Puede que a muchos os suene este apellido. La Historia de la Música (la que va en mayúsculas, la más académica y convencional, la que se pierde un poco en aquellos tiempos que fueron antes y después del Barroco-Clasicismo-Romanticismo) nos dice que fue uno de los dos discípulos de Schoenberg.

28 octubre, 2021 Escrito en diapason

Anton Webern (1883-1945)

Los tres juntos, Schoenberg y sus dos discípulos Berg y Webern, forman la que se ha llamado Segunda Escuela de Viena. La primera la forman las famosas tres B: Bach-Beethoven-Brahms. No sé si lo habrán notado, pero todos ellos son centroeuropeos, cuestión que ha suscitado ciertos recelos entre estudiosos y musicólogos. De alguna manera, la Historia de la Música (la de las mayúsculas) parece estar bastante centrada en determinadas coordenadas espacio-temporales, siendo esto algo que ha ido cambiando con el paso del tiempo, pero que sigue bastante arraigado. Sin embargo, no voy a entrar más en ello porque podría darnos para otro artículo fácilmente.

También merece la pena que les informe de un aspecto: en la Historia hay dos compositores con apellido similar: Webern y Weber. No los confundan o serán blanco fácil de los más listillos: el que nos atañe es el que lleva la ene al final. El que va sin ene es Carl Maria von Weber (1786-1826), compositor romántico (alemán también), conocido por la ópera El cazador furtivo. El que nos ocupa es el otro: Anton Webern (1883-1945).

Pues bien, Schoenberg, sin desprenderse del todo de la tradición, pero tratando de ser innovador, creó un sistema de composición (dodecafonismo) que se basaba en la serialización de las alturas. Para quien quiera saber más aquí puede leer:

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182012000600011

Sus alumnos continuaron componiendo en este estilo, siguiendo con mayor o menor rigor estas serializaciones. Webern compuso música tanto empleando este sistema como sin él. Pero lo realmente interesante de Webern es que sentó las bases de gran parte de los derroteros que tomaron los compositores más vanguardistas que vinieron después.

Yo, personalmente, me quedo con dos aspectos. La importancia del gesto y del timbre en sus obras. Por una parte, condensaba el material que empleaba en pequeñas células o motivos donde se encontraba el, digamos, ADN de todas sus piezas. Y, por otra parte, tenía en cuenta aspectos tímbricos, es decir, no “solamente” importaban las notas y figuras en sus composiciones, sino que era muy importante la manera en que estas se tocaban y las características tímbricas de cada gesto musical. Cuando hablamos de timbre nos referimos a las cualidades intrínsecas del sonido, que dependen de factores físicos y acústicos un tanto complejos, pero que nos permite, por ejemplo, diferenciar entre un do3 tocado por una trompeta y el mismo do3 tocado por un piano. También el mismo do3 tocado por una trompeta con sordina o sin sordina. Si quieren saber un poco más de este elemento pueden leer: https://es.wikipedia.org/wiki/Timbre_(acústica)

La cuestión es que el timbre no había sido tratado en demasiada profundidad por la mayoría de los compositores anteriores, pero él comienza a poner el foco en este parámetro del sonido que, más adelante, será el eje vertebrador de muchas composiciones del s.XX. Un ejemplo de esto fueron los compositores espectralistas (les recomiendo este podcasts del programa Mikrokosmos de algunos compañeros del Conservatorio Superior de Música de Valencia en el que hablan de esto: http://www.upv.es/rtv/radio/microkosmos/64409)

Las obras de Webern están compuestas teniendo en cuenta al milímetro cada uno de los elementos de la música. Puede gustar más o menos, pero técnicamente son casi perfectas. Seguramente como consecuencia de esto, sus composiciones son generalmente breves y toda su obra está grabada en apenas dos CD.

Para lo último me he dejado el tema de su muerte, bastante curioso y controvertido. Circulan varias hipótesis en torno a ella, pero como yo no me atrevo a decantarme por ninguna, les dejo aquí un par de artículos por si les ha picado la curiosidad.

https://www.nosolocine.net/la-absurda-muerte-de-anton-webern-es-ist-aus-por-oriol-perez-trevino/

https://www.jotdown.es/2019/05/musica-y-muerte-de-anton-webern/

Esther Pérez Soriano.