19 febrero, 2020 Escrito por diapason

Vivimos en una sociedad en la que pensamos que cuanto más ocupados y activos estén nuestros hijos, mejor será para ellos, queremos formarles para el futuro, su futuro, olvidándonos muchas veces de que son niños, que tienen la necesidad de jugar, de investigar, ser curiosos con lo que les rodea, dibujar, pintar, correr, cantar…

Desde que me dedico a la docencia como profesora de flauta travesera, y ya va para muchos años, he visto niños de 8 años con la flauta a los que no les ha hecho falta ninguna motivación para estudiar un instrumento, niños que ahora son grandes flautistas, independientemente de si se han dedicado a ello de forma profesional o no, sin embargo, también he visto a muchos niños que lloraban antes de entrar en clase, porque ellos no querían tocar la flauta, ni la flauta ni ningún otro instrumento, porque no les gustaba la música y porque aparte supongo, nadie les había explicado a sus familias, los beneficios que tiene para el cerebro de un niño y para su futuro, estudiar música, beneficios que más adelante veremos.

Debido a este malestar que yo veía en algunos de mis pequeños alumnos, yo siempre me dije que si tenía hijos, nunca les iba a obligar a estudiar música, no quería ver a mis hijos frente a un instrumento con el reloj en la muñeca deseando que terminara la clase para irse a jugar, no quería obligarles a hacer algo que ellos no quisieran por el único motivo de que tanto su padre como yo, nos dedicamos a esto. Y ahora os confieso que, mis hijos estudian música, sí, habéis leído bien, pero seamos sinceros, no lo hacen por tradición familiar, ni por querer conseguir a través de ellos la realización de algo que yo no conseguí, como por ejemplo tocar el saxofón, no, lo hacen porque todos los niños deberían estudiar música, para beneficiarse de todo lo que la música les puede aportar, para ser más felices y mejores personas.

Hablemos ahora de todos estos beneficios y veamos la importancia que tiene la música como ayuda para el crecimiento intelectual:

– Aumento de la memoria, la atención y la concentración: un niño que atiende a una melodía y que aprende la letra de las canciones mientras se divierte, es un niño que aprende a recordar y a memorizar.

– Mejora de la fluidez de expresión: la expresión tanto oral como corporal, se desarrolla al cantar y al bailar. Si el baile aporta capacidad de expresarse con el cuerpo, tocar un instrumento añade una nueva forma de comunicación para el niño.

– Mayor facilidad para la resolución de problemas: el razonamiento del niño aumenta para encontrar soluciones más complejas a problemas matemáticos y de lógica, gracias, entre otras cosas, a la percepción de patrones rítmicos.

– Estimulación de la imaginación y de la creatividad: el reconocimiento de patrones rítmicos en una melodía actúa sobre la región creativa y motivadora del cerebro, impulsando directamente al niño a desarrollar su imaginación.

– Enriquecimiento del intelecto: los recuerdos relacionados con la música, provocan en el niño un mayor desarrollo intelectual. En muchas ocasiones, la creación de memorias, está relacionada con canciones.

– Aumento de la sociabilidad: cuando un niño estudia música, tiene la oportunidad de interactuar con otros niños y adultos. Es así como tienen más ocasiones para desarrollarse en sociedad.

– Mayor control de los estados de ánimo: la música siempre nos evoca emociones, pero no solamente a los niños, a todos en general. Puede relajarnos o activarnos, o incluso ponernos alegres en un momento triste o de estrés.

– Implantación de rutinas: asociando actividades a una música concreta, el niño se habituará a realizarlas cuando escuche de nuevo esa melodía, haciendo que también se vuelva más disciplinado.

– Aumento de la autoestima: conseguir tocar una melodía con un instrumento aporta amor propio mediante una acción divertida y entretenida.

– Mejora de la salud: la música, por si alguno de vosotros todavía no está convencido, tiene el efecto de aliviar el dolor y fortalecer el sistema inmunológico, ayuda a coordinar la respiración y los latidos del corazón, por lo que consigue calmar y relajar.

Como conclusión os diré que la música es un refuerzo positivo y muy poderoso, pero no sólo para los niños, en realidad lo es para todos nosotros. Debemos rodearnos y rodear a nuestros pequeños de más música, acercarles a ella, restringirles el uso de la tecnología a tan temprana edad y a cambio darles la oportunidad de estudiar un instrumento, os aseguro que os cambiará la vida a todos.

                                                                                                              Eva Belda Castillo.