Fueron los versos de la canción que me despertó esta mañana. Ya hacía tiempo que nadie me visitaba, y al asomarme afuera para ver quien canturreaba tan alegremente; ahí estaba él, el amigo Ritchhie Valens, quien alcanzaría su fugaz fama gracias a su versión rock del clásico popular mejicano “La Bamba”.

Y ya ves, tras compartir el día con tan grata visita, echo la vista atrás y puedo afirmar que Ritchie es el cantante más joven de todos los que me ha visitado, pues pasó a este otro lado con apenas 17 años.

Escrito por diapason – 3 marzo, 2021

“…Bamba, Bamba. Bamba, Bamba. Para bailar la bamba
Para bailar la bamba se necesita una poca de gracia.
Una poca de gracia pa’ mi pa’ ti ah y arriba y arriba…”

Fueron los versos de la canción que me despertó esta mañana. Ya hacía tiempo que nadie me visitaba, y al asomarme afuera para ver quien canturreaba tan alegremente; ahí estaba él, el amigo Ritchhie Valens, quien alcanzaría su fugaz fama gracias a su versión rock del clásico popular mejicano “La Bamba”. Y ya ves, tras compartir el día con tan grata visita, echo la vista atrás y puedo afirmar que Ritchie es el cantante más joven de todos los que me ha visitado, pues pasó a este otro lado con apenas 17 años. Descubrí que su verdadero nombre era Ricardo Esteban Valenzuela Reyes, y que el pseudónimo artístico en sí, era realmente el  diminutivo de Richard Steven Valenzuela, el primer nombre que eligió para darse a conocer. Lo cierto es, que su carrera musical fue un tanto efímera, y su figura se encumbró  dado el azar de su trágica muerte un 3 de febrero de 1959. Y dije bien, el “azar”, puesto que fue en ese día, cuando se estrelló la avioneta en la que viajaban Buddy Holliday, The Big Bopper, y Ritchie valens. Se dirigían a la localidad de Fargo, en Dakota del Norte (USA), para dar su próximo concierto, en lo que era su gira The Winter Dance Party. Por lo visto BuddyHolliday, cansado de ir de ciudad en ciudad pasando frío en un autobús destartalado, optó por rascarse el bolsillo y contratar para él y su banda,  los servicios del piloto Roger Peterson, y con ello viajar más cómodamente. Es ahí donde entró la variable de lo que es a veces el destino: el bajista Waylon Jennings, decidió ceder su puesto a  Bopper, quien andaba un tanto resfriado, y por otro lado, el guitarrista Tomy Allsup, se jugaría a cara o cruz con Valens el volar en aquella avioneta que acabó precipitándose sobre  el suelo nevado de un campo de maíz de Clear Lake, en el estado de Iowa;…lo que son las cosas. Aquello pasó a denominarse “El día que murió el Rock”, que dejaría reflejado años después Don McLean en su canción “American pie”.

Al igual que siempre, me gusta escarbar en esos motivos que lleva a los artistas que se pasan por aquí, a escribir algunas de sus composiciones más emblemáticas, y en este caso no podía ser menos, y no podía ser otra que “La Bamba”; la canción que me hizo saltar de la cama. Según me confesó Ritchie, conoció la canción de la mano de Andrés Huesca, un cantante mejicano que la grabó por primera vez en la década de 1940. El tema realmente en su origen es de autor desconocido, y está dentro del estilo que se denomina “son jarocho”. Por lo visto, allá por el siglo XVII, surgió como un himno popular que satirizaba la persona del virrey de Méjico por su manera de solucionar los problemas. Concretamente los hechos acontecidos en el Puerto de Veracruz  tras sufrir la villa un ataque de  Piratas, ya que cuando las autoridades pretendieron poner solución al asedio era demasiado tarde. Por aquel entonces el término “Bambarria” se usaba precisamente para definir a alguien que llegaba siempre a destiempo, a los que se definía como «bambarrias». Seguramente la expresión surgió en referencia a los esclavos negros que trabajaban en las minas del lugar, procedentes de las tribus Bamba de África. Nunca hubiese imaginado que la frase “Para subir al cielo se necesita una escalera larga”, tuviera que ver con aquel ataque bucanero a  Veracruz. Por lo visto, la gente, como única manera de escapar de sus captores, era lanzarse desesperadamente al vacío desde lo alto del campanario de la Iglesia en donde los tenían presos, al que únicamente podían ascender subiendo por una escalera larga.

Resulta increíble lo que puede llegar a esconder la letra de una canción. Y mira que la habré escuchado infinidad de veces. Especialmente, porque los mismísimos The Beatles, hicieron una versión del “Twist and shout” de Phil Medley y Bert Russell que era en sí, un guiño evidente a la canción en cuestión.

Volviendo a la versión de Valens, me desveló que en realidad el tema principal que se lanzó como primer sencillo de su  disco, contenía en su -Cara A-, “Donna”, una canción dedicado a su novia, y para su cara –B-, la discográfica decidió incluir “La Bamba”; una canción particularmente graciosa, que se había incluido finalmente  en su álbum a modo de relleno. Mira por dónde, sería ese antiguo “Son Jarocho” el que terminaría rellenando su breve, y a la vez larga leyenda, que quedaría reflejada en el film “La Bamba”, con la banda sonora a cargo de la banda californiana de Los Lobos.

Y como vino se fue, con esa primera guitarra eléctrica que se fabricó él mismo en sus manos y cantando al viento…”Para subir al cielo, para subir al cielo  se necesita  una escalera larga….”

Sin duda, este tipo de visitas “me dan la vida”.

Eleanor Rigby.

La Bamba:

Para bailar La Bamba
Para bailar La Bamba
Se necesita una poca de gracia
Una poca de gracia
Pa’ mí, pa’ ti, ay arriba, ay arriba
Y arriba, y arriba
Por ti seré, por ti seré, por ti seré

Yo no soy marinero
Yo no soy marinero, soy capitán
Soy capitán, soy capitán
Bamba, bamba
Bamba, bamba
Bamba, bamba, bam

Para bailar La Bamba
Para bailar La Bamba
Se necesita una poca de gracia
Una poca de gracia
Pa’ mí, pa’ ti, ay arriba, ay arriba

Para bailar La Bamba
Para bailar…