Al contrario de lo que se suele pensar, la música sefardí sigue siendo muy desconocida en nuestro país a pesar de que cada vez son más los grupos e intérpretes que se atreven a incluirla en sus repertorios.

Tan sólo llamaba la atención de filólogos que trataban de demostrar como el castellano del siglo XV había pervivido en la tradición poético-musical de los sefardíes, los descendientes de los judíos españoles expulsados en 1492.

Es decir, en un primer momento, para los investigadores españoles lo importante era indagar sobre el estado de conservación de la lengua y los temas medievales hispánicos en el inmenso panorama de romances, coplas y cánticas que los sefardíes llevaron consigo tras su expulsión de España (“lo único que nos dejaron llevar” dicen muchos de ellos).

El propio Menéndez Pidal pudo reconstruir versos perdidos del Poema de Mío Cid gracias a los romances sefardíes que se habían conservado en el norte de Marruecos.

Posterior y afortunadamente, muchos filólogos y musicólogos indagaron sobre el origen de las melodías que acompañan a estas composiciones y que, casi de forma milagrosa en muchos casos, se han conservado hasta nuestros días.

29 abril, 2021  Escrito por diapason

Primer misterio: ¿es la música sefardí una música hispánica medieval?

Es una pregunta de difícil respuesta. No es medieval en tanto que los sefardíes tras la expulsión se asentaron en zonas que nada que tenían que ver con el mundo hispánico; zonas como el norte de África (de influencia árabe y bereber) y zonas como las del Imperio Otomano, donde se establecieron el 80% de ellos, y por supuesto allí recibieron las influencias de las culturas con las que convivieron en un imperio inmenso que abarcaba culturas tan diferentes como la turca, la eslava (Bulgaria y Rumanía), la griega, la armenia, la árabe y un largo etc. Pero aun así, debemos decir que la huella hispánica pervive en el idioma de estas composiciones y también en las melodías cuyo origen es indudablemente peninsular. La música sefardí es una música que puede identificarse como un 50% de hispánico y el resto atribuible a  la suma de las influencias de músicas turca, árabe, eslava etc. pero el idioma será siempre el español del siglo XV. Lo cual es muy comprensible: en el Imperio Otomano, cada colectivo étnico tiene su religión y su propio idioma. Los sefardíes son judíos de religión, pero hablan en español del siglo XV. Es la forma de distinguirse de los demás pueblos.

Segundo misterio: ¿La música sefardí es una música fósil?

No, no lo es. De hecho el propio idioma, en contra de lo que se piensa, también ha evolucionado y ha recibido numerosas influencias de las lenguas con las que convive. Con la música sucede lo mismo, sobre todo, desde el siglo XIX donde aparecen una serie de compositores sefardíes, principalmente en Grecia, que consideran que “esa música” que cantan en judeoespañol está anticuada y necesita renovarse y adaptarse a nuevas formas. Y es una música que, aun usando un español originario del siglo XV, tiene éxito. El propio Giuseppe Verdi escuchó a unos sefardíes entonar la popular balada judeoespañola Adio Kerida y, al parecer, le sirvió de inspiración para componer el aria Adio del passato de su ópera La Traviata.

En el siglo XX tradición e innovación se dan la mano. Aparecen intérpretes que quieren conservar las viejas melodías pero también aparecen una serie de compositores, principalmente en el último tercio del siglo, que aspiran a renovar la vieja música sefardí recurriendo a los medios más modernos. Para unos será música sefardí pero para otros no. En cualquier caso, lo que sí ha tenido mucho éxito son las nuevas versiones de viejos cantes que muchos grupos han realizado en Israel, Turquía, España y Estados Unidos.

Tercer misterio: ¿Sigue viva la música sefardí? ¿Qué futuro tiene?

En términos etnolingüísticos se afirma que cuando una cultura tiende a desaparecer primero lo hacen los usos y costumbres, después el idioma y por último, su música. La música es lo último que muere y no siempre lo hace del todo. En el caso de la cultura sefardí, el número de hablantes descendió pavorosamente tras las II Guerra Mundial y el terrible impacto del Holocausto nazi entre las comunidades sefardíes donde perecieron más del 90% de los sefardíes europeos. Con ellos desaparecía toda una forma de vida, una lengua realmente hermosa, una literatura que estaba comenzando a desarrollarse y también la rica tradición poético-musical de los sefardíes.

A finales del siglo XX, los estudios y la atención por la cultura sefardí recibieron la atención del mundo académico y en la actualidad contamos con una abundante bibliografía y musicología acerca de la música sefardí. Precisamente uno de nuestros paisanos, el musicólogo yeclano Juan José Ruiz Molina, publicó en 2005 Músicas tradicionales mediterráneas, un innovador estudio sobre los cantos de los auroros, los cantos sardos y la música sefardí, que refleja muy bien la especial idiosincrasia de esta música.

En la actualidad los grupos que interpretan música sefardí se multiplican a lo largo y ancho del globo y es indudable que el interés que despierta esta música va aumentado y cada vez se investiga más en universidades y conservatorios. Realmente es una música única, ya que raramente encontramos tantas influencias tan dispares juntas. Todo indica que la música sefardí seguirá perviviendo si bien no al modo tradicional sefardí, (cuando letras y melodías pasaban de padres a hijos en el hogar). Cabe indicar que la cultura judeoespañola ha sido posiblemente una de las más finiquitadas por teóricos y estudiosos pero hoy, ya entrados en el siglo XXI, todavía es posible viajar por entornos como Turquía e Israel y encontrar en cualquier calle un balcón abierto desde donde resuenan cantos como aquel de “morenika a mi me yaman los marineros/ morenika a mi yama el ijo del rey…”.

Salvador Santa Puche

Universidad de Zhejiang