y estilos que más les gustan o sienten más cercanos. Es el caso de Francisco Javier Alonso Delgado, Juan Velázquez, Juan José Puntas, David Hurtado, o  Manuel Marvizón en Andalucía. En Murcia, José Vélez y Javier Pérez Garrido, así como José Luis Peiró en Canarias. Y autores castellanos como Pedro Hernández Garriga, Jaime Gutiérrez, Juan Fernández, Gustavo Ramajo, Miguel Mateos, Victo Argüello o un servidor.

La mayor capacidad técnica de las bandas de música, debida a la mejor formación de sus componentes, así como la consciencia creciente sobre el patrimonio musical auguran un futuro prometedor.

David Rivas Domínguez

En el repertorio que se utiliza en la música procesional conocemos, por así decirlo, dos líneas del mismo; el original o exclusivo, escrito para la ocasión y aquellas otras que son adaptaciones de otro repertorio musical de corte clásico.

De este segundo tipo sería la música de Margot, de la que vamos a hablar. También se daría el caso de otras músicas como “Ione” del drama lírico italiano y con música de Errico Petrella de la que se extrajo la marcha fúnebre para ser interpretarla en procesiones o el caso de “Medea” personaje mitológico al que el guitarrista Manuel Sanlúcar puso música para el espectáculo

Medea en 1984 con el Ballet Nacional de España. Posteriormente fue adaptada para el género de Cornetas y Tambores allá por los años 90. Estos casos, no todos, suelen surgir cuando se comienza a escribir para música procesional de forma más profesional.

Escrito en diapason / 31 marzo, 2022

La Ópera Margot relata la historia de amor ambientada entre París y Sevilla con un triángulo amoroso entre José ManuelMargot, una cortesana parisina y Amparo, la novia de José Manuel. La historia narra el viaje de José Manuel a París con unos amigos y allí es donde conoce a Margot la cual se enamora de él. Tras su vuelta a Sevilla, este romance fugaz se acaba y le promete amor eterno a su novia Amparo. Margot acabó perdidamente enamorada y no se olvidó de él, por lo que aprovecha la Semana Santa para visitar Sevilla y así poder buscarlo. Mientras José Manuel y Amparo están viendo una procesión en la noche del Jueves Santo, Margot le encuentra y manda a un niño con un mensaje. Éste, incómodo ante la situación, se acerca a hablar con la parisina mientras que Amparo le canta una saeta a la cofradía que pasa en ese momento. José Manuel le dice a ella que es su verdadero amor y huye del lugar mientras se acerca el paso. La historia acaba un poco difusa ya que José Manuel pasa un tempo viéndose con la parisina a la vez que se ve con su novia Amparo. Ésta, durante la Feria de Abril, se entera de que José Manuel le es infiel con Margot. José Manuel, al verse en este triángulo decide quedarse con Amparo, el amor de toda su vida, y la obra acaba con un triste canto de despedida de Margot.

“Margot” es la segunda ópera del compositor andaluz Joaquín Turina realizada en tres actos y reducida posteriormente a dos. Fue la única que se llevó a escena de las tres que escribió. Turina comenzó a escribir la música en junio de 1914 y fue estrenada tres meses después en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con una crítica un tanto dispar ya que sobre la música hubo buena crítica pero no fue así con todo el entramado de la ópera, libreto y demás. Esta ópera tuvo pocas representaciones las cuales fueron, después del estreno en Madrid;  Zaragoza y Sevilla y dos años después en Buenos Aires (Argentina). Las últimas fueron más actuales y con motivo del 50º aniversario de la muerte de Joaquín Turina, una en el Gran Teatro de Córdoba en 1999, luego en el Teatro de la Maestranza en Sevilla y la última en el Teatro Monumental de Madrid en el año 2000.

La adaptación de la marcha surge de una pieza de la propia ópera que posteriormente pasa al estilo de marcha procesional. De esta pieza se inspira el momento que hemos hablado anteriormente de la noche del Jueves Santo cuando José Manuel y Amparo están viendo una procesión.

Gracias a las plataformas de internet como YouTube podemos acceder a dicho material de la ópera. Lo que a continuación les voy a dejar es una de las últimas representaciones que fue realizada a través de la Orquesta Joven de Andalucía y a la batuta de Juan de Udaeta. El visionado puede verse completo y disfrutarse, pero si quiere buscar la parte de la que estamos hablando sobre Margot en este artículo debe ir al minuto 14, cuando comienza a sonar un tambor, hasta casi el minuto 19. En el video aparece solo un recopilatorio de la ópera de Turina que se complementa con otras obras.

Las primeras versiones sobre esta música de Margot en la música procesional vienen dadas por José Manuel Bernal y Antonio Domínguez. La adaptación de José Manuel de 2004 se recoge en el disco “Mektub. Estaba Escrito” de la Banda de Música de La Oliva de Salteras (Sevilla) de 2005. La segunda, de Antonio Domínguez, está adaptada para la Banda de Música del Maestro Tejera de Sevilla. Margot, es una de las marchas más interpretadas en la Semana Santa, sobre todo en la de Sevilla, que incluso podríamos tratarla como uno de los himnos cofrades con el permiso de “Amarguras”. Su importancia llega a ser trascendental pues como  otras pocas marchas supone momentos clave en la Semana Santa. Así pasa por ejemplo con la Virgen de Monserrat, de la hermandad sevillana que lleva el mismo nombre, cuando hace la revirá en la Plaza del Molviedro o también en la entrada en la campana de Sevilla de Mª Stma. de la Amargura Coronada allá por 2018.

En el siguiente enlace les dejo la segunda versión de Antonio Domínguez para que puedan comparar con la versión anterior:

La marcha “Margot” entra dentro de ese grupo selecto de marchas prestigiosas para la música procesional y también no solo por lo que pueda transmitir sino que en si es una obra complicada de ejecución justamente por que proviene del ámbito profesional de la ópera y hay que tratarla como se merece.

Roberto Puche.

En esta nueva entrada de la sección Desde el Aula, seguimos conociendo más de cerca a algunos profesores de la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, así como determinados aspectos relacionados con sus asignaturas y la música en general.

En esta ocasión, hablamos con Conchi Chinchilla Vicente, quien ha impartido desde sus inicios: Música y Movimiento, Piano, Taller lúdico, Lenguaje Musical y Lenguaje Musical de Adultos.

Escrito en diapason / 24 marzo, 2022

Esto es lo que nos ha contado:

P.- ¿Cómo fueron tus inicios en esta profesión y qué destacarías de la Escuela en general?

R.- Empecé en el 94-95 aproximadamente, recuerdo que estábamos en el Hospitalico y empecé a trabajar cuando estaba de Director, José Miguel Azorín Marco.

Cuando estudié, nunca pensé que me iba a dedicar a esto. Hice dos carreras, soy Técnico en Empresas Turísticas, e hice la especialidad de Piano, porque a mí me gustaba. Pero cuando me separé, me puse a buscar trabajo. Vine a la Escuela, y José Miguel me dijo que me llamaría, y también me hicieron una prueba en un concesionario, porque buscaba trabajo por todos lados. Al final, dio la casualidad, de que el mismo día que me llamó José Miguel para decirme que sí, y a las tres horas, me llamaron también del otro sitio, así que les dije que lo sentía pero que ya tenía trabajo.

De las dos carreras que tengo, al final comencé con esta, y me doy cuenta de que este trabajo me ha dado muchas satisfacciones. Para mí, esta escuela es única (no sé cómo serán las demás, pero esta es única). Se agradece mucho que te dejen libertad, porque tú te administras la clase como quieres. Yo me organizo, hago los horarios y doy las clases como yo las quiero dar. Sinceramente, trabajar en lo que te gusta es un lujo.

P.- ¿Cómo has visto la evolución de la Asociación en general y el crecimiento musical de los adultos a lo largo de todos estos años?

R.- La evolución en general ha sido inmensa, cuando empecé a trabajar había ciento sesenta alumnos y ahora vamos por los ochocientos y pico.

En el caso de los adultos, también. Recuerdo que José Miguel fue el primero que me propuso dar Solfeo de Adultos. Me dijo: ¿Qué te parece si este año probamos? Porque hay muchos adultos que vienen y cuando les damos los horarios para niños, por las tardes, no pueden. Vamos a probar a ver si funciona y si no, lo quitamos.

¡Y vaya si funcionó! Empezamos con seis o siete alumnos y seguimos; luego se apuntó más gente y más gente. Ha sido una evolución brutal a lo largo de todos estos años.

Además, de la satisfacción que eso conlleva, yo disfruto muchísimo dándole clase a las personas mayores, porque si me gusta dar clase a los niños, ¡a los adultos es que me encanta!

Todos tenemos asignaturas pendientes, y cuando cumplimos esos sueños, es brutal. Algunos dicen al principio que el solfeo es difícil, pero no, es como cualquier cosa o cualquier asignatura más. Con el tiempo, ellos ven que pueden, y te dicen: Abro una partitura y ya la entiendo, y la puedo pasar a mi instrumento.

Y también te voy a contar un ejemplo: Yo le estoy dando clase a una mujer que tiene 78 años. Cuando empezó, iba muy despacio. Esta mujer había tocado alguna cosica, pero el día que se puso con el piano y tocó Campanita de lugar (y a ella le sonó), paró y la reacción fue brutal.

Soy muy afortunada porque trabajo en algo que a mí me gusta.

P.- Si recordamos tu trayectoria en la Escuela, ¿qué especialidades has impartido?

R.- Mira, yo empecé dando Música y Movimiento, ocho horas a la semana, y algunas horas de piano, y poco a poco se fue ampliado.

Dos años antes de marcharse José Miguel, me ofreció dar Solfeo de Adultos y desde entonces ya no he parado, ahora incluso hemos desdoblado porque viene mucha gente.

Cuando llegó Ángel, me dijo que íbamos a cambiar Música y Movimiento por solfeo. Me reorganicé y la verdad es que me encanta, no puedo decir otra cosa, y disfruto mucho.

También seguí con el piano, y cuando pasaron unos años, vinieron del Colegio “Virgen de la Esperanza”, y empecé en el Hospitalico con un pequeño grupo. Cuando nos mudamos al nuevo edificio, seguí, y ya no paré hasta el confinamiento. Ahora con esta situación de momento no podemos hacerlo. No era Musicoterapia, era un Taller Lúdico, en el que mis chicas han aprendido, que de eso se trata, han venido, han gozado, han disfrutado y ¿pa’que más?

Y hace unos años también fui alumna de canto y ahora sigo peleando como alumna de guitarra. Voy haciendo lo que puedo, pero con todo el gusto del mundo.

P.- ¿Y si hablamos de tus gustos musicales?

R.- ¡De todo, de todo, de todo, de todo! Yo no me cierro a nada, bueno, menos a la música que hay ahora, que algunas tienen unas letras… por ahí no paso, yo lo siento. Pero en mi casa se oye desde música clásica, música de compositores españoles, extranjeros, de grupo, de solistas. Mi hijo tiene una hemeroteca, tres veces mejor que la mía. Oye algo en la tele, se va y saca el C D donde aparece, es impresionante.

Me apasionan las Bandas Sonoras. Es más, yo las audiciones de finales de curso siempre las titulo: “Una audición… de película”. Todos mis alumnos tocan alguna banda sonora de película, que preparamos con mucho tiempo para que no tengan nervios y la controlen.

Las baladas de los grupos de rock me encantan. Me gustan mucho las cosas tranquilas, y no me cierro a nada.

Y soy una apasionada de las zarzuelas, de los compositores españoles: Albéniz, Granados, Turina… no sé por qué la gente no le da más valor a lo nuestro. En la música tradicional, hay cosas preciosas, pero parece que los españoles le damos más valor a lo que viene de fuera, que a lo que tenemos dentro.

P.- ¿Te gustaría añadir algo más?

R.- Sí, lo que está pasando en la Escuela de Música actualmente. Hay una riqueza cultural aquí, que no se lo imagina nadie. A mí me encanta, que se le dé cabida a todo el mundo, desde niños pequeños, hasta adultos, personas con necesidades especiales, rockeros… esa variedad, eso es súper rico, la gente no se da cuenta, pero esto es riqueza, y dentro del profesorado también se ve.

Yo lo percibo y lo noto. Que toda esta variedad que hay, tenga como trasfondo la música y nos una la música, es maravilloso.

Y otra cosa que me gustaría destacar, es que quiero que quede constancia de la importancia de Ángel en este proceso de cambio de la Escuela, lo que se lo está currando, porque si estamos aquí es porque él nos ha ido mancando las pautas y todo lo que ha ido decidiendo ha sido para beneficio de la Escuela.

P.- Por último, y como madre de un alumno de la Escuela de Música, ¿qué ha significado y significa la música para él?

R.- Mira, yo te voy a contar una cosa, en relación con mi hijo Juanmi.

Mi hijo tiene una lesión cerebral que le afecta al habla. En la Arrixaca, desde el principio, me dijeron que no hablaría. Mi hijo lleva con integración desde los quince meses y tiene 36 años, él sigue con estimulación (ahora mismo está en clase de ajedrez…él no para). Me dijeron que no hablaría ni escribiría. Logopedas que han trabajado con él cuando era pequeño me dijeron un rotundo “No”, pero él gracias a su constancia y esfuerzo él, ahora está leyendo y escribiendo. Se se ha leído unos noventa libros para su nivel (más libros que mucha gente se leerá en toda su vida).

Yo lo traje con Isabel a la Escuela de Música y ella le da Musicoterapia. Ella me dijo que le comprara una flauta para trabajar con él la respiración, y a partir de ahí ella empezó y vio que él entendía las posiciones y empezó a asociarlas con las notas. Ahora lee partituras y toca la flauta dulce, de hecho, ha salido en dos o tres audiciones con Isabel, acompañándole ella con el piano.

Yo estoy agradecida no, lo siguiente. Porque mi hijo ha hecho algo que ningún especialista pensó que mi hijo haría. Y ha sido a raíz, de que mi hijo viera la relación entre las posiciones y las notas. Ha sido todo un proceso, y así ha ido más rápido en lo de la lectoescritura.

No hay para pagar esto.

Él me dice: A mí no me borres nunca de música.

Y yo le digo: No, no, ¿qué te voy a borrar yo? (risas).

Así que, fíjate, si yo estoy agradecida a la Escuela y en especial a Isabel.

Mi hijo, la música la ha llevado consigo desde que yo estaba embarazada. La música ha ido siempre relacionada con él, va en su ADN. Es fan de la Banda y de todo lo que es música.

Y todo esto, insisto, no te lo cuento como profesora, sino como madre de un alumno que viene a la Escuela.

Aquí, me han dado la oportunidad de poder ayudar a mi hijo.

Conchi, nos alegramos mucho por él y te agradecemos enormemente que lo hayas compartido con nosotros.

Muchas gracias por acompañarnos en esta sección de la Revista Diapasón, y que la música nunca pare.

Cecilia Ortuño

En primer lugar, he de reconocer que no soy musicólogo sino un simple aficionado a la historia de la música en todas sus vertientes geográficas y culturales por lo que, siempre que visito un país o región remota, intento conocer la música que cultivan sus habitantes.

En este caso, he tenido la oportunidad de conocer de cerca la Ópera china que, a pesar de su nombre, tiene muy poco que ver con el concepto occidental de Ópera.

Salvador Santa Puche

Zhejiang University

(Colaboración: Fu Dujuan)

Escrito en diapason el 17 marzo, 2022

La primera vez que fui a ver una Ópera china en un teatro de la ciudad de Hangzhou sentía una gran curiosidad por descubrir lo que parecía un género completamente autóctono y ajeno a la tradición musical europea y me preguntaba que tendría en común con la ópera occidental. Al poco de comenzar la obra, descubrí porqué todo lo que se expone en este espectáculo hace que los extranjeros nos sintamos especialmente maravillados y perdidos al mismo tiempo.

La ópera china tiene unos orígenes realmente remotos: comenzó durante la dinastía Tang (618-907) con el emperador Taizong. Este estilo de arte dramático se perfeccionó durante la dinastía Song del Sur (siglo XII), pero alcanzó su época de esplendor con la dinastía Yuan (1271-1368) de origen mongol. Durante los siglos XVI al XIX predominó lo que se llamó la Ópera “Kungdu” y ya en el siglo XX se admitieron nuevos temas y melodías con la llamada “Ópera revolucionaria” (樣板戲) de la época de Mao. Sin lugar a dudas, la más famosa es la Ópera de Beijing, formada hace más de doscientos años por unos comediantes de la provincia de Anhui que lograron convertir su ópera en una pieza imprescindible del encorsetado ceremonial de la corte imperial. No obstante, en la actualidad cada región de China tiene su propia ópera con su propio estilo.

La Ópera china, (la de Beijing es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010), es en realidad un conjunto de disciplinas artísticas como la literatura, la música, la acrobacia, el baile, las artes marciales o la pintura.

Lo primero que llama la atención son los actores, maquillados asombrosamente en distintos colores y formas (o ataviados con máscaras no menos sorprendentes), vestidos con unos trajes tremendamente vistosos de seda con dibujos bordados e hilos dorados. Con todo tipo de armas en las manos, tales como espadas, alabardas, sables o lanzas, una docena de actores pueden representar a miles y miles de soldados y unas simples vueltas en la escena significa que han recorrido miles de kilómetros. Hay cuatro personajes principales: Sheng (生, el papel masculino), Dan (旦, el papel femenino), Jing (净, cara pintada) y Chou (丑, el papel del payaso).

La música está formada por dos elementos básicos: el tono y el ritmo, ambos aspectos abarcan desde el canto o el compás, pasando por la letra y los variados instrumentos musicales de percusión y cuerda de la tradición china de los que hablaremos en otro momento. Al espectador occidental, a menos que lleve años sumergido en China y su cultura, le será muy difícil asimilar esas melodías tan alejadas de nuestros estándares pero que, sin embargo, tienen un encanto especial.

En la Ópera se distinguen dos géneros principales: las comedias civiles (wenxi) y los dramas militares (wuxi), aunque también hay comedias y farsas cuyos temas se basan en cuentos populares, sagas, leyendas, mitología y literatura clásica china. Es por ello que para entender la ópera china se hace imprescindible un mínimo de conocimientos sobre la mitología china con toda la riquísima y antigua tradición que representa. En este tipo de obras, los espectadores pueden participar activamente, interrumpir la escena o reaccionar a lo que ven en cualquier momento, al contrario de lo que ocurre en una ópera occidental. Por ejemplo, está bien visto aplaudir y alabar en voz alta a los acróbatas y maestros de artes marciales, al canto de los actores o a la buena actuación de los músicos.

La popularidad de la Ópera china es inmensa a lo largo de todo el país: en parques o plazas de las ciudades chinas se suele encontrar fanáticos del género que se reúnen para cantar al aire libre algunas tramas operísticas o tocar algún instrumento. Estos actores improvisados, llamados también piàoyou (票友), no son más que simples aficionados a los que les gusta cantar ópera o tocar algún instrumento musical. En muchas partes de China se celebran anualmente concursos o conciertos en los que participan estos aficionados para divertirse. Saber cantar Ópera está considerado como uno de los criterios más importantes para decidir si una persona es o no culta.

Por tanto, si tienen ustedes la oportunidad de visitar este fascinante país, aprovechen la ocasión para conocer este complejo pero apasionante tesoro de la tradición musical china.

Iniciamos hoy una nueva sección en la revista Diapasón en la que vamos a ir conociendo poco a poco a nuestros “Músicos Yeclanos por el Mundo”, quienes nos contarán su experiencia tanto en el mundo de la música como profesionalmente en cualquier otra actividad.

La idea de esta nueva sección es por lo tanto ir descubriendo a todas esas personas que han formado parte de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, y en la actualidad residen por motivo profesionales, tanto como músicos o en otras profesiones, fuera de nuestra ciudad.

10 marzo, 2022 Escrito en diapason

El primero en visitarnos es el fagotista Ignacio Muñoz Francés:

Nace en Yecla (Murcia) en 1995. Inicia sus estudios musicales de Fagot en la Escuela de Música de la AAMY en 2002. En 2007 accede al Conservatorio Profesional de Música Jerónimo Meseguer de Almansa así como a la Banda Sinfónica de la AAMY. Continúa los estudios superiores de fagot en la ESMUC (Barcelona) donde obtiene el Título Superior de Música en 2017. En 2019 termina los estudios de Máster en la Hochschule für Musik de Detmold (Alemania).

Desde 2007 realiza cursos de perfeccionamiento internacionales con profesores como Mor Biron, Tobias Pelkner, Juan Sapiña, Higinio Arrué, Guillermo Salcedo, Amrei Liebold, Javier Aragó entre otros. Ha sido miembro de la Joven Orquesta de Holanda (NJO), Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, Joven Orquesta del País Vasco, The World Orchestra, es titular en la orquesta del Schleswig-Holstein Musik Festival 2017, Joven Orquesta de Cataluña (JONC), Joven Orquesta Sinfónica de Cantabria (JOSCAN) y ha colaborado además con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), Orquesta Sinfónica de Barcelona (OBC), Orquesta Sinfónica Camera Musicae, Neue Philharmonie Westfalen, Detmolder Kammerorchester, Nordwestdeutsche Philharmonie, Mendener Kammerphilharmonie y Orchesterzentrum NRW Orchester entre otras. Ha sido Academista en la Gürzenich-Orchester Köln 2019-2021.

Hablar de mi relación con la música es literalmente narrar mi vida. Si estás metido en el “mundillo” sabes que la música es un alimento adictivo, como el azúcar, pero que por mucho que consumas, nunca te sacia del todo (y además no engorda). Algunas veces para bien y otras para mal. Creo que en mi caso la mayoría de las veces ha sido para bien y puedo decir con total seguridad que soy quien soy gracias a la música.

En mi familia ya había una larga tradición musical, así es que como no podía ser de otra forma, mis padres decidieron apuntarme a la escuela de música cuando tenía 5 años, a Música y movimiento. Creo que su propósito era algo así como para que “el nene” se entretenga por las tardes y libere energía, a la vez que potencie un poco sus posibilidades artísticas y creativas (si es que las tiene). Poco a poco, a “Música y movimiento” se le fue borrando el movimiento (y menos mal, porque si no posiblemente el suelo del “Hospitalico” no hubiera aguantado) y las cosas empezaban a ponerse muy pero que muy serias, por lo menos así lo veía el yo de 11 años. Finalizaba el colegio y pasaba al instituto, se acababa la escuela de música y debía preparar las pruebas para ingresar al conservatorio y por si fuera poco, para añadirle presión al asunto, van, y me comunican que ese año ingresaré en la banda… ¡fiesta!.

Creo que hasta este punto mi vida no era demasiado distinta a la de cualquier niño de Yecla, en cierta manera todos más o menos hacíamos cosas parecidas; pero a partir de los 12 años de edad todo empezó a cambiar. Mi vida consistía en: por las mañanas, ir al instituto; por las tardes, al conservatorio de Almansa; dos o tres noches a la semana, a la banda; los fines de semana, conciertos/audiciones/ensayos; durante el verano y periodos de vacaciones, cursos de perfeccionamiento musical tanto dentro como fuera de España…pasaba más tiempo tocando el fagot que durmiendo. A priori podría parecer que para un niño/adolescente era mucha carga, pero nada más lejos de la realidad. Vivía muchas más experiencias que cualquier otro chico de mi edad: viajaba mucho, empecé a conocer a muchísima gente de distintos lugares, costumbres, edades, formas de pensar…y a pesar de que el sacrificio era gigantesco, me encantaba. Siempre he pensado que, si alguien diera algo por kilómetros recorridos o por notas tocadas, aunque fuera un accésit, me llevaba.

Con 18 años y recién acabado el bachillerato de ciencias, me tocaba elegir qué otra carrera empezar, sí, OTRA carrera, porque yo ya había elegido y empezado una con 5 años, así que tampoco tenía demasiadas dudas. Usted, padre o madre que lleva a su hijo a la escuela de música deben saber que él ya es universitario, aunque por altura no lo parezca. Resultaba muy curioso, en ese verano de mis 18, que la mayoría de las conversaciones con la gente eran:

-Bueno, ¿y qué carrera vas a elegir?

-Música

– Ya, pero me refiero qué vas a estudiar

Afortunadamente, la sociedad ha evolucionado y en la actualidad estas conversaciones han dado un giro inesperado. Son así:

– Bueno, ¿y a qué te dedicas, que has estudiado?

– Música

– Ya, pero me refiero a qué carrera has hecho, cómo te ganas la vida…

Desgraciadamente vivimos en un país en el que todo el mundo es artista sin haber puesto una gota de sacrificio y trabajo en ello, esto hace que no se valore ni sea visible el verdadero esfuerzo que conlleva poder dedicarte profesionalmente a una CARRERA que se empieza de muy pequeño y que no acaba nunca. Por suerte, en Yecla, gracias a la labor que desempeñan la Asociación de Amigos de la Música, la Banda y otras muchas personas y entidades que promueven la cultura, esta visión está cambiando.

Decidí dejar Yecla y después de superar las correspondientes pruebas de acceso empecé el grado superior de música en Zaragoza y algo después lo proseguí y acabé en Barcelona. Fueron cuatro años muy buenos, pero a la vez muy duros e intensos. El nivel de exigencia y el tiempo de dedicación alcanzaban niveles olímpicos. Toqué en varias orquestas españolas y extranjeras y empezaba a ver de verdad el gran abanico de posibilidades tanto profesionales como personales que ofrecía la música.

En esa época empecé a moverme más fuera de España y a comprobar como de importante es la cultura más allá de nuestras fronteras, por esto, al acabar la carrera en Barcelona, decidí hacer un máster de interpretación musical en Detmold, una pequeña ciudad de la Alemania profunda que contaba con una de las mejores Universidades de la Música del país (y uno de los mejores fríos también). Estos dos años de máster me sirvieron para corroborar que la música forma parte de la vida de las personas centro europeas. Por ejemplo, para el simple hecho de celebrar un cumpleaños, raro era el que no contaba con presencia de algún músico para amenizar ese rato, y esto solo a nivel privado; actos de inauguración, clausura, discursos de personas importantes, posesión de cargos…etc. Todos contaban con presencia musical o artística de algún modo y encima, bien remunerado y legalizado “casi igual que en España…” Sin embargo, dentro de esta estructura religiosamente organizada de la música clásica, también hay sitio para opciones más profanas…

Acabando el master en Detmold, decidí presentarme a unas pruebas de fagot en la Orquesta Filarmónica de Colonia. Las pruebas de orquesta son parecidas a los castings de la tele, en los que hay un jurado (y en la mayoría de los casos también público) y tienes que ir superando una serie de pruebas, es algo así como el Humor Amarillo de la música, solo que con muy poco humor. Pues resumiendo, después de más de 6 horas de pruebas y fases, conseguí ganar un empleo como fagotista en una de las orquestas más prestigiosas de Alemania, no sé qué sentía más, si felicidad o acojono. Y es aquí cuando realmente vi lo que era ser musico a jornada completa. Aquello es otro mundo artísticamente hablando, de 2 a 6 conciertos a la semana entre sinfónico y ópera, dos giras internacionales al año, grabación de CDs, colaboraciones con músicos de primera línea mundial, conciertos en directo en televisión y radio, y un largo etc. Todo esto sumándole una“oficina” de más de dos mil localidades que se llena todos los días de la semana, es increíble. (Incluso en plena pandemia y sin público seguimos ofreciendo conciertos online)

A modo de conclusión debo decir que le debo mucho a la música, gracias a ella he podido tocar en 12 países, conocer grandes músicos que han inculcado en mi forma de pensar que lo fundamental, es ser persona (sí, antes que la música). Esta disciplina me ha empujado a salir de mi zona de confort, a emprender con todo tipo de ideas, a luchar por mis sueños, a valorar a cualquier persona que trabaje duro, sea la que sea su labor, pero sobre todo, este arte tristemente elitista en España, me ha abierto los ojos a un mundo lleno de posibilidades profesionales y personales que están esperando a que alguien las aproveche y explote.

Si tú, que has dedicado un ratico a leer mi pequeña experiencia musical, sientes la necesidad de hacer realidad un proyecto, idea, aspiración… no te rindas, aunque no veas los resultados, sigue luchando: si dedicas todo tu empeño a construir algo que te apasiona, da igual cuales sean los efectos, va a merecer la pena.

Ignacio Muñoz Francés.  Fagotista.

Durante los meses de marzo a julio de 2022 vamos a celebrar la vigésima edición del Ciclo “Aula de Conciertos”, organizado desde sus inicios por la Escuela de Música de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla y la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Yecla.

3 marzo, 2022 Escrito en diapason

Quién nos iba a decir que aquel proyecto que iniciamos con toda la ilusión del mundo en el año 2003, se convertiría en un clásico de la programación cultural de nuestra ciudad, y en un referente para muchos músicos de nuestra ciudad y alrededores, así como en una cita aguardada para todos los amantes de la música de Yecla.

Desde que comenzamos a gestar la posibilidad de crear este Ciclo anual de conciertos lo hicimos marcándonos unos objetivos prioritarios, que además debían de estar incluidos dentro de los fines principales de nuestra Asociación, como son el fomentar el conocimiento y disfrute de la música.

Poner en marcha, mantener y consolidar un Ciclo anual de Conciertos, para cualquier Asociación cultural sin ánimo de lucro, es un reto complicado pero que a la larga da sus resultados y reporta grandes satisfacciones, siendo además una de las motivaciones que determinó que el pasado mes de diciembre se reconociera, por parte del Ministerio del Interior, a la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, como entidad de Utilidad Pública.

La Escuela de Música de una sociedad musical, constituye el pilar básico y fundamental de esta entidad cultural, puesto que es la que aporta a todos los músicos, que luego nutren sus diferentes formaciones musicales. Pero una Escuela de Música es algo más, desde la misma también se debe potenciar el disfrute de la música en general, orientar a escuchar todo tipo de estilos, descubrir todas las posibilidades que nos ofrece este maravillo arte, educar y acostumbrar a nuestros alumnos a ir a conciertos en vivo, puesto que es en estos recitales donde realmente se aprecia la autenticidad de la Música. Un concierto en vivo siempre será algo muy especial, único e irrepetible.

Uno de los objetivos de nuestro Ciclo “Aula de Conciertos” ha sido el acercar, a los alumnos de nuestra Escuela, padres, socios y resto de ciudadanos de nuestra ciudad, a una Sala de Conciertos, y de esta manera ir acostumbrándolos a aproximarse a la música en directo, que como ustedes ya conocerán, en lo concerniente a la Música de Cámara, no pasa por sus mejores momentos.

Para todos estos músicos, en su mayoría aficionados o que acaban de finalizar su Grado Profesional o Superior de Música, les hemos ofrecido una oportunidad de poder interpretar su repertorio ante un auditorio, algo que les sería muy difícil de realizar en una programación “oficial”, siendo además, un gran escaparate para poder mostrar a la sociedad, los grandes músicos que formamos en nuestras Escuelas de Música.

En estos conciertos, que son totalmente gratuitos, se interpretan todos los estilos musicales, habiendo incluido en la programación de estos diecinueve años de existencia: música clásica, contemporánea, instrumental, piano a cuatro manos, canto, coro, música de autor, folk, jazz, big band, pop, rock, fusión, etc. Con este planteamiento hemos pretendido no cerrar la posibilidad de actuar a ninguno de los alumnos que forman parte de nuestra Escuela de Música, tanto en la parte, digamos más clásica, como a los que están estudiando en el Aula de Música Moderna.

Durante estos diecinueve años hemos pasado por varias Salas de conciertos: Aula de Cultura “Azorín” de la CAM, Auditorio Municipal de Yecla, Salón de Actos de la Casa Municipal de Cultura, y desde el año 2011, en la IX edición, en la Sala de Audiciones de la Escuela de Música “Edificio Casino Primitivo”.

Desde el año 2003 han participado en nuestro Ciclo musical un total de 940 músicos, la mayoría de nuestra propia Escuela, (profesores, alumnos, músicos de nuestra Banda, etc.) pero también, y eso nos está pasando cada vez más, por músicos de otras zonas de nuestro país, que van conociendo nuestro Ciclo, y que nos solicitan participar en el mismo, como por ejemplo: Murcia, Cartagena, Lorca, Molina de Segura, Guadalupe, Jumilla, Cieza, Alcantarilla, Caravaca de la Cruz, Santomera, Cabezo de Torres, Beniaján, Alicante, Elche, Villena, Alicante, Petrer, Vega Baja, Valencia, Requena, Real de Gandía, Benicarló, Liria, Fuente la Higuera, Játiva, Torrente, Onda, Albacete, Almansa, Caudete, Puertollano, Onda, El Vendrell, Monzón, Ciudad Real, El Tiemblo, Ávila, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, etc.

Se han realizado 167 conciertos, de múltiples formaciones y estilos; con los que hemos conseguido crear un hábito a asistir a conciertos en vivo a muchas personas de nuestra localidad, alumnos, padres, profesores, músicos, socios, ciudadanos de Yecla, puesto que la media de asistencia a los conciertos en los últimos años ha superado las 120 personas por concierto, lo que para recitales en formato de Cámara, es un dato a tener muy en cuenta; y sobre todo estamos generando una actividad cultural en nuestra ciudad, que ya es esperada cada nuevo año por los melómanos de nuestra ciudad.

Uno de los problemas más importantes con el que nos hemos encontrado, como siempre, es la financiación del mismo, aunque los músicos no perciben nada por su concierto, puesto que se sigue considerando una parte más de su formación integral, sí que intentamos cubrir sus gastos mínimos, sobre todo de desplazamiento y una pequeña cena al final del concierto; pero en nuestro Ciclo sí que se genera otro tipo de gastos tales como publicidad, programas de mano, etc. Para poder hacer frente a este problema, nuestra solución fue buscar un grupo de empresas colaboradoras, un total de 20 durante estos años, y a las que aprovechando esta efeméride volvemos a agradecer públicamente su apoyo sin el cual este proyecto cultural no hubiera llegado a cumplir estos veinte años de andadura.

Para finalizar me gustaría dar las GRACIAS a todas las personas que de una forma han conseguido que este sueño que se inició en el mes de febrero de 2003, se haya consolidado. A la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Yecla, por su colaboración; a la Junta Directiva de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, por su apoyo y confianza; al Claustro de Profesores de la Escuela de Música, puesto que ellos son realmente nuestro nexo de unión con los alumnos y sus familias; a cada uno de los músicos que han participado en el mismo porque ellos ha dado vida al Ciclo; a cada uno de los voluntarios que de una forma desinteresada han estado siempre al pie del cañón para que todo funcionara perfectamente; a los medios de comunicación locales por su difusión; al público asistente que con su presencia nos ha dado el respaldo para seguir adelante y, una vez más, a cada una de las empresas colaboradoras.

Gracias a todos.

José Miguel Ibáñez Lax.

«Los Auténticos»

Grupo de pop-rock, que aunque en su momento no tuvieron mucha repercusión, con el tiempo ha sido rescatado del olvido.

Fundado en 1980, sus componentes fueron: Pedro José Villanueva (guitarra) y Miguel Ángel Villanueva (bajo), a los que se unieron Juan Antonio Morcillo (bajo) y Jesús Gimeno (batería).

A finales de 1980 grabaron su primer sencillo con “La Estrella” y “Mi Abuelo”, obras incluidas después en el LP Ideas. En 1981, realizan una maqueta con las canciones “No me importa”, “Hoy la luna brilla más” y “Mi sombrero”, que se encuentra entre las canciones más conocidas del pop de aquél entonces. En el mismo año hicieron la grabación de “Detengan el tren”, que finalmente no se incluyó en el disco junto a las anteriores.

24 febrero, 2022 / Escrito en diapason

A comienzos de 1982 grabaron para el programa  En el aire, de Carlos Tena los temas “Día tras Día”, “Esa foto del desván” y “Cállate ya”, participando además en programas de Radio-3 y en el show de Ángel Casas. En 1983 dieron a conocer un disco que contenía “Día tras Día”, “Cállate ya” y “Noche tras noche”, y a finales del año grabaron otras canciones como “Mágico”, “Night after night” y “Day after day”, que finalmente no fueron editadas. En esta época dejó el grupo Morcillo para unirse a Los Rítmicos y formo “Morcillo el Bellaco y Los Rítmicos”, ocupando su lugar Ximo Simó. En febrero de 1984 fueron grabadas las canciones “Me gustan todas”, “Venerable mago”, “Cronofobia” y “Es otro error”, y posteriormente los hermanos Villanueva disolvieron el grupo.

En las obras grabadas por Los Auténticos se aprecia un buen trabajo en la instrumentación, la armonía y los coros, hallándose entre los más destacados del pop al estilo de la década de los años 60, mostrando cierta proximidad con otros grupos españoles como Los Ángeles y Los Brincos.

“NACHO CANUT”

Nacho Canut y Olvido Gara (Alaska)

Canut, Nacho (Ignacio Juan Canut Guillén). Valencia, 5-06-1957). Compositor, productor y bajista. Su vida y carrera profesional se desarrollaron básicamente en Madrid, donde sus padres se trasladaron a vivir muy pronto. Su trayectoria ha estado muy unida a la de Carlos García Berlanga y, sobre todo, a la de Olvido Gara (Alaska), con la que ha formado una larga unión musical. Los tres estuvieron juntos, sucesivamente, en Kaka de Luxe (1978-1979), Alaska y los Pegamoides (1980-1982) y Dinarama, grupo reconvertido en Alaska y Dinarama (1982-1989), tres bandas que representan la modernidad del pop español es esas década.

Con el álbum Deseo carnal, alcanzaron el cénit de la popularidad, puesto que fue uno de los más vendidos de 1984. Tras la disolución de Dinarama, Canut y Alaska fundaron en 1990 Fangoria, un proyecto de pop electrónico que ha permanecido activo hasta la fecha.

Con Fangoria, el dúo Canut-Gara se ha ganado la consideración de la crítica. Una temporada en el infierno, de 2000, fue elegida por los especialistas del suplemento “Tentaciones” del diario el País, como mejor álbum español del pop-rock de los noventa. Además, la pareja volvió a disfrutar del apoyo del gran público, en especial a partir del álbum, Naturaleza muerta (2001). La relación con Carlos Berlanga se reanudó en la producción del disco Vía Satélite alrededor de Carlos Berlanga (1997) y prosiguió en la elaboración de las canciones para Impermeable, el último álbum de Berlanga.  Con este, compuso también temas para artistas como Rafaela Carrá (recientemente fallecida), Massiel o Pedro Marín. Así mismo, ha escrito canciones con el pintor Pablo Sycet.

Además de Fangoria, Nacho Canut fundó otros grupos entre cuyos miembros no figuraba Alaska. Primero fue “Los Vegetales”, una banda de punk pop gestada en 1985, a la que diez años después, siguió “Intronautas”, una formación que cruzaba el rock&roll y la música electrónica. En ambos grupos participó su hermano, Mauro Canut. Ha trabajado como DJ con el nombre artístico de “Calígula 2000”, y ha re mezclado a otros artistas. La mezcla que, con Alaska, hizo de la popular canción Macarena, tema mundialmente popular en las voces de “Los del Río” fue la que se proyectó al mercado americano. También se ha hecho llamar “Jet 7”, para determinadas mezclas e incluso como DJ. Con su hermano Mauro, es copropietario del sello Spicnic.

Alfonso Hernández Cutillas.

Jesús Rodríguez Azorín

Catedrático de Trompeta del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba.

A lo largo de la historia de la trompeta no habrá un intérprete de este instrumento que haya tenido una mayor repercusión para las generaciones posteriores que Jean Baptiste Arban.

Su famoso Método Completo de Trompeta, escrito en 1864, es todavía hoy en día una referencia para el mundo de la pedagogía de la trompeta, siendo utilizado en, prácticamente, la totalidad de los conservatorios, universidades y escuelas de música de todo el mundo.

17 febrero, 2022Escrito en diapason

Vamos a conocer, en primer lugar, algo más sobre la figura de este maravilloso intérprete y pedagogo, para después comentar algunos detalles sobre su filosofía de enseñanza del instrumento, establecida a través de su extenso método de trompeta.

J. B. Arban nace en Lyon (Francia) el 28 de febrero de 1825. Ingresó en el Conservatorio Superior de Música de París en la clase de trompeta de François Dauverné en 1841, a la edad de 16 años. Durante sus años en el conservatorio, simultaneó sus estudios con la realización de varios viajes a Londres para atender diversos compromisos profesionales en esta ciudad. Debido a estos compromisos, “solamente” obtiene el Segundo premio en el Concurso de interpretación del Conservatorio de París en 1844. No quedando satisfecho Arban con este resultado, solicita su participación al año siguiente y, esta vez sí, obtiene el Primer Premio en dicho concurso.

Tal y como nos muestra Daniel Kelly en su artículo The competition solos of J. B. Arban (ITG Journal, 2006), durante los siguientes 10 años (de 1845 a 1855), Arban realiza el servicio militar y participa en todo tipo de proyectos musicales como compositor, arreglista, director e intérprete. Unos años antes, un invento había revolucionado las posibilidades técnicas y expresivas de la trompeta: la invención del sistema de pistones que permitía, por primera vez en la historia de este instrumento, interpretar todas las notas de la escala cromática. La adaptación del sistema de pistones a la corneta, la convirtió en un instrumento ágil, versátil, expresivo y muy adaptado a los pasajes virtuosos y espectaculares que eran muy del gusto de esta época. Desde 1848 ya se tiene noticias del desarrollo de este instrumento, realizado en colaboración entre el propio Arban y el constructor de instrumentos Adolph Sax. Con la explosión de la corneta como instrumento solista, Arban inicia una carrera impresionante, actuando en las principales salas de conciertos de toda Europa.

Uno de los lugares donde la música de Arban era más apreciada fue en Rusia, donde Arban realiza cuatro giras de conciertos durante los veranos de 1873 a 1876. Tal era la popularidad de Arban en este país que en San Petersburgo se construyó un edificio con su nombre que, además, estaba situado en el llamado “Jardín de los conciertos de Arban”.

Un hecho relativamente poco conocido es la visita en diversas ocasiones de Arban a España, concretamente para realizar varios conciertos en Madrid entre 1865 y 1870. La Tesis Doctoral de Miguel Ángel Navarro Evolución de la Enseñanza del clarín y el cornetín de pistones en Madrid en el siglo XIX, nos muestra cómo fue la estancia de Arban en nuestro país en aquellos años. Los conciertos de Arban en Madrid solían celebrarse entre los meses de mayo y agosto y, para ellos, el maestro Arban reforzaba a los músicos locales con algunos de los mejores intérpretes de su orquesta de París. Tal era la fama de J. B. Arban que sus recitales contaban con un lleno absoluto como se puede ver en las crónicas periodísticas de la época. Su repertorio estaba compuesto por polkas, mazurcas, valses y todo tipo de obras donde se podía apreciar el virtuosismo de sus arreglos y su propia capacidad como intérprete con la corneta de pistones.

En lo que se refiere a su carrera como profesor, en mayo de 1857 fue nombrado profesor titular en la Escuela Militar de París. Fue durante este periodo cuando escribió su famoso método. En 1868, mientras continuaba como profesor en esta Escuela Militar, solicita al director del Conservatorio de París la incorporación de la corneta a los estudios del conservatorio, alegando el impresionante interés que despierta este instrumento en el público de la época. En enero de 1869 se incorpora Arban como profesor de corneta en el Conservatorio de París, compaginando estas clases con su actividad como concertista y director. Tras un breve periodo en que abandonó el conservatorio para atender sus múltiples compromisos profesionales, vuelve a este centro en 1880 para iniciar su segundo periodo como profesor de corneta y dedicarse exclusivamente al desarrollo de la corneta como instrumento y a su enseñanza. Arban murió el 8 de abril de 1889 en París.

Aunque las composiciones de Arban abarcan todo tipo de piezas para corneta solista y piano y diversas obras de carácter didáctico (como L´art de chanter y L´art de phraser, por ejemplo), toda su producción musical queda eclipsada ante la magnitud de su célebre método Grande méthode complète pour cornet à pistons et de saxhorn, escrito como hemos dicho, hacia 1864, según diversas fuentes.

En esta extensa obra se trabajan todos los fundamentos de la mayoría de aspectos técnicos y musicales que necesita conocer el intérprete de trompeta. Entre los apartados del libro podemos destacar los ejercicios de emisión del sonido, sincopas, ligados, escalas, notas de adorno, intervalos, arpegios, cadencias y el doble y triple picado. Además, en la última parte de este libro aparecen estudios característicos de gran dificultad y una selección de obras basadas en temas y variaciones que requieren de una gran musicalidad y virtuosismo.

Desde la época de Arban hasta nuestros días, la técnica de la trompeta ha evolucionado mucho, incorporando nuevos elementos técnicos, como la ampliación de la flexibilidad, el registro pedal y sobreagudo, el bending, el estudio de la boquilla, etc. A pesar de esto, un gran número de aspectos básicos de su obra se mantienen plenamente vigentes hoy en día. Es el caso de sus ejercicios sobre la emisión del sonido (establecida en sus Primeros estudios), el trabajo general de la técnica (como vemos en sus páginas dedicadas a las escalas, arpegios e intervalos), la práctica del doble y triple picado (que todavía hoy en día sigue siendo la principal fuente de aprendizaje de cualquier estudiante) o los estudios y obras del final del libro (que continúan siendo incluidos en las programaciones de todo el mundo en los últimos cursos de nivel medio o en grado superior).

Portada de la 3ª edición, realizada en 1894.

Multitud de pedagogos de la trompeta han realizado todo tipo de ediciones, transcripciones para otros instrumentos e incluso ampliaciones y modificaciones de esta colosal obra, como es el caso de autores como Clint McLaughlin o Eric Bolwin. Es increíble que una obra con más de 150 años de existencia, todavía forme parte obligada del material de estudio de cualquier trompetista amateur o profesional en la actualidad.

Las obras que aparecen en la parte final del libro de Arban han sido grabadas por la mayoría de intérpretes de renombre de todo el mundo. Es el caso de Maurice André, Winton Marsalis, Serguei Nakariakov, Allen Vizzutti, etc. La obra con la que cierra su método, el famoso Carnaval de Venecia, es todo un reto para cualquier intérprete y se incluye en la actualidad de manera habitual en los programas de concierto para trompeta y piano, en ocasiones como bis, para acabar el recital de una manera brillante y espectacular.

Por último, me gustaría comentar de qué manera se produjo la incorporación del Método de Arban en la enseñanza de la trompeta en España. Los brillantes conciertos interpretados por Arban en Madrid supusieron un gran impacto en la vida musical de la ciudad. Su capacidad de virtuosismo con el instrumento, especialmente su ágil interpretación del doble y triple picado, supusieron un antes y un después en lo que se refiere a las posibilidades interpretativas de la corneta de pistones. Animado por sus éxitos en la capital de España, en 1865, Arban presenta al director del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid su método completo como material didáctico para que pueda ser incorporado a las clases. Tras ser analizada dicha obra por una comisión de expertos formada por seis profesores del centro, se aprueba su incorporación como material didáctico apto para la enseñanza y se autoriza su publicación.

Como curiosidad diré que uno de los integrantes de esta comisión que aprobó el método de Arban era D. Hilarión Eslava, autor del célebre Método de solfeo con el que yo mismo y mis compañeros de la escuela de música de Yecla, nos iniciamos en el estudio de la música con el maestro D. José Ortuño hace ya “algunos” años.

Como todos sabemos, un intérprete realiza una ejecución de una obra aportando su sonido, su fraseo, su intención e incluso su articulación.

Teniendo en cuenta estas cuestiones, podemos afirmar que la interpretación de una partitura es un trabajo subjetivo por parte del artista.

Vamos por tanto a realizar un breve estudio de cuáles son los elementos que un músico utiliza a la hora de interpretar una pieza y cómo esto provoca diferencias enormes entre algunas interpretaciones de una misma obra, dependiendo también de los diferentes análisis que estos realizan.

10 febrero, 2022 Escrito en diapason

En esta ocasión utilizaré la sonata de P. Hindemith para trompeta ya que es algo que he estudiado recientemente.

Mi interpretación del primer movimiento comienza con el tema A, con carácter fuerte y decidido.  Para conseguir este carácter, utilizo una articulación bastante dura y un sonido potente pero centrado, para no perder la elegancia.

Después de repetirse este mismo tema transportado, comienza una parte que muchos interpretan como tema B, aunque mi opinión es que esta parte se trata de una transición hacia el tema B que aparecerá más adelante. Esta visión particular hace que dote esta parte de un carácter confundido y dudoso, lo cual provoca al oyente una sensación de inquietud ya que no se sabe muy bien hacia dónde va esta parte. Para conseguir este efecto, busco balancear ciertas notas durante el crescendo, desordenando levemente la dirección de la frase.

La transición desemboca en el tema B, muy lirico, lo cual contrasta a la perfección con el tema A. En mi interpretación busco que esta diferencia sea todo lo pronunciada posible. Utilizo un legato muy intenso entre las notas, todo lo contrario que en el tema A.

Después de repetirse el tema B en el piano, el compositor coge el motivo principal del tema B y lo va repitiendo y acortando en la trompeta, lo cual produce sensación de agobio. Este breve puente acaba desembocando otra vez en el tema A, transportado más agudo y con todavía más fuerza. En este caso, bajo mi punto de vista, creo que el intérprete debe manejar y administrar de una manera muy controlada el crescendo progresivo, para conseguir en el público este efecto de agobio que “explota” en el tema A.

Más tarde, aparecerá una cadencia que cerrará toda la Exposición y dará paso al Desarrollo.

¿La partitura en sí es una obra, o para que llegue a serlo necesita de un intérprete?

Bajo mi punto de vista, una obra musical no llega a completarse como tal hasta que un intérprete la ejecuta. No obstante, no creo que no se le pueda llamar obra al manojo de partituras que ha escrito un compositor, ya que esto les desprestigiaría y la música a ejecutar, al fin y al cabo, está plasmada ahí. Mi explicación es la siguiente: una obra musical no llega a ser obra de arte hasta que un músico la interpreta.

Para explicarme mejor pondría un ejemplo comparando con el arte de la poesía.

Un escritor escribe un poema como obra artística, pero donde de verdad se produce el arte es cuando ésta se recita.

David Pérez Giménez

Profesor Superior de Trompeta
Trompeta de la Banda Sinfónica AAMY