Ampliamos su biografía con testimonios familiares de Mari Paz Hurtado, su hija

Realizar un trabajo como el que estamos haciendo en la sección de “Pioneras” lleva en ocasiones a encontrar anécdotas y sorpresas que sin este tipo de indagaciones no saldrían nunca a la luz.

En este caso nos ha sucedido con María Teresa Andrés Blasco (véase Pioneras 5 lasBandas#46, y en www.lasbandasdemusica.com, 30/11/2021), una mujer que pocos datos se tenían de ella. Sin embargo, al publicar su vida en este periódico, la información recayó en mano de uno de sus familiares, que se hizo eco de la noticia y nos puso en contacto con Mari Paz Hurtado Andrés, la única hija de María Teresa.

Su obra fue recopilada por el padre jesuita Vicente Tena

Ha sido un hallazgo muy importante el poder contactar con Mari Paz, ya que hemos podido conocer muchos más detalles de la vida de su madre, no solo de sus recuerdos, sino  con documentos que corroboran datos y hechos de la vida de esta compositora, entre ellos una entrevista que le realizó la periodista María Ángeles Arazo, en la  que muestra la gran alegría que María Teresa Andrés obtuvo al comprobar que su obra por su gran calidad se vio reflejada en uno de los volúmenes destinados al Ayuntamiento del Valencia publicados por el padre jesuita Vicente Tena. Él mismo fue el que recomendó a María Teresa a la periodista para la entrevista. En ella se especifican detalles como su sencillez en sus acciones y contestaciones. La describen como una mujer con mirada clara y bondadosa, con expresión maternal. Ella misma se define como una simple ama de casa que compuso por primera vez a los 42 años al escuchar un programa de radio.

Vicente Tena la compara con compositoras como María Teresa Oller, María Dolores Soriano Raga y Matilde Salvador, a lo que ella destacó que les separa de esta última en que Matilde fue la única mujer que había compuesto una ópera y era mucho más internacional.

Su sueño de ser pianista se vio frustrado a causa de su enfermedad

Ser pianista de conciertos quedó en un sueño frustrado al sufrir asma, ya que tuvo que hacer reposo durante dos años. Sol, tranquilidad y aire era lo que necesitaba para su enfermedad, por ello se trasladó a Benimarfull, cerca de la Sierra de Mariola, un ambiente de pueblo rodeado de naturaleza… y que luego sintió dejar… Una de las anécdotas que cuenta de su estancia allí fue cuando su padre le llevó dos candelabros al pueblo, estos eran del piano y al reconocerlos se le llenaron los ojos de lágrimas, pues el piano ya venía de camino en el tren y le hizo una grandísima ilusión. Al poco tiempo comenzó la Guerra Civil Española y todo cambió.

Otra de las preguntas que le realizan en la entrevista es si lamentaba el no haber podido ser concertista, a lo que ella, cruzando sus manos sobre su cuaderno contestó: “lo lamento, pero no por ello puedo llamarme una mujer no realizada. Dios me dio por esposo un hombre bueno con el que he compartido alegrías y tristezas; he tenido una hija que me ha hecho abuela. Creo que el ciclo vital humano está cumplido. Queda la música, a la que quizá vuelva…una cita a la que acudir.”

 

Mari Paz no siguió los pasos de su madre, sino los de su padre.

Mari Paz, hija de María Teresa, actualmente tiene 77 años. No siguió los pasos musicales de su madre, pero siempre tiene en el recuerdo el piano que siempre estuvo en su casa. Su madre nunca consiguió aficionarla, siguió más bien el camino de su padre, Ernesto Hurtado, que fue escritor.

Siempre recuerda a su madre tocando el piano, dando clases de solfeo a los hijos de sus amigas, sobre todo a los de Dolores Gallent, muy buena amiga de María Teresa que estudió junto a ella en el Conservatorio. Su amistad fue muy duradera al ser pocas mujeres las que acudían a realizar estudios musicales.

Nos cuenta Mari Paz que sus padres se conocieron porque vivían en el mismo edificio en Valencia. Recuerda perfectamente todos los nombres que tuvo la misma calle según iba creciendo Valencia. Sus abuelos paternos y maternos eran vecinos, estaban muy bien posicionados, vivían en el centro del Valencia y los niños salían unos con otros a jugar a la calle, entre ellos, sus padres. Con el tiempo la amistad se hizo más intensa y se veían más a menudo. Como ella tenía seis años más que él, algo que no estaba muy bien visto en aquella época, dejaron la relación, pero cuando María se enteró que iba al frente de Córdoba no dudó ni un momento en ir a despedirlo, le era indiferente que estuviera mal visto que acudiera una mujer sola a la estación a despedir a los soldados que marchaban.  Y a raíz de eso siguieron la relación, comenzaron a escribirse, se casaron el 27 de octubre de 1943 y el año siguiente nació Mari Paz. Por cuestiones como estas, dice, siempre ha considerado a sus padres más avanzados a la época.

Después de regresar de la guerra, los que habían luchado en la zona roja, tuvieron que hacer el servicio militar con los vencedores de la guerra y Ernesto fue destinado a Burgos, donde pasó 3 años.

María Teresa nunca paró de tocar el piano aún después de casada. Mientras la mayoría de mujeres realizaban labores del hogar, ella mataba el gusanillo dando clases, tocando, componiendo…

La primera composición de María Teresa fue un chotis dedicado a un programa de radio.

Su primera composición la realizó a los 24 años. Escuchando un programa de radio que tenía como nombre “Ellos son así”, cuyas locutoras eran Mara Calabuig y Patrocinio Tamarit, María Teresa se sentó al piano y compuso un chotis al que le puso como título el nombre del programa. El estreno tuvo mucho éxito (Mari Paz le acompañó al estreno, pero lo recuerda vagamente ya que era muy pequeña). Este éxito le animó a seguir componiendo, retomando las clases con su antiguo profesor don Pedro Sosa que siempre confió en ella como muy buena alumna. También con Fornet, Eduardo López-Chavarri, José María Cervera.

Asistía a clase dos o tres veces por semana, a las que Mari Paz la acompañaba algunas veces. Ella recuerda que mientras su madre recibía clases de don Pedro, su esposa le ofrecía chocolate calentito en la cocina para que la espera se le hiciera más amena. Los recuerda con mucho cariño como una pareja de ancianos a los que conforme se fue haciendo mayor se dio cuenta que tuvo mucha suerte de conocer a aquel gran músico y profesor del que tanto aprendió su madre.

Mari Paz asistió al Colegio de las Dominicas y realizó la carrera de Magisterio, aunque nunca la ejerció. Nos cuenta que las clases eran muy tenebrosas con demasiada gente y casi no se podía escuchar al profesor. Eran tiempos de necesidad y antes de finalizar los estudios comenzó a trabajar por mediación de un amigo de su padre para sustituir a una secretaria en un despacho de una importante empresa del plástico. Allí conoció a su marido.  En aquella época era costumbre que las mujeres al casarse abandonaran el puesto de trabajo, así que cuando Mari Paz y su marido decidieron comprarse un piso, el jefe le preguntó cuándo dejaría el puesto de trabajo, a lo que ella le dijo que tenía entendido que podía seguir trabajando, aunque se casara. Consultado con la central de Barcelona le dieron la autorización sin tener que elegir entre su vida personal y su trabajo, aunque posteriormente cambió de empresa.

 

Unos  padres adelantados a la época

Siempre ha considerado a sus padres como adelantados a la época. Su madre siempre fue feliz tocando el piano y muy satisfecha con sus composiciones. Dejaba sus partituras a las bandas de música y le hicieron muchos encargos de pasodobles, entre los más famosos destacan “Claveriesa Valenciana”, encargado por un grupo de claveriesas. Otro de ellos es “El Delirio Che”, realizado para la Banda de Gorga, el cual tiene ese título porque cuando fueron a registrarlo en la SGAE ya existía, así que se le añadió el “Che”.

En sus últimos años Bernardo Adam Ferrero le instrumentaba los trabajos para banda, que eran interpretados y grabados por la Banda del Maestrazgo Nº 3 en donde él era director. Mari Paz todavía conserva las cintas de casetes de aquellas grabaciones. Uno de los pasodobles que se estrenó bajo la batuta de este director fue “Serra Engarcerán”, dedicado en agradecimiento al padre Tena. Fue interpretado el 30 de marzo de 1984 por la Banda Sinfónica “La Artesana” de Catarroja bajo la dirección de Salvador Chuliá y Bernardo Adam Ferrero como director invitado.

María Teresa falleció el 29 de junio de 1992 y en los últimos 2-3 años tuvo Alzheimer, pero con una gran vida de satisfacción musical, de la cual ha dejado muestra y de la que su familia se siente muy orgullosa. Fue una mujer muy valiente, nunca desfalleció en los malos momentos, no dudó en trabajar cuando hizo falta para sacar su casa adelante. Hubo una época en la que se encargaba de buscar anunciantes para la radio y a la que Mari Paz también acompañaba. Una figura femenina que se merece estar entre las grandes pioneras y a la que con mucho cariño desde nuestra sección se merece nuestro reconocimiento.

Nuestro gran agradecimiento a su hija Mari Paz, su sobrino Carlos y su nieta Victoria por aportarnos esta información tan valiosa.