Artículos de opinión personal

El pasado 10 de junio tuve la ocasión de participar en el Foro de economía comarcal Ciudades creativas para el desarrollo social organizado por Levante-EMV, patrocina do por Power Electronics y que contó con la colaboración activa de Lliria City of Music y Denia City of Gastronomy y en el que participaron los alcaldes de Llíria, Manuel Civera, y Dénia, Vicent Grimalt, la diputada en el Congreso por el PSPV-PSOE y especialista en turismo, Ana Botella, Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, la secretaria autonómica de Economía Sostenible, Rebeca Torró, el CEO de Power Electronics, David Salvo, el presidente de la fundación Balearia, Jose Manuel Orengo, el diseñador Francis Montesinos y yo mismo como representante de la Confederación Española de Sociedades Musicales (CESM).

Este artículo resume las ideas que expuse en este Foro en el que participe por invitación expresa del entonces alcalde de Llíria Manuel Civera, a quien aprovecho para agradecer a través de estas líneas su firme apuesta por apoyar todas las acciones de la CESM.

Es una evidencia que sin creatividad no hay progreso, pero dado mi perfil (músico aficionado, directivo de la CESM y economista) centraré mi exposición en los aspectos de la creatividad ligada a la gestión. Lo que podríamos llamar “la gestión creativa”.

En demasiadas ocasiones he tenido que expresar mi opinión en el sentido de que la administración pública suele ofrecer respuestas a nuestras demandas que he calificado de Insuficientes, Incorrectas, Injustas, y la peor: Inexistentes. Las 4 íes como yo las llamo. Y que frente a ello nuestro sector tenía que combatir con las 4 ces: Cumplimiento de la norma, Comunicación, Creatividad y Cohesión.

Toca hoy pues hablar de la C de creatividad en la gestión entendida como la identificación y el aprovechamiento de las oportunidades que en cada momento se pueden presentar en las entidades que dirigimos.

Y si hablamos de oportunidades, todos tenemos ante nosotros un ineludible reto que es también una enorme oportunidad: La agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Tal y como denuncia Alfons Martinell, profesor emérito de la Universidad de Girona y director de la Cátedra Unesco Políticas culturales y cooperación lamentablemente, a pesar de los aportes del sector cultural al proceso de elaboración de la Agenda, ésta no incorporó un ODS específico que situara a la cultura como elemento imprescindible para el desarrollo sostenible, pese a su importancia en los contextos contemporáneos. Sin embargo, tras la indignación inicial del sector cultural, han surgido estrategias de incorporación de la cultura a este plan de acción universal. Desde hace un tiempo, son numerosas las voces que reclaman que la cultura sea considerada una esfera más al abarcar todos los ámbitos de la actividad humana y constituir una de las principales fuentes de valores, cohesión social, bienestar, riqueza y participación de una sociedad.

Cultura sostenible

El capítulo 1 Hacia una cultura sostenible ofrece información básica sobre la Agenda 2030 y demuestra cómo este marco de acción puede ser una oportunidad para el sector cultural.

En el capítulo 2 Integrando el enfoque sostenible en el sector cultural se plantean una serie de principios comunes que sirven de referencia y punto de partida, y se ofrece un mapa de todos los actores de la cultura implicados en lograr un desarrollo sostenible. Ese marco teórico compartido y la identificación del ecosistema sobre el que tenemos influencia es el paso previo a la acción. Además, se dedica un apartado al papel funda-mental de la administración pública para hacer posible esta transición hacia la sostenibilidad.

En el capítulo 3 Pasar a la acción se propone, a modo de checklist, un listado de medidas que pueden llevar-se a cabo en distintas áreas, desde la programación o la gestión hasta los espacios físicos donde se desarrolla la actividad cultural.

Y por último, en el capítulo 4 se ofrece una selección de casos de estudio que ilustran proyectos culturales que ya están alineados con la Agenda 2030.

La lectura de este documento puede servir por tanto para que cualquier lector interesado pueda iniciar una aproximación a este tema y le será de gran ayuda si comparte el objetivo de integrar la Agenda 2030 en el sector cultural.

Pero si hablamos de la Agenda 2030 y por tanto de desarrollo sostenible, es necesario que conozcamos el verdadero significado de esta expresión:

El Informe Bruntland define al des-arrollo sostenible como “el proceso capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas”.

Y esta sostenibilidad se estructura en cuatro dimensiones que a su vez son básicamente las que le dan sentido a los 17 objetivos de desarrollo sostenible que contiene la Agenda 2030. Estas dimensiones son:

La dimensión medioambiental

El medio ambiente y el desarrollo no son retos separados: el desarrollo no puede subsistir con una base de re-cursos ambientales que se deteriora; el medio ambiente no puede ser protegido cuando el crecimiento ignora el precio de la destrucción ambiental.

La dimensión social

Busca proteger y fomentar el bienestar de las personas y una vida digna y de calidad sin exclusiones.

La dimensión económica

Se trata de lograr un mayor equilibrio entre nuestros modelos de producción y consumo y la capacidad de reproducción de los ecosistemas.

La dimensión cultural

Constituye una de las principales fuentes de valores, cohesión social, autoestima y participación de una sociedad.

Y ahora que ya podemos al menos intuir que la cultura y la sostenibilidad no son conceptos inconexos, ¿Qué podemos hacer para embarcar a las instituciones, asociaciones y agentes culturales, industrias creativas en la difusión de los ODS y de la Agenda 2030?

Luis Vidal Domínguez es tesorero de la CESM, músico y economista

Artículo publicado en versión papel de Las Bandas

⇒ Ir a Cultura, sociedades musicales y agenda 2030 (y II)

Siempre me han cautivado los versos del Premio Nobel Vicente Aleixandre:

“…Recordar es obsceno, / peor: es triste. Olvidar es morir…”

(de Poemas de la consumación, 1968)

El olvido es, en la mayoría de las ocasiones, una especie de muerte de la que no se es consciente. En la terrible enfermedad del Alzheimer, los enfermos viven con lagunas en sus recuerdos, como si algunas determinadas carpetas de su disco duro se hubieran borrado para siempre. Para ellos nunca existieron. Recuerdo como mi abuela materna, en sus dos últimos años de vida, dejó de reconocerme como su nieto. Decía que yo era hijo de una amiga suya y que no sabía por qué estaba siempre en su casa. Aquella mujer con la que compartí tantos bellos momentos disfrutando de su bondad, de su cercanía, de su sabiduría vital y de su eterna ternura, ahora me negaba su condición de abuela. Fue difícil de asimilar, sobre todo cuando este olvido inicial se convirtió en una degeneración física paulatina y dolorosa. Una sensación de impotencia te absorbe de forma cruel cuando observas el declive vital de alguien a quien amas.

Y es que, tal vez el olvido no puede disociarse de un deterioro físico. Y por ello, trabajar la memoria nos pueda ayudar a conservar una mayor calidad de vida. En un mundo como el actual, inmerso en una pandemia de la que se creyó salir rápidamente y de la que aún no sabemos cuándo nos podremos librar, los olvidos son, como mínimo, símbolo de una incipiente degeneración. Hay quienes olvidan que no podemos bajar la guardia en los protocolos contra el contagio, enarbolando, en ocasiones, una absurda seguridad profiláctica. Sin embargo, también hay quien se olvida de vivir y por tanto reniega de buscar los medios para poder continuar manteniendo la dignidad vital en mitad de una situación que ha dado un vuelco radical a aquello que considerábamos la normalidad. Creo que ambos olvidos llevan inmerso una cierto miedo, una especie de comodidad temerosa de enfrentarse a lo desconocido. El ser humano tiene ante sí un reto de gran relevancia mediante el cual puede demostrar una potencialidad reflexiva y pensante que ayude a canalizar sus conocimientos en una mayor adaptabilidad a la realidad que le rodea.

Pero hay olvidos que pueden ser reconducidos con la sensatez de la reflexión. En todos los sistemas de mnemotecnia que he podido conocer se nos habla de la importancia y de la eficacia de la esquematización, la lógica y el razonamiento para poder mantener una memoria eficaz y productiva. Sin embargo, hay decisiones tomadas desde la comodidad y la falta de esfuerzo que olvidan aquello que realmente es evidente. En estos tiempos de pandemia asistimos a olvidos incomprensibles que perfectamente podrían ser subsanados. No se si son olvidos producidos por instalarse en el mínimo esfuerzo, por la inoperancia despreocupada o por pura y simple ignorancia. Sea cual fuere el motivo, hay que reivindicar que se puede vencer al olvido cuando éste no es producto de patología alguna. Desde junio de 2020 a agosto de 2021 he dirigido unos cuarenta y tres conciertos, la mayoría con aforos reducidos, otros por streaming. En las bandas municipales de Bilbao y Barcelona, hemos mantenido todos los conciertos de temporada, cambiando repertorios para adaptarlos al protocolo COVID que incluye tanto distancias físicas, como reducción de efectivos sobre los escenarios, duración de los programas (todos ellos sin pausa para evitar acumulación de público) … Ha sido un trabajo esforzado y comprometido de todos y cada uno de los músicos de las formaciones, además de los equipos de organización y gestión. Hemos tenido miedo, yo el primero. Pero hemos pensado en poner todo el esfuerzo para poder seguir ofreciendo nuestro trabajo con la mayor dignidad, adecuándolo a la situación pandémica a medida que ésta iba evolucionando. Y lo hemos logrado. No hemos suspendido ninguno de nuestros conciertos programados, actuando como si hubiéramos tenido una temporada pre-pandémica. El público que nos ha escuchado, bien en directo, o bien por redes, nos ha mostrado un calor tremendamente especial y sincero. Sin embargo, seguimos inmersos en el ostracismo del olvido. Seguimos sin tener noticias de las bandas de música a no ser aquellas que aparecen en el apartado de curiosidades, ambientaciones festivas y populares… El ámbito de la cultura musical y su difusión se reduce a los conciertos sinfónicos, al pop, al rock, al jazz, a la ópera, a la música contemporánea (como si las bandas fueran hologramas del pasado), a los musicales…. Hace unos meses, en varias noticias de radio y televisión anunciaban la presentación del nuevo presidente norteamericano. En varios titulares se podía leer, a modo de curiosidad apostillada: “el presidente se hizo acompañar de una banda de música”. Así, sin más explicaciones. En ninguna parte oí referenciar que la banda de música que lo acompañaba es una formación que forma parte del protocolo presidencial de los EEUU desde el 1798, año en el cual el presidente John Adams aprobó su fundación tal y como consta en el acta del congreso norteamericano fechada el 11 de julio de aquel año (hace ya 223 años). Tal vez sea porque en los programas educativos de ámbito general no se hace mención alguna de la existencia de bandas de música en la historia cultural, ni que esta banda a la que hago referencia, la “The President’s Own” United States Marine Band, es una de las formaciones sinfónicas más importantes del mundo, con temporadas de conciertos de un elevado nivel artístico, con una discografía mítica y fundamental para entender la evolución de la composición destinada para las bandas de música, y que tiene, entre sus directores invitados contemporáneos, a figuras como John Williams. Pero, según los medios, fíjate qué curioso, el presidente de un país tan importante, se hace acompañar de una banda de música, tan vulgar… Y es que la memoria de las bandas está plagada de olvidos, los cuales le han proporcionado una especie de mantra estereotipado que se repite entre generaciones.

A pesar de estos olvidos, seguimos y seguiremos. No nos queda otra. El trabajo siempre dignifica y en estos momentos tan especiales, aún más. El trabajo silencioso pero constante, el que produce activos de solidez, el que hay detrás de cada músico que con miedos y situaciones personales varias, ha dejado atrás todo para demostrar que su trabajo es útil en esta sociedad. Las bandas de música (algunas de ellas, no todas …) han sido reconocidas por el Ministerio de Cultura como Material Representativo del Patrimonio Cultural Inmaterial, pero al ser tan “etéreas” da la sensación que no existimos. En el olvido de este reconocimiento hacia el resto de bandas hay también una muerte lenta del respeto por su historia, por su presente y por su potencialidad futura.

El olvido puede ser ocasionado por una enfermedad o por un nocivo descuido. En el caso de las patologías mentales, existen tratamientos paliativos que aminoran su evolución o su intensidad. En el caso de la incultura, hay un remedio efectivo: el estudio y la formación. Y en este último caso, la voluntad de cambio y el compromiso son también dos vías de desarrollo de gran efectividad.

Hace unos días me encontré con una persona a quien hacía tiempo no veía y le pregunté por sus padres, pues tenía constancia de que ambos estaban diagnosticados con la patología de Alzheimer. Me dijo que ambos habían entrado en una fase de dependencia y que los estaba cuidando en su casa, ya que así era más cómodo para ella. Después de más de treinta años de casados, sus padres llevaban ahora unos veinte de divorciados. Y en estos momentos en los que ambos tienen Alzheimer, vuelven a vivir juntos: “Menos mal que se han olvidado el uno del otro y no se reconocen”, decía mi amiga, “antes de la enfermedad no se soportaban”. Lo que es la vida: un olvido patológico permite convivir ahora a dos personas que, sin él, serían incapaces de compartir nada. Decía Jorge Luis Borges: “…No hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón…. Ya somos el olvido que seremos…” (Elogio de la sombra, 1969).

El olvido alimentado por la comodidad, los estereotipos o la propia inoperancia, es un camino imparable hacia la desolación. La historia bandística comprende momentos fundamentales en la evolución cultural y social de nuestro mundo. En estos tiempos tras la pandemia, las bandas pueden y deben asumir de nuevo un papel motriz en la recuperación sociocultural de nuestra contemporaneidad. Trabajemos para no caer en el olvido de la memoria. Olvidar es morir…

José R. Pascual-Vilaplana

Trento (Italia), 3 de septiembre de 2021

Artículo original

https://www.pascualvilaplana.com/

Corría el año 1993 cuando, después de cruzar muchas cartas, se reúnen en Altea los responsables de las distintas Federaciones.

Definida en los Estatutos como:

Artículo 4º.-

La Confederación Española de Sociedades Musicales es una Entidad de ámbito estatal, que reúne a las Federaciones de las Comunidades Autónomas, regionales o provinciales, de carácter amateur. Tiene personalidad jurídica propia, gozando de plena capacidad para actuar, contratar y obligarse, de conformidad con la legislación vigente, para el desarrollo de las funciones y cumplimiento de sus fines.

Tiene el carácter de unión entre las federaciones independientes que la integran, y por su naturaleza cultural y prioritariamente musical, no persigue ningún fin lucrativo.”

10 junio, 2021 Escrito en diapason

 

 

 

 

 

 

Pero no fue en este año la primera vez que se hablaba de la creación de una organización nacional de sociedades musicales. Para concretar este hecho nos remontaremos a 1967.

Llíria el municipio escogido para celebrar los Festivales de España. Éstos estaban patrocinados por el Ministerio de Información y Turismo y la Unión Musical de Llíria fue la anfitriona y organizadora del programa de actos.

En este contexto, se estableció una ponencia el 10 de septiembre de 1967 bajo el nombre “Las bandas de música y sus problemas” con el objetivo de tratar las cuestiones que preocupaban a las sociedades musicales en aquel momento.

Una de las conclusiones fue:

“La creación de una Federación Nacional de Sociedades Musicales Amateurs”

De estas reuniones salió la decisión de formalizar la fundación de la Federación Regional Valenciana de Sociedades Musicales en 1968.

Sigamos, 25 años después se consumó la fundación de la Confederación Española de Sociedades Musicales (CESM).

En aquel 1993, durante los días 13 y 14 de noviembre, se reunieron el Presidente de la Federación Castellano Manchega, Don Alfonso Rodríguez; Presidente de la Federación Guipuzcoana, Don Juan Antonio Lecuona; Presidente de la Federación Balear, Don Josep Clement; Presidente de la Federación Catalana, Don Joaquín Urquizu; Presidente de la Federación Andaluza, Don Andrés Valero; Presidente de la Federación Gallega, Don Emilio Vázquez; Presidente de la Banda de Música de Teruel, Don José Martínez; Presidente de la Federación de Murcia, Don Isidoro Jesús Martínez; Presidente de la Federación de Asturias, Don José Antonio González y Presidente de la Federación de Valencia, Don Ángel Asunción.

“Tras varias reuniones maratonianas” según palabras que me confesó Ángel Asunción, se firmó el acta constitucional y redactaron los primeros Estatutos, con las siguientes Federaciones fundadoras:

De estas federaciones se disolvieron:

  • Federación de Bandas Civiles del Principado de Asturias
  • Federación Guipuzcoana de Bandas de Música/Guipuzkuako Banden Biltzarra

Con el paso del tiempo se formarían las Federaciones:

 

 

Los datos se acercan a los que pública el Ministerio de Cultura en su anuario 2019, donde dice que hay 1.485 bandas y que se reparten por comunidades de la siguiente manera:

Esto no quiere decir que todas las Federaciones están en la Confederación, ya que, aparte de las que se disolvieron, algunas la abandonaron, ya sea por motivos económicos, ya sea por otros motivos, aunque no se pierde la esperanza de que algún día estemos todos juntos otra vez.

En los primeros años de andadura de la Confederación, sus esfuerzos se centraron en dar a conocer la organización e intentar tener una línea de ayuda del Ministerio para poder cumplir con mayor facilidad sus fines, objetivo que se cumplió, con el paso de los años esa línea directa pasó a ser una ayuda del INAEM para realizar proyectos.

Y en una frase hecha que he adaptado: “Las Instituciones están por encima de las personas, pero son las personas las que dirigen las instituciones y con sus decisiones hacen que una institución sea buena o mala, esto que parece un trabalenguas, es la cruda realidad.”

Han habido muchos años que la Confederación se ha limitado hacer su Asamblea General, de 3 y 4 días, con sus respectivos Festivales de Bandas y hasta el año que siguiente, con las celebres y buenas frases de “se debería hacer”, “se habría que hacer”, “se tendría que hacer” y así pasaron demasiados años.

Recomendable la lectura del libro “XX Años de Historia” editado por la CESM, para entender de dónde venimos, si es que se quiere entender, claro.

Cuando una organización no ocupa el espacio que le corresponde, ese lugar es ocupado por otros y cuesta tiempo y recursos volver a recuperar el espacio perdido.

En el año 2016 me presenté a Presidente con un programa electoral concreto y con acciones concretas, como la reactivación de relaciones institucionales, crear un gabinete de comunicación, una web operativa, una base de datos nacional de Sociedades Musicales (SSMM), una mejora del marco normativo para SSMM, así hasta 14 puntos, en el primer año se habían cumplido 12 de ellos.

En el 2018 a raíz de una nota de prensa sobre la bajada del IVA a los instrumentos musicales, nos llevó a reunirnos con todos los grupos parlamentarios del Congreso de Diputados en Madrid y en 2020 que se apruebe en el Senado una Moción que Insta al Gobierno que revise el tramo de IVA aplicado a los instrumentos musicales. En el expediente presentado había una declaración institucional de una Diputación y el acuerdo de 10 ayuntamientos, que triste.

Pero la Confederación, ¿para qué sirve?

Para estar asociados y dar representación ante las instituciones estatales, donde se reivindica y pone en valor los tres apartados que más nos identifican al colectivo como son el educativo, el cultural y el social, porque en ocasiones, la respuesta que dan nuestros gobernantes a nuestras demandas es:

Insuficiente, Incorrecta, Injusta o lo que es peor, Inexistente

Frente a estas 4 I nosotros debemos ofrecer  Las 5 C.

  • La C de Confiabilidad: Desarrollo de la cultura del cumplimiento de nuestras obligaciones (pienso que solo quien cumple sus obligaciones está legitimado para exigir a los demás que cumplan las suyas).
  • La C de ser Creativos, explorando las escasas opciones que ofrece el actual marco normativo (Ej. declaración BIC, ley del Voluntariado, convenio colectivo, utilidad pública, ley de Propiedad Intelectual).
  • C de Comunicación: lo que no se comunica no se conoce.
  • La C de No Conformarse, reivindicando que el marco normativo mejore y reconozca nuestra aportación a la sociedad.

Y por encima de todas la C de CONVICCIÓN:

Debemos convencer a los nuestros, a nuestro entorno, al resto de la sociedad y a los políticos de la importancia de tratar como se merece lo que hacemos. Sin que se cree ese estado de opinión favorable no será fácil conseguir ni cambios normativos ni casi nada.

Las 4 I y las 5 C, son de mi amigo Luis Vidal, que se han convertido en una frase mantra de nuestras acciones.

De la 5 C, las que más hay que reforzar son No Conformarnos y estar Convencidos de lo que hacemos. Aquí dos ejemplos.

No Conformarnos

El año y pico de pandemia que estamos viviendo, ha desnudado por completo a muchas organizaciones y sistemas de gobierno, pero también ha puesto en valor otras.

Mientras duró el Estado de Alarma en 2020, solo había una voz, acertada o desacertada no es mi intención juzgarla, pero solo una voz y un solo interlocutor. Cuando empezó la desescalada, pasamos de una sola voz a 20, las 17 Comunidades Autónomas, las 2 Ciudades Autónomas y el Ministerio de turno, esto llevó a que cada Comunidad haya aplicado las mismas normas marcadas por el Ministerio, pero en diferentes tiempos y a diferentes colectivos.

Pero esto también ha ocurrido con las federaciones, donde cada una ha ido a su ritmo y a la voluntad de su Comunidad Autónoma.

Estar Convencidos.

Un ejemplo fue la solicitud que hizo la CESM al Ministerio de Sanidad para que se actualizara la Estrategia de vacunación frente a la covid-19 en España, con la inclusión de un subgrupo adicional (Grupo 6D) para los docentes y personal de las Escuelas de Música y Escuelas de Música y Danza dependientes de corporaciones locales o de entidades privadas sin ánimo de lucro y al mismo tiempo se instaba a las Federaciones que lo hicieran en su propia Comunidad.

Resultado, algunas lo habían hecho antes y no dijeron nada, otras lo hicieron como si fueran ellas las que lo pedian, otras nada y otras en su escrito ponían “como lo ha hecho la CESM al Ministerio”, juzguen ustedes mismos las diferencias de actuación.

La pandemia nos ha enseñado que juntos somos más fuertes y se pueden conseguir más cosas, si no siempre ganan los más famosos o los que más padrinos tienen.

Así y todo es una responsabilidad y un reto, si en los 5 primeros años de la Confederación se pudieron hacer muchas cosas, simplemente aplicando la frase de “Quien no conoce la historia está condenado a repetirla”, en mi presidencia ni chupipandi ni olvidar la historia, con unos pocos menos palos en las ruedas y estar más convencidos, se podrían conseguir los objetivos, ahora que cada cual analice sus acciones.

Si no estuviera la Confederación, se tendría que crear, pues como la tenemos, aprovechémosla.

Yo no me Conformo y estoy Convencido y ¿Tú?

Vicente Cerdá García
Presidente de la CESM

Quiero dedicar este pequeño artículo a todas aquellas personas que nos marcaron el camino a seguir dentro de cada una de nuestras sociedades musicales.

A esos hombres y mujeres que, prácticamente sin medios pero cargados de muchos sueños e ilusión, hicieron posible que hoy seamos lo que somos.

A nuestros veteranos, a los que nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por el trabajo que desarrollaron.

https://blogs.laverdad.es/febandasrmurcia/ – Martes, 8 junio 2021

Ahora estamos viviendo una época convulsa para todos, donde las dificultades crecen e incluso a veces también crece la desilusión. Pero no debemos caer en el desánimo y, como ellos hicieron en otros tiempos, tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas para sobrepasar todos los obstáculos e inconvenientes que vayan surgiendo.

Hace algunos días finalizó la Semana Santa, festividad religiosa con un ingente trabajo y protagonismo para los músicos que formamos parte de las bandas de música de España, y sobre todo de zonas como la Región de Murcia por su gran tradición procesional. Pero este año, ante la consabida situación sanitaria, no ha habido procesiones, aunque sí muchos actos y conciertos dedicados a la música escrita específicamente para estas fechas en prácticamente todas las localidades de nuestra Comunidad Autónoma.

La palabra procesión, dentro de sus acepciones, tiene una con la que, coloquialmente, creo que el mundo bandístico está muy identificado: “acto de ir ordenadamente de un lugar a otro muchas personas con algún fin público y solemne, frecuentemente religioso”. Esto es lo que todos hacemos; seguir nuestro CAMINO, unidos y ordenadamente, para conseguir un fin público que, en este caso, no es religioso, sino educativo, social y cultural: el fomento y conocimiento de la Música. Y ese camino, como ya dije al principio, se lo debemos a todos nuestros mayores por inculcarnos el amor por lo que hacemos, por demostrarnos con su ejemplo cómo debemos comportarnos, por hacernos sentir miembros de pleno en nuestros colectivos, por motivarnos para luchar sin descanso por nuestros proyectos, por educarnos en el respeto y la tolerancia, por darnos el ejemplo que nos dan de compromiso y responsabilidad, y, sobre todo, por habernos transmitido quizás lo más importante, que es el AMOR por la MÚSICA.

Ellos, nuestros mayores, nos enseñaron que en una sociedad musical cabemos todos: los que piensan de una forma o de otra, hombres y mujeres, jóvenes y veteranos, creyentes o no, del Madrid o del Barcelona…, pero siempre unidos por el respeto a este bello arte. Gracias a ellos hemos aprendido que el trabajo que realizamos para el resto de la sociedad es fundamental, puesto que en muchas poblaciones somos la única posibilidad que existe para que sus habitantes, sobre todo la parte infantil y juvenil, puedan acceder a la educación musical con todas las ventajas que conlleva; no solo las artísticas, sino también aquellas que son todavía más importantes que las anteriores, las que contribuyen a la formación integral de las personas, que son los valores que se transmiten: educación, respeto, tolerancia, trabajo en equipo, organización, compromiso, responsabilidad, superación… Además, y en esto puede ser en lo que más estemos fallando, con su ejemplo nos han demostrado que todos somos útiles, que cualquier persona, aunque en un momento determinado no piense exactamente igual que los dirigentes del momento, es totalmente válida para conseguir el objetivo final, ya que la suma de todos los pensamientos e ideas, sean o no convergentes, nos harán con el transcurrir del tiempo mucho más fuertes. Nadie sobra, todos hacemos falta.

Ahora la obligación de todos los que formamos parte de las sociedades musicales de la Región de Murcia (dirigentes, socios, músicos, padres, alumnos, simpatizantes…) es continuar con ese CAMINO que ellos nos marcaron. Debemos seguir transmitiendo a los que vayan llegando todos esos valores que nos inculcaron, y, sobre todo, CREER firmemente y sin fisuras en lo que hacemos.

Son tiempos difíciles, pero los suyos también los fueron, y ellos los afrontaron con una actitud y decisión inquebrantable, superando todas las adversidades con las que se fueron encontrando. Las sociedades musicales nunca lo hemos tenido fácil, siempre nos han faltado recursos, apoyos, ayudas…, lo que nos ha forzado en muchas ocasiones a trabajar bajo mínimos, situación que hemos superado con trabajo, ideas, esfuerzo, ilusión, optimismo…. Y volveremos a hacerlo porque lo llevamos en nuestra identidad como colectivo.

Por todo esto, muchas gracias a todos ellos, a los mayores, a los veteranos. Supongo que en cada lugar tendréis los vuestros, pero yo, en esta ocasión, quiero dedicar estas palabras a los de mi banda, a los que están y a los que ya nos dejaron: a Luis, el maestro Ortuño, Perico el flauta, Martín, Pepe, Ángel, Andrés, Galiano, Noño, Perete, Cayetano, Pepe el Pintor… (Perdón por los que seguro me dejo en el olvido). Y también a los que formamos mi generación que ya estamos casi llegando a ser los semiveteranos: Bartolo, Ernesto, Carpena, Manolo, Vicente…, porque ahora nos toca a nosotros ser los trasmisores de todos estos valores a los que nos siguen, ni más ni menos que EL CAMINO A SEGUIR.

José Miguel Ibáñez Lax

La vida sol donar-te moments crucials pel teu desenvolupament personal i professional dels quals no n’eres conscient fins que passa el temps. Potser eixa siga una essència vital que fa aturar-nos de vegades en coses banals i deixem passar allò realment important. O potser estic fent-me major, doncs d’ací uns dies farà vint-i-cinc anys que tinc vint-i-cinc anys, i la perspectiva amb la qual analitze tot el que m’envolta, ha canviat substancialment el seu calibre.

PROLEGÒMENS

Seria allà pels inicis de 1995 quan un dia em va parar al meu carrer de Muro un xicot que es va presentar com a Miguel Ángel i que estava interessat en parlar amb mi sobre la composició d’una marxa mora. En aquella època érem veïns de carrer, tot i que Miguel Ángel Alcaraz és alcoià. Em digué que anava a ostentar el càrrec d’Alfereç Moro per la Filà Realistes de les Festes de Moros i Cristians d’Alcoi de l’any següent. Un dia va vindre a casa els meus pares i al quarto del piano xarrarem força estona sobre el projecte. Mitjançant amics comuns, em deia conèixer algunes de les meues obres escrites per a la festa: els pasdobles Sara i El ti Salvador, les marxes mores Als Xaparros i Rafel Casaca, …Em va comentar tot el que tenia pensat per a la representació de l’alferecia, qui seria el dissenyador de tot el boato (José Moiña) i com li faria il·lusió que jo li escriguera la marxa que l’acompanyara per tancar l’Entrada Mora d’Alcoi del 22 d’abril de 1996. Aquella proposta em va omplir d’emoció doncs seria la primera vegada que anava a escriure una peça per a les Festes de Moros i Cristians d’un poble que no fóra el meu. A més a més, com a músic, coneixia ben be les festes alcoianes, i n’era conscient del caire d’auditori que és el carrer Sant Nicolau, l’atapeïda Plaça de la “Bandeja”, el carrer Sant Llorenç….

Passats uns dies Miguel Ángel em va portar uns dibuixos sobre el disseny de tot el seguici de l’entrada així com uns esborranys sobre la seua carrossa. A més, el protagonista de tota la desfilada seria el símbol de la Filà Realistes: un cavall articulat de més cinc metres d’alçada que aniria darrere del seguici.

LA MARXA MORA

Però si hi ha una cosa que em va marcar molt va ser, precisament, el viure com Miguel Ángel i la seua família, Mercedes, Denise i Uriel, així com amics i filà preparaven tot. Aquell viatge d’una sola vesprada, portava darrere tot un mon de nervis, preparatius, idees, complicitats, emocions, … em va fer veure amb claredat, que potser l’entrada era l’excusa: allò important era tot el procés per arribar-hi. El mite de l’Odissea d’Homer em va venir al cap i sabia que a la marxa havia d’haver un Ulisses melòdic i/o motívic que anara vivint tota l’experiència per arribar finalment a la Ítaca anhelada, com diu el poeta Kavafis: “… savi, com bé t’has fet, sabràs el que volen dir les Itaques”. Ja tenia la idea inicial per començar el treball i els nervis començaven amb pessigolles al cap i al cor. És una mena de sensació difícil d’explicar: el cor et demana escriure i la ment no està amb altra cosa que no siga cercar els materials. Ara calia buscar eixe Ulisses. I com moltes vegades ocorre, Ulisses em va trobar a mi.

Una vesprada, com tantes altres, estava donant classe de solfeig a la Unió Musical Contestana on hi estava treballant com a professor per aquells anys. Al moment de fer un dels dictats als alumnes des del vell piano de l’aula, dues tecles engroguides pel temps es varen enganxar la qual cosa provocà que sonaren a l’hora les tres primeres notes d’aquell dictat: DO, RE, SOL… Aquella sonoritat acordal sense la típica tercera sinó amb la quarta sospesa (sé que és una terminologia molt específica, però segur que ho entén molta gent) em va colpir l’atenció. Ja havia trobat la cèl·lula melòdica que hi cercava. L’atzar, com al llibre d’Homer, també havia entrat al joc de la marxa. El mateix procés de creació era un altre viatge a Ítaca particular: havia de deixar-me portar per tot el que em podia passar. A l’endemà començava l’escriptura de la marxa sobre una plantilla de banda impresa que comprava sempre que anava a Holanda per fer exercicis d’instrumentació. En ella vaig reservar un pentagrama per a les dolçaines, doncs a l’original de la plantilla aquestes no hi figuraven, clar. Segut al piano vaig repetir aquelles notes: DO, RE, SOL, … DO, RE… Tot s’obria, tot cobrava sentit. Les notes em suggerien melodia i em parlaven d’una consonància harmònica. Ara calia buscar la forma de l’obra. Tot i saber que les marxes mores, en general, solen presentar les estructures típiques de les marxes militars i pasdobles, basades en el minuet francès, havia estudiat a fons les diferències estructurals que presentaven obres com les de José Mª Ferrero, José Pérez Vilaplana, Paco Esteve i, especialment, Amando Blanquer. Cadascú planteja una estructura diferent a les seues marxes mores i jo m’havia remullat amb aquella llibertat creadora que portava al darrere un clar coneixement del que es feia. I amb la idea del viatge d’Homer, vaig pensar en quin era el recorregut de l’Entrada d’Alcoi per que hi estigués present a l’estructura: la marxa començaria amb el protagonista que des de dalt la seua carrossa a Sant Nicolauet, observa com va passant el seguici; després recorre un primer carrer llarg i estret (Sant Nicolau) en forma de dansa que va acumulant tensió amb la superposició de melodies i amb el contrapunt dels metalls. En acabar, un ostinato rítmic basat en la cèl·lula primària aniria creixent en tensió, doncs des de Sant Nicolau es divisa la Plaça de la Bandeja i el seu campanar va creixent en la perspectiva visual. De fons unes campanes toquen el motiu melòdic d’Ulisses…. Es prepara l’entrada a la Plaça i ens endinsem en ella amb un coral polifònic, el primer fort de la marxa, on els valors rítmics s’allarguen i les harmonies simbolitzen un cant del poble que rep al protagonista sota el so de les campanes festívoles. Aquest coral es repeteix, doncs l’entrada pega la volta a la plaça. Hi ha una mena de final al Cantó Pinyó, després del qual es torna a un altra dansa que recorre l’estret carrer Sant Llorenç. Quan aquest esdevé avinguda i s’obri, la música torna a emular un moment de tensió acumulada doncs el viatge està a punt de concloure. Els arbres del Parterre fan de caixa acústica a l’últim fort, on el protagonista de l’inici apareix majestuós tot envoltat d’elements que han sortit al mig de la partitura. Ulisses arriba a destí ric en experiències i ple de coneixences. Aquesta és la Ítaca festera, la que ens dona la força per iniciar el viatge any rere any.

Realment aquest plantejament em va motivar a escriure i, al viatge creatiu, anava descobrint coses noves. Hi havia temor, doncs pensava que allò no anava a agradar a ningú més que a mi. Però hi havia alguna cosa que no em permetia sortir-me de la ruta. Havia d’acabar el viatge. En octubre de 1995, quan la partitura estava acabada va vindre a ma casa l’Alfereç, Miguel Àngel. Li vaig explicar tot, em vaig seure al piano i vaig començar a tocar tot aquell seguit d’idees… Els seus ulls s’obrien com a plats i endevinava que no sabia molt be que estava escoltant. De sobte em diu: “I això amb la banda sonarà be...”. Jo li vaig dir que sí. Però la seua cara sols va canviar quan en l’entrada va escoltar el resultat final. Encara el recorde dalt la carrossa amb ulls remullats de veritat festera.

L’ENTRADA

El dia 22 d’abril de 1996 seria la Banda de l’Associació Unió Musical de Bocairent i La Xafigà, institucions de les quals n’era jo el director titular per aquella època, qui anirien acompanyant la carrossa de l’Alfereç tot fent l’estrena oficial de Cavall de Foc. La carrossa de la Favorita aniria acompanyada de la meua banda, la Unió Musical de Muro que va interpretar una segona marxa extreta de Cavall de Foc, la “Fanfarria per a la Favorita”. Fins i tot un ballet, el d’Ana Calvo, ballaria la meua primera marxa mora Als Xaparros interpretada per la Banda de “L’Avanç” d’El Campello. L’altra banda de la qual n’era director titular, l’A.A.M. “El Trabajo” de Xixona, acompanyaria l’esquadra especial a ritme de la bellíssima Moros del Rif, del meu mestre, Rafael Alcaraz Ramis. Diversos músics de La Xafigà, interpretarien danses i ritmes d’acompanyament al seguici, extrets de també del motiu principal de Cavall de Foc. Aquestes darreres peces foren utilitzades per escriure el Ballet de Cavall de Foc estrenat a l’Alferecia de la Filà Realistes d’Alcoi de l’any 2010. Diguem-ne que tot estava previst amb una mena de coherència sonora i vital, com una mena de lligam auditiu, per poder viure un moment únic i compartir-lo amb els que ens esperaven a peu de carrer i als balcons alcoians.

Aquell dilluns d’abril de fa, avui mateix, vint-i-cinc anys, estava ben nerviós doncs no volia trair la confiança que Miguel Àngel havia dipositat en mi. Tenia molts aliats: els músics de Bocairent, Xixona, i Muro que havien emprés aquell projecte de forma molt entusiasta. Des que començarem a interpretar Cavall de Foc a Sant Nicolauet, el públic que ens envoltava va començar a aplaudir, sobre tot quan enmig de la marxa començà a caure una pluja que, de forma intermitent i generosa, ens acompanyaria tota la desfilada. Quan anava cara al meu amic Peris (qui des d’on estiga, se’n recordarà avui d’aquella vesprada) i li deia: “Quina pena, no podia ploure un altre dia?”. Em contestava amb el seu somriure ple de felicitat i aprofitava per buidar l’aigua que s’acumulava a la campana de la tuba. No calia dir res més: hi estàvem gaudint i tot el demés, no importava. Em resulta molt difícil descriure tot allò però cada vegada que ressonen dins de mi les notes de Cavall de Foc rebotades sobre les belles façanes de les cases de Sant Nicolau, una tremolor em recorre el cos. Aquesta sensació no me la furtaran mai, és el bo que té ser músic i viure moments únics. Jo anava dirigint Cavall de Foc davant la banda i al fons del seguici veia volar les potes del Cavall Real tot presidint la perspectiva mentre la pluja mullava partitures i rostres. Recorde una imatge molt particular, quan una vegada havíem passat la Plaça de la Bandeja i encaràrem el Carrer Sant Llorenç, la meua cosina Pepi que estava a un balcó de l’Ajuntament (on ella treballa des de fa molts anys) encarava un telèfon a la banda i em llançava una besada a l’aire. A l’altra banda d’aquell fil telefònic, (ho vaig saber més tard), estava ma mare. “Tia, escolta al teu fill” diu que li va dir. La gent que presenciava la desfilada ens acaronava amb un entusiasme molt especial, els músics ens miràvem amb una emoció compartida. La catarsi estava naixent de forma natural i espontània, amb la llibertat que sols el conreu honest de l’art provoca. El cel ens regalava de quan en quan uns moments de respir davant la pluja primaveral que no va poder apagar el foc d’aquella vesprada ni d’aquell cavall…

 

 

PER LA MEMÒRIA

Passada aquella experiència, Cavall de Foc formaria part d’un projecte de gravació ben especial. Sols un any més tard, apareixia enregistrat per la Banda de l’A.A.M. “El Trabajo” de Xixona i “La Xafigà” de Muro en dos CD’s: el meu primer CD amb la banda xixonenca anomenat “Música i Festa” i el meu segon CD amb el grup murer que volgué titular-lo, precisament, “Cavall de Foc”.

 

L’any 2000, la Banda de la Unió Musical de Muro, dirigida per mi mateix, gravaria el meu primer disc monogràfic on s’inclouria Cavall de Foc. Aquest CD, fou reeditat i re masteritzat en 2015 amb el títol D’ANHELS.

Gravar una obra és deixar una petjada sonora d’un moment. Però després, cada vegada que escolte els CD’s, em venen a la memòria no tant les obres, sinó més be els moments viscuts als assajos i al propi enregistrament. Quantes experiències i quanta vida gaudida amb la vehemència de la joventut i amb el goig de l’amistat!

ANECDOTARI

La història d’aquesta marxa mora està plena d’anècdotes i curiositats de les quals voldria compartir-ne algunes ara que el temps me les fa avaluar de forma diferent. La primera d’elles ocorregué en la sala d’assajos de la UM de Muro. M’havien convidat a dirigir Cavall de Foc al Concert de Música Festera de 1996 a Muro. En un assaig previ, i mentre dirigia, va entrar a la sala el meu mestre Rafael Alcaraz Ramis, el compositor murer que havia estat el meu primer professor d’harmonia i composició. En aquell moment me’n vaig adonar que no li havia mostrat encara la partitura d’aquella marxa, costum que havia consolidat amb les meues obres anteriors. El mestre venia a assajar una de les seues obres que també s’interpretaven al concert. En acabar l’assaig vaig anar a saludar-lo. “Això és teu?”, em digué. Jo li vaig mostrar la partitura i passada una estona em digué: “A partir d’ara ja et puc considerar compositor”. Aquella frase em va caure com un gran regal, doncs l’admiració i el respecte que li tenia al mestre Alcaraz, feia de les seues opinions un regal de gran vàlua per a mi.

En 1999 vaig rebre una telefonada molt sorprenent. Quan conteste a un número que no coneixia, una veu em diu: “Bona tarda. Eres Pascual Vilaplana? Em diuen Maria del Mar Bonet i soc cantat…”. No m’ho podia creure, estava parlant amb una de les veus més importants de la cançó en català del segle XX. El motiu de la seua trucada era disculpar-se doncs havia posat de títol al seu últim CD, Cavall de Foc. I sols una vegada publicat, se’n havia donat de la coincidència amb la meua marxa i amb el CD de La Xafigà. Em va dir que havia estat tota una casualitat i que no coneixia el nostre treball abans. Jo li vaig agrair la trucada i amablement em va convidar a la presentació del seu CD (concert al qual no vaig poder anar i això ha fet que encara no haja tingut el plaer de coincidir amb ella).

Quan pense en aquella època en la qual escrivíem a ma les partitures, no puc deixar de recordar que cadascuna de les particel·les de la banda em podia costar quasi una hora de feina. Encara sento el caliu del tendur de casa els meus pares, en el qual em quedava quan toca casa se n’anava a dormir i jo aprofitava aquelles hores per copiar papers.

EPÍLEG

Cavall de Foc s’ha interpretat arreu la geografia espanyola i en diversos països europeus i americans per bandes tant professionals com amateurs. Una obra pensada per ser tocada al carrer, ha estat molt interpretada en diferents sales de concerts i en molts festivals de música. Al final, aquesta marxa, com moltes altres, pot esdevindre una al·legoria de l’autèntic significat de la Festa de Moros i Cristians com a manifestació que defineix la nostra cultura. I és que la Festa no és record de cap guerra, no parla de vencedors ni de vençuts. Per mi la Nostra Festa és generositat quan es comparteixen il·lusions i en fas partícips als que tens al voltant. Parlar de Festa és parlar de respecte per allò heretat i compromís per continuar-ho i deixar-ho com herència a les futures generacions. Festa és renovar emocions any rere any esperant allò que ja coneixes però que en cada edició festera cobra vida i sembla tot un món nou. Festa és l’aroma de les pastes damunt la taula del menjador esperant que vinguin forasters. Festa és emblanquinar les façanes per que venen dies grans. La Nostra Festa és recordar qui estava l’any passat i aquest any ja no hi és amb nosaltres. I tota aquest viatge sempre acompanyat amb música, el bagatge indissociable i eficaç per excel·lència.

Gràcies a Miguel Ángel Alcaraz, a la seua família, a la Filà Realistes d’Alcoi, als amics de Bocairent, Xixona i Muro per emprendre el viatge amb mi. Sense tots ells no hagués estat possible aquest Cavall de Foc. És més que evident que sóc un artista dependent, doncs depenc dels demés per fer el que faig. I em sento afortunat per que siga així. Avui, després de vint-i-cinc anys d’aquella vesprada d’un 22 d’abril a Alcoi, reivindico les paraules del poeta: “Penso que he tingut sort de poder obrir els meus ulls ací…”.

 

José R. Pascual-Vilaplana

Barcelona, 22 d’abril de 2021

Fuente: https://www.pascualvilaplana.com/

Artículo original

Hace unos días subía en el ascensor que une el Casco Viejo de Bilbao con la calle Solokoetxe, hablando con un ascensorista que estudia violonchelo y con el cual siempre comento partituras, solistas que vienen al Euskalduna… Una compañera de viaje me dice: “Es usted el director de la banda, ¿verdad? Qué bien que sigan tocando y haciendo conciertos. No sabe cuánto se lo agradecemos…”. Salí del ascensor camino del ensayo pensando que somos afortunados de poder hacer lo que hacemos. Tal vez seamos un bien material y, posiblemente, de necesidad para cierta parte de la sociedad.

Ayer, el Consejo de Ministros, a propuesta del ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, declaró a las Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. En un principio me he sentido contento como músico de banda y como valenciano. Sin embargo, no he podido dejar de pensar en las bandas de otros territorios con la misma tradición que la nuestra, el mismo tejido social y educativo, con las mismas problemáticas que las bandas que rodean nuestra tradición más autóctona. Humildemente creo que el Ministerio de Cultura ha perdido una oportunidad para reconocer el valor de las bandas de música en general, de darle el lugar que merecen por historia y por realidad, sobre todo después de un período tan difícil como el que estamos viviendo y en el cual la cultura está luchando por sobrevivir.

Humildemente creo que el Ministerio de Cultura ha perdido una oportunidad para reconocer el valor de las bandas de música en general, de darle el lugar que merecen por historia y por realidad Share on X

El fenómeno bandístico de nuestro estado empezó a gestarse entre finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Mientras en Europa los movimientos de Harmoniemusik se convirtieron en grupos de viento de moda, amenizando igual salones aristocráticos como serenatas callejeras, procesiones religiosas o protocolos, la crisis económica en los cuerpos de música militares españoles, dio origen a la aparición de bandas de milicianos. Estos grupos de músicos eran iniciados, en su mayoría, por músicos militares retirados que al volver a sus núcleos de población, empezaron a organizar bandas de música que imitaban ceremonias y funciones de los grupos militares. Durante el siglo XIX, estas bandas evolucionaron de forma diversa, tanto en el ámbito estructural como en el social. Desde Galicia a Andalucía, pasando por ambas Castillas, Cantabria, Asturias, Euskadi, La Rioja, Navarra, Aragón, Cataluña, Madrid, Extremadura, Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias… la realidad bandística es un fenómeno sociocultural de una riqueza extraordinaria al cual siempre se le ha dado la espalda y se le ha juzgado con estereotipos anticuados y nada justos con su historia, en ocasiones de manera intencionada y en otros casos por pura ignorancia.

Ahora que las bandas valencianas han sido declaradas Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, confiemos que tal consideración se amplíe al resto de bandas de nuestro estado y que sirva de ayuda para visibilizar las necesidades del colectivo. Tal vez con este emolumento distintivo sea más fácil adecuar la situación de las escuelas de música de nuestras bandas, ofreciendo sueldos dignos para su profesorado, reconociendo su labor educativa y su dignidad para recibir la vacuna COVID igual que los profesores de conservatorios y de educación general. Seguro que después de tan importante condecoración las bandas de música que están teniendo problemas con sus partidas presupuestarias, recibirán ayudas para el pago de alquileres y gastos varios de sus sedes. Si el estado reconoce que somos patrimonio inmaterial, es momento que los Auditorios y Festivales subvencionados con fondos públicos adecuen sus programaciones con actuaciones de bandas con la misma regularidad con la que se programan otras formaciones artísticas y en igualdad de condiciones. Si realmente las bandas ya se consideran importantes para la cultura actual, es hora de generar proyectos educativos que ayuden a conocer su historia, a publicar sus obras originales, a grabarlas, a difundirlas, a crear currículos de formación en los cuales los futuros músicos profesionales vean en las bandas una salida laboral y artística de igual consideración que las orquestas sinfónicas, los grupos de cámara o los ensembles más diversos. Tras esta definición sería adecuado normalizar la visibilidad de las bandas en los medios de comunicación, no solo en su ámbito popular y/o tradicional, sino en su heterogénea vertiente artística y en su propuesta idiomática para el mundo de la creación musical contemporánea.

Después de una noticia tan singular para las bandas, confiamos en que nuestros representantes vean en estas instituciones musicales y sociales, un patrimonio único y diferenciador, en donde conviven distintas generaciones, se trabaja por un objetivo común, y se educa en la tolerancia y en el respeto por el papel que cada uno ejerce en la tarea colectiva. Invertir en las bandas de música es toda una inversión de futuro. El auténtico patrimonio de las bandas, sea o no inmaterial, son las mujeres y los hombres que las forman, con historias distintas, con credos diferentes, que hablan diversos idiomas y que piensan de formas muy diversas. La música sirve de amalgama a tal diversidad, y se convierte en alimento artístico de primer orden.

Esperemos que ser bien inmaterial no frene el flujo de materiales necesarios que permitan seguir funcionando a las bandas de música sean de donde sean.

José R. Pascual-Vilaplana

Cocentaina, 31 de marzo de 2021

Fuente: https://www.pascualvilaplana.com/

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“Ningún avance se hizo nunca sin una conjetura audaz”

Isaac NEWTON

Una Banda de Música es por definición una agrupación musical formada mayoritariamente por instrumentos de viento y percusión. A diferencia de la orquesta, donde los instrumentos de cuerda tienen su mayor protagonismo.

Desde el periodo barroco hasta nuestros días, la música clásica centroeuropea ha considerado a la orquesta la agrupación musical por excelencia.

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En la Comunitat Valenciana, la tradición musical de origen popular y rural se aglutinó desde principios del siglo XIX a través de las agrupaciones de viento, herederas de la llamada “música militar”. En consonancia con el estilo de vida mediterráneo, donde el binomio música/fiesta ha estado siempre muy presente. Y así, durante todo el siglo XX la música sonó en los pueblos valencianos y sus calles a través de nuestras bandas de viento. Nada que no sea de sobra conocido.

Sin embargo, el carácter popular y festivo de nuestras bandas siempre fue considerado como una manifestación de orden menor por los sectores de la llamada “música culta”. La ausencia de un repertorio de calidad propio y específico para banda y el tener que recurrir a la interpretación de las llamadas “transcripciones” de obras orquestales fue entendida por muchos como una especie de “querer y no poder”. Los inspiradores de la “leyenda negra” contra las bandas de música esgrimieron justamente esto, entre otras lindezas. Ya ajustaremos cuentas con estos en otra ocasión…

A finales de los años 70, encontrar músicos de cuerda en nuestras sociedades musicales no era fácil, eran raros y escasos. Sólo las bandas más poderosas tenían contrabajos y algún violonchelo.

La entrada de los instrumentos de cuerda en las bandas de música vino de la mano de los contrabajos. Los encontramos ya en las bandas de Llíria en los años 50 y 60 del siglo XX. Fueron los pioneros, los encargados de abrir el sendero en la jungla.

Un poco más tarde, llegaron los violonchelos pero entraron con fuerza. Tanto unos como otros mejoraron la sonoridad de nuestras bandas, permitieron interpretar con más precisión y éxito el repertorio orquestal. Por ello, muchas de nuestras bandas de música pasaron a llamarse, henchidas de cierta satisfacción, Bandas Sinfónicas. La verdad sea dicha, oír un Cello interpretando el solo del poema sinfónico Poeta y Aldeano de Franz von  Suppé producía admiración. Sin ánimo de ofender a los sufridos saxofonistas.

A modo de anécdota, la Banda Municipal de Valencia, nuestra agrupación musical profesional por excelencia, no ha tenido jamás en su plantilla violoncelistas.

Pero hay un punto de inflexión que supuso una auténtica revolución y el inicio de un fenómeno de grandes repercusiones musicales, culturales y también profesionales: A las bandas les dio por crear orquestas de cuerda, traicionándose en cierta manera a sí mismas. ¡Toma innovación! ¿Cómo fue posible hacer esto? ¿Cómo se logró la convivencia entre las dos agrupaciones dentro de las sociedades musicales y “no estar loco”, como dice la canción de Antonio Machín?

Esto ocurrió a principios de los años 80 y vino de la mano de algunas sociedades musicales pioneras. Creemos que la primera fue la Societat Musical Santa Cecília de Cullera (1979), luego la Unió Musical de Benaguasil (1980) y la Unió Musical de Llíria (1981). El fenómeno de rivalidad/emulación hizo el resto y en pocos años proliferaron las orquestas por doquier. Se había sembrado la semilla y se había desencadenado la tormenta. Imparable.

Cuarenta años después, los resultados son excepcionales, tenemos cientos de agrupaciones de cuerda en nuestras sociedades musicales. Desde hace bastantes años prácticamente todas las escuelas de música tienen profesorado y alumnado de todas las especialidades de cuerda. Y los profesionales de cuerda valencianos han alcanzado un nivel de excelencia y notoriedad igual o parecido al de los músicos de viento. Muchos de ellos y ellas comenzaron sus estudios en aquellas orquestas incipientes de los años 80 del siglo pasado.

Sin duda, una historia increíble de éxito. Una trasformación de un ecosistema de grandes proporciones, y una mejora sin precedentes.

Hacer un análisis de este proceso merece una investigación rigurosa y metódica, lejos de las posibilidades y la intención de este artículo. Aunque podemos descifrar algunas claves.

La primera, sin duda, la capacidad de innovación y de transformación que tienen nuestras sociedades, gracias al enorme colectivo que movilizan, su penetración y extensión por todo el territorio valenciano. También los recursos que son capaces de conseguir y, más aún, la pasión y el sentido de pertenencia que generan entre los valencianos. Como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, son como el Rey Midas, convierten en oro todo lo que tocan. Ahora se llama aceleradoras culturales, clusters, etc.

Hubo también otros factores. La irrupción de las políticas educativas públicas, desaparecidas durante décadas si alguna vez existieron. Se crearon conservatorios y se dotaron con profesorado de calidad. También la reforma educativa de 1990 (LOGSE) incluyó en el currículo de las enseñanzas profesionales, la asignatura de Orquesta para todo el alumnado. Pero todo esto ya bien entrado los años 90 del siglo pasado. En el terreno cultural, asistimos a la creación de la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana, la instauración de un festival de orquestas por el Institut Valencià de la Música y sus organismos antecesores, ayudas a los cursos de verano con presencia de especialistas de cuerda, etc.

Mención especial merece una gran acción que, vista con el tiempo, nos parece genial y determinante: La introducción de cátedras ambulantes de violín y viola, sufragadas por la entonces denominada Obra Social de la Caixa d’Estalvis de Valencia. Gracias a esta iniciativa, profesores y profesionales de cuerda se desplazaban a dar clases a los pueblos valencianos y estos instrumentos, mayoritariamente violín y viola, se repartieron entre los niños y niñas valencianos que pudieron elegir tocar un violín en vez de un clarinete. Puede ser que esta acción fuera el “paciente cero” que desencadenó el inicio de la pandemia orquestal a finales de los años 70. Digno de elogio. Ya sé que no queda bien hablar en positivo de la banca y las cajas de ahorro. Pero es lo que hay.

Más recientemente, siguiendo el testigo ya encontramos Bankia escolta Valencia con su programa dedicado al estímulo de las orquestas valencianas que tantas alabanzas y mejoras están produciendo. Una revitalización vigorosa que ha venido a despertar al sector, sumido en un cierto letargo. Nos referimos al Concurso de Orquestas, el Festival y el Ciclo de conciertos. Y detrás, casi novecientos mil euros inyectados a estas políticas en apenas cinco años. Pero como decía Kipling: “Esto es otra historia” que merece un episodio con nombre propio y por todo lo alto.

Para finalizar, citar también la creación por parte de la FSMCV de su Jove Orquestra en 2014 que vino a culminar el apoyo del mundo asociativo musical a las orquestas de las sociedades valencianas.

Visto en perspectiva, es increíble la transformación y la mejora que la sociedad valenciana ha conseguido en este terreno. Al final se han conseguido beneficios culturales de gran magnitud y también la aparición de una “industria” alrededor de los músicos de cuerda valencianos.

Pongámoslo en valor, demos las gracias a sus responsables y aprendamos para mejorar nuestras políticas musicales y culturales. Además, todo ello con cuatro duros si lo comparamos con el coste de los “grandes proyectos”. Y lo que queda por hacer…

Manuel Tomás Ludeña

Dedicado a todos los músicos pioneros de cuerda valencianos que abrieron caminos y lograron con su esfuerzo el nivel de excelencia actual de las orquestas valencianas.

“Todos hemos tenido un año difícil, muy difícil. Sin embargo, seguimos creyendo en el mensaje de la Música.

Los músicos tienen en su poder flores en lugar de armas, flores que nos traen alegría, esperanza, paz, hermandad, AMOR. Por lo tanto, la Música no solo es importante por ser un entretenimiento, la Música no solo es una profesión, la Música es una MISIÓN.

Por eso hacemos este trabajo: para lograr a través de esa misión una sociedad mejor.

Pensemos que las nuevas generaciones se han visto privadas durante todo este año de la reflexión profunda y crítica por atender, casi exclusivamente, a la salud y por supuesto que la salud es lo primero y más importante, pero también importa la salud mental y la Música ayuda a ello.

Por eso, mi mensaje a los gobernantes, presidentes y primeros ministros de todo el mundo es: consideren siempre la cultura como uno de los elementos primordiales para tener una sociedad mejor en el futuro”.

Riccardo Muti. Transcripción del discurso realizado en el transcurso del Concierto de Año Nuevo en la Sala Dorada de la Filarmónica de Viena, 1 de enero de 2021

Fuente: https://blogs.laverdad.es/febandasrmurcia/ – Martes, 23 febrero 2021

Como casi siempre, la mañana del primer día del año mantengo el mismo ritual: ver y escuchar el famosísimo Concierto de Año Nuevo, unos años con más atención y otros, los que quizás la Nochevieja ha sido más intensa, la escucha ha mermado por culpa de la somnolencia. Este año no era el caso puesto que por desgracia, la Nochevieja de 2020, no pasará a la historia precisamente por la cantidad de horas bailando al son de las canciones del momento o los repetidos “brindis” con cava catalán, por lo tanto, en esta ocasión, mi atención estaba plenamente dirigida hacia lo que, con cierta curiosidad, iba a ser el primer concierto del 2021; digo con cierta curiosidad porque tenía la duda de cómo sería ver a la orquesta más famosa en el auditorio más televisado de la historia -¡sin público asistente!- espectadores, por otra parte, de cierta élite y que en esta ocasión, se quedarían al igual que yo año tras año, sin poder asistir a este magnífico evento; lo cual, tengo que decir, me producía cierto placer puesto que de esa manera y por una vez, todos los oyentes del mundo íbamos a ver este Concierto en las mismas condiciones -al fin éramos todos y todas iguales-. Sin embargo, ese extraño placer se fue al traste cuando vi el primer plano del auditorio vacío; en ese momento me recorrió una enorme tristeza y desolación: no era justo escuchar esa maravillosa orquesta tocando para un montón de asientos vacíos, carentes de japoneses, chinos, rusos, alemanes, austríacos, españoles, franceses….. Aquello tenía un aspecto extraño, fantasmagórico y desolador; solo la maravillosa decoración floral del auditorio lo hacía bello y esperanzador. A la estética floral se unió esplendorosamente la dirección con la que el Maestro comenzó a dar forma a la música. Por mencionar una de las interpretaciones, retengo en mi cabeza los ecos de una en particular – ¡qué Poeta y Aldeano interpretaron dios mío!, ¡Qué solo de violonchelo! – Esta composición fue una obra que no hace muchos años formaba parte del repertorio bandístico. El resto del concierto, sencillamente, estuvo maravilloso. Muti fue “Il Capo” absolutamente.

Además de todo esto, resulta que un murciano era el coreógrafo de los típicos bailes que todos los años intervienen en un momento de la retrasmisión: ¡qué más se podía pedir!

Pues sí, se podía pedir más, todavía quedaba lo mejor de la mañana. Antes de los tradicionales bises se produjo el milagro; el Maestro, Riccardo Muti, con la experiencia y sabiduría de sus 79 años, agarró con fuerza el micrófono y lanzó a los cuatro vientos el deseo para el Nuevo Año. Su alocución hecha en un inglés fácilmente entendible y con una maravillosa claridad, retumbó, no solo en la vacía Sala Dorada si no que hizo vibrar las paredes de los salones de todas las casas del mundo. Conforme el Maestro iba diciendo frase tras frase, mi corazón latía cada vez más fuerte y no era una fuerza cualquiera, era una fuerza enérgica, de ánimo y de alegría. Al mismo tiempo, mis ojos se humedecían y mi piel se erizaba. Ya con su magistral dirección a lo largo del concierto y a través de los sonidos producidos por la Filarmónica Vienesa esa sensación había hecho su aparición, sin embargo, en este instante, el estremecimiento era distinto; tenía otro cariz. Por fin, alguien y no cualquiera; el Maestro Muti y ante millones de espectadores, decía lo que yo – y sospecho que mucha más gente- pensaba, pienso y pensaré. Les puedo prometer que hubo un momento que mi loca imaginación me hizo ver una especie de alucinación: escuchando a uno de los más prestigiosos directores del mundo veía en él miles de bocas y voces a la vez expresando un único pensamiento. Es como si telepáticamente todos los músicos del mundo hablaran a través de la voz del maestro. Es como si la humilde labor que los músicos realizamos día tras día apareciera de repente en un gran luminoso de letras de luz en un color pleno de esperanza, dejando un mensaje que debemos trasmitir todos los días de nuestra vida: ¡La Música construye una sociedad mejor y esa debe ser nuestra misión!

Pocos días después recibía la siguiente noticia: la Asociación de Amigos de la Música de Yecla, su Escuela y su Banda eran reconocidas por el Ministerio del Interior como Entidad de Utilidad Pública. Casi cincuenta años de trabajo intenso se veían recompensados por el Gobierno de España, dos años después de iniciar el expediente se conseguía esa declaración. Resulta que el Maestro Muti tenía razón, resulta que los músicos tenemos la misión de hacer la sociedad mejor. Resulta que si trabajamos intensamente conseguiremos hacer entender a los demás que la Música es absolutamente necesaria. Resulta que si nos empeñamos, las asociaciones musicales, escuelas y bandas, con su labor sin ánimo de lucro, con su actividad altruista y sacrificada ayudan a mejorar el futuro y el presente de nuestra gente. Nuestros jóvenes y nuestros mayores tendrán una existencia más confortable y en definitiva más saludable. Nuestro cuerpo y alma andarán más felices por el camino de la vida.

Sigamos creyendo pues en nuestra MISIÓN. Continuemos luchando como hasta ahora por la MÚSICA. Ella debe seguir sonando en todos los rincones del mundo a pesar de esta traicionera y maldita pandemia. Esforcémonos al máximo en superar cualquier adversidad.

Ángel Hernández Azorín (2021)
Director de la Banda y Escuela de la Asociación de Amigos de la Música de Yecla.
Director de la Banda “Asociación Jumillana de Amigos de la Música” de Jumilla.

La publicación del Real Decreto de la Consellería de Educación que ordenará la transferencia de los conservatorios de Música y Artes Escénicas Municipales a la red de conservatorios de la Generalitat Valenciana es inminente.

Esta ordenación supondrá muchos beneficios para el sistema desde distintos aspectos como saben los educadores.

Todo esto está muy bien pero hurguemos en materia de personal ¿qué pasará con los profesores que ocupan en régimen de interinidad desde hace años las plazas estructurales? No se sabe a ciencia cierta. Vamos a dar algunas predicciones a la vista de los borradores que circulan por las mesas de los despachos profesionales.

Cada conservatorio pasará a formar parte de la red de la Generalitat Valenciana a través de un convenio interadministrativo, es decir, un acuerdo entre Consellería y Ayuntamiento que regulará el cambio de administración competente. Se establecerá un período transitorio para que las entidades locales corrijan las deficiencias de nombramiento y contratación de su personal interino y, en dicho lapso de tiempo. Los profesores dependerán del ayuntamiento como empleador en el ínterin. La administración saliente, en beneficio de su municipio, puede y debe convocar las plazas a través de un proceso de estabilización de los empleos al amparo de la normativa vigente y de la jurisprudencia comunitaria. ¿Cómo hacerlo? Desde un punto de vista decimonónico, el sistema a emplear es el de concurso oposición según establece la disposición transitoria cuarta del Texto Refundido del Estatuto Básico del Empleado Público vigente. Pero dicho modus operandi es retrógrado o, cuanto menos, obsoleto, porque obliga a los empleados públicos con una experiencia y capacidad contrastadas a un examen para músicos que poco o nada tiene que ver con la enseñanza de la disciplina y sus frutos.

Desde foros doctrinales y jurisprudenciales actuales, se destaca el inapropiado resultado derivado de estos exámenes en los que se aparta a profesores con cinco, diez, quince o más años de experiencia profesional contrastada en educación por reproductores de temas y grandes aprendices de músico – incluso virtuosos – pero, en muchos casos, sin ninguna experiencia laboral en la enseñanza. ¿Es esto  deseable en el siglo XXI? No, es ineficiente. Existen fórmulas para consolidar las plazas sin necesidad de establecer un procedimiento abierto de entrada. Se trata de conceder un par de oportunidades al profesor interino para que alcance su plaza si la merece. Y como he expresado, no sólo es para sancionar la desidia en la convocatoria de plazas o la sanción a la administración empleadora e incumplidora, que lo es, sino lo es para no perder a personal de tan alta cualificación. Y lo dicho lo traslado por analogía a mis profesores interinos que ya están en la red de la Consellería, que tienen una experiencia contrastada y pierden sus puestos por lo mismo, por un concurso oposición que los aparta, normalmente, en favor de educadores inexpertos.

¿Ocurriría en el sector privado? Contéstense ustedes mismos.

José Ramón Llopis Cotanda

Abogado

Carrau Corporación

Fuente: Revista Pentagrama de la Agrupació Artística Musical de Dénia

Coordinación Editorial: Rosa Ribes, Maite Agulles

Es evidente que el título de este artículo es un llamamiento. Pero seguro que alguna pregunta te ha surgido de manera espontánea: ¿Voluntario ¿Yo?, ¿para qué? No seas impaciente que si la contesto tan pronto no leerás lo que sigue. Y aunque aburrido, tal vez sea interesante.

Revista Pentagrama Diciembre 2020

A mí me gusta empezar por concretar de que voy a hablar y así adelantamos. El diccionario de la RAE define como acto voluntario el que se hace por espontánea voluntad y no por obligación o deber. Y define como amateur al que cultiva o practica, sin ser profesional, un arte, oficio, ciencia, deporte, etc. Si esto lo estás leyendo en la revista de la Agrupació Artística Musical de Dénia, pues ya puedes imaginar que me refiero a ti músico/a y/o directivo/a de esta o de tantísimas otras sociedades musicales como la tuya.

Bien, parece que está claro: somos músicos porque queremos y la mayoría lo hacemos por afición y nos ganamos (o nos perdemos, quién sabe) la vida con otras cosas. Pero estas dos pequeñas circunstancias de ser músicos voluntarios y aficionados tienen más importancia de la que parece. Y me parece a mí que tienen mucha más de la que nosotros, los músicos le damos. Y ahora sí, entramos en harina.

La Ley del Voluntariado dice que tienen la condición de voluntarios las personas que, a través de entidades de voluntariado, decidan libre y voluntariamente dedicar todo o parte de su tiempo a la realización de las actividades de interés general, que son aquellas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas y de la sociedad en general y a proteger y conservar el entorno desde los ámbitos social, de cooperación para el desarrollo, ambiental, cultural, deportivo, educativo, socio-sanitario, de ocio y tiempo libre o de protección civil, entre otros.

Todo esto, que suena como muy bonito pero muy abstracto, la Ley lo concreta un poco más al decir que el voluntariado cultural es el que promueve y defiende el derecho de acceso a la cultura y, en particular, la integración cultural de todas las personas, la promoción y protección de la identidad cultural, la defensa y salvaguarda del patrimonio cultural y la participación en la vida cultural de la comunidad.

No sé si a ti, paciente lector/a, esto te suena (nunca mejor dicho, je,je) a algo, pero a mí desde que lo leí me sirve para identificar exactamente lo que hacemos desde nuestras bandas y escuelas de música.

Tenemos una definición bastante concreta del voluntariado cultural y, dada la íntima relación que establece la Ley entre el voluntariado y el interés general, podemos concluir que las actividades que se sitúen en el ámbito del voluntariado son sin ningún género de duda actividades de interés general. Y de ahí la tremenda importancia que yo le doy a todo esto y que confío en que tú también le darás a partir de ahora.

Venga, traducimos al cristiano los conceptos incorporados a la definición de voluntariado cultural y así te facilito la tarea:

  1. Promover el acceso a la cultura. A través de las enseñanzas impartidas en las escuelas de música no se hace otra cosa que promover el acceso a la cultura del alumnado, iniciándolo en la enseñanza de la música en sus primeras etapas y facilitando a través de las bandas de música y orquestas juveniles el disfrute de las actuaciones musicales en grupo. Una fórmula de éxito (en el más amplio sentido de la palabra) más que contrastado y que no es necesario detallar aquí. ¿Sí o no? 
  1. Integración cultural de todas las personas. Las escuelas de música son la cantera donde se forman los futuros integrantes de las bandas de música, orquestas y resto de agrupaciones musicales en las que no hace falta explicar que se integra entre sus miembros a personas de todas las edades: desde la última etapa infantil, en la que canalizan parte de su vitalidad y sus ganas de aprender, hasta personas jubiladas, a los que su participación les permite seguir sintiéndose útiles, a por supuesto personas jóvenes, que con su participación aportan la energía que necesitan estas entidades, y a personas adultas, para las que su pertenencia a la banda de música forma parte de su forma de entender la vida. Y eso no es otra cosa que integrar culturalmente a las personas. ¿Sí o no?
  1. Promoción y protección de la identidad cultural. Estarás de acuerdo en que estas agrupaciones musicales han interpretado desde su creación un amplísimo repertorio que sería imposible detallar, pero en el que indudablemente ocupa un papel protagonista la música con raíces propias y con ello se promueve y se protege la identidad cultural. ¿Sí o no?
  1. Defensa y salvaguarda del patrimonio cultural. Y estas agrupaciones musicales interpretan, entre otras, composiciones de autores del entorno cultural más próximo y, en este sentido, las composiciones de obras musicales vinculadas a las fiestas propias del ámbito territorial de cada una de ellas han jugado y siguen jugando un papel fundamental para el mantenimiento del rico patrimonio musical que se ha generado en las últimas décadas. Y de esta manera contribuimos a la defensa y salvaguarda del patrimonio cultural. ¿Sí o no? 
  1. Participación en la vida cultural de la comunidad. Y finalmente, no es necesario explicar la participación tan activa que tenemos en la vida cultural de la comunidad a través de conciertos, pasacalles, actuaciones en las fiestas patronales y populares, procesiones, actos organizados por los Ayuntamientos y distintas entidades públicas y privadas a lo largo de todo el año. Todo ello casi siempre de manera gratuita para el público asistente. ¿Sí o no?

Agrupació Artística i Musical de Denia en un pasacalle

A mí esto no me parece poca cosa por lo que, si has contestado afirmativamente a todas, no sabes lo que me alegro. Y si no es así, puedes hacer dos cosas: contactar conmigo enviando un mail a luisdeagres@gmail.com para que te lo intente explicar mejor o pensar que reflexionar sobre esto es una pérdida de tiempo y olvidarte.

Sea cual sea tu respuesta, piensa que todo esto no sería posible sin la existencia de las escuelas de música como la Escuela de Música Manuel Lattur y tantas otras donde se forma a miles de alumnos a los que no solo se les instruye en el arte de medir correctamente las semicorcheas. 

Se les forma en los valores que constituyen parte fundamental de la identidad de nuestro mundo asociativo musical y amateur como son el altruismo, la solidaridad, el respeto, el compañerismo, el valor del esfuerzo del grupo por encima de las individualidades, el interés colectivo por encima del individual, la tolerancia, la libertad y algunas otras pequeñas cosas de esta naturaleza.

Si sigues leyendo, ¡bien! Quiere decir que compartimos el planteamiento de que una sociedad musical es una entidad del voluntariado que gracias al trabajo desinteresado de sus músicos y directivos desarrolla actividades que mejoran la calidad de vida de las personas y que protegen y conservan el entorno. ¡Y yo sin saberlo!, supongo que habrás pensado. Ahora tenemos que ver que nos aporta todo esto.

La Ley del Voluntariado reconoce una serie de derechos a los voluntarios entre los que podemos citar el de percibir una compensación (que no supone en ningún caso una retribución por su trabajo) por los gastos que le genera su participación en las actividades de la entidad. Pero este no es, en mi opinión, el derecho al que debemos prestar más atención. El que puede ayudar a situar en su verdadera dimensión lo que hace un músico amateur o un directivo de una sociedad musical es el derecho a que se reconozca su aportación por el valor social de su contribución. En este sentido, la Ley de asociaciones reconoce expresamente “el importante papel de los voluntarios, por lo que la Administración deberá tener en cuenta la existencia y actividad de los voluntarios en sus respectivas asociaciones”. Y para todo ello es necesario que la entidad realice los trámites para darse de alta como Entidad del Voluntariado.

¿Y ya está? ¿Y para esto todo este rollo? Pues sí. Ser reconocido como voluntario perteneciente a una entidad del voluntariado creo que supone subir unos cuantos escalones en la consideración que tiene de nosotros el conjunto de la sociedad que de manera directa o indirecta se beneficia de lo que hacemos. Y es necesario subir esos escalones para llegar al piso en el que viven los que tienen la capacidad de decidir y poderles explicar, con convencimiento pleno, que nosotros, los músicos y directivos de nuestras sociedades musicales con nuestro tiempo y con nuestro dinero (y algo de dinero público, pero poco) mejoramos la calidad de vida de las personas y con ello contribuimos a una sociedad más diversa, más justa y más feliz. Creo que todo esto merece algo más que bolis Bic sin tinta (yo ya soy algo mayor) y que vídeos que promocionen lo nuestro.

¿Te ofreces voluntario para pelear por conseguirlo?

Luis Vidal es músico amateur de la Unió Musical de Muro, Economista y Tesorero de la CONFEDERACIÓN ESPAÑOLA DE SOCIEDADES MUSICALES (CESM)

P.D. Este artículo está escrito en singular y por tanto parece dirigido a una única persona, pero confío en que lo lean al menos dos.