La historia de la música ha invisibilizado la presencia de las compositoras, que han compartido espacio y tiempo con los grandes artistas que conocemos en el presente.
Las mujeres no lo han tenido fácil para poder desarrollar una carrera profesional en la música, y más aún en especialidades como la composición, que se ubica en el ámbito de la creación, reservada en exclusividad para los hombres.
Escrito en diapason – 18 noviembre, 2021
Por ello, la historiografía ha borrado de los libros, o más bien ni siquiera ha escrito, la presencia de las mujeres que, gracias al contexto familiar, personal, geográfico y/o político han tenido la oportunidad y han luchado por hacerse un hueco en el espacio cultural de su existencia. Este es el caso de la excelente compositora Marianna Von Martinez, reconocida en su época por su talento, su extraordinaria ética y su diligencia, contemporánea de Mozart, Haydn y el poeta Pietro Metastasio, que tuvo la fortuna de crecer y educarse en un ambiente ilustrado que potenció su talento y le dio alas para desarrollar una vida profesional alrededor de la música, rodeada de los artistas más reconocidos de Viena y sus visitantes.
Sonata para teclado nº 3 en La M
Nicolás Martínez, español exiliado en Nápoles tras la guerra de sucesión española se afincó en Viena en 1730, ejerciendo de maestro de ceremonias del nuncio papal. Allí se casó con Maria Theresia, de origen alemán y 24 años menor que él, con quien tuvo trece hijos, de los que seis llegaron a edad adulta y fueron educados en el pensamiento ilustrado. La quinta de estos seis era Marianna Martínez, nacida el 4 de mayo de 1744. Nacer y residir en la culta ciudad de Viena, centro del Imperio, cuna musical de Mozart, Haydn y Beethoven, fue uno de los factores que le propiciaron las posibilidades de vivir por y para la música.
Por otro lado, la residencia de Martínez constituyó una gran oportunidad para el desarrollo artístico de Marianna, pues la antigua casa Michaerlerhaus hizo coincidir en el tiempo y el espacio a Marianna, Metastasio y J. Haydn, contribuyendo al desarrollo y proyección de la compositora. La familia Martínez ocupaba el tercer piso de la Michaelerhaus, en esta misma planta, se alojó el poeta y famoso libretista Metastasio, que había sido nombrado poeta imperial. La profunda amistad que se creó entre ambos tuvo sus consecuencias en el desarrollo de Mariana, al tomar este la decisión de ejercer el papel de mecenas y mentor de la pequeña, a la que llamaba mi Santa Cecilia. Adoptándola como un proyecto artístico, contactó con Niccolò Porpora para que le impartiera clases de canto y composición e influyó para que también contribuyeran a la educación musical de Mariana Giuseppe Bonno y Johann Adolf Hasse. Este último comentaba que la cantidad de horas que Mariana dedicaba a la composición le perjudicaba la voz en el canto por la posición de la cabeza inclinada hacia la partitura. Mariana era considerada una niña prodigio, que no se conformaba con la interpretación musical, estudiando concienzudamente para convertirse en una gran compositora. Así mismo, el compositor Joseph Haydn, instalado en el último piso de la casa de los Martínez tras ser despedido del Coro de San Esteban, contribuyó a su formación musical impartiendo clases de clave, así como de composición, a cambio de estancia y manutención. Haydn llamaba a Marianna la pequeña española y su amistad duró el resto de sus vidas.
Metastasio estuvo presente en la vida de la compositora hasta su fallecimiento, aconsejándola y apoyándola constantemente. Charles Burney describe a Martínez como el “alter idem” de Metastasio. Así mismo, Charles Burney, a su paso por Viena la describe “recibida por los asistentes con enorme respeto” y, tras pedirle la interpretación de una obra valoró “su actuación superó, en verdad, todas mis expectativas. Cantó dos arias compuestas por ella misma sobre poemas de Metastasio acompañándose al clavecín de manera juiciosa y magistral”, a lo que sigue un aprecio por su técnica al instrumento, la voz y “un dominio extraordinario del contrapunto”.
Desde el punto de vista político, la emperatriz María Teresa de Austria vivió durante los primeros 36 años de vida de Marianna y esto favoreció a la compositora, pues alentó su proyección artística dado que, para la emperatriz, una mujer no dañaba la imagen pública del reinado, lo cual favorecía su aparición en público y la posibilidad de presentar sus composiciones. De este modo, se convirtió en una joven intérprete famosa en su tiempo reconocida por la corte, siendo una de las favoritas de la emperatriz, que la reclamaba frecuentemente para actuar frente a ella. Su manera de tocar el clave fue comparada con la de C. Ph. E. Bach y su interpretación vocal y su composición era apreciada por sus difíciles saltos, su ornamentación, la imaginación melódica y su exquisito uso del contrapunto.
Como Francesca Caccini y Barbara Strozzi, se dedicó paralelamente a la interpretación y la composición.

A los 16 años compuso la Misa en Do para la Misa Mayor en el día de San Miguel, en la que fue reconocida como una de las compositoras más preparadas de su tiempo. En la década de 1760 y 1770 compuso misas, conciertos, sonatas para teclado -de las 31 que compuso sólo se han conservado tres-, arias italianas y cantatas. Destacan la Obertura en Do M, llamada sinfonía al contener tres movimientos, compuesta en 1770, de estilo galante, con algunos elementos expresivos que se pueden ubicar en el empfindsamkeit, la Cantata La Tempesta y el Miserere mei Deus, adaptación musical de salmos para coro, solistas y bajo continuo. Como era costumbre en la época, se dudaba de las capacidades creadoras de las mujeres, por lo que ciertas voces cuestionaban la capacidad de conseguir logros de una persona de esa edad y sexo, planteando que su obra era compuesta realmente por un hombre, lo cual refleja la calidad de su obra.
Obertura/Sinfonía en Do M
Colaboró con el poeta Saverio Mattei, que la buscó tras el fallecimiento de J.A. Hasse sobre 1770. Su colaboración dio de sí obras que fueron interpretadas en Nápoles en Cuaresma, como el Miserere interpretado a inicios de abril de 1772. María Carolina de Austria, reina de Nápoles, quedó encantada con Marianna. Se conservan en Nápoles la Selección de arias compuestas para el deleite de Su Majestad de Marianna Martines. Mattei decía de Martines: “metempsícoris divina nos ha dado en la señora Marianna, si se me permite decirlo de este modo, a la hermana de Moisés”. Marianna fue invitada a viajar Nápoles, mas no acudió a la tierra natal de Mattei, con lo que finalizó la colaboración entre ambos.
Su educación fue, por lo tanto, exquisita, participando de la vida artística vienesa, como las veladas musicales en la casa veraniega de los Ployer, donde compartía con personalidades como Leopold Mozart, W. A. Mozart, Haydn, Albrechtberger y Josef Weigl. Uno de sus grandes reconocimientos fue ser admitida, por unanimidad, como miembro de la Academia Filarmónica de Bolonia como miembro de honor, en 1773, con el título Accademia filarmónica Onorata, siendo citada como “su aliento genial, la nobleza de la expresión y la asombrosa precisión de sus composiciones”. Fue la primera mujer, tras 108 años de existencia de la entidad, en ser admitida, siendo reconocida como un símbolo de la superioridad alemana. La Gaceta di Bolognna escribe: “¡Y qué raro y especial honor se rinde aquí al bello sexo, que ahora cuenta entre sus miembros a una mujer a quien tantas ciudades tienen razón para envidiar!”. Marianna escribió para la Academia la adaptación del Dixit Dominus, salmo 109, ante el que la Academia expresó el asombro de la belleza, ingenio y nobleza de expresión, sin embargo, no se interpretó la obra por la renuncia de Marianna de viajar al estreno de su obra.
Retrato: Anton von Marons (pintor de la emperatriz María Teresa). El pie del cuadro indica: Maria anna Martines. Pupila de Pierto Metastasio, nacida en Viena, el cuatro día antes de las nonas de mayo, 1744, [miembro] de la Sociedad Académica Filarmónica.
Coincide en el tiempo su ingreso en la academia con el ascenso social de sus hermanos, nombrados Caballeros, lo cual la ubicó en aristocracia, pasando a llamarse Marianna Von Martinez. Otro gran reconocimiento que obtuvo fue el haber sido nombrada Doctora honoris causa por la Universidad de Pavia por su contribución al mundo de la música.
La composición, relativamente aceptada en las mujeres, abarcaba plantillas de pequeño formato como sonatas a solo, arias, o pequeñas agrupaciones de cámara, aceptándose el clave, el arpa, o la voz y rechazándose los instrumentos de viento y de la percusión y las agrupaciones de gran formato. En ese momento, el acceso al teatro -ópera- estaba vetado a las mujeres que ejercían la composición, por lo que Marianna, en su afán de escribir obras que exigen de una gran plantilla, abordó otros géneros musicales como oratorios, misas y oberturas.
En marzo de 1782 la Tonkünstler-Societät de Viena ofreció la interpretación del ambicioso Oratorio Isacco figura del Redentore, cuyo texto pertenece a Metastasio, en el Kärtnertotheater, en Viena. La plantilla reunía a una orquesta compuesta por la cuerda, oboes, flautas, fagotes, trompetas, trompas y timbales, más un coro de unas doscientas personas. El estreno estaba acompañado de la interpretación de obras de J. Haydn, W.A. Mozart, L. Beethoven y G. F. Haendl.

Otras obras de gran formato son In exitu Israel para solistas, coro y orquesta, Psalm 112 para coro y orquesta y los Tres Conciertos para clave y orquesta en Do M, en La M y en Sol M.
Tras la muerte de sus padres y el fallecimiento de Metastasio, en 1782 hubo una serie de cambios en su actividad musical. El poeta, que siempre había prestado su ayuda a la familia, contribuyendo a su ascenso social, dejó su herencia a la familia Martínez, incluyendo dinero, su clavecín y sus partituras. Con la comodidad económica que se encontraron, Marianna y su hermana convirtieron su hogar, junto a sus hermanos y ubicado en un núcleo frecuentado por la élite, en lugar de reunión para artistas de la época, con veladas semanales de gran afluencia de personalidades, que se hicieron famosas en Viena. Esto generó para ellas una importante vida social vienesa en las que participaban músicos como Mozart, Haydn y el joven Beethoven. En estas veladas Mariana, dama soltera que contaba ya con 40 años, maestra de ceremonias de los conciertos que organizaba, participaba como intérprete y tocaba frecuentemente a cuatro manos con W. A. Mozart: el tenor Michel J. Kelly, que estaba muy impresionado por la musicalidad vienesa, afirmó haber visto tocar a Mariana junto con Mozart una sonata del compositor al piano a cuatro manos.
En 1790 fundó en su casa una escuela de canto “para su entretenimiento y por amor al arte” de la que salieron grandes voces del momento. El calendario de la vida artística de Viena y Praga de 1796 menciona a Mariana “ha compuesto misas y muchas arias que están muy cerca del estilo musical de Jommelli. Es una gran ayuda para la vida musical de Viena”
Mariana falleció en Viena a los 68 años de edad, el 13 de diciembre de 1812, en su propia casa habiendo sido la compositora más prolífica en Viena, con más de doscientas obras en su haber, pero pagó caro su prudencia y el no haber salido de Viena, en un momento en que los músicos viajaban a Londres, Praga, Milán y París para proyectar y desarrollar su arte, quedando en el olvido. No ayudó su conservadurismo, su respeto por las normas del decoro de la época, y su extrema precaución en aceptar las imposiciones de su contexto social. A pesar del éxito y la calidad de sus veladas musicales, este tipo de encuentros musicales pasaron desapercibidos para la historia de la música, y, con ello, la figura de Marianna Von Martinez. Otro elemento que no pasa desapercibido es que, aunque obtuvo reconocimiento como compositora, ninguna de sus obras fue publicada en vida. Hoy en día las obras que se conservan se hallan en los archivos de Munich, Bolonia, Berlín y Viena.
Dixit Dominus
Bibliografía/Webgrafía
Beer, Anna (2019) Armonías y suaves cantos. Barcelona, Acantilado
Rice, John (2013) La música en el siglo XVIII. Madrid, Akal
Capdepón Verdú, Paulino. Mariana de Martínez https://dbe.rah.es/biografias/31966/mariana-de-martinez
Marianne von Martinez http://www.revistadeartes.com.ar/xiv-mujeres-comp.html
Mariana Martínez, una hispana en el reino de Mozart https://elpais.com/diario/2003/11/01/babelia/1067645180_850215.html
Banco de partituras https://imslp.org/wiki/Category:Martinez,_Marianne
Silvia Olivero Anarte.

Su ciudad natal condecoró a este lorquino ilustre con el nombramiento de Hijo Predilecto de la localidad. Además, una calle de la ciudad porta su nombre junto a una escultura que le rinde homenaje, así como un instituto de Educación Secundaria recibe también el nombre de tan grande músico.








El año 2019 asistí a la Presentación en la Casa de Cultura del libro “La velocidad de las nubes” de la yeclana Ana Fructuoso Ros, Finalista del III Certamen Literario “MUJER AL VIENTO” que organiza el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, y en el que colabora “Entrelineas Editores” publicando los libros. “La velocidad de las nubes” es una interesante novela que puede evocar sentimientos de cotidianeidad, de cercanía, de similitud, de escuchar la misma música, de leer los mismos libros, de vivir momentos de otras vidas semejantes, de conocer los mismos caminos,… es, pues, una novela que permite interactuar con una escritora que ha habitado y vive nuestras mismas calles. El libro lleva incluido un curioso índice, detrás del epílogo y delante de los agradecimientos, un índice sin la numeración de páginas habitual, un listado titulado “Banda sonora” con dos apartados: “En inglés” y “En castellano” en el que se incluyen cantantes y grupos musicales con las canciones que la autora ha ido nombrando a lo largo de la novela y actúa como si fuera una “playlist” de nuestros nuevos dispositivos tecnológicos, una “Banda sonora” que, según la autora, está preparada por su hermano, Juan Antonio Fructuoso Ros (“Ross” o “Juan Antonio Ros” que es como se le conoce en el panorama musical), un músico con relaciones familiares en Yecla que se desenvuelve desde hace muchos años en la música alternativa como multi-instrumentista, arreglista, productor…, comenzó su andadura como baterista y guitarrista en distintas bandas de su ciudad y ha participado en los primeros festivales nacionales (BAM, Benicasim, Festimad) y al otro lado del charco en la primera edición del IPO (Internacional Pop Overthrow) de Los Ángeles, ha publicado álbumes como “Sugar”, “Ross”, Supersonic Spacewalk”, “Rossland”, “Rumor“ y “Rumor 2“, “A Collection For Enemies And Friends”, “Durante el fin del mundo,… ha formado parte de grupos y ha actuado en solitario.
Y en ese engarce entre música y literatura no podemos olvidar a Haruki Murakami con sus exclusivas “Playlist”, en Spotify y otras aplicaciones digitales, que pueden tener más de tres mil canciones favoritas y que pueden perfectamente acompañar la lectura de sus obras, incluso en algunas la música da pistas de la trama y se imbrica entre las palabras como parte del mismo espacio textual. Haruki Murakamies un autor, que a muchas de sus obras les ha puesto el título relacionado con la música, a la que le da un papel destacado como uno más de sus personajes en las novelas; que habla de sus inicios trabajando en una tienda de discos o, después, sirviendo copas y poniendo música en “Peter Cat, algo parecido a un club de jazz” que regentaba junto a su mujer Yoko en Kokubunji, Tokio, donde también, alguna noche, había actuaciones en directo; que tiene una colección de más de 6000 discos de vinilo y que, últimamente, ha publicado el libro “Música, solo música” junto al, también japonés, director de orquesta Seiji Ozawa. “Música, solo música” no es una novela, es más bien una reflexión personal basándose en sus propias experiencias vitales, en la línea que también ha utilizado en “De qué hablo cuando hablo de escribir” sobre el oficio de escritor, o en “De qué hablo cuando hablo de correr” con los conocimientos del tema como corredor que ha participado en más de veinte maratones y su correspondiente tiempo de preparación, en este caso, “Música, solo música” no es un monólogo como los anteriores, es un diálogo con un director de orquesta japonés, famoso en todo el mundo, como es Seiji Ozawa y los dos maestros, en sus diferentes oficios, muestran sus conocimientos, hablan y reflexionan de todo tipo de música, sobre todo la etiquetada como clásica, desde los grandes compositores como Beethoven o Mahler al jazz o la ópera, dejando traslucir preferencias, afinidades, debates y discusiones sobre la gestión y el trabajo de la Música en mayúsculas, con múltiples referencias al diferente trabajo de cada uno. Una lectura interesante que, por supuesto, se puede acompañar de su correspondiente “playlist” en las plataformas digitales con las composiciones, canciones y títulos que nombran los dos autores a lo largo del libro y que es un repaso a partituras e interpretaciones míticas de la Historia de la Música, una obra que te mantiene entretenido y que puede incentivar para buscar y conocer otros horizontes, una buena reflexión sobre música y lectura.
La vida de Manuel Marvizón Carvallo (Sevilla, 1956) no comienza principalmente en la música pues en realidad comenzó su educación adulta como estudiante de medicina y psicología en la Universidad de Sevilla. Ya a la edad de 24 años, mientras estudiaba en la universidad, fue cuando ingresó en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla para estudiar, armonía, solfeo, piano y arpa. Este cambio radical supuso el surgimiento de un compositor de corazón y alma que ha escrito y sigue escribiendo grandes obras maestras, de hecho, su primera marcha fue “Madre Hiniesta” que es una de las más celebres marchas de la semana santa. Manuel, no solo es un compositor brillante en la música procesional si no que fuera de ésta ha escrito obras para muchos artistas como Los del Rio, María del Monte o Alejandro Sanz entre otros. También para el mundo audiovisual, televisión, publicidad y radio, donde en esta última hay que recordar que la sintonía que utiliza el locutor de radio Carlos Herrera en su programa es de él. Como hemos mencionado anteriormente, su primera aportación musical a la semana santa fue “Madre Hiniesta”, obra que compuso en el año 1997 para su pregón en la Hermandad de la Hiniesta a la cual pertenece. Luego le seguiría “Azul y Plata”, “Candelaria” y un largo etcétera.
Para saber que es o qué significado tiene esta marcha tenemos que saber que “Candelaria” es, en primer lugar, la imagen de María Santísima de la Candelaria, talla que data del s. XX esculpida originariamente por Manuel Galiano en 1924 y que es propia de la Hermandad de la Candelaria, hermandad sevillana sita en la Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari. Por otro lado, el vínculo de la Hermandad de la Candelaria con el locutor Carlos Herrera es principalmente, a parte de su amor a su ciudad adoptiva que es Sevilla y otras cosas, es también porque Carlos Herrera pertenece a la Junta de Gobierno de esta hermandad en calidad de Diputado de Caridad y Obras Benéfico-Sociales.







