Por Josep Francesc Almería Serrano

Socio-Consultor de Studio Musicae (www.studiomusicae.es)

Expresidente de la FSMCV

Que el ser humano es un sistema abierto a su entorno próximo y repleto de contradicciones es algo que no nos viene de nuevo a nadie. Tampoco nos sorprende que haya personas con más predisposición que otras para intentar adaptarse, por propia iniciativa, a los cambios que se van sucediendo en nuestra sociedad y en nuestras organizaciones. Todavía menos nos extraña comprobar que hay mucha gente que piensa que las personas son como son, y que no van a cambiar nunca, por muchas exigencias de adaptación que surjan del contexto en donde viven o de las organizaciones que gestionan.

Sin embargo, muchas de estas personas, supuestamente ancladas en el inmovilismo, aluden constantemente al cambio y al progreso de las organizaciones como una forma de desarrollo deseable, sin caer en la cuenta de que, probablemente, cualquier evolución o progreso de tipo estructural en estas organizaciones, o en la sociedad misma, tendrá que ser provocado necesariamente por personas que deberán haber experimentado antes un cambio personal que les motive a este propósito.

Llegados a este punto, podemos asegurar que no hemos visto nunca cambios tan espectaculares, a nivel personal, como aquellos producidos por el impacto de la formación y la información, dos procesos que, obviamente, no son la misma cosa, aunque tengan puntos de solapamiento. La formación es una herramienta de cambio, un potente mecanismo de desarrollo personal que, a su vez, impacta en las organizaciones gestionadas por las personas que se han formado, haciéndolas progresar al compás de su propio crecimiento personal o profesional y de aquellas exigencias que emanan de su entorno próximo.

Hay muchos sectores que demandan a gritos una mayor capacitación de sus gestores y dirigentes. Uno de estos sectores es el de las sociedades musicales españolas, entidades con pocos recursos, fundamentalmente sin ánimo de lucro y que, muchas veces, han de combinar las aportaciones de personas voluntarias con la gestión de algunas personas profesionales, en perfecta armonía, lo que supone una coyuntura nada sencilla. Por este motivo, es imprescindible que las personas que gestionen, dirijan o aspiren a dirigir y gestionar nuestras sociedades musicales adquieran la formación necesaria para hacerlo con solvencia, de forma que se asegure el cumplimiento de sus fines sociales y se garantice su sostenibilidad. No obstante, somos conscientes de las dificultades que entraña la formación, en un mundo regido por la inmediatez, el incremento de las exigencias laborales, la precariedad en el empleo y la escasez de tiempo y de recursos.

Por este motivo, la formación online ha pasado a ser el presente y el futuro de la educación en todos los ámbitos, y cada vez existe una mayor variedad de posibilidades para utilizar herramientas digitales que puedan sustituir o dar apoyo a las clases que se imparten en un aula. No queremos obviar los beneficios que aporta a la experiencia educativa el contacto directo entre el profesorado y el alumnado, pero constatamos que existen ciertas barreras para la formación presencial, por distancia geográfica, falta de tiempo o ahorro de costes, convirtiéndose el e-learning en una alternativa perfecta para continuar formándose.

En principio, la capacidad de especialización de esta modalidad formativa hace que sea prácticamente imposible que no se encuentre un curso a la medida de las necesidades y posibilidades del alumnado. Además, la formación online evita la realización de largos y costosos desplazamientos, ya que tan solo se necesita de una conexión a internet para llevarlo a cabo. Otra de las grandes ventajas de los cursos online es la flexibilidad y amplitud en el calendario de los cursos, así como de los horarios en los que se puede seguir la programación. Existe una gran libertad para decidir cuándo se va a estudiar un tema concreto y cuánto tiempo se le va a dedicar, volviendo sobre los contenidos cada vez que se quiera.

La modalidad de formación online supone la personalización del proceso de aprendizaje, ya que el alumnado dispone de diferentes tutores a los que acceder para realizar sus consultas o resolver dudas. Se dispone de webinars en directo, cuyas grabaciones podrán ser consultados posteriormente, textos, artículos y otros materiales escritos de soporte, acceso a foros y chats con el alumnado y el profesorado e, incluso, la posibilidad de concertar videoconferencias individualizadas para el tratamiento de temas específicos.

Por otra parte, la formación online genera redes de contactos entre el alumnado de un mismo curso, para el intercambio de experiencias que, de otra forma, sería harto difícil obtener, así como para generar nuevas oportunidades de empleo y formación en diferentes ámbitos de interés del alumnado.

Finalmente, cabe destacar que, desde una entidad asociativa como la Confederación Española de Sociedades Musicales, se promuevan acciones formativas online dirigidas a sus entidades asociadas, ya que esto ayudará a mejorar las competencias de las personas gestoras y dirigentes e incrementará su empleabilidad, lo que con toda seguridad redundará en la mejora del modelo de gestión y en la sostenibilidad de las propias sociedades musicales.

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